viernes, 17 de octubre de 2008

Para que no se apague la lucecita

Lo más sagrado son los intereses de los trabajadores y el pueblo. La legitimidad del poder se reconocerá en la voluntad de hacer realidad sus demandas. Cualquier otra cosa es inaceptable


Rafael P. Crespo - Para Kaos en la Red
www.kaosenlared.net/noticia/para-que-no-se-apague-lucecita

Respondiendo a los llamados de Fidel y de Raúl, un grupo de revolucionarios han expuesto una propuesta de un nuevo proyecto de socialismo, que ha sido acogida con entusiasmo y atención. El documento Cuba necesita un socialismo participativo y democrático y sus 13 temas, son un aporte a la lucha por consolidar la Revolución cubana.
Tal vez, sea esta u otras las vías para los cambios socialistas, pero no es posible seguir como vamos, porque la revolución está en peligro. Los comunistas -si de verdad al menos intentamos serlos- tenemos el deber de ser claros con el pueblo e interrogarnos permanentemente sobre la mejor forma de organizar nuestra sociedad.
En la opinión del que esto escribe la superioridad del socialismo sobre el capitalismo se expresaría perfectamente en la superioridad de la democracia directa sobre la representativa en la sociedad en general, en los barrios, en forma plebiscitaria en las cosas decisivas para la nación; y en particular en la dirección democrática de la economía sobre las formas verticales, autoritarias y burocráticas de dirigir.
Por ello estamos de acuerdo con formas autogestionarias en la economía, por darle poder real al poder popular y por mejorar las formas de elección de las organizaciones políticas y sociales.
En esa dirección sugiero un acápite que trate el estado de derecho, especialmente referido a las garantías de los ciudadanos y crear una comisión de defensa del consumidor en las asambleas del Poder Popular a todos los niveles. En la Circunscripción, en el Municipio, en la Provincia y en la Nación. Las Asambleas en los barrios, en las Circunscripciones deberían empezar a ejercer el poder por ahí. Igualmente podría crearse una Comisión de Ética, objetividad y calidad de los medios de información, de forma tal que en cada periodo, las respectivas Asambleas evalúen el impacto y la calidad de la información que recibe el pueblo.
También sería un buen experimento democrático someter la nueva ley de seguridad social a plebiscito. Las experiencias de otros procesos revolucionarios latinoamericano en ese sentido pueden ser útiles.
Desde fines de la década de los 90, se está tratando de encontrar nuevas vías. Es imposible no estar de acuerdo con estas conclusiones fundamentales a las que llegó, el evento científico-teórico El Socialismo hacia el Siglo XXI, celebrado por convocatoria del Partido Comunista de Cuba del 21 al 23 de Octubre de 1997, cuyas conclusiones expresan: “Es necesario proyectar una imagen nueva del socialismo, fresca, basada en el diseño de una sociedad plena de justicia y libertad, con una correlación adecuada entre plan y mercado, equidad y eficiencia, centralismo y democracia, que entrañe una verdadera relación de propietarios en los trabajadores….
El Socialismo no aparecerá en la perspectiva histórica por una modernización de la sociedad actual, sino por una revolución de sus estructuras dominantes…”
Y es totalmente asombroso que casi nada de ello se haya implementado en Cuba 10 años después.
Otros eventos posteriores similares, realizados por filósofos y revolucionarios Cubanos -en Cuba- se ha afirmado: “En el caso del socialismo la evasión al trabajo del obrero no debe explicarse solamente desde el punto de vista ético, hay que hallar también la explicación económica. ..Se planteó fuertemente la necesidad de discutir el modelo de socialismo de Estado, que se ha institucionalizado, y que comporta una posición de clase burocrática que se identifica con el socialismo
Se consideró que es absolutamente necesario evitar el sectarismo y el dogmatismo y abordar en toda su plenitud la necesidad de la democracia y el respeto al individuo.”
Resulta también asombroso tanto talento y aporte teórico colectivo…y tan poca practica, años después.
Más asombroso aun es que no se realice Congreso del Partido por más de 10 años sin siquiera una nota de explicación a los comunistas. Y mucho más preocupante que se pretenda sustituir el papel de los obreros y el partido con “originales y nuevos mecanismos revolucionarios”.
Y más que asombroso, escalofriante que a más de un año de realizar un llamamiento al pueblo para contribuir con críticas y opiniones para encontrar soluciones a nuestros problemas y recibir mas de 1 millón 300 mil propuestas, todavía no se conozcan las conclusiones. La legitimidad del poder se reconocerá en la voluntad de hacer realidad las demandas ahí expresadas.
Entonces, ¿Qué esperamos? ¿A que se caiga el imperialismo para hacer el socialismo?, ¿O la liberación de América Latina? ¿O corremos los riesgos que siempre hemos asumido para hacer realidad nuestros ideales?
Hay algunos asustaditos por las campaña y siempre mismas amenazas enemigas, olvidan que “Tenerle miedo a la propaganda enemiga es como tenerle miedo a sus armas”. No es la reacción del enemigo y su propaganda lo que nos debe preocupar, son los intereses y deseos del pueblo, son sus opiniones y sus demandas y esperamos que nadie niegue que el documento presentado se hace claro eco de ello, porque existen muchas convincentes y sólidas pruebas, anteriores y posteriores a su publicación.
Oponernos radicalmente a la explotación del hombre por el hombre, a la “democracia representativa” y a exacerbar el consumismo como forma de existencia ¿está en contradicción con ser severos ante nuestras deficiencias e insuficiencias? Admirar y apoyar a nuestros dirigentes ¿incluye suponer que tienen el monopolio de la razón y del amor a Cuba? ¿O acaso se cree que estamos dirigidos por seres de otro planeta? La verdadera lealtad está reñida con el culto a los dirigentes que ellos mismos rechazan.
¿Sólo es posible mantener el socialismo en Cuba y nuestras grandiosas conquistas con un partido semi-militarizado, un estado lleno de estructuras y mecanismos burocráticos y bajo la dirección eterna de un grupo de hombres que se legitiman por la historia ante un pueblo cuya inmensa mayoría de integrantes no habían nacido cuando ellos actuaban y además, deciden entre ellos quienes serán los próximos? ¿Gobernar un país es un problema de edad avanzada, de méritos históricos acumulados o más bien de capacidad para resolver los problemas actuales y reales del país? De la respuesta a estas preguntas depende mucho.
Por otra parte, creer que determinados asuntos sólo competen a determinados niveles, muestra muy pocas convicciones marxistas y revolucionarias, es como estar contra la propiedad privada de bienes, pero a favor de la propiedad privada y el monopolio de las ideas. Marx y Lenin, que decir de Martí, estarían sin dudas frente a ellos.
Y los contrarios, por cierto muy pocos, a las propuestas del documento, si realmente son todavía revolucionarios, debieran estar más bien agradecidos, pues con ella se contribuye a contrarrestar la idea de una única opción para el futuro, la del Norte, y han logrado inflamar espíritus que ya parecían decepcionados y perdidos.
Los que esconden su ignorancia u oportunismo con preocupación por la situación, lo que puede pensar el enemigo, etc., se asemejan demasiado a los que dejaron caer el socialismo en Europa y China, con su silencio o traición.
No estamos entre los que creen que debemos avergonzarnos por cometer un error, por no erradicarlos inmediatamente reconocidos; no hay ninguna innobleza en pedir perdón al pueblo por nuestras inexperiencias, omisiones o equivocaciones, pero sí es una actitud miserable e irresponsable no ser autocríticos. Sí hay cosas que se han hecho mal, hay quienes han empujado para que no estén muchos a nuestro lado, hay cosas que nos hemos demorado mucho en cambiar, ha existido insensibilidad ante determinados asuntos.
Resumiendo, después de medio siglo de Revolución, Cuba se enfrenta a desafíos derivados tanto de sus propios éxitos y carencias, como resultantes del cambio de épocas, generaciones y valores, en que nos encontramos. ¿Cómo esperar que los que tienen 20 o 30 años, ahora en este nuevo Siglo, que nacieron y se criaron en otro mundo distinto, piensen igual a quienes nacieron a principio del siglo pasado?
El proyecto cubano ha sido una revolución de orientación socialista cuyo modelo de transito es esencialmente estatista .Este modelo ha permitido grandes avances educacionales y sociales, ha intentado una economía efectiva, ha combatido la corrupción y la burocracia, pero desde el estado y la burocracia. La economía de déficit no acaba de despegar y no se ha podido controlar y menos detener la corrupción ni la burocracia, ni los privilegios resultantes. Y los logros sociales están en peligros al no ser sustentables.
Este modelo cumplió ya su papel histórico en las condiciones cubanas, creó las bases para pasar a una nueva fase.
Una ultima aclaración a los compañeros de espíritu religioso, La lealtad tiene que ser mutua. Quienes dividen no son los que revelan los errores, sino los que los cometen, más aun después de ser advertidos.
Quien es incapaz de crear espacios internos reales y efectivos para discutir y después oculta o manipula los resultados de la discusión, no puede exigir que no se discuta en cualquier otro espacio cuando está en juego la revolución construida y sostenidas por las cincos generaciones que han intentado asaltar el cielo en Cuba. Por supuesto, esto es así, si hablamos entre revolucionarios, si es entre siervos y señores, es otra cosa.
Una sociedad donde las minorías posterguen los intereses de las mayoría, sean burgueses o burócratas, sea por causa del enemigo o por nuestros errores, sea por el carril 1 o el 2, o por revolucionarios en vías de aburguesamiento o cansancio, no será viable ni apoyada por la mayoría el pueblo de Cuba.
No le será fácil a los incapaces de continuar una revolución; seguir viviendo a costa de ella.
(*) Contador.

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