martes, 3 de junio de 2008

¿Qué socialismo queremos? Reflexiones sobre un socialismo de nuevo tipo

Por: Alejandro Segura

A partir de dos ejes (el contenido del socialismo conocido y las características del socialismo a construir) este autor cubano analiza la situación de su país y hace propuestas concretas de lo que desde su punto de vista deberían ser las bases de un socialismo de nuevo tipo. La autogestión empresarial y la participación política son los pilares de esa construcción.

Hace casi 50 años la nación cubana optó por un cambio de rumbo que definiría la vida de la gran mayoría de los cubanos que actualmente habitamos la isla, y de aquellos que por diversas razones ya no están de cuerpo (aunque si de alma) en el verde caimán. Desde la proclamación de la "independencia" el 20 de Mayo de 1902 sucesivos gobiernos entreguistas y corruptos se sucedieron en el poder. La nación por aquellos tiempos aparentaba prosperidad, aunque las abismales diferencias sociales (las mismas que aun persisten en la mayoría de los países Latinoamericanos) llegaron a un punto que no aguantaban más, solo dos salidas eran posibles: Represión o Revolución. La primera llegó antes, de la mano de Fulgencio Batista (por supuesto, apoyado por el gobierno de los Estados Unidos) el 10 de Marzo de 1952. Fueron casi 7 años de muerte, torturas, asesinatos y terror hasta que el 1 de Enero de 1959 la segunda salida finalmente se impuso de la mano de Fidel Castro, apoyado por la inmensa mayoría del pueblo Cubano.

A partir de aquí empieza a contarse la nueva historia de la nación cubana. El proyecto revolucionario parecía ser la solución definitiva de todos nuestros problemas, medidas como la reforma agraria, la nacionalización de escuelas, hospitales e industrias contaron con un amplio respaldo popular. Ante esto, por supuesto, la reacción del gobierno norteamericano de turno no se hizo esperar: bloqueo, guerra económica, agresión militar. En Abril de 1961 Fidel Castro proclama el carácter socialista de la revolución cubana. ¿Sabía el pueblo cubano en esos momentos qué cosa era el socialismo, lo sabían nuestros dirigentes en aquel entonces? Existía un campo socialista encabezado por la URSS, donde el socialismo había pasado por varias etapas (muchas de ellas traumáticas y dolorosas), y el resto de los países de Europa del Este (en muchos de ellos el socialismo no llegó por libre elección, sino como resultado de la repartición del mundo después de la segunda guerra mundial). De todas formas, esa era la referencia que teníamos del socialismo, esos fueron los países que nos apoyaron al declararnos la guerra económica los Estados Unidos. Ese fue el modelo de socialismo que empezamos a construir, un socialismo que arrastraba errores en su concepción, que se había alejado de muchos de los conceptos expuestos por Marx, Engels y Lenin. Ese socialismo nos sostuvo económicamente durante más de 30 años, de allí vinieron los recursos que nos permitieron alcanzar la mayoría de los logros que aun hoy tenemos, recursos que no supimos aprovechar en su totalidad para desarrollar un modelo de socialismo propio (quizás porque no sabíamos como hacerlo, y aun hoy no sabemos, o quizás porque no éramos un país totalmente libre para hacerlo).

Pero, ¿en que consistía este socialismo?:

Económicamente, estatización (¿sinónimo de nacionalización?) de todas las industrias (grandes, medianas y pequeñas), cooperativización en el cultivo de la tierra (las tierras entregadas al campesinado con la reforma agraria ahora pasaban a ser de propiedad cooperativa "cuasi" estatal), supresión de todo tipo de propiedad privada, limitación de la propiedad individual.

Esto a la larga se tradujo en un desastre económico, atraso industrial, baja productividad del trabajo, el obrero perdió (en realidad nunca lo tuvo) el sentido de pertenencia sobre los medios de producción. Es decir, el obrero pasó de ser un trabajador asalariado del capitalista ndividual (o del monopolista) a ser un trabajador asalariado del estado, estado que le pagaba en muchos casos un salario inferior al ofrecido or el capitalista, pero le garantizaba beneficios sociales que la mayoría de los capitalistas no eran capaces de brindar a sus trabajadores salariados. Este sistema económicamente no es mas que un capitalismo monopolista de estado con beneficios sociales, beneficios sociales que el estado no regala al trabajador, salen de la parte del trabajo que no se le retribuye, es decir, la plusvalía o plusproducto. Este sistema económico garantizaba (el estado, dueño de todo, repartía lo de todos lo mejor posible) una repartición mas o menos equitativa (pero no justa) de los NO abundantes resultados del trabajo. El trabajador asalariado del estado no veía la necesidad de esforzarse en producir más, generar más riquezas, al final su esfuerzo no iba a ser recompensado con mayores ingresos. La ley de distribución socialista (De cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo) aquí era solo una consigna mas, sin valor práctico alguno.

Políticamente, unipartidismo (un solo partido que se supone que represente a todos los trabajadores, pero que en realidad representa los intereses del estado), subordinación de los sindicatos a los intereses del estado-partido, limitación de las libertades individuales, se garantiza el respeto a los derechos humanos socio-económicos (hay educación y salud "gratis" para todos, aunque esto no es solo propio del socialismo, nadie se muere de hambre), pero no se garantiza el respeto a los derechos humanos políticos como la libertad de expresión, de asociación, de prensa o de reunión (En este punto muchos dirán que en el capitalismo tampoco se respetan plenamente estos derechos, y es verdad, pero se supone que el socialismo sea una sociedad superior, mas justa y democrática, la máxima expresión de libertad para el ser humano).

Todos sabemos cuales fueron las consecuencias de estos errores en la ex URSS y demás países de Europa del este, el fracaso del sistema llevó a su explosión, aunque esto no fue una cosa tras de otra, es decir, el sistema hacia años había fracasado, pero muchos aun conservaban la esperanza de arreglar las cosas, esperanza que se fue desvaneciendo poco a poco, hasta que llegó la explosión final. En Cuba aunque el sistema ha fracasado (de esto creo que pocos en la actualidad tienen dudas, y no hablo de que el socialismo sea un sistema fracasado, hablo del modelo de socialismo estatal centralizado), aun no ha explotado. Pero:

¿Qué debemos hacer para evitar la explosión final?

La inmensa mayoría de los cubanos nos oponemos a la reinstauración del capitalismo en Cuba, aun seguimos creyendo que la única alternativa que tiene la humanidad para salvarse es el socialismo. La única vía que tenemos para evitar la explosión final es empezar de una vez por todas a construir el verdadero socialismo, no va a ser tarea fácil, habrá que luchar como el quijote contra los viejos molinos de viento, pero no tenemos otra alternativa, estamos sentados sobre una bomba de tiempo.

¿Pero de que tipo de socialismo estamos hablando?

Un socialismo democrático, participativo y económicamente eficiente. En teoría suena muy bien, ¿pero como llevar estos conceptos a la práctica? En el plano económico hay dos categorías interrelacionadas que a mi juicio deben convertirse en la base de la economía socialista: la autogestión empresarial y la sustitución del trabajo asalariado por el cooperativo en la producción directa.

La autogestión empresarial vista no solo como la facultad de las fábricas y empresas para decidir cuanto y qué producen, en cuanto y a quien lo venden, cuanto gastan y en qué gastan. La autogestión empresarial desde el punto de vista de traspasar la propiedad de la fábrica, de la empresa, de manos del estado a manos de los trabajadores, y que los trabajadores decidan democráticamente quién o quienes (y cómo) van a dirigir el proceso productivo en el cual ellos participan. ¿Qué función le quedaría al estado en este caso? Pues brindar el marco legal y jurídico que garantice la pertenencia de la fábrica o empresa a todos los trabajadores por igual, sin que exista la posibilidad de que un trabajador (o grupo de trabajadores) pudiera adueñarse de la mayoría de la empresa con el objetivo de explotar el trabajo del resto de los obreros. El estado también garantizaría la asistencia financiera a través de préstamos bancarios, velaría por el cumplimiento de las normas sanitarias y medioambientales, serviría de intermediario en la contratación de compañías exportadoras e importadoras, u otras funciones que estime pertinentes para el adecuado funcionamiento del proceso productivo.

El otro concepto básico para un funcionamiento eficiente de una economía socialista es la sustitución del trabajo asalariado por el trabajo cooperativo en todas las esferas productivas donde sea posible. La cooperativizacion del trabajo está muy ligada a la autogestión empresarial, el colectivo de trabajadores pasa a ser el dueño absoluto de la mayor parte de las ganancias asociadas al proceso productivo, y decide como deben ser repartidas las mismas entre todos los participantes directos e indirectos en dicho proceso. Con esta fórmula evidentemente el obrero si se va a sentir el dueño de su fábrica, y sabe que mientras más produzca (y con mayor eficiencia) mayores serán los ingresos que reciba (verdadera aplicación del principio de distribución socialista).

¿Entonces, se sustituye completamente el trabajo asalariado por el trabajo cooperativo?. La respuesta es no. En toda sociedad existen esferas improductivas, necesarias para mantener el funcionamiento de las esferas productivas. Estas esferas y otras de interés social, no están ligadas directamente a la producción de bienes materiales, no generan valores en formas de mercancías, pero la fuerza de trabajo que las componen tiene un valor que debe ser retribuido de acuerdo a su importancia social, y esa retribución debe hacerse por medio del salario.

Los ejemplos clásicos de este tipo de esferas son la salud y la educación. Nadie duda de la importancia social de un médico o un maestro, a nadie se le ocurriría cuantificar o normar el trabajo de estos profesionales, o pagarles de acuerdo a la cantidad de alumnos que promuevan o vidas que salven. En estos casos el salario es el único medio de retribuir justamente la labor de estas personas.

Pero entonces, ¿Quién le paga a estas personas que no producen mercancías, con qué dinero se les paga? Aquí es donde la justicia del socialismo tiene que prevalecer. A estas personas les pagan los que producen, el que más produce, el que más ganancias obtiene es quien debe aportar más para mantener las esferas improductivas de la sociedad, y debe ser el objetivo esencial y primario del estado socialista garantizar que esto ocurra. Esta es la verdadera justicia social de que tanto se habla.

¿Y políticamente?

Desde el punto de vista político, no veo porque socialismo y democracia deben estar divorciados. No hablo de cambiar el sistema electoral cubano, hablo de modificarlo para darle cabida a todos, incluso a aquellos que no creen en el socialismo. Si, porque es absurdo creer en la existencia de una sociedad con un pensamiento homogéneo, en cualquier grupo humano siempre habrá contradicciones (antagónicas y no antagónicas). Es absurdo creer en un parlamento donde todas las leyes y disposiciones se aprueben unánimemente, evidentemente ese parlamento no está representando las divergencias existentes en cualquier sociedad. Hablo de darle voz y voto a todos, sin exclusiones de ningún tipo, hablo de abolir el unipartidismo, el Partido Comunista debe ser la fuerza rectora, de vanguardia en la construcción de la sociedad socialista, pero no debe serlo por decreto, por imposición, debe serlo porque se lo gane convenciendo con sus ideas, con el ejemplo de sus militantes, ¿acaso las ideas se imponen?, no, como dijera Martí­, "Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras", o como dijera Fidel, "Las ideas no necesitan ni de las armas, en la medida que sean capaces de conquistar a las grandes masas". Y aquí saldrán aquellos
que dirán que el pluripartidismo ha sido un fracaso en el capitalismo, y tienen razón, pero ¿No ha sido un fracaso también el unipartidismo en el socialismo?, ¿acaso la mayoría de los trabajadores se sienten representados por el partido, lo ven como una fuerza de vanguardia?. Estamos hablando de un socialismo de nuevo tipo, democrático y participativo, en el cual todas las ideas (afines o no al proyecto socialista) deben tener espacio. Si nuestras ideas son las mas justas, terminarán imponiéndose por si solas, sin ayuda de leyes o decretos absurdos.

Hablo también de la existencia de una prensa heterogénea, donde se exponga toda la diversidad de opiniones existentes en la sociedad. No digo que el Partido renuncie a su prensa, claro que no, digo que la prensa del Partido con sus ideas sea capaz de rebatir las ideas de otros, los cuales también tendrán sus medios para exponerlas. Hablo de una prensa del Partido sin censuras, si la prensa de otros quiere practicar la censura pues allá ellos, la prensa del Partido debe responder sólo y solamente al pueblo, a todos sus militantes, no al Buró político ni al Comité Central.

Este es el socialismo que yo como cubano, amante de mi país y sus tradiciones de lucha quiero. Creo que es el único modelo capaz de traer paz, unidad, prosperidad y progreso social a mi país. Es un camino largo, escabroso, con obstáculos de todo tipo (internos y externos), pero creo que vale la pena recorrerlo, al final, se hará la luz.

Publicado en: Kaos en la red

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