martes, 24 de junio de 2008

La necesaria contraofensiva de los trabajadores

Por: Leonel González y Carlos C. Díaz

Los autores del siguiente artículo analizan qué cambios debería experimentar la experiencia cubana para avanzar - y mejorar - el Proyecto Socialista. Las preguntas: "¿En qué país y sociedad deseamos vivir los trabajadores y deseamos que vivan nuestros hijos? ¿Quién tendrá realmente la propiedad y con ella el poder real en estas nuevas condiciones históricas nacionales e internacionales? ¿Qué Socialismo?" son las que guían las preocupaciones aquí vertidas.


“No se puede arrojar contra los obreros insulto más grosero, ni calumnia más indigna, que la frase: las polémicas teóricas son sólo para las academias”.
(Rosa Luxemburgo en Reforma o Revolución).


Muchos revolucionarios marxistas desean que los trabajadores participen más activamente en la formulación de políticas para la nueva etapa de la revolución. Hay que dar mayor protagonismo real al poder popular y a los trabajadores. Excluir a los trabajadores del debate, dejárselo a las elites cultas, o a un grupito de ideólogos designados, ha concluido en rotundo desastre en la historia del movimiento obrero y socialista, en lo cual no hay que abundar aquí.

Se trata de preguntarnos. ¿En qué país y sociedad deseamos vivir los trabajadores y deseamos que vivan nuestros hijos? ¿Quién tendrá realmente la propiedad y con ella el poder real en estas nuevas condiciones históricas nacionales e internacionales? ¿Qué Socialismo?

El Socialismo es en primera –y también en última- instancia el intento por organizar un poderoso movimiento de los trabajadores, que no puede ser sino democrático –poder del pueblo-, que permita a los de abajo, protagonizar y decidir sobre las actividades económicas, políticas y sociales y cuyo fin es instaurarse como poder soberano y establecer “su” –no cualquiera- estado de derecho.

O los trabajadores son mucho más revolucionarios y participan activamente en la creación y formulación del país en que desean vivir o los trabajadores seguirán siendo oprimidos y explotados y recibirán migajas.

La historia ha dictaminado claramente: el Socialismo sólo puede ser creación de los trabajadores, si no lo es corre el peligro de convertirse en su caricatura paternalista, burocrática y elitista.

Además de unir a las vanguardias, nos es también necesario unir cultura y clase trabajadora, cultura y educación, cultura y nueva generación, cultura y comunidad. Por cierto, nos hubiera gustado que al Congreso obrero realizado se hubiera invitado a una vanguardia crítica de la UNEAC, y al Congreso de la UNEAC se hubiera invitado a los trabajadores más destacados en las discusiones del discurso de Raúl. Tal vez al próximo Congreso de periodistas se pudiera invitar a ambas vanguardias de los intelectuales y los trabajadores.

Nos gustaría que algunas delas mesas redondas de la televisión, de las reuniones de la Revista Temas o la presentación de la revista Cuba Socialista, se realizaran en una fábrica de tabacos o en Cubana de Acero y que en el proceso de concientización comenzado, la compañera Mariela Castro pudiera reunirse con la dirección toda, de los sindicatos nacionales y exponer sus criterios sobre la injusta discriminación sexual existente.

Algunos revolucionarios están convencidos de que vivimos en el mejor de los mundos posibles, que es cuestión de perfeccionar lo existente, “detalles”, que si existiera más conciencia y menos corrupción todo estaría bien. Que la disciplina, el control, la ética y la conciencia resolverán todos nuestros problemas. Creen suficiente la ayuda de amigos para sobrevivir. Total, en el capitalismo se vive peor, argumentan.

No pocos, están resignados a, prácticamente, avanzar “pasito a pasito”, claro, con “pesadumbre” y reconociendo que no es lo deseable, pero si lo posible para esta isla “tan cerca de los americanos y tan lejos de Dios”. “Las condiciones objetivas no permiten cambios demasiados revolucionarios o que no provengan de la cúspide, ya es bastante para un país pequeño, sin grandes recursos naturales y aislado”. “Así dentro de un par de siglos, cuando se libere gran parte del planeta, y el socialismo esté construido en territorio de nuestro enemigo histórico, seguro llegamos”. “Allá los que no confían en el futuro”.

Una buena cantidad cree que son necesarios cambios, pero lo subordinan a posibles milagros económicos ó políticos: encontrar oro, explotar el petróleo, un nuevo gobierno norteamericano amigo, el cese del bloqueo, etc., etc.- que nos permitan hacerlo en “optimas condiciones”.

Otros, como quienes esto escriben, consideran que debemos precisar nuestros principios y sobre ellos elaborar un nuevo modelo, que acabe de hacer real la voluntad de los trabajadores aun más de lo que lo hemos hecho y que nos permita, además de comer todo el mes sin grandes angustias, que cada cubano tenga el derecho de opinar y decidir.

Es indispensable e impostergable acabar de tomar la decisión de que los ingresos percibidos por el trabajo permitan vivir con dignidad. Existen evidencias clara de que los trabajadores no desean se les “regale” nada, desean que se les respete y retribuya su trabajo. También debemos establecer mejores prioridades entre acumulación y consumo. Quién las debe establecer ¿un aparato burocrático, de especialistas, o los propios trabajadores?

Además de lo apuntado, entre los revolucionarios van manifestándose evidentes diferencias entre las prioridades, los ritmos y en especial, la valoración de si el tiempo lo tenemos en contra o a favor. Para algunos ya el tiempo se acabó y a la revolución solo queda languidecer ante el estupor de una mayoría con la que nunca se contó suficientemente, algo parecido a lo que pasó por el país de las matriuskas.

Sin dudas, hay que abordar con urgencia, en forma nueva, creativa y compleja la denominada Etapa de tránsito. La idea de que el período de tránsito debe básicamente impulsar la base material y la defensa, mejorar la instrucción, y dejar la socialización para una hipotética y futura etapa en la que el Estado se auto extinguirá, no ha sido confirmada por la historia. Debemos pensar.

El concepto de la extinción del estado, especialmente del aparato burocrático y no precisamente de otras instituciones del estado democrático del proletariado, debe ser considerado a la luz de las experiencias históricas.


En cuanto al Partido, este tiene que modificar sus estructuras y sistemas actuales insuficientemente democráticos. Los sindicatos no pueden ser una organización revolucionaria más, una polea de transmisión como otras. Los sindicatos son los más auténticos representantes de la clase trabajadora, pero tienen que jugar un rol diferente y mayor en la creación de conciencia de clase para sí y como ejecutor concreto del poder de los trabajadores, controlando efectivamente los procesos de producción y distribución.

Finalmente los trabajadores, los manuales e intelectuales, los del campo o la ciudad, harán lo que entiendan, pero es a ellos a quienes corresponde hacer la revolución socialista, las transformaciones sociales en las relaciones de producción que garanticen su papel dirigente en la sociedad y no solo desarrollar políticas de sobre vivencia o de participación acrítica. A los trabajadores corresponde desarrollar su propio proyecto social y oponérselo a los planes de transición capitalista de los enemigos del norte y a los de la burocracia corrupta de capitalismo que intenta consolidar su poder y sus intereses al margen de los trabajadores y que terminará siendo asimilada por los imperialistas.

Los obreros, los campesinos, los intelectuales, trabajadores todos, los combatientes revolucionarios perderemos la revolución si no logramos que la juventud trabajadora de la ciudad y el campo se movilice, juegue un mayor papel y si no logramos que los medios educativos y socializadores en Cuba reflejen los intereses y los ideales de los trabajadores y no sólo los de peculiares capas deslumbradas por la sociedad de consumo, por una visión tecnocrática de la sociedad, o que hacen depender todo de hipotéticos acontecimientos internacionales, que constantemente monopolizan los medios.

Corresponde a los trabajadores y a todos los desposeídos luchar por eliminar las concepciones conservadoras, tecnocráticas y burocráticas en la economía y en especial impulsar el desarrollo del sistema cooperativo en todas las esferas, rescatar y llevar hasta el final la esencia participativa y decisoria de los trabajadores de la concepción del Sistema de Perfeccionamiento Empresarial, incluida la elección de los directivos y administradores, que deben ser rotativos, la gestión democrática y la repartición de una parte de las utilidades. Eso será lo que hará que la gente se sienta dueña y disminuya la corrupción y la enajenación respecto al trabajo.

El imperialismo, los elementos pro-capitalistas internos y la poli-burocracias y la tecnocracia, apuestan a que el cansancio del pueblo y de los trabajadores y la creciente despolitización de la juventud, le permitan realizar sus proyectos restauradores. Los trabajadores y combatientes revolucionarios neutralizamos esas tendencias y pasamos a la contraofensiva ideológica y política y en el terreno práctico del control sobre la economía o el destino fatal del socialismo cubano estará sellado.

Continuamos en una etapa crítica. Las medidas hasta ahora adoptados por el gobierno del compañero Raúl han elevado la confianza y la esperanza en el Socialismo, pero no debemos detenernos. Es necesario evaluar políticas para separar estado y partido, compactar, descentralizar, socializar áreas hoy cuasi militarizadas innecesariamente, pues pueden funcionar con otros sistemas tan eficaces o mas que la disciplina militar,-ir realmente a problemas estructurales y de conceptos-

Mientras se trabaja para aumentar la capacidad productiva, esperar que algunas inversiones den fruto en los nuevos proyectos, dar mayor credibilidad a nuestros medios de información, perfeccionar el PP y esperar el desenlace de las elecciones de EU, etc. ¿será tan difícil implementar algunas otras nuevas medidas de alivio?

¿Es tan utópico pensar e implementar como prueba el seleccionar una pequeña canasta básica de alimentos en CUC, indispensables – 7,10 de ellos- y rebajarles el precio, simplemente ganarles un poquito menos, aunque se le suba a otros productos, y mejorar la alimentación del pueblo, o al menos no subirle el precio bajo ninguna circunstancias? En estos mismos momentos países capitalistas y más pobres congelan precios y toman medidas para evitar el alza de la canasta básica, aunque incrementan el costo de otros productos.

¿Es ingenuidad seleccionar un municipio de Cuba, una zona, un poblado, para experimentar mayor descentralización, democracia económica de los trabajadores, formas cooperativas, formas de cogestión y/o autogestionarias?

¿Sería muy complicado estructurar una propuesta sobre un sistema integral cooperativo en todas las ramas de la economía?
¿Es tan insensato, son teorías peregrinas, crear un Centro de estudio sobre cooperativismo y autogestión y evaluar todas las experiencias mundiales y las nuestras propias y comenzar también a estudiar una nueva Ley de la propiedad y las cooperativas en todo el sistema productivo?
¿Por que no puede aplicarse la experiencia del presupuesto participativo yque sean los habitantes de cada municipio los que voten sobre su utilización y no que vengan determinados por instancias que no conviven ni trabajan en el área?

¿Es realmente un sueño crear una comisión interdisciplinaria con políticos, cientistas sociales y trabajadores, para evaluar, desde ya,las normas que debemos cambiar para hacer más participativo y plebiscitario el Poder Popular, o por ejemplo solicitar a la próxima sesión que debatirá el tema de la diversidad sexual, que invite a la compañera Mariela Castro a exponer y pedir al pueblo envíe opiniones al respecto a un sitio, correo electrónico o buzón, de los Poderes Populares?.

¿No sería posible, por ejemplo, que en el proceso mismo de elecciones se elijan a ciudadanos que formen parte de la junta directiva de escuelas y hospitales, como representantes de los intereses comunales y ayuden a esas instituciones y al delegado del Poder Popular en la zona a ejercer mejor su función en estas áreas tan vitales de la sociedad?

¿Es tan difícil juntar a nuestros mejores juristas y pedirles que haga unas propuestas para mejorar nuestra legislación teniendo en cuenta el sentir popular?

¿Es muy embarazoso convocar a las comisiones necesarias de la ANPP y ponerlas a trabajar, a sesionar hasta encontrar consenso sobre todos los problemas que han planteado las bases en las discusiones del discurso de Raúl?

Además de la compactación que se considera para unir varios ministerios ¿no se podría empezar apasar a otros Ministerios o instancias del Poder Popularfunciones que más bien corresponde a otros, como por ejemplo pasar a Justicia todo lo relacionado con procesamiento penal y prisiones ahora bajo control del MININT, o municipalizar en el Poder Popular, por ejemplo, la policía y los bomberos?

Razones entendibles explican la limitación de Internet. Bien. ¿Y que pasa con intranet?

¿No tenemos un cable de fibra óptica punta a punta en el país? No se puede acceder a la biblioteca del Congreso en Washington, lógico; pero porqué tampoco a la biblioteca Nacional, y a valiosos y numerosos sitios cubanos. Entonces…

Podríamos llamar a nuestros dirigentes de la economía emergente, a nuestros cientistas sociales, a nuestros medios Cine y TV, a la UNEAC y decirles: hagamos un diagnostico y un Plan para detener los indicios serios de discriminación racial en estas área, y hacer una historia en que los protagonistas principales sean también negros, chinos, mulatos, que tenga en cuenta la sociedad y el momento que vivimos y que la muestren y no una que sólo representa a una peculiar capa o estrato pequeño burgués con folclor de su correspondiente solar.

Por otra parte, los trabajadores sociales ¿no podrían, junto a la Asociación de Combatientes, hacer un real levantamiento de la situación de todos los veteranos, de la situación de los mutilados, de los que han vertido su sangre y ver cómo viven, o cómo sobreviven, en esencia hacer algo más que mandar flores el día de su muerte?

Los trabajadores sociales, una muy buena idea general, con una concepción organizativa, centralizada como una institución aparte, con poderes y mandos propios, ¿no sería mejor descentralizarlos y subordinarlos a los Consejos Populares del Poder Popular? ¿No nos damos cuenta de que esos muchachos que han desarrollado muy buenas ideas del Comandante en Jefe, al mismo tiempo le han restado poder y significación al Poder Popular? La trascendental Revolución Energética debe ser una tarea de todo el pueblo, en primer lugar del Poder Popular y los trabajadores, no sólo de un grupo de jóvenes concentrados, con sus problemas y costumbres, separados del cotidiano nacional en la remuneración, la alimentación y las posibilidades materiales de vida.

Lo mismo podría decirse de la muy buena idea de la UCI, Universidad de la Ciencias Informáticas ¿no nos damos cuenta que reflejan una tendencia a crear elites juveniles, desligadas de la realidad del resto de los estudiantes que pueden crearnos fenómenos de complejidad social posteriores?

En cuanto al Partido y mientras se convoca fecha precisa para el Congreso, ¿es tan difícil comenzar a diseñar los parámetros, los indicios que nos indiquen qué socialismo convocamos a construir, qué elementos son desviaciones o aproximaciones al mismo, cuál es la real dirección de los cambios, cómo vamos a medir la eficiencia y efectividad de nuestros dirigentes, serán por el numero de reuniones en que participan, por los llamados a trabajar más disciplinadamente, por los viajes al exterior y menos al interior- o será por demostrar díaa día que sí, que están aplicando e impulsando políticas con todos y para el bien de todos, que son verdaderos ejemplos de modestia, sacrificio y preparación ideológica, capaces de movilizar las masas con sus discursos, que dignifican cada día más al hombre, que sí son consecuentes con el enunciado de que los trabajadores son realmente dueños y por tanto favorecen que ellos hablen sin hipocresía como quería el apóstol y que no sigan echando más su culpa, su irresponsabilidad por las políticas económicas equivocadas a los trabajadores?

Tal vez podríamos someter a discusión separar más partido y estado; tal vez –también- la prensa del partido de la del estado, tal vez podríamos recuperar el estudio de las ideas de los fundadores, mejorar la comprensión de lo que es socialismo o lo que nosotros en Cuba, deseamos como tal, tal vez podríamos elegir en los plenos de los congresos, por todo el congreso, a los responsables de los órganos de información del Partido y otros como el ICRT y de la Comisión de ética y control.

¿Es muy difícil lograr que el periódico Trabajadores refleje mejor las opiniones de estos?

Sí, el Socialismo actual, mejor dirigido y administrado, puede dar algunas pequeñas satisfacciones, y sí, aun con sus insuficiencias, tenemos que defenderlo, pues es la base mejor para el Nuevo Proyecto Socialista, para pasar a una nueva etapa; pero nuestra solución real que es crear un nuevo socialismo, necesario y deseado, pasa por susuperación. Toda demora o desviación quebranta más la fe, multiplica los indiferentes, y acerca más a la bestia capitalista.

Fidel, con toda razón, nos alerto acerca de la necesidad de no hacer concesiones vergonzosas a la ideología enemiga. Eso sólo es posible siendo plenamente consecuentes con la ideológica que profesamos.

La Habana, 18 de junio de 2008.

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