sábado, 14 de junio de 2008

Necesitamos tu inteligencia y osadía para salvar al socialismo.

Por: Leonel González

“Es necesario impedir que muchos se pierdan en el laberinto
burocrático y las tentaciones que da el poder”
Che
.


Su cuerpo descansaba en la base de la Plaza de la Revolución, rescatado por su jefe y compañero. La larga fila se detenía un poco más, cuando, -para extrañeza de otros-un grupo-aun emocionado por las palabras de Aleidita en el recibimiento- se paraba firme, miraba fijamente y hacía una especie de saludo militar.
Junto a la conmoción, el sentimiento predominante era ¿te fallamos en algo Comandante? ¿Estuvimos a tu altura? la decisión: seguiremos combatiendo como tú, hasta el final.
Allí estaban –por desgracia no físicamente- Félix, Mario, Ocaña, Granados, Richard, Adolfito, Villacín, ysí presentes Juanito el Oso, Nardo, y también otros, Campos, Lugo, José Ramón, Carlos, Mola, y muchos más representantes de la juventud matancera y cubana.
Entonces, bajo intensa emoción recordé cuando lo vi por primera vez, hablando algo con mi Papa. Después me enteré que le daba consejos sobre cómo usar mejor la punto 50 instalada en el techo del Central, para derribar avionetas piratas a principio de los años 60. Me hizo un guiño cuando papi le dijo que aquel era su hijo mayor.
Conocí de su comentario sarcástico, cuando en esa misma oportunidad, al ver que su bistec con papas fritas era más grande que el de los demás, le dijo al viejo: “Guajiro, también aquí hay guatacones” y sonrió.
Cuando se despidió de Cuba éramos adolescentes, entonces muchos quisimos desaparecer con él.
Para nuestras mentes juveniles era otro Garibaldi, otro Máximo Gómez, también vivíamos con ese espíritu anárquico que hace soñar horizontes, compartíamos su riesgo de parecer ridículo, al pensar que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad.
Le mirábamos en las fotos rodeado de combatientes adolescentes y nos preguntábamos ¿Por qué no nosotros?
Nos queda que, junto a otras generaciones nuevas, hemos, al menos, enfrentado nuestras propias batallas,en los estudios, en la producción, en la defensa en Cuba o ayudando a otros, intentado por casi 50 años, ser los combatientes que él quería.
Era para todos nosotros, un hombre de acción y pensamiento, de acrisoladas virtudes y coherencia inmensa en sus valores, consecuente con sus principios, incapaz de pedirle a alguien que hiciera algo que el no estuviera dispuesto a hacer, con profundo amor a la humanidad, que no toleraba la falsedad, la falta de respeto al pueblo, él era la prioridad de valores y principios sobre cualquier coyuntura oportunista, la concepción rebelde y renacentista de que la política no puede ser otra cosa que ética multiplicada, el desdén por el poder, la batalla interminable contra el dogmatismo y el burocratismo.
Algunas anécdotas contadas por sus compañeros íntimos, revelan que arquetipo de ser humano fue. Cuando un compañero le insinuó que él no veía las dificultades en el abastecimiento igual que los demás porque recibía seguro una cuota extra, lo negó, pero fue a verificar y al otro día llegó y le dijo: “Recibía. No alcanza”. Cuando un importante intelectual cubano le inquirió ¿Quien va a publicar una opinión diferente a la del héroe de Santa Clara? le respondió. Envíamela a mi, yo la haré publicar.
En relación con el debate, afirmó una vez, a sus compañeros en el Ministerio de industrias: “Creo que o poseemos la capacidad de destruir con argumentos la opinión contraria o debemos dejarla expresarse...No es posible destruir una opinión con la fuerza, porque ello bloquea todo desarrollo libre de la inteligencia”.
En Cuba, durante la insurrección, estuvo torturado por su decisión de tener que silenciar un cachorro para salvar una operación. En Playa Girón, observó a un prisionero llorar porque le habían quitado un crucifijo, le prometió ayudarle, lo buscó e hizo que un miliciano se lo devolviera. El Congo reveló mucho de su alma, cuando se enteró de la muerte de su Madre; y en Bolivia no disparó y abortó una emboscada por no actuar sobre un camión con unos soldaditos durmiendo.
Pero el Che no era sólo el hombre de gestos profundamente humanistas, que el enemigo intenta quitarnos, el Che era un teórico de la revolución y la emancipación humana.
“Sus ideas sobre la construcción del socialismo son una tentativa de creación heroica de algo nuevo, la búsqueda —interrumpida e inacabada— de un paradigma de socialismo distinto, y en muchos aspectos radicalmente opuesto a la caricatura burocrática realmente existente”, nos dice lúcidamente un compañero y continúa: “el socialismo para el Che era el proyecto histórico de una nueva sociedad, basada en valores de igualdad, solidaridad, colectivismo, altruismo revolucionario, libre discusión y participación popular”. Tanto sus críticas —crecientes— al socialismo real como su práctica como dirigente y su reflexión sobre la experiencia cubana están inspiradas por esta utopía comunista.
Pero para el que esto escribe, además, el Che era un romántico aventurero y justiciero, como héroe de todo tiempo y su criterio de Socialismo representaba era el más profundo de los humanismos. Sus concepciones como creador de un nuevo socialismo las fue desarrollando progresivamente, esencialmente, entre 1959 y 1966, tiempos diferentes en muchas cosas, pero iguales a estos en lo fundamental, determinados por la imperiosa necesidad de encontrar una nueva forma de civilización más humana, justa y libre en el mundo y un mejor socialismo en Cuba. Su muerte prematura privó a los revolucionarios de otros altos vuelos en su pensamiento.
Tomó el riesgo de exponer en su propia voz algunas coordenadas esenciales de su pensamiento, siendo siempre necesario contextualizarla y profundizarla, de manera que el lector debe esmerarse en leer, pensar y acercar su obra a su tiempo.
“El socialismo económico sin la moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo contra la enajenación. (...) Si el comunismo pasa por alto los hechos de consciencia, podrá ser un método de reparto, pero no es ya una moral revolucionaria”.
Para el Che, si el socialismo pretende luchar contra el capitalismo y vencerlo con sus propias armas, fracasaría.
Tampoco era el Che un hombre que aceptaba cualquier justificación para explicar nuestros problemas internos. Una vez nos dijo:
“Lo que menos me agrada es nuestra falta de valentía en ocasiones para afrontar ciertas realidades, a veces económicas y a veces políticas…En los problemas económicos le hemos echado la culpa a la sequía, al imperialismo…a veces no hemos querido dar una noticia, no nos hemos decidido y después sólo ha quedado la versión de la “Voz de las América”.
Y ajeno a todo idealismo extremo afirmó: “Pensar que un país entero va a responder a estímulos superiores teniendo hambre, eso a mi me parece un sueño…hay una cantidad de necesidades que son vitales y esas hay que satisfacerlas, si no la satisfacemos difícilmente podemos avanzar”.
A pesar de su alta estima por el trabajo de los órganos de la seguridad del estado y sus deferencias y relaciones fraternales con esos compañeros en un discurso antes los miembros de ese órgano el 18 de mayo de 1962, afirmó el sentido emancipador de su pensamiento al decirle a sus miembros algo como,”Ustedes son sólo un mal necesario, los trabajadores que recogen papa son más importantes”. Y durante un trabajo voluntario en una cervecería de la Habana, cuenta la leyenda que dijo en voz alta a los obreros que trabajaban con el, haciendo gala de su fina ironía:”Ustedes ven a esos que caminan alrededor de nosotros, mirando de aquí para allá sin hacer nada, pues son los miembros de la seguridad que creen que ustedes pueden ser un peligro. Es mejor que los pongamos a trabajar, que aquí los trabajadores son los que cuidan”.
En El socialismo y el hombre en Cuba el Che admite que el Estado revolucionario puede equivocarse, y defiende la libertad de expresión como antídoto. “No debemos crear asalariados dóciles al amparo del pensamiento oficial ni “becarios” que viva al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas”.
En uno de sus últimos escritos afirma algo trascendental que revela como su pensamiento avanzaba aceleradamente y se separaba del socialismo burocrático y autoritario: “Las masas deben de tener la posibilidad de dirigir su destino, de decidir cual es la parte de la producción que irá a la acumulación y cual será consumida. La técnica económica debe operar en los límites de estas indicaciones y la conciencia de las masas debe asegurar su implementación” Esto es, nada más y nada menos que la esencia del socialismo participativo, democrático que algunos compañeros estamos defendiendo.
Después de su vil asesinato muchos añorábamos la “revancha”, y llegó inesperada pero felizmente: un grupo de jóvenes médicos cubanos devolvió la vista a quien miserablementelo ultimó, indefenso y atado. Fue el triunfo definitivo de su humanismo. La derrota moral de todos sus enemigos.
Sí Comandante, Usted no se equivocó: el capitalismo sigue siendo una carrera de lobos; hay que luchar contra el Imperialismo dondequiera que esté; es necesario un nuevo Socialismo.
Entonces felicidades en su 80 cumpleaños.
Hasta la victoria siempre Che.

La Habana, 13 de junio de 2008
Publicado en: Kaos en la red


No hay comentarios: