miércoles, 11 de junio de 2008

Articular más audazmente utopía y realismo, es la respuesta

Por: Leonel González

A partir del llamado en Cuba al VI Congreso del PCC a fines del 2009, este artículo reflexiona sobre la necesidad de repensar el socialismo para profundizar la revolución cubana. "Definir qué socialismo convocamos a construir es indispensable, es la base que nos permite evaluar si las políticas concretas nos acercan o nos alejan del objetivo. Cada medida que aumente, amplíe, perfeccione, el derecho de decisión de los trabajadores sobre su vida económica y sus derechos soberanos para elegir a quienes le dirijan, son medidas socialistas. Cada medida que acerque el poder al pueblo, ofrezca autonomía, descentralice y socialice son medidas de nuestro proyecto. Cada medida que impida discriminaciones de cualquier tipo, es socialista. Cada medida que cuide la naturaleza, garantice que cada información sea transparente y veraz es socialismo. Cada vez que hablamos sin hipocresías y respetemos la dignidad de todo ser humano somos todos más socialistas"

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“Vivimos en esos malos tiempos en los que hace falta explicar incluso lo obvio.”
Bertolt Brecht

Recientemente se dio a conocer que será convocado el VI Congreso del PCC a fines del 2009.

Redefinir, repensar, refundar el socialismo es la base indispensable para cualquier política de salvación de la revolución cubana, ante los retos de la nueva época que vive la humanidad. Es la base para el éxito o no del futuro Congreso.

Nuestro partido tiene que ofrecernos un análisis integral de las causas de la caída del Campo Socialista, del estado actual de nuestra nación, de lo que consideramos nuestras singularidades y excepcionalidades y fundamentar un criterio de Socialismo en las condiciones actuales que, partiendo de toda filosofía realmente marxista y martiana, será a su vez flexible y concreto, e incorporará el núcleo duro de los fundadores y a todo lo nuevo que nuestra experiencia ha acumulado.

Si “Revolución es Sentido del momento histórico, es cambiar todo lo que debe ser cambiado…es igualdad y libertad plena…Si “tenemos que convertirnos en el Partido más democrático que exista, donde se discuta más, que existan diferencias, no antagónicas… sin miedo de ninguna clase, que cada cual exprese lo que sienta” entonces nuestro Partido tiene que comenzar a trabajar para modificar muchas de sus prácticasy normas y no dejar todo eso en buenas intenciones solamente.

El éxito del Congreso, ha sido siempre un principio, se determina en el proceso que hay que desarrollar antes de su inauguración, si logramos llegar al Congreso con concepciones nuevas, si la estrategia es ver el Congreso como la culminación del ejercicio de pensar y no como su inicio.

El dominio sobre la producción por parte de los productores es la esencia del socialismo, que significa socialización de los medios de producción y también su profunda transformación, no es un simple modelo económico sino una nueva civilización profundamente democrática y libre, regida por lógicas sociales, ecológicas antropologías y políticas, radicalmente distintas a las precedentes.

En resumen una sociedad capaz de autorregularse, enfrentar los seguros nuevos conflictos que la historia nos deparara, creando nuevos mecanismos democráticos y creativos.

Definir qué socialismo convocamos a construir es indispensable, es la base que nos permite evaluar si las políticas concretas nos acercan o nos alejan del objetivo. Cada medida que aumente, amplíe, perfeccione, el derecho de decisión de los trabajadores sobre su vida económica y sus derechos soberanos para elegir a quienes le dirijan, son medidas socialistas. Cada medida que acerque el poder al pueblo, ofrezca autonomía, descentralice y socialice son medidas de nuestro proyecto. Cada medida que impida discriminaciones de cualquier tipo, es socialista. Cada medida que cuide la naturaleza, garantice que cada información sea transparente y veraz es socialismo. Cada vez que hablamos sin hipocresías y respetemos la dignidad de todo ser humano somos todos más socialistas.

Cuba, a pesar de sus múltiples aportes y originalidades, una colectivización agrícola ajena a la coacción, pero muy controlada; el logro efectivo de salud y educación igual para todos; participación de las masas en la primera fase -obreros ejemplares- para seleccionar futuros militantes con prestigio, organizaciones sociales pluriclasistas y originales como los CDR, mayor vinculación con las masas, relaciones auténticamente revolucionarias y de respeto con la plural izquierda internacional, Internacionalismo decidido, y otros, no pudo evitar las concepciones principales, entonces predominantes, ya caducas, del socialismo fracasado.

La Revolución cubana ha compartido, en mayor o menor medida, con aquel Socialismo “real”algunos de sus más importantes defectos: divinización desmedida del estado, centralización burocrático-administrativa, excesiva militarización de la sociedad, el pensamiento y el lenguaje; autoritarismo en las relaciones interpersonales; estricta jerarquía; dualidad y prolongación en el poder; culto a la personalidad; muy poco margen para la crítica política, económica y social desde el interior de la sociedad; escasísima democracia económica real cogestionaria o autogestionaria; un paternalismo que ha fomentado procesos negativos acostumbrando al pueblo a no ejercer protagonismo en las decisiones ya que éstas se supone que le vienen resueltas por el liderazgo; limitaciones de la potestad de la soberanía popular, estableciendo qué le conviene y qué no a la población, limitando, prohibiendo o permitiendo lo que a su entender es correcto.

Ya en 1962, el Che decía, “Nos hemos quedado muy atrás en lo que toca a la implicación efectiva de la clase trabajadora en sus nuevas tareas de dirección. ¿De quién es la culpa? Evidentemente la culpa no es suya, es nuestra, del ministerio y de los dirigentes obreros. De ambos. Pero, ¿de quién en mayor medida? Esto podría desde luego discutirse o aclararse; pero el hecho es que la culpa es nuestra. Nos hemos transformado en perfectos burócratas en ambas funciones...”

“… ¿Qué debíamos hacer para que la participación de la clase obrera en la dirección de la fábrica y de las empresas fuera siempre más consciente y siempre más determinante?”

El Che, rechazaba las concepciones dictatoriales, burocráticas y dogmáticas que tanto daño hicieron al socialismo en el siglo XX. Y advertía en un discurso de 1960 a los que pretenden, desde arriba, educar al pueblo: “La primera receta para educar al pueblo...es hacerlo entrar en revolución. Nunca pretendan educar un pueblo, para que, por medio de la educación solamente, y con un gobierno despótico encima, aprenda a conquistar sus derechos. Enséñele, primero que nada, a conquistar sus derechos, y el será el maestro”.

En notas criticas del 1966 a un manual de economía política soviético, afirmo: “El tremendo crimen histórico de Stalin fue el haber despreciado la educación comunista e instituido el culto irrestricto a la autoridad”.

El 3 de septiembre de 1970, después del fracaso de la zafra del 70 Fidel dijo: “Vamos a comenzar la democratización del movimiento laboral. Si el movimiento de los trabajadores no es democrático, no sirve”. Todavía hoy, a 40 años, Fidel podría volver a decir casi lo mismo.

El reciente proceso de discusión en Cuba, del 2007, demostró cuanto podía aportar la clase trabajadora y cuanto no aportaron antes, sus oficiales “representaciones” sindicales o del Poder popular…andaban y siguen con discursos distintos.

Defender ahora el singular “Socialismo de Estado” creado en Cuba, sólo es posible como base perfectible para el Nuevo proyecto socialista; pero nuestra solución real para crear un socialismo viable, sustentable y deseado, pasa por su anulación y superación.

Tenemos que enfrentar resueltamente y sin mas dilación el problema de la propiedad social, el problema de la profundización democrática del Poder popular, el problema del protagonismo de los intereses de los trabajadores en nuestros medios, el problema de las discriminación de todo tipo que aun subsisten y el problema de la cultura del debate y el respeto a la individualidad de todos los ciudadanos, además de la sexual, intelectual o cultural.

Por suerte tenemos potencialidades y singularidades que nos permiten evadir el destino histórico del socialismo que no fue. Entre ellas, el privilegio de contar con la inagotable fuente del ideario martiano, uno de los pensamientos políticos y humanistas más avanzados de todos los tiempos, la impronta irreverente y creativa del Che, con la experiencia de Fidel y con una revolución cultural que proyecta pensamientos y análisis, plenamente concomitantes con el nuevo socialismo que necesitamos.

También contamos con una mayoría de cuadros, combatientes y revolucionarios que, no importa la posición la cual ocupen, privilegian la conciencia revolucionaria y el honor y han demostrado su capacidad de reconocer errores y enderezar la marcha.

Tenemos una tradición de ética y en especial de vergüenza, que nos ha acompañado desde el 10 de octubre de 1968.

Tenemos también y muy especialmente las enseñanzas de la historia, de la nuestra y la de otros.

En este sentido no solo hay que unir a la vanguardia política y la vanguardia intelectual, sino a la cultura y la clase trabajadora y buscar el equilibrio entre hoy y mañana, así comola preeminencia de lodeseable sobre lo posible.

La izquierda –se ha dicho y definido-es el acuerdo entre todos los rebeldes contra las injusticias, las opresiones y necedades, contra prejuicios y discriminaciones, por la emancipación y la más amplia libertad humana. Pero una izquierda que no se proponga el poder para la clase trabajadora y la supresión del capitalismo en todas sus formas, no lo es.

En un mundo que cambia continuamente, la izquierda tiene que renovarse igualmente, sigue siendo real “que no es la conciencia de los hombres lo que determina su existencia, sino su existencia real lo que determina su conciencia”. Sigue siendo real el peligro de que el poder devore el proyecto y de ver nuevamente a libertadores convertidos en dictadores.

Debemos implantar sistemas de control y democratización que dificulten el ejercicio del poder por elites egoístas y explotadoras o castas revolucionarias que creen saber mejor que el pueblo lo que le conviene a éste.

Sin ello resultaría imposible desarrollar, de manera creativa, la democracia y autonomía desde abajo, un creciente control colectivo sobre las transformaciones en la sociedad y sus relaciones con la naturaleza, y construir una alternativa viable a la civilización capitalista, con la participación protagónica de los trabajadores.

“Esta es la cuestión -literalmente, de vida o muerte- a la que debe responder el proyecto socialista en el Siglo XXI,.. la crítica y el rechazo de aquel socialismo que no fue debe servirnos para recuperar la perspectiva comunista no ya como un modelo social impuesto , sino mas bien como una perspectiva que articula utopía y realismo de modo original: un realismo que se divorcie del "inmediatismo" y nos oriente estratégicamente y una utopía que nos permita afrontar las "tareas inmediatas" sin dejar de "soñar con los ojos abiertos" para buscar la posibilidad de ayudar al desarrollo de la auto-actividad de los desposeídos y, con ella, de nuevas prácticas y relaciones que hagan posible otra visión de la sociedad y el mundo.” (1)

La Habana, 6 de junio de 2008


1-Aldo A. Casas. El Socialismo que no fue.

Publicado en: Kaos en la red

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