Evitar la restauración capitalista en Cuba que pretende EE.UU., sólo se logra con la socialización de la propiedad y las decisiones. Obstaculizarla es hacerle el juego a la estrategia imperialista
Pedro Campos Para Kaos en la Red
El Presidente de EE.UU., Barak Obama sancionó, aunque consideró incompleta, la ley aprobada por el Congreso norteamericano que mantienen intactas las leyes que sustentan el bloqueo económico y comercial hacia Cuba, embargo según ellos, aunque flexibiliza las posibilidades de viajes de cubanos norteamericanos, el envío de remesas y otras facilidades para la compra de medicinas y alimentos, como había prometido el nuevo mandatario en su campaña, y elimina los fondos para la aplicación de la política del “embargo”, por lo que sus leyes “técnicamente” no son aplicables a sus “violadores”. En Octubre, cuando termine el actual año fiscal, habría otra reevaluación de esta política. Según informaciones ya se discute en el Congreso otra ley sobre liberación completa de viajes.
La ley aprobada no elimina la estrategia imperialista de derrocar la Revolución y obstaculizar su avance socialista, aunque proyecta el inicio de un cambio en la forma de lograrlo, pasando paulatinamente de la política de “agresión y el bloqueo”, a la más “pragmática” de “acercamientoy la penetración”, toda vez que el bloqueo no ha sido capaz de lograr sus objetivos de restaurar plenamente el capitalismo en Cuba.
Se trata de una nueva modalidad “del palo y la zanahoria”: “se enseña la zanahoria: las mieles dolarizadas del levantamiento del bloqueo, para estimular el retorno de Cuba al capitalismo privadoy se amenaza con el palo: el mantenimiento del “embargo”.
Un importante papel en el “reajuste” del bloqueo fue jugado por el influyente senador republicano Richard Lugar, del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, un tradicional “moderado”, que recientemente instruyó a su asesor para América Latina, Carl Meacham, realizar un estudio sobre la política hacia Cuba que incluyó, según informes de prensa, reuniones con “funcionarios del Gobierno de La Habana, diplomáticos extranjeros, líderes religiosos y empresariales, periodistas internacionales y otros miembros de la sociedad civil”.
Algunos funcionarios norteamericanos y especialmentelos anexionistas congresistas cubano-americanos, estiman que cualquier otra acción estadounidense en dirección al levantamiento del bloqueo, debe estar precedidopor “gestos” de la parte cubana.
¿Pero qué gestos? El gobierno de Cuba nada tiene que ofrecer a EE.UU. como no sean unas relaciones de respeto mutuo entre vecinos iguales, incluida la cooperación en cuestiones de interés común, ni admitir algo que comprometa su soberanía o implique algún retroceso al régimen socio económico pre-revolucionario. El avance a una organización económica superior a la asalariada y el perfeccionamiento democrático de nuestro sistema político, son asuntos que competen única y exclusivamente al pueblo cubano.
Quien pretendasatisfacer las intenciones imperiales sobre Cuba; no podría ocultar por mucho tiempo su traición al pueblo y sus luchas por la libertad, la independencia y el socialismo. Sin esperar nada a cambio, el gobierno norteamericano debeeliminar total e incondicionalmente su bloqueo criminal, que ha estado dirigido a rendir por hambre a este pueblo y a imponerle sus intereses hegemónicos. No lo logró y no lo logrará, porque la libertad y la soberanía de Cuba jamás serán negociadas y porque aquí tenemos tierra, agua y la necesaria experiencia para producir nuestros alimentos y si esto no se ha conseguido, sus causas son ajenas al bloqueo.
No es Cuba quien “embarga” a EE.UU., quien impide un mayor intercambio comercial, ni la que retiene cuentas bancarias de EE.UU. No es Cuba quien prohíbe a sus ciudadanos, con excepciones, viajar al otro país, quien estimula la emigración ilegal con una Ley especial discriminatoria hacia los demás países latinoamericanos, ni es la que obstaculiza mayores intercambios en materia migratoria, de narcotráfico, terrorismo y otros. No es Cuba quien constituye una amenaza a la seguridad del otro país, ocupa ilegalmente un pedazo de territorio norteamericano ni quien retiene injustamente a luchadores estadounidenses y cubanos contra el terrorismo. Cuba no preparó ni prepara mercenarios en su territorio para agredir a EE.UU., ni organizó nunca invasiones a ese país, asesinatos de sus gobernantes, ni diseminó allá plagas y enfermedades. La lista podría prolongarse.
El valor de las propiedades norteamericanas que Cuba nacionalizó hace casi 50 años y que quiso inicialmente indemnizar, jamás compensarían todo el daño económico y financiero causado por el bloqueo en este mismo tiempo.
La nueva administración en EE.UU., interesada en abrir un nuevo capítulo en sus relaciones con América Latina, parece estar tomando conciencia de que un escollo a superar en este camino, está en su política hacia Cuba, por lo cual, este “movimiento” en el bloqueo habría sido realizado también, con miras a la cumbre hemisférica de Trinidad y Tobago, a la que Obama asistirá y dónde, de acudir el mandatario cubano Raúl Castro, podría realizarse un encuentro.
El contacto podría celebrarse o no y lograrse o no otros acuerdos; pero lo que está muy claro es que las leyes del bloqueo no se han eliminado, que la ley Helms-Burton la cual pretende definir las formas de gobierno en Cuba sigue en pié y que los cambios necesarios en la economía y la sociedad cubana para más socialismo, nada tienen que ver con la política norteamericana de restaurar el capitalismo y la democracia burguesa en Cuba.
Raúl dijo que podríamos pasarnos otros 50 años más con el bloqueo. Y dijo bien, pues lo que necesita el pueblo de Cuba para hacer avanzar el socialismo no vendría nunca ni depende de EE.UU., sino de la política desu gobierno, del avance en la socialización y en la democratización de la sociedad, el cual no puede ser convertido en rehén de la política norteamericana, como si tuviera algo que ver.
Nada más alejado de la realidad: EE.UU. quiere la restauración plena del capitalismo, y lo que Cuba necesita es avanzar del capitalismo de estado existente, -que sí amenaza con revertir la Revolución, por la corrupción y el burocratismo que genera-, a la fase de socialización de la Revolución, de la propiedad y las decisiones, progresar en las nuevas relaciones socialistas de producción.
El adelanto socialista en Cuba, no solo está absolutamente divorciado de la restauración capitalista que quiere EE.UU., sino en plena contradicción: es la única forma de evitarla; puesto que el “socialismo de estado”, en verdad un capitalismo monopolista de estado está destinado, según ha demostrado la práctica social, a involucionar al capitalismo privado, clásico, por implosión (URSS) o por evolución (China), si no avanzahacia la socialización.
De manera que no tiene ningún sentido hacer depender el avance del proceso hacia más socialismo, del levantamiento del bloqueo de EE.UU.: no necesitamos su zanahoria, sus dólares, inversiones, tecnologías, ni sus mercados para entregar las empresas agrícolas, industriales y de servicios al control directo o usufructuario de los trabajadores. En todo caso, obstaculizar el avance de la socialización en Cuba es hacerle el juego a la estrategia imperialista.
La historia del socialismo “real”, ese del capitalismo monopolista de estado, recuerda que el preámbulo de su derrumbe en la URSS y su evolución en China hacia el capitalismo pleno, estuvo precisamente en los acercamientos respectivos que realizaron EE.UU. y Occidente con las políticas de la “Convergencia de los dos sistemas” y del “Tendido de Puentes”, las cuales propiciaron que las burocracias en esos países terminaran aliadas del capital internacional. Esta experiencia no debe ser subestimada por ningún revolucionario cubano sinceramente interesado en la construcción del socialismo.
En Octubre el gobierno norteamericano reevaluará su política hacia Cuba. En los meses finales del año, deberá también celebrarse el VI Congreso del PCC que elaborará su política socio-económica para los próximos años y abordará el tema de las relaciones con el vecino del Norte. El pueblo cubano, el soberano, observa desde las gradas el desarrollo de este “clásico” de la política internacional entre los gobierno de EE.UU. y Cuba.
Socialismo por la vida
La Habana, 1 de abril de 2009
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