lunes, 6 de abril de 2009

Cuba por su diversidad, para la unidad y por el futuro social, necesita un Congreso de la Nación


La soluciones a nuestros problemas no saldrán de arriba, ni del norte. Las soluciones han de salir y saldrán de adentro.


Carlos Ignacio Pino Para Kaos en la Red


Sólo se construye el futuro con pedacitos de sueños de cada cual
Santiago Feliú


La crisis es del mundo tanto como de la isla. La aldea es global y al crecer se achica como un pañuelo. También a Cuba la estremece el tsunami político, económico y social que recorre al globo, aunque la prensa refleje lo contrario. Todo nos afecta, porque somos parte –indispensable– del planeta. Y nadie se puede bajar del mundo, así como nadie se baja de la isla, al menos no del sentir isleño. Porque Cuba es un sentimiento. Sentimiento del que uno no puede alejarse por más que camine. Porque ninguno de nosotros puede escapar al hecho de ser cubanos, de ser cubanas; y no existe el ser que viera la luz en esta isla, que le sea indiferente el hoy o el mañana de su pequeño gran país.
Ante tanta cubanidad –esparcida y concentrada– no deberíamos permanecer inertes. Ante una realidad que duele, ante el futuro que amedrenta es necesario unirse, reconocernos, comprendernos –comprendernos entre todos y de uno en uno. Porque el camino a la mejor isla posible, sólo lo es si estamos juntos. Porque solamente si estamos juntos, hombro con hombro, seremos el camino con el amor a favor. Y juntos seremos la solución al desierto, a la esterilidad, al deseo de querer y no poder. Juntos somos más fuertes que todos los obstáculos. Pues la construcción de nuestro ideal, solo si acompañamos es tarea posible.
Juntos primero, unidos a pesar de que somos diferentes, diferentes en ideas y en saberes, diferentes en sueños y en conceptos, pero unidos. Caminar unidos para el mejor porvenir humano. Esto es tarea de grandes, porque no es tarea fácil nuestro país –nunca lo ha sido, probablemente nunca lo sea–, por ello solo es empresa para las cubanas y los cubanos, de uno y de todos.
La historia no se hace leyendo el periódico. El mundo no se cambia protestando en la esquina. La isla no mejorará no importa cuánto se escriba y se diga, si no se hace. El futuro se construye arriesgando el corazón. El futuro se construye estando donde hay que estar y diciendo “Cuba, hay que hacer, cuenta conmigo” –no hay otra forma. El futuro que empieza a nacer nos necesita. Ese es el mensaje urgente a todas las cubanas y a todos los cubanos. Y ese futuro es nuestro si te atreves a sentir, si te atreves a decir y a hacer lo que piensas por Cuba y para Cuba. Atrévete, porque hacer es más que necesario, es imprescindible.
Hay que unirse por el proyecto martiano y libertario en que fundó a esta Revolución. Este proyecto que siempre ha sido abono y jamás reja delimitadora. Solo aquellos que alguna vez olvidaron los sueños, o que nunca los entendieron, construyeron los muros. Miles de parcelas se pueden hoy señalar, miles de problemas se le pueden nombrar a este país, pero no se puede señalar una sola solución que implique quedarse uno a la espera, para que otros resuelvan tu vida y decidan nuestro destino. La Revolución es el más viejo intento del humanismo que sobrevive en el mundo, si se olvida eso, si se deja en manos de otros –como de esos burócratas que la usurpan, que nos ahogan, porque más interesados en la forma que el contenido–, entonces se olvida la esperanza y el futuro incierto. Sin Cuba posible, perfectible por nosotros mismos, no hay vida –y tú también lo sabes.
Así como la crisis de los noventa hizo que nos olvidáramos de quien y para quien se construye esta isla, es menester que el final de esta primera década en el nuevo milenio, demos un paso que sea muy difícil de olvidar. Si el futuro no lo construimos juntos, entonces la isla y el proyecto social que encarna, será imposible.
Para defender lo que tenemos, para trascender y buscar lo que nos falta, para eso es la unidad necesaria en la diversidad, porque la única causa es Cuba, que es mayor que nosotros, porque somos todos nosotros sumados y multiplicados. Es Cuba, hoy en un compás diferente, pero la misma causa de todos los que antes la amaron, y que en ella o por ella vivieron. Pues sin el sueño de un país mejor, no hay cubano capaz de levantar la frente.
Cuba –y las cubanas y los cubanos, de aquí y de allá– de nuevo tienen en sus manos la posibilidad de señalar el camino. Es Cuba y toda su gente, nuestra gente y sus ideales, en su diversidad infinita, la mayor posibilidad del mundo actual, y la única de la isla.
La soluciones a nuestros problemas no saldrán de arriba, ni del norte, ni del este, ni tampoco del sur, ni mucho menos de un occidente gastado que no entiende siquiera sus propios males. Las soluciones han de salir y saldrán de adentro. Las soluciones emanarán de nuestros propios pechos –de nuestra fabulosa ínsula–, porque son pocos los pueblos como el nuestro, que está lleno de mujeres y hombres incapaces de desear bienes para sí, que no lo deseen para los demás. Son pocos los pueblos como el cubano, que no es un pueblo de odios profundo y sí de muchos sueños colectivos. Así como pocos son los pueblos del mundo que han sido capaces de revivir sus ideales, de reinventarse el país cada vez que este se marchita.
Es Cuba y su pueblo, en su interminable alegría, en su grandísima bondad, los que pueden abrir el camino. Es Cuba, en Cuba y en un Congreso de la Nación, el mejor punto de partida para el futuro de todos y por el bien de todos.


Carlos Ignacio Pino


Centro Habana, Ciudad de la Habana, Cuba

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domingo, 5 de abril de 2009

Cuba, Raúl Castro y una anécdota sobre no citarle


por Manuel David Orrio


inSurGente


Mientras aporreaba el teclado en mi biblioteca para anotar algunas impresiones y al menos paliar el sufrimiento, mi madre agonizaba en la habitación de al lado. Quizás solamente esperaba para morir a que su único nieto -mi hijo- llegara del cuartel donde cumple su tiempo reglamentario de servicio militar, previo a su ingreso en la Universidad. Pero las fuerzas no le alcanzaron; falleció al mediodía del 13 de marzo, justo cuando un coronel ordenó a un recluta de AK-47 y 120 tiros al pecho:”vuele, que la abuela se le está muriendo”. (…)”“Dios nunca juega a los dados”, gustaba decir Einstein. Tal vez toda la vida me pregunte si el maremoto de desgracias personales que me cayó encima a lo largo de más de un año, tenía por esotérico objetivo alejarme de mi oficio de periodista, exactamente para que no publicara una curiosa anécdota. Loco estaba por hacerlo, a ver si alguien me explica cómo es posible que en Cuba un alto dirigente del periodismo criollo me haya pedido POR FAVOR… QUE NO CITE A RAÚL CASTRO.
Quede claro; no apunto el nombre de ese colega porque el Código de Ética de la Unión de Periodistas de Cuba me faculta para ejercer esa caballerosidad y porque a fin de cuentas la perra vida, la maestra vida, se encargó de sazonar el episodio con una de sus infinitas ironías. Exactamente al mes de pedírseme no difundir el pensamiento del entonces ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Fidel Castro enfermó y delegó sus poderes ganados ante la Historia en la persona de su también hermano.
¿Prohibición abierta, subliminal? Ni lo sé, ni me interesa saberlo; la censura burocrática al ejercicio de un franco debate entre revolucionarios puede tener muchas caras, y una de sus más efectivas puede ser la de una cariñosa palmada sobre un hombro, para no contar de una autocensura objetada por Fidel con estas palabras:
“…aquí ha habido durante bastante tiempo la tendencia a suponer que los señalamientos críticos, la denuncia de las cosas mal hechas, hacían el juego al enemigo, ayudaban al enemigo y a la contrarrevolución. A veces hay el temor de informar sobre algo, porque se piensa que puede ser útil al enemigo. Y nosotros hemos descubierto que en la lucha contra los hechos negativos es muy importante el trabajo de los órganos de prensa. Y hemos estimulado el espíritu crítico. Llegamos a la convicción de que es necesario desarrollar mucho más el espíritu crítico. Yo lo he estimulado al máximo porque constituye un factor fundamental para perfeccionar nuestro sistema.” (1)
Desconozco si me “llamarán a contar” no ya por citar a Raúl, sino al mismísimo Fidel, y además estimo como 99% cierta la buena fe del funcionario protagonista de la anécdota de marras. Si actuó por iniciativa propia, u orientado desde “tal o más cual altura”, quiero seguir pensando que él, y los presuntos involucrados, lo hicieron guiados por esa lógica de sitio, tan bien descrita por el líder histórico de Cuba.
Insisto: 99%. Pero el 1 restante me dispara el no creer ni en la paz de los sepulcros inculcado por los jefes que durante 11 años me dirigieron en mi misión de defensa de la Patria como hombre de la Seguridad del Estado, en tanto que combatiente secreto contra la “éticamente inaceptable” política de los Estados Unidos hacia Cuba, al buen decir de Juan Pablo II.
Ese 1% de extrema desconfianza, de alerta máxima ante la presunta intención de coartar el sano debate que está teniendo lugar en la sociedad cubana de ahora mismo, no es gratuito, si se consideran contenido y contexto en que la petición de NO CITAR se hizo.

Entre el 17 de noviembre y el 24 de febrero


Por aquellos meses del 2006 anteriores a la delegación de poderes del entonces presidente Fidel Castro, las páginas del prestigioso diario digital de izquierdas http://www.rebelion.org/ eran escenario de intensas discusiones sobre el futuro de Cuba, nacidas tras el discurso pronunciado por el líder criollo el 17 de noviembre del 2005, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, donde una alerta roja fue lanzada: “Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos (los Estados Unidos); nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra”. (2).
Participé en esas discusiones con dos artículos anteriormente publicados en www.insurgente.org: Cuba: Constitución vs. socialismo ¿reversible? (3) y Cuba, la prensa y un debate sobre socialismos ¿reversibles? (4)
En el primero opiné que el camino para preservar la Revolución y continuar hacia adelante pasaba por el respeto irrestricto a la Constitución de la República, en país que se ha destacado por sufrir de numerosas legislaciones y regulaciones absolutamente inconstitucionales. Interrogué en esas líneas si es socialismo que con una Constitución que se proclama socialista se incurra en inconstitucionalidad, y me respondí a mí mismo: ”Evidentemente, no. Y más que evidente, peligroso. Si esos fenómenos se entronizan puede ocurrir que para la percepción de los cubanos un retorno al capitalismo contenga un aspecto justiciero, nada más por el aquello de liquidar un divorcio entre proclama y ejercicio.” (5)
“'Para su momento –continuaba- esa formación socio-económica fue un progreso enorme para la Humanidad, descrito por Lenin en estos términos: “el capitalismo, en su lucha triunfante contra el feudalismo, garantizó la igualdad de derechos jurídicos de todos los ciudadanos. Corresponde a nosotros (los partidos obreros de la época)… garantizar la igualdad de derechos económicos'” (6)
Asimismo, en el posterior Cuba, la prensa y un debate sobre socialismos ¿reversibles?, llamé la atención sobre un hecho que me pareció completamente fuera de lugar para el verano del 2006 y lo seguiría siendo para estos momentos: que la prensa cubana no hubiera publicado una línea acerca de cuanto agitaba las páginas de un periódico revolucionario tan prestigioso como http://www.rebelion.org,%20razón/ por la cual expresé:
”…parece anacrónico que el debate que está teniendo lugar en Rebelión sobre el futuro de Cuba no encuentre reflejo adecuado en la prensa de alcance mayoritario para el cubano de a pie. Más de un 90 % de los jubilados isleños no accede al Internet, ni lee aquel diario. O sea, un millón de compatriotas, sólo para comenzar. Más de 700.000 cubanos son graduados universitarios con derecho a interrogar si no es una ofensa para sus bien ganados diplomas el que alguien decida por ellos cuáles han de ser sus fuentes informativas, sobre todo en tema que les concierne de cerca y respecto a un medio cuyo prestigio como prensa revolucionaria es indiscutible. Entonces, mi pregunta en pie: ¿por qué tantos cubanos enajenados de un debate?” (7)

Surrealismos, tropicales surrealismos: nadie pareció sentirse ofendido, asustado, inquieto o siquiera preocupado, ante la observación de que más de 700.000 universitarios pudieran sentirse desplazados en sus derechos por enajenarles de un tema que muy de cerca les concierne, entre otros millones de cubanos. Especulando, puramente especulando, la causa del “halón de orejas” habría sido respaldar con ideas del General de Ejército un fuero refrendado por la Constitución de la República.

¿Qué pudo molestar, de buena o mala fe, cuando se me pidió NO CITAR A RAUL CASTRO? Pues haga el lector sus propias conclusiones, con las citas de entonces a la vista:
“Hay que desterrar la apología y la autocomplacencia; no se trata de describir cuánto hemos hecho, sino de analizar con sinceridad cuánto de lo que se hizo dio realmente resultados y qué debemos hacer para que nuestro trabajo sea mejor… debemos aprender no sólo a discrepar, sino a estimular el libre debate de las opiniones discrepantes, para que las ideas sean mejores y el convencimiento mayor… Téngale más miedo a un adulón que a un agente de la CIA.” (8)

Desde mínimo 1994, hasta su toma de posesión como Jefe de Estado de Cuba y el día de hoy, el General de Ejército ha sido coherente con una manera de pensar y de actuar donde, como dijo el 24 de febrero de este año: “No hay que temer a las discrepancias en una sociedad como la nuestra, en que por su esencia no existen contradicciones antagónicas, porque no lo son las clases sociales que la forman. Del intercambio profundo de opiniones divergentes salen las mejores soluciones, si es encauzado por propósitos sanos y el criterio se ejerce con responsabilidad” (9).

Obsérvese: libre debate de las ideas discrepantes si el mismo se encauza con “propósitos sanos y el criterio se ejerce con responsabilidad”. Pues bien, valga entonces apuntar que con la Constitución de la República, buena parte de sus legislaciones complementarias y el Código de Ética de la Unión de Periodistas de Cuba, la tierra de José Martí dispone de casi todos los instrumentos necesarios para que en los medios de difusión masiva exista ese libre debate, animado por propósitos sanos y criterio responsable.

Si acaso, falta una Ley de Prensa, o de Libertad de Expresión e Información, donde se detalle el derecho al ejercicio de dichos fueros por todos los ciudadanos, periodistas y hacedores de opinión incluidos. Si como dice la Ley de leyes, los medios de difusión masiva son propiedad de TODO EL PUEBLO, entonces va siendo hora de dotar a esa propiedad, o a su usufructo, de nombre, apellidos y hasta “Carné Idá”, como se nombra humorísticamente al principal documento identificatorio cubano.

¿Existe conciencia de la necesidad de ese marco legal bien definido? Pues bueno sería formular esa interrogante a una destacada colega, quien en una ocasión se vio obligada a recordar mis probadas lealtades a ciertas personas, para las cuales parecí casi contrarrevolucionario ¿Motivo? Haber expresado en cierto foro exactamente eso: que en Cuba no se justifican determinadas censuras, ante todo por su ilegalidad y por su carácter violatorio de una ética periodística constituida.

Mandato de muertos…y de vivos

Mis difuntos padres sabían dónde se ocultaba Fidel antes de éste partir para México, de donde retornó como primer expedicionario del Granma; mi madre sufrió en silencio durante 11 años mi imagen pública de traidor a la Revolución, plenamente enterada de mi verdadera identidad como combatiente secreto de la Seguridad del Estado, y hasta palió el hambre de alguno que otro de mis jefes durante los días más duros del llamado Período Especial; mi hijo, ahora de AK-47 y 120 tiros al pecho, está listo para matar y morir si al actual Gobierno de los Estados Unidos le da un ataquito de histeria que resulte en una invasión a Cuba.

Por todo ello, mucho lo lamento, porque voy a seguir citando a Fidel, a Raúl y a cuanto revolucionario se me ocurra.

Y como Nicolás Guillén en cierta ocasión, punto, fecha y firma. Así lo dejo escrito.



Se puede reproducir siempre que se cite al autor y a inSurGente


Fuentes:

1.-. Ignacio Ramonet. Cien Horas con Fidel.

http://www.cubaperiodistas.cu/prensa/fidel_ramonet.html
2.- Fidel Castro. Discurso pronunciado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana el 17 de noviembre del 2005. http://www.cubaperiodistas.cu/prensa/fidel_ramonet.html
3.- Manuel David Orrio. Cuba: Constitución vs. socialismo ¿reversible?http://www.rebelion.org/noticia.php?id=27670
4.- Manuel David Orrio. Cuba, la prensa y un debate sobre socialismos ¿reversibles?http://www.rebelion.org/noticia.php?id=31605
5.- Ibídem 3.
6.- Ibídem 3.
7.- Ibídem 4.
8.- Ibídem 4.
9.- Raúl Castro. Discurso pronunciado en la Asamblea Nacional del Poder Popular el 24 de febrero del 2008.

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jueves, 2 de abril de 2009

El sistema republicano del socialismo


La situación política económica y social de Cuba demanda la aplicación práctica de estas orientaciones de Marx a la 1ra Internacional. A propósito del próximo VI Congreso del PCC


Pedro Campos Para Kaos en la Red


En la cruzada por esclarecer cuál y cómo sería el socialismo del o en el Siglo XXI, es crucial profundizar en el estudio de los trabajos de Marx y Engels, los fundadores del socialismo moderno; más cuando no pocos compañeros insisten en que ellos no escribieron sobre el socialismo, “nadie dijo cómo hacerlo” y se acerca la fecha en que el Partido Comunista de Cuba se apresta a librar la convocatoria de su VI Congreso.
A fines de agosto de 1866, Carlos Marx escribió sus “Instrucciones sobre diversos problemas a los delegados del Consejo Central Provisional” (1) -denominado posteriormente Consejo General- enviadas al I Congreso de la Asociación Internacional de los Trabajadores, celebrado del 3 al 8 de septiembre de 1866 en Ginebra. De los nueve puntos formulados por Marxen estas instrucciones, seis fueron aprobados como resoluciones del Congreso, entre ellos el referido al trabajo cooperativo.
Se transcriben a continuación los seis párrafos que dedicara Marx en estas “instrucciones” a tratar de esclarecer el papel del trabajo cooperativo en la nueva sociedad.
“Punto 5: Trabajo Cooperativo.
La Asociación Internacional de los Trabajadores se propone unir, llevando a un mismo cauce, los movimientos espontáneos de la clase obrera, pero, de ninguna manera, dictarle o imponerle cualquier sistema doctrinario. Por eso el Congreso no debe proclamar uno u otro sistema especial de cooperación, sino que ha de limitarse a la enunciación de algunos principios generales.

a) Nosotros estimamos que el movimiento cooperativo es una de las fuerzas transformadoras de la sociedad presente, basada en el antagonismo de clases. El gran mérito de este movimiento consiste en mostrar que el sistema actual de subordinación del trabajo al capital, sistema despótico que lleva al pauperismo, puede ser sustituido por un sistema republicano y bienhechorde asociación de productores libres e iguales.


b) Pero el movimiento cooperativo limitado a las formas enanas, las únicas que pueden crear con sus propios esfuerzos los esclavos individuales del trabajo asalariado, jamás podrá transformar la sociedad capitalista. A fin de convertir la producción social en un sistema armónico y vasto de trabajo cooperativo son indispensables cambios sociales generales de la sociedad, es decir, del poder político, de manos de los capitalistasy propietarios de tierras, a manos de los productores mismos.

c) Recomendamos a los obreros que se ocupen preferentemente de la producción cooperativa, y no del comercio cooperativo. Este último no afecta más que la superficie del actual sistema económico, mientras que la primera socava sus cimientos.

d) Recomendamos a todas las sociedades cooperativas que conviertan una parte de sus ingresos comunes en fondo de propaganda de sus principios, tanto con el ejemplo, como con la palabra, a saber, contribuyendo al establecimiento de nuevas sociedades cooperativas de producción, a la par con la difusión de su doctrina.

e) A fin de evitar la degeneración de las sociedades cooperativas en simples sociedades burguesas por acciones (sociétés par actions), los obreros de cada empresa, independientemente de si están asociados o no, deben cobrar igual parte de los ingresos. Podemos consentir a título de compromiso puramente temporal, que los asociados cobren, además, un interés mínimo.”


Hasta aquí el punto 5,Trabajo Cooperativo. Las negritas y los subrayados son del autor.
Estas “instrucciones” de Marx, no dejan lugar a dudas sobre su concepción cooperativista de las relaciones de producción en el socialismo y su convencimiento de que el capitalismosería sustituido por un “sistema republicano y bienhechorde asociación de productores libres e iguales”, lo cual solo sería posible por el establecimiento de un “sistema armónico y vasto de trabajo cooperativo”, para el cual serían necesarios cambios generales en el poder político, “de manos de los capitalistas y propietarios de tierras, a manos de los productores mismos”, pues las “formas enanas” de cooperativas simples que puedan hacer los trabajadores con sus propios esfuerzos, jamás podrían transformar la sociedad capitalista por sí solas.
No se trata de aplicar mecánicamente, sino si no en forma creadora y de acuerdo con las circunstancias históricas concretas, las generalizaciones teóricas de los clásicos fundadores del socialismo moderno sobre las nuevas formas y relaciones de producción.
Es trascendental la indicación de Marx de que no se trata de imponer doctrinariamente uno u otro sistema especial de cooperación, sino de enunciar principios generales, toda vez que cada país tiene sus características y las formas de cooperación han sido siempre muy diversas. Es precisamente esa idea no doctrinaria, la que nos llevó a plantear en las Propuestas Programáticas para un Socialismo Participativo y Democrático, una amplia gama de sistemas cooperativos, autogestionarios, cogestionarios, de trabajo individual y familiar y otras que las circunstancias determinen, así como su proyección en Uniones y Agrupaciones mayores.
Específicamente para la etapa actual en que se encuentra la Revolución Cubana, estos planteos de Marx, presentan plena validez, pues se trata –precisamente- del avance necesario en la socialización que demanda la situación actual, ya que no será posible derrotar la vieja sociedad capitalista -presente en Cuba en sus relaciones de producción asalariadas, la concentración de la propiedad, su estado jerarquizado, su aparato económico burocratizado y aburguesado, en los vínculos con el capital foráneo, y en muchas de sus formas de la conciencia social- y construir la nueva, si el sistema de trabajo cooperativo-autogestionario no se extiende de las cooperativas actuales de pequeños propietarios agrícolas, a todas las empresas y ramas de la economía: la autogestión empresarial y social, la que precisa también que el poder real, actualmente en manos del aparato burocrático, se traspase a los productores mismos.
El papel del Partido Comunista es orientar ese proceso de socialización, no obstaculizarlo, ni pretender administrar indefinidamente un capitalismo de estado. Si el ser social determina la conciencia social, el ser un administrador del capitalismo, debe generarle –lógicamente- la conciencia correspondiente.
En distintos trabajos del autor y de otros compañeros cubanos y extranjeros, se ha señalado reiteradamente queel mantenimiento de la organización asalariada de la producción, fue la causa principal de la restauración capitalista en el viejo “socialismo real”. Uno de los errores finales del viejo socialismo fue tratar de convertir las empresas estatales en sociedades por acciones, desoyendo a Marx, que permitieron a los poseedores de capital comprarlas y reconvertir la propiedad estatal en capitalista.
En este y en otros muchos escritos de Marx y Engels, reiteradamente citados por este autor y muchos otros, se establecen con toda claridad las ideas fundamentales que sobre el Socialismo, sus relaciones de producción y sistema político tenían los clásicos.
Un próximo artículo abordará como tema el sujeto de la revolución socialista.


Socialismo por la vida.


La Habana, 1 de abril de 2009

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El palo, el bloqueo y la zanahoria, su levantamiento

Evitar la restauración capitalista en Cuba que pretende EE.UU., sólo se logra con la socialización de la propiedad y las decisiones. Obstaculizarla es hacerle el juego a la estrategia imperialista

Pedro Campos Para Kaos en la Red

El Presidente de EE.UU., Barak Obama sancionó, aunque consideró incompleta, la ley aprobada por el Congreso norteamericano que mantienen intactas las leyes que sustentan el bloqueo económico y comercial hacia Cuba, embargo según ellos, aunque flexibiliza las posibilidades de viajes de cubanos norteamericanos, el envío de remesas y otras facilidades para la compra de medicinas y alimentos, como había prometido el nuevo mandatario en su campaña, y elimina los fondos para la aplicación de la política del “embargo”, por lo que sus leyes “técnicamente” no son aplicables a sus “violadores”. En Octubre, cuando termine el actual año fiscal, habría otra reevaluación de esta política. Según informaciones ya se discute en el Congreso otra ley sobre liberación completa de viajes.

La ley aprobada no elimina la estrategia imperialista de derrocar la Revolución y obstaculizar su avance socialista, aunque proyecta el inicio de un cambio en la forma de lograrlo, pasando paulatinamente de la política de “agresión y el bloqueo”, a la más “pragmática” de “acercamientoy la penetración”, toda vez que el bloqueo no ha sido capaz de lograr sus objetivos de restaurar plenamente el capitalismo en Cuba.

Se trata de una nueva modalidad “del palo y la zanahoria”: “se enseña la zanahoria: las mieles dolarizadas del levantamiento del bloqueo, para estimular el retorno de Cuba al capitalismo privadoy se amenaza con el palo: el mantenimiento del “embargo”.

Un importante papel en el “reajuste” del bloqueo fue jugado por el influyente senador republicano Richard Lugar, del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, un tradicional “moderado”, que recientemente instruyó a su asesor para América Latina, Carl Meacham, realizar un estudio sobre la política hacia Cuba que incluyó, según informes de prensa, reuniones con “funcionarios del Gobierno de La Habana, diplomáticos extranjeros, líderes religiosos y empresariales, periodistas internacionales y otros miembros de la sociedad civil”.

Algunos funcionarios norteamericanos y especialmentelos anexionistas congresistas cubano-americanos, estiman que cualquier otra acción estadounidense en dirección al levantamiento del bloqueo, debe estar precedidopor “gestos” de la parte cubana.

¿Pero qué gestos? El gobierno de Cuba nada tiene que ofrecer a EE.UU. como no sean unas relaciones de respeto mutuo entre vecinos iguales, incluida la cooperación en cuestiones de interés común, ni admitir algo que comprometa su soberanía o implique algún retroceso al régimen socio económico pre-revolucionario. El avance a una organización económica superior a la asalariada y el perfeccionamiento democrático de nuestro sistema político, son asuntos que competen única y exclusivamente al pueblo cubano.

Quien pretendasatisfacer las intenciones imperiales sobre Cuba; no podría ocultar por mucho tiempo su traición al pueblo y sus luchas por la libertad, la independencia y el socialismo. Sin esperar nada a cambio, el gobierno norteamericano debeeliminar total e incondicionalmente su bloqueo criminal, que ha estado dirigido a rendir por hambre a este pueblo y a imponerle sus intereses hegemónicos. No lo logró y no lo logrará, porque la libertad y la soberanía de Cuba jamás serán negociadas y porque aquí tenemos tierra, agua y la necesaria experiencia para producir nuestros alimentos y si esto no se ha conseguido, sus causas son ajenas al bloqueo.

No es Cuba quien “embarga” a EE.UU., quien impide un mayor intercambio comercial, ni la que retiene cuentas bancarias de EE.UU. No es Cuba quien prohíbe a sus ciudadanos, con excepciones, viajar al otro país, quien estimula la emigración ilegal con una Ley especial discriminatoria hacia los demás países latinoamericanos, ni es la que obstaculiza mayores intercambios en materia migratoria, de narcotráfico, terrorismo y otros. No es Cuba quien constituye una amenaza a la seguridad del otro país, ocupa ilegalmente un pedazo de territorio norteamericano ni quien retiene injustamente a luchadores estadounidenses y cubanos contra el terrorismo. Cuba no preparó ni prepara mercenarios en su territorio para agredir a EE.UU., ni organizó nunca invasiones a ese país, asesinatos de sus gobernantes, ni diseminó allá plagas y enfermedades. La lista podría prolongarse.

El valor de las propiedades norteamericanas que Cuba nacionalizó hace casi 50 años y que quiso inicialmente indemnizar, jamás compensarían todo el daño económico y financiero causado por el bloqueo en este mismo tiempo.

La nueva administración en EE.UU., interesada en abrir un nuevo capítulo en sus relaciones con América Latina, parece estar tomando conciencia de que un escollo a superar en este camino, está en su política hacia Cuba, por lo cual, este “movimiento” en el bloqueo habría sido realizado también, con miras a la cumbre hemisférica de Trinidad y Tobago, a la que Obama asistirá y dónde, de acudir el mandatario cubano Raúl Castro, podría realizarse un encuentro.

El contacto podría celebrarse o no y lograrse o no otros acuerdos; pero lo que está muy claro es que las leyes del bloqueo no se han eliminado, que la ley Helms-Burton la cual pretende definir las formas de gobierno en Cuba sigue en pié y que los cambios necesarios en la economía y la sociedad cubana para más socialismo, nada tienen que ver con la política norteamericana de restaurar el capitalismo y la democracia burguesa en Cuba.

Raúl dijo que podríamos pasarnos otros 50 años más con el bloqueo. Y dijo bien, pues lo que necesita el pueblo de Cuba para hacer avanzar el socialismo no vendría nunca ni depende de EE.UU., sino de la política desu gobierno, del avance en la socialización y en la democratización de la sociedad, el cual no puede ser convertido en rehén de la política norteamericana, como si tuviera algo que ver.

Nada más alejado de la realidad: EE.UU. quiere la restauración plena del capitalismo, y lo que Cuba necesita es avanzar del capitalismo de estado existente, -que sí amenaza con revertir la Revolución, por la corrupción y el burocratismo que genera-, a la fase de socialización de la Revolución, de la propiedad y las decisiones, progresar en las nuevas relaciones socialistas de producción.

El adelanto socialista en Cuba, no solo está absolutamente divorciado de la restauración capitalista que quiere EE.UU., sino en plena contradicción: es la única forma de evitarla; puesto que el “socialismo de estado”, en verdad un capitalismo monopolista de estado está destinado, según ha demostrado la práctica social, a involucionar al capitalismo privado, clásico, por implosión (URSS) o por evolución (China), si no avanzahacia la socialización.

De manera que no tiene ningún sentido hacer depender el avance del proceso hacia más socialismo, del levantamiento del bloqueo de EE.UU.: no necesitamos su zanahoria, sus dólares, inversiones, tecnologías, ni sus mercados para entregar las empresas agrícolas, industriales y de servicios al control directo o usufructuario de los trabajadores. En todo caso, obstaculizar el avance de la socialización en Cuba es hacerle el juego a la estrategia imperialista.

La historia del socialismo “real”, ese del capitalismo monopolista de estado, recuerda que el preámbulo de su derrumbe en la URSS y su evolución en China hacia el capitalismo pleno, estuvo precisamente en los acercamientos respectivos que realizaron EE.UU. y Occidente con las políticas de la “Convergencia de los dos sistemas” y del “Tendido de Puentes”, las cuales propiciaron que las burocracias en esos países terminaran aliadas del capital internacional. Esta experiencia no debe ser subestimada por ningún revolucionario cubano sinceramente interesado en la construcción del socialismo.

En Octubre el gobierno norteamericano reevaluará su política hacia Cuba. En los meses finales del año, deberá también celebrarse el VI Congreso del PCC que elaborará su política socio-económica para los próximos años y abordará el tema de las relaciones con el vecino del Norte. El pueblo cubano, el soberano, observa desde las gradas el desarrollo de este “clásico” de la política internacional entre los gobierno de EE.UU. y Cuba.

Socialismo por la vida

La Habana, 1 de abril de 2009

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miércoles, 1 de abril de 2009

El caudillismo y los apremios de la historia y la verdad

En Cuba, caudillismo y conflicto generacional son causas principales de los problemas actuales. Adicionales fundamentos para el Congreso de la Nación.

Frankly Berthario Para Kaos en la Red

Había pensado tratar acerca de las cuestiones que considero medulares dentro de las agudizadas y muy negativas circunstancias de mi país, cuando Pedro Campos, seguido colaborador de Kaosenlared -como si me hubiera leído el pensamiento y se anticipara a mi publicación- expuso en ese sitio digital su trabajo Nuestros apremiantes problemas y la propuesta de celebrar un “Congreso de la Nación”, con el cual sostengo básicamente puntos de coincidencias.
Y, también, algunos desencuentros. A los cuales me referiré seguidamente.
Entre los primeros, me declaro ferviente partícipe también de la idea de un Congreso Nacional lanzada por el fraterno y admirado escritor y poeta cubano Félix Guerra, a través de su artículo Diversidad expresada, oída, debatida, incorporada conduce a la unidad; ya que, de no producirse la convocatoria para este año del tan largamente esperado VI Congreso del PCC, o de resultar éste otra actividad de mero trámite, no vislumbro mejor alternativa que ese gran evento de la cubanía, que estaría fundamentado en lo mejor del pensamiento martiano y cabría dentro del socialismo, democrático, participativo e inclusivo, que entre todos los anticapitalistas del mundo, de una forma u otra, estamos preliminarmente tratando de esbozar y, seguidamente, construir.
También me adhiero a los análisis de Campos acerca de la necesidad y naturaleza estructural de los cambios que precisa con urgencia el país; pero me hubiera gustado decantar esa sensación (implícita) de “esperar a ver qué piensan y definen los de arriba”, que exhalan algunos párrafos, cuales restan la fortaleza explícita de otros. Pero eso es cuestión de meros criterios y Campos es el autor, no yo uotros; y ése es su estilo.
Por ejemplo, cuando se refiere a estar pendiente de lo que enuncia tranquilamente como el gobierno-partido, parecería inobviable exigir la inmediata eliminación, como una de las primeras causas de nuestros males, de esa trágica fusión. Un ente que -como Zeus con sus hijos- no sólo deglute a las organizaciones sindicales y de masas, las pocas únicas que permite, contrariamente a las previsiones constitucionales; sino que, también, tiene omitida la organicidad funcional del partido único en sus niveles de base, intermedios y hasta una parte del superior.
La llamada sociedad civil en Cuba sigue estando tendida supinamente, amarrada y amordazada. El ejercicio de sus derechos políticos y civiles son casi nulos, pudiéndose expedir solo gemidos leves, en círculos elitistas de debate y en páginas electrónicas, principalmente, extranjeras, no leídas por el mar de pueblo sin acceso a la red. Y los que reclaman y proponen de tal manera, lo hacemos con grandes dificultades, así como con muchos y variados riesgos.
Si es real lo que se asevera en los tres párrafos anteriores, vale preguntarse además: ¿Y, entonces, en quiénes radica el poder real? Ah! Precisamente en ese grupo de militares que conforman la dirección histórica a la que el mencionado autor califica eufemísticamente de clarividente; cuando lo que ella ha hecho es convertir la necesidad en una virtud, anteponiendo siempre lo urgente a lo necesario, a su sacralísimo criterio. Ello, no motivado fundamentalmente por amenazas externas sino por el des-encauce del proyecto martiano original, del Programa del Moncada, como el propio Campos expresara en un anterior, más decidido y afortunado trabajo.
En nuestro país, lo que se llama estructuración del poder real no pasa, como en la mayoría de las naciones (para bien o mal de éstas), por instituciones u órganos sino que se encuentra totalmente imbricada con específicas personas. Por lo cual, no resulta posible entrar al análisis de causas y consecuencias de las problemáticas nacionales si no se trata acerca de esas personalidades, de los históricos Fidel y Raúl, con Almeida, Ramiro, Guillermo, así como Machado, Balaguer y, en sus momentos, Hart y otros muy pocos a mencionar, durante medio siglo.
También en la historia, como se ha demostrado, hay una vinculación en todo lo que ha existido/existe en el espacio-tiempo, que puede ser más directa o lejana e, incluso, torcida pero no interrumpida.
A pesar de eso, hay analistas -tal vez entre ellos Campos- que aceptando la continuidad histórica en los aspectos positivos (por ejemplo, la tan recurrida intransigencia revolucionaria de Antonio Maceo en ocasión de la denominada Protesta de Baraguá, o el antimperialismo de nuestros principales próceres) tienden a rechazar esa continuidad en cuestiones negativas.
En eso se incluye el caso del caudillismo militarista del que representativamente siempre se acusa únicamente a Vicente García y su posición en las Lagunas de Varona pero que adoleciera Máximo Gómez (hasta pocos días antes de la muerte de Martí), quien hablando de dictadura personalista y no de clase dijera “¿Acaso se puede citar una revolución en el mundo que no tenga dictadura?” Y de lo que precisa y definitivamente Maceo fue el más grave exponente, que escribiera en carta a Anselmo Valdés (6.07.1884): “Una cabeza dirigirá la política y la guerra y nosotros seremos las leyes y los defensores del orden”. O sea, en su particular forma de expresión, el bastión militar sería un bloque que gobernaría y reprimiría, y constituiría en sí hasta las mismas leyes.
Recientemente, en nuestra Feria Internacional del Libro, fue presentado por el Centro de Estudios Martianos una obra de las que dejan profunda huellas en sus lectores: José Martí dirigente, político e ideólogo, del Premio en Ciencias Sociales/2008, el excelente historiador Jorge Ibarra.
Con la lectura de sus apasionantes 267 páginas se hace una honda inmersión en el persistente batallar de nuestro Héroe Nacional desde los años setentas del siglo XIX hasta su muerte en 1895, para la constitución del Partido Revolucionario Cubano y en función de los preparativos y la organización de la Guerra Necesaria a los fines esenciales de la liberación del yugo colonial y del establecimiento de una república civilista, democrática, inclusiva y participativa. Una república, según él mismo, con todos y para el bien de todos. Y ello, en franco batallar ideológico y político, contra el caudillismo militarista de las dos patrióticas figuras ya mencionadas y otras muchas.
Para confirmar las (éstas sí clarividentes) prevenciones del Apóstol, no puedo resistirme a la tentación de transcribir algunas de sus vaticinadoras y siempre vigentes palabras contra ese caudillismo, las cuales tomo de la joya escrita de Ibarra. Veamos.
·“Usted y yo tenemos decidido que el poder en las Repúblicas solo debe estar en manos de los hombres civiles.” (Carta a Manuel Mercado, de fecha 10.11.1877).
·“Nuestro país abunda en gente de pensamiento y es necesario enseñarles que la Revolución no es un mero estallido de decoro, ni la satisfacción de una costumbre de pelear y mandar, sino una obra detallada y previsora de pensamiento.” (Carta a M. Gómez, 20.07.1882)
·“Domine Ud. General esta pena, como dominé yo el sábado el asombro y el disgusto con que oí un inoportuno arranque de Ud. y una inoportuna conversación que provocó de él el General Maceo en la que quiso -¡locura mayor!- darme a entender que debíamos considerar la guerra de Cuba como una propiedad exclusiva de Ud. En la que nadie puede poner pensamiento ni obra sin cometer profanación y la cual ha de dejarse, si se la quiere ayudar, servil y ciegamente en sus manos (…) La patria no es de nadie; y si es de alguien, será, y esto sólo en espíritu, de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia.” (carta a M. Gómez20.10.1884)
·“¿Qué somos, General? (…) ¿los caudillos valientes y afortunados que con el látigo en la mano y la espuela en el tacón se disponen a llevar la guerra a un pueblo, para enseñorearse después de él?” (ídem)
·“… tal como es admirable el que da su vida por servir a una gran idea, es abominable el que se vale de una gran idea para servir a sus esperanzas personales de gloria o de poder, aunque con ello exponga la vida”. (ibídem)
·“Yo no necesito ganar una guerra para hoy; sino que, al ganarla, desplegar por el aire el estandarte de la victoria sesuda y permanente, que nos haga libres de un tirano, ahora y después (…) ¿Qué dónde estoy? En la revolución. Pero no para perderla, ayudándola a ir por malos caminos”. (J.M. Obras completas, Tomo 22, Pág.73).
·“Que Ud., como nosotros, cree que la guerra de un pueblo por su independencia, fruto de un siglo de trabajo patriótico y de la cooperación de todos sus hijos, no puede ser la empresa privada ni la propiedad personal de uno que debe a la obra de todo el país la parte que el heroísmo le dio en la gloria común(…)” (J.M. OC. t. 22, p.216)
Martí, con razón que comprobamos en nuestra actualidad, al decir de Ibarra en la referida obra, “temía que los caudillos militares terminasen por imponerle su sello a la república futura, si llegaban a arraigar los métodos expeditivos de la guerra en la conciencia de la dirigencia revolucionaria”.
El gran patriota, tanto en las Resoluciones de la Emigración Cubana de Tampa, en las bases para la organización del Partido Revolucionario Cubano, como en infinidad de artículos y discursos, pretendió cerrarle el paso al predominio de un caudillo o de un grupo de militares. Siempre definió que debía haber un poder central al que se subordinara lo civil y lo militar pero teniendo muy en cuenta que las decisiones de las operaciones militares eran de los jefes correspondientes, que no debían ser entorpecidos en ello; como tampoco estos incursionar en las cuestiones civiles y políticas.
Casi un mes después de la muerte del Delegado, el abogado santiaguero Rafael Portuondo -siguiendo las posiciones militaristas de Maceo- presentó en Jimaguayú un proyecto constitucional tendente a que el Presidente y Vicepresidente de la República fueran, respectivamente, el Generalísimo y su segundo de todo el Ejército Libertador. Sólo faltaba en tal proyecto poner sus nombres. Cualquier semejanza con nuestra actualidad parecer NO ser pura coincidencia.
Aquel proyecto no prosperó en la votación (15 Delegados en contra y sólo cinco de la parte oriental de Maceo, a favor), entre otros motivos porque Gómez había asimilado las claves del pensamiento martiano al respecto y fue consecuente con ellas. En la Mejorana, había tenido que enfrentar y rechazar con fuerza la idea de Maceo de convocar a una Junta de Generales, en lugar de la Asamblea de Delegados.
Lamentablemente, la muy prematura muerte de Martí, a sus 42 años de edad, no posibilitó que ese gigante pudiera lograr junto al pueblo cubano la república que soñara. Desde entonces, se sucedieron los caudillismos hasta nuestros días.
Ese mismo caudillismo militarista y la subestimación por razones edad son las causales que llevan a Fidel en su reflexión sobre los “sanos cambios“ -llenos de los acostumbrados voluntarismos y secretismo- a decir que algunos (Lage y Felipe) probaron la miel del poder sin sacrificarse. En esa frase toda una revelación sobre una especial visión del poder, no como servicio al pueblo y a la sociedad, sino como algo que se degusta en la individualidad; así como todo un contenido discriminador de las generaciones sucesoras que por cuestión epocal no pudieron participar en la lucha insurreccional, aunque sí en otras muchísimas batallas civiles y militares, nacionales e internacionalistas, durante cinco largas décadas.
Gerontocracia a la que debe responderse como Martí: “…la cantidad de canas que coronan la cabeza no es la medida de la cantidad de amor que mueve el corazón” (Martí a Valero Pujol el 27.11.1877) y caudillismo al que contestar que tampoco es preciso, para defender y seguir construyendo la patria, el vestir permanentemente de uniforme militar; recordando lo que Martí respondiera viril y patrióticamente ante una ofensa de Zambrana: “A quien Ud. ha hecho alusión, no le cabe la vergüenza en los calzones…”
Lo sabe y siente nuestras actuales y más jóvenes generaciones: ellas no son el futuro, son el presente. Sus integrantes somos tan ciudadanos como nuestros mayores, vivimos, trabajamos y luchamos igual o mucho más que estos; muchos son más revolucionarios (dialécticos, no fundamentalistas) que todos sus antecesores. Martí, con admirable y marcado indeterminismo, diría al respecto: “No es que la fuerza del progreso esté en la tierra escondida; no es que la recibamos por una ley lógica, fatal-es fatal el progreso- pero está en nosotros mismos. Nosotros somos nuestras propias leyes: todo depende de nosotros:- el hombre es la lógica y la Providencia de la Humanidad” (Coloquio Internacional de Budeos)
Concluyamos estas líneas con algunos de los pensamientos de Martí que se ajustan perfectamente a la coyunturaactual de nuestro estancado proceso.

·“Veo venir la Revolución, pero no veo que sean capaces de hacerla fructuosa los que antes la hicieron…y es preciso balancearlos, vallarlos, contenerlos con otros nuevos” (J.M. OC. t. 22, p.112)
·“Nada es el hombre en sí, y lo que es, lo pone en él su pueblo.” (J.M. en Coloquio Internacional de Burdeos: Entorno a J.M.)
·“Con estas Bases y Estatutos se ha querido (…) procurar desde la raíz salvar a Cuba de los peligros de la autoridad personal y de las disensiones en que, por la falta de la intervención popular y de los hábitos democráticos en su organización, cayeron las primeras repúblicas americanas.” (carta de 25.051892 a un club revolucionario)
·“Sin fin fijo, no hay plan fijo, sin plan fijo es muy dudoso el éxito de una revolución. Una vez fijados por la discusión y el voto de los revolucionarios(..) lo único que queda por hacer es ejecutar, sin confusión y sin pérdida de tiempo, los mandatos expresos en los acuerdos fundamentales del Partido”. (J.M. OC t.1, pp. 459 y 460)
·“Necesitamos anunciar al país, mantener con nuestras artes, un programa digno de atraer la atención de un pueblo que ya no se entrega al primero que, amparándose en un nombre santo, quiera ponerse a su cabeza”.(J.M. OC. t. 22, p.212)
·“Todo lo que divide a los hombres, todo lo que los especifica, aparta o acorrala, es pecado contra la humanidad.” (de su artículo “Mi raza”)
·¿Cuándo se ha levantado una nación con limosneros de derechos? (J.M. OC t.4 p.95)
·“Lo que un grupo ambiciona, cae. Perdura lo que un pueblo quiere.” ((J.M. OC. t.1, p. 366)
·“Lo que importa es que todos los cubanos buenos, todos los cubanos activos se junten con libertad y sinceridad” (J.M. OC t. 2. P.36)
Por ello, como urgente necesidad y por interés de la casi unanimidad de nuestro pueblo, hágase sin más dilaciones un verdadero Congreso del PCC de donde emane un programa como el que quiso Martí o, en su defecto, constitúyase y celébrese el Congreso de la Nación. En fin, descentralícese permanentemente el poder, dando su efectivo ejercicio al soberano titular: el conjunto de todos los cubanos -al decir de Martí- “buenos y activos”.

Cuba, 1º de abril de 2009.

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Hay que llevar a Cuba a una democracia socialista

Crítico contra la burocracia que gobierna su país, este periodista está a la vanguardia entre los que piden propiedad social, cooperativas, autogestión y propiedad mixta de Estado y ciudadanos.

Fernando López de La voz Para Kaos en la Red

Félix Guerra accede a ser entrevistado sin ningún tipo de prevenciones. Nos recibe un domingo en su departamento de La Habana. Son las 10 de la mañana, nos invita a almorzar y charlamos hasta la tarde, como viejos amigos. Periodista (publicó en numerosos periódicos y revistas nacionales y extranjeros), poeta y narrador, tiene fama de decir siempre lo que piensa, y ahora lo hace desde el sitio kaosenlared.net-Cuba y El Tintero Colectivo, donde debate con otros intelectuales sobre la actualidad y el futuro de la isla, y el porqué de los cambios que estima imprescindibles "para llegar al socialismo".

–A 50 años del triunfo de la revolución, ¿cuáles fueron los mayores logros?

–Muchos, no habría memoria suficiente para recordarlos. El cambio fue apoteósico y creó esperanzas desmesuradas. Empezó una Cuba nueva. Durante los primeros años nos sentíamos felices y poco críticos, adherimos de cuerpo y alma a aquellos líderes, entre ellos a un argentino carismático cuya muerte temprana lo preservó del desgaste de gobernar largo. A medio siglo del triunfo, después de una reforma agraria, campañas de alfabetización, cambiar estructuras económicas del país, nacionalizar recursos, Cuba es el único país en el mundo cuya revolución, creo, sigue vigente en espera de cambios trascendentes. En aquella época tuve oportunidad de estudiar, y así me hice director de la escuela nacional de cuadros de la AJR, luego subdirector de la revista Mella (vocero de la UJC), luego periodista. Empezábamos a leer a Marx, Engels, Lenin, Hegel, Aristóteles, estudiábamos otras culturas, nos fuimos universalizando desde los pequeños patios donde vivíamos. Aprendíamos a aprender, a hacer la revolución en medio de la ventisca. Al mismo tiempo se cometían aciertos y errores. Cuando leí el Elogio de la duda de Bertold Brecht, me produjo gran impacto. Aprendí a dudar. Un día no me gustó alguna decisión y dudé si yo era marxista porque no estaba de acuerdo. Hoy estoy persuadido de que seguir el marxismo de forma incondicional, con manuales y orejeras, conduce a la religión y el dogma. Igual ocurre con Martí. Soy evolucionista, pero ¿cuánto aprendí de Darwin para decir "soy darwinista"? Ocurre con Einstein y otros. Hay que fundir constantemente en disímiles crisoles, regresar y respetar los orígenes y hacer actualizaciones bajo el sol de hoy.

–La principal crítica al Gobierno es que en Cuba no hay libertad. Noto que la gente se queja abiertamente de las cosas que no gustan, pero no canalizan su descontento.

–Ahora entendemos que la revolución es un gran cambio en el terreno de la economía y no sólo en el de las ideas. Y viceversa, por supuesto. Hace años usábamos la palabra "democracia" para referirnos a la política en Estados Unidos. Es irracional abandonar esas herramientas humanas al capitalismo: es imprescindible llegar a la democracia socialista en cualquier parte. En Cuba, sería la primera democracia no clasista en el mundo. La democracia capitalista es sobre todo para ricos y dueños privados. Los pobres y las mayorías apenas tienen democracia. El socialismo será democracia inclusiva y en expansión, no disfrutada antes. Leer y debatir ayuda a descubrir esa democracia. Y la estamos fomentando. Antes se hablaba de "unidad". Unidad frente al imperio. Un pensador cubano dijo: "Unidad, pero en la diversidad". Además, diversidad escuchada, debatida, publicada, asimilada. Ese es el camino. Estaremos unidos siempre que tú sepas lo que pienso y yo lo que piensas tú. En las primeras décadas hubo una funesta intolerancia ideológica, religiosa, sexual, generacional. Eso va cambiando. Pero es un camino constante a recorrer, con metas volantes, en llanos y montañas. En épocas pretéritas, desde la esclavitud, la ideología del esclavo se resumía en una palabra: libertad. Luego se agregó el resto.

–Otra crítica recurrente a la revolución cubana es la del partido único.

–Un partido único, asociado íntimamente al Estado, a una sola comprensión ideológica y a dirigentes únicos, provocan dogmatismos y abusos de poder. Yo nunca pude votar por los líderes, ni por la gente que admiré en la revolución, porque el sistema electoral me obliga a votar por alguien de mi pequeña circunscripción, a veces no sé quién es ni conozco sus intenciones, y de ahí para arriba ya no tienes más nada que ver con el resto. Los que salen electos se eligen entre ellos. Democracia muy insuficiente. Yo hubiese votado también por el Che de aparecer la oportunidad. Necesitamos un pluralismo de base socialista, se trata de que las decisiones no sigan quedando en manos de dirigentes "iluminados" henchidos de respuestas. Dudar me llevó a la idea de que mientras no haya "propiedad social" no habrá socialismo. Ahora hay "estatalismo". Tratamos de limpiar la palabra "socialismo", en la que muchos no creen por errores cometidos en su nombre. No fue defendido en la Unión Soviética, donde el cansancio era enorme. No significa renuncia, al contrario. Vivimos el capitalismo colonial, sin horizontes, y veo el actual, con ejemplos como Bill Gates, con una fortuna desproporcionada. Resulta inmoral cuando en Estados Unidos aumenta el desempleo y se pasan gorras para pedir limosnas. Ese no es el modelo.

–¿Crees que ahora, a 50 años, esos cambios son posibles?

–Soy escéptico y optimista: lo uno conlleva lo otro. No será fácil, la burocracia depreda, el poder corrompe y a veces absolutamente. Todo ser humano tiene un ego que crece a diario si nos halagan y nos empezamos a creer cosas. Cuando no hay ambiente de debate, las ideas se van petrificando. Sin Stalin acumulando cargos y poder, ni existiendo esa dictadura que no era del proletariado, la gente y su participación hubiese obligado al recambio de dirigentes. Si el capitalismo corrupto lo hace y renueva caras y esperanza para que la gente crea, aunque sigue siendo una sociedad muy polarizada de pobres y ricos, el socialismo tiene que ser cualitativamente más democrático, participativo, justo, igualitario, una compuerta abierta para la producción y la productividad colectivos, individuos plenos y emancipación humana.

–¿Qué reformas económicas habría que hacer en Cuba?

–En primer lugar, la propiedad social implica diversas formas de propiedad, sin excluir privada, personal y estatal. Es parte de las reformas estructurales que la gente pide. Propiedad social, cooperativas, autogestión, propiedad mixta de Estado y ciudadanos, tierras cooperativizadas (no minifundizadas), usufructos gratuitos por tiempos determinados, etcétera. Más créditos y asesoramientos técnicos. Y sí, esta es mi casa y este mi auto, superando el estado actual de es mío pero no es mío. Si lo hacemos, descubriríamos que eso implica ideología, pues recogemos lo mejor que subyace en la sociedad. La propiedad estatal conduce de nuevo al capitalismo, y entretanto crea castas y privilegios. Así es imposible el socialismo. En una época pensé que los soviéticos habían llegado. Alguien mintió e hizo efectos muy dañinos a los revolucionarios del mundo, les quitó esperanzas y objetivos. Faltó inteligencia, audacia y visión para salvar aquel "socialismo". Autoritarismo, burocracia, corrupción colocaron las primeras piedras. Luego, no ver la opción correcta dio al traste con el enorme y costoso proyecto.

–Ese descontento con la burocracia se percibe en la gente, sin embargo, al preguntarles por qué no protestan, responden: no se puede. ¿Es así?

–En buena medida. La gente tiene que encontrar vías. Los jóvenes ven las parcelas de sus existencias y a partir de ahí tienen visiones muy diversas. Pero al no poder expresarse sin tapujos, se gangrenan, no tienen inoculado aún el antibiótico de la libertad. Yo mismo, que escribí en periódicos del partido, no logro hacerlo libremente y utilizo Internet, sitios como kaosenlared (que se creó en España y tiene una filial cubana, donde publica toda la izquierda). Periódicos como Juventud Rebelde abrieron diminutos espacios a la crítica, algunos muy formales. Errores que se cometen desde hace 20 ó 30 años siguen apareciendo sin resolverse. ¿Por qué no se adoptan medidas? ¿Los dirigentes no leen estas columnas? ¿Qué tipo de indolencia ideológica es esa?

–La última: ¿funcionan los estímulos morales, esos que el Che le atribuía al "hombre nuevo"?

–Creo que funcionan, pero somos seres materiales que aspiramos a más. Es imprescindible acompañar una cosa con la otra. Se necesitan también estímulos materiales, porque ¿quiénes somos? Criaturas apetentes, soñadoras, mortales, que escalamos desde las cavernas y el fuego. ¿Nos conformamos con cualquier alpiste? Aspiramos a eso que nombran felicidad, en las diversas acepciones, al universo, no importa su infinita dimensión. Cada día amanecemos hombres y mujeres nuevos. Decisivo es saber si nos encaminamos en la dirección correcta.

http://www.lavoz.com.ar/suplementos/temas/09/03/22/nota.asp?nota_id=50 0617

Domingo 22 de marzo de 2009

Entrevista al escritor cubano Félix Guerra

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Nuestros apremiantes problemas y la propuesta de celebrar un “Congreso de la Nación”

Los problemas de Cuba no son generacionales, de historial, ni cívico-militares, sino la ausencia de un programa socioeconómico consensuado y el débil funcionamiento democrático del sistema político

Pedro Campos Para Kaos en la Red

La Revolución Cubana vive un momento crucial, caracterizado por la clarividencia de la dirección histórica -a pesar de su ocaso natural- en reconocer el peligro de la reversión del proceso, la ausencia de un claro plan consensuado para enfrentar este riesgo, el renacer del movimiento socialista en América Latina, la grave crisis internacional del capitalismo y el cambio de gobierno de EE.UU. que ya enfila otro rumbo en la política hacia Cuba.
En las palabras de Raúl -“unidad en la diversidad”- están las claves del éxito ante estas situaciones, pues no hay otra manera posible de avanzar en medio de las contradicciones y complejidades internas y externas. Pero su dinámica implica un claro rumbo anticapitalista, distanciado de las esencias que caracterizan el sistema de explotación asalariada del trabajo y avanzar hacia el pleno reconocimiento de los principios democráticos en el Partido y en la sociedad, que solo son ciertos si son válidos también para las minorías y la aceptación del corrimiento de los planes y programas hacia los centros de gravedad de los intereses de la mayoría del pueblo.
Existe la creencia, al parecer mayoritaria, de que muchas cosas deben cambiar en el contexto actual para garantizar la irreversibilidad de la Revolución: en las leyes, la filosofía económica, la propiedad, las relaciones de producción, distribución y consumo y el sistema electoral; pero todo, para más socialismo. La mayoría del pueblo no quiere seguir igual que hasta ahora, quiere cambios, y no cosméticos, a fin de garantizar la continuidad de la Revolución y sus logros, con transformaciones direccionadas a profundizar la socialización, de otra forma, el rumbo podría seguir siendo incierto.
Ante estas complejidades y para evitar la reversión identificada por Fidel se hace necesario definir con claridad qué se propone a corto, mediano y largo plazos el partido-gobierno:
1-si cree que el fracasado viejo esquema dirigista de socialismo estatista desarrollista, en verdad un capitalismo monopolista de estado, sigue siendo una opción viable y contenido esencial de la etapa de tránsito al comunismo y por tanto solo se trata de“perfeccionarlo”;
2-si considera que temporalmente esta fase todavía es necesaria por un tiempo determinado para consolidar la base económica y luego avanzar en las relaciones socialistas de producción;
3-si ya estamos en condiciones de progresar directamente, en forma paulatina, hacia más socialización; o
4- lo que sea que le ocurra que haya que hacer por el bien del pueblo, pero lo que sea, debe hacerse público pues el pueblo necesita saber qué proyecto está apoyando, más allá de un poder en manos de los líderes históricos.
Estas importantes definiciones y otros planes y perspectivas deberán estar claramente contenidos en el nuevo Programa del Partido a discutir por sus bases y las masas, en el proceso del VI Congreso del PCC, cuya convocatoria no debería pasar de mediados de año.
Los recientes cambios de figuras en el aparato burocrático central del gobierno-partido, han generado diversas expectativas e interpretaciones internas y externas. No es aconsejable desestimar las valoraciones hechas al respecto por amigos de la izquierda internacional y el pueblo cubano en pasillos y corrillos, pues otras vías no tiene para expresarlas. Independientemente de las cuestiones de forma, que no han honrado la imagen democrática del sistema, la esencia de los movimientos parece responder a la “política de cuadros” en concordancia con lo que interna y externamente se pretende hacer, sólo que los cambios de personas nada aclaran sobre planes y propósitos gubernamentales.
Tales separaciones han evidenciado –además- el fracaso tácito de una “política de cuadros” que partía de la “selección-imposición” de jóvenes líderes estudiantiles para convertirlos en figuras de primera línea del gobierno (Robaina, Lage, Felipe, Valenciaga, Otto y otros).
Algunos analistas señalan el peligro de la militarización por la presencia de militares en el gabinete cuando en definitiva por razones históricas siempre ha tenido que haber militares en el gobierno. Tales peligros no proviene del el origen civil o militar de los cuadros, sino de anteponer los intereses estrechos de los militares a los de la nación y en transpolar a la vida civil y política los métodos jerárquico-militares tradicionales, sin entender que cada espacio de la sociedad tiene su propia “disciplina”, mecanismos y leyes de funcionamiento.
Otros se preocupan por la historia revolucionaria de las nuevas generaciones, cuando todos sabemos que existen otros muchos compañeros con sobrados méritos revolucionarios y conocimientos para ocupar responsabilidades que nunca serán designados por ningún órgano superior, jamás serán “cantera” de la nomenclatura, ni a muchos de ellos tampoco les interesa serlo en las actuales circunstancias.
En fin que no es cuestión de edad, de procedencia militar o de historia revolucionaria, el ser o no “seleccionado” para cargos en el gobierno, se trata de la filosofía de la actual dirección y su “política de cuadros” basada en la “selección y no en la elección”. Si el cuadro, como decía el Che es la columna vertebral de la Revolución y ésta es obra de las masas, son éstas y no los jefes ni sus aparatos burocráticos los que deben elegir los cuadros.
De manera que los problemas fundamentales de Cuba, los apremiantes, relacionados con nuestra actualidad, los que ahora mismo están complicando el futuro de la Revolución son:
1-Seguir sin un claro plan político económico social consensuado claramente orientado hacia el socialismo, que logre enfrentar los graves problemas de nuestra sociedad y continuar con un sistema estatista asalariado, centralizado autoritario y burocrático, con todos los peligros que esto implica para la restauración capitalista en la compleja situación nacional e internacional actual.
2-Continuar con una “política de cuadros” para el Partido y el gobierno, basada en la “selección-imposición”, en lugar de garantizar una renovación a través de la “elección-democrática” reconocida en la Constitución y en los estatutos del Partido. Es un problema de concepción, de una política de cuadros no democrática, sino como el propio sistema: burocrática.
3-Creer quesean los métodos disciplinarios de ordeno y mando, los que van a resolver el problema económico y social, y no el cambio en las políticas correspondientes. Control necesitamos, sí; pero control de los trabajadores no de la burocracia, que no se combate cambiando burócratas, sino los métodos dirigistas, socializando las decisiones.
No se trata ahora de responsabilizar personalmente a alguien por estas políticas, muchas de sus víctimas han sido también sus responsables, por acción u omisión. Lo que importa ahora es que la dirección histórica y el nuevo gobierno abran espacios a que se entiendan estas problemáticas, se defina el camino a seguir y avancemos en dirección a la socialización y a la democratización.
Cuando terminaba de redactar estas líneas supe del artículo de mi amigo Félix Guerra (1) proponiendo convocar a un “Congreso de la Nación” donde estén presentes todas las tendencias políticas existentes en Cuba, a fin de buscar un camino consensuado para la solución de los graves problemas que enfrenta el país en los marcos de la “unidad en la diversidad” , que no solo debe ser expresada sino reconocida.
Esta interesante propuesta y otras eventuales iniciativas de los revolucionarios y comunistas cubanos, encuentran su razón de ser, precisamente, en el insuficiente y lento movimiento gubernamental hacia los cambios que demanda la sociedad cubana, expresados en el gran debate nacional de 2007 a partir del discurso de Raúl y en el creciente descontento nacional por la falta de información y definición sobre sus planes y argumentos de sus acciones.
La sugerencia de Guerra no es ajena al lenguaje y al espíritu del Socialismo Participativo y Democrático –SPD- cuyas ideas no pertenecen a alguien en particular, como se ha expresado en otras ocasiones, sino que son parte del rescate, la continuidad y la renovación del socialismo revolucionario de Marx, Engels y Lenin, por lo que son patrimonio general del nuevo Socialismo, Socialismo del o en el siglo XXI o como se quiera llamar, de manera que sus fundamentos yconceptos son tratados, difundidos y discutidos por disímiles compañeros sin otro vínculo que el interés común en sacar el proceso revolucionario cubano de su actual estancamiento.
Con vistas a viabilizar esta iniciativa del compañero Félix Guerra y para evitar que acciones precipitadas o provocaciones extrañas puedan contaminarla, como convocar una marcha fuera de tiempo y lugar, habría que ir dando los pasos organizativos necesarios y creando las condiciones convenientes para lograr que un evento de estas características constituya una contribución positiva, lo cual precisa de la participación del gobierno y el Partido Comunista de Cuba.
Una variante a considerar para la realización práctica de esta iniciativa y su canalización por víasinstitucionales, podría ser que, en un tiempo prudencial, la dirección del Partido y el Gobierno nombre un grupo encargado de analizar y coordinar esta y otras sugerencias que pudieran surgir.
Por su esencia socialista y su eventual impacto en el futuro de Cuba, esta importante proposición no debería ser soslayada por la dirección del país.

Socialismo por la vida.

La Habana 23 de marzo de 2009

1-Diversidad expresada, oída, debatida, incorporada, conduce a Unidad.

Artículos y ensayos relacionados en:

http:/www.kaosenlared.net/rss/kaos_colaboradores_195.xml http://analitica.com/va/internacionales/opinion/8777149.asp.
http://es.geocities.com/amigos_pedroc/index.html
autogestion-socialista.blogspot.com/

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