jueves, 29 de mayo de 2008

LA CUNA DEL HOMBRE

Foto: Daniel Matz

Sé todos los cuentos


Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos...
Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos...
Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos...
Que los huesos del hombre los entierran con cuentos...
Y que el miedo del hombre
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Pero me han dormido con todos los cuentos...
Y sé todos los cuentos.
Foto: Daniel Matz
León Felipe
(1884- 1968)



El mérito de lo que se conoce como la primer fotografía de la historia recayó en Joseph-Nicephore Niépce, por un trabajo realizado en el año 1826. Unos años después, en 1838, Daguerre, que siguió con los experimentos, logró ir perfeccionando la técnica y dio la primera fotografía de la historia en la cual aparece la figura humana. A partir de aquellos tiempos, las producciones fotográficas crecieron día a día en cantidad y en tecnología. Hoy, millones de imágenes saturan los medios de comunicación y la mirada de los espectadores. Podríamos decir que lo que no está en imágenes no existe. Por eso vemos en esta fotografía, editada por Daniel Matz, cómo lo invisible, lo que no tiene voz, lo obsceno, lo que está prohibido revelar y lo que nadie quiere ver ocupa, inversamente a lo esperado o a lo que es habitual, el centro mismo de la escena.

La bandera, como símbolo de lo que nos une ocultando las diferencias, es el lugar donde transcurre el acto visual.

El sol es el que fue consagrado, como distintivo en la bandera de guerra, en una sesión del congreso del 25 de febrero de 1818; es decir, el sol, dador de vida, está en guerra contra la desnutrición del niño que se ve al lado, abrigado sólo por la calidez que emana de los rayos, ya que está, al ser invisible y sin voz, desprovisto de las cosas esenciales garantizadas por las más elementales leyes éticas, para no hablar de las incumplidas leyes escritas, sancionadas hipócritamente para garantizar “que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad”.

Pedagógicamente aparece en la imagen un país: el nuestro; el que exporta alimentos al resto del mundo, surcado por unas espigas de trigo: símbolo máximo de la alimentación. Causalmente lo que carece el niño de nuestra imagen.

Hubo un tiempo en el que se bregó por una sociedad más equitativa: está representado en la franja inferior de la bandera.

Más que elocuente es la frase de León Felipe: “La cuna del hombre la mecen con cuentos”. La cuna del niño de nuestra imagen, que muy posiblemente no llegue a ser hombre, también fue mecida por los tétricos cuentos de campañas políticas que no valen la pena enumerar
Esta foto, en sí misma, es una mueca en la que se ve el agobio de toda una vida y, a pesar de verse con el agobio de una eternidad, no deja de estar cargada con un destino establecido y dramático.

Esta foto es un grito dibujado con luz que lacera nuestra mirada; lleva un imperativo implícito: nos exige reflexionar. Y la reflexión que hagamos nos transforma, porque si no cambiamos, si seguimos siendo los mismos y no intentamos modificar el implícito destino de muerte que nos depara el futuro, seremos cómplices de la atrocidad.

Hoy, ahora mismo, la sensación térmica que vivimos tal vez sea la que, a través de la imagen de esta foto, nos transmite el sol. Pero la temperatura real sigue siendo la imagen de ese niño, que es uno en la foto, ninguno en la mayoría de las imágenes que transmiten los medios, pero miles en los hogares de la periferia, que deberían ocupar, como en la imagen, el lugar central de la escena política, para que se tome conciencia de que lo obsceno, en realidad, no es un niño desnutrido sino el discurso, la sonrisa y las promesas de los políticos: el cuento con el que ya no debemos permitir que nos vuelvan a acostar.

Por: Oscar Oriolo

1 comentario:

Anónimo dijo...

...y sin embargo nos siguen acostando.
Será que aún no nos sabemos todos los cuentos?