sábado, 11 de octubre de 2008

Un nuevo proyecto socialista para Cuba

No hay curita de mercuro-cromo que resuelva nuestros problemas,
debemos repensar integralmente el proyecto socialista si queremos preservar
la Nación y la Revolución
Leonel González y Carlos C. D´ (Para Kaos en la Red)
  • “O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio integro de sí, el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás, la pasión, en fin, por el decoro del hombre, o la república no vale una lágrima de nuestra mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos” José Martí

  • En La Guerra Civil en Francia, Marx escribe: “...las sociedades cooperativas unidas han de regular la producción nacional con arreglo a un plan común,…, ¿qué será eso entonces, caballeros, más que el comunismo, comunismo “realizable”?..

  • Al final de su vida Lenin nos dice: “el régimen de cooperativistas cultos, cuando existe la propiedad social sobre los medios de producción, y cuando el proletariado ha triunfado como clase sobre la burguesía, es El socialismo”.


También, en el II Congreso de los Soviets diría: “La burguesía considera fuerte a unestado solo cuando este puede, utilizando todo el poder del aparato gubernamental, obligar a las masas a ir adonde lo desean...Nuestro concepto de fuerza es distinto. La conciencia de las masas es la que, a nuestro parecer hace fuerte a un estado. El estado es fuerte cuando las masas lo saben todo, pueden juzgar de todo y lo hacen todo conscientemente”
Marti afirmaría. “La libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado y a pensar y hablar sin hipocresías”
Al reflexionaracerca de la experiencia de la Revolución en Rusia, Rosa Luxemburgo plantea: “Sin una confrontación de opinión libre, la vida se marchita en todas las instituciones públicas y la burocracia queda”…también: “la libertad siempre ha sido y es la libertad para aquellos que piensen diferente”.
El Che expresó: “Un sistema marxista, socialistas, congruente o aproximadamente congruente, en el cual se pone al hombre en el medio, se habla del individuo y su importancia como factor esencialen la revolución”...En una de sus últimas reflexiones afirmaría también. “Las masas deben de tener la posibilidad de dirigir su destino, de decidir cual es la parte de la producción que ira à la acumulación y cual será consumida. La técnica económica debe operar en los límites de estas indicaciones y la consciencia de las masas debe asegurar su implementación.”
Fidel resume magistralmente en Mayo del 2000, “Revolución es…Igualdad y libertad plena”. Raúl destaca: “Tenemos que tener el partido mas democrático que exista.”
Entonces, ¿es imposible diseñar un nuevo proyecto de socialismo?
Definir al socialismo del siglo XXI –superiores libertades civiles y políticas, participación activa y real del pueblo en las decisiones de todo tipo, control o mejor imposibilidad de poderes inamovibles, no autoritarismo niburocratismo, polos crecientes de formas autogestionarias y cogestionarias de propiedad, reducción del trabajo asalariado, bienestar- impone una visión desde la complejidad y la observancia de las enseñanzas de la historia.
Las direcciones fundamentales del cambio tienen que ir encaminadas a acercar el poder a la gente, fortalecer la democracia directa sobre la representativa, a establecer mecanismos capaces de revelarnoslos deseos e intereses reales de la población, de evitar manipular, fragmentar o esconder información,que premien la herejía y la creatividad y que normen las limitaciones de los representantes indirectos. Hay que fortalecer imperiosamente el nivel de decisión en el área municipal, comunitaria y los centros de trabajo.
Las premisas del nuevo proyecto histórico tienen que ser superadoras del fracasado, entre las más importantes están: es indispensable darnos cuenta que los instrumentos para obtener el poder, no necesariamente tienen que ser los mismos que para ejercerlos; es necesario acabar de comprender que debemos dedicarnos más a lo que construimos que a lo que rechazamos; evitar enfrentar los valores humanos establecidos y reconocidos y a la vez lucharpor eliminar la explotación, la opresión, la exclusión y la enajenación, y que si es necesario optar, hay que optar teniendo en consideración la opinión de todos, con claridad y transparencia.
Tenemos que evitar ser adeptos y adictos deuna visión linealetapistay transicional muy prolongada, antes que una visión de cambio popular radical y sistemático, que afecte toda la lógica de la civilización del capital y no sólo nacionalice y estatice, acciones que, por demás, no son intrínsicamente socialistas. Hay que tener claro que la superioridad de la nueva sociedad sobre el capitalismo estará en la forma de producir y vivir con valores éticos y democráticos, en su capacidad de tener en consideración los intereses de todos, contar con las opiniones de todos, no precisamente en la superioridad científico-técnica o el consumismo irracional.
Este nuevo proyecto debe interiorizar muy seriamente que sin eliminar, reducir la alineación y la enajenaciónen la esfera laboral no habrá verdadera liberacióneconómica; que sin libertad no hay justicia, que sin democracia real no habrá socialismo, que es tan importante ser cultos para ser libres como ser libres para ser cultos; que los trabajadores y los nuevos sujetos revolucionarios deben liberarnos a todos, económica o políticamente y también de prejuicios y discriminaciones, si no lo hacen, fracasarán y solo tendríamos otra dictadura.
Las posibilidades de hacer un Socialismo deseado y al país invulnerable, se harán realidad cuando hagamos una política con todos y para el bien de todos, donde utopía y realismos vayan juntas y la gente sienta que el control de su vida le pertenece mucho más que en el sistema capitalista y que el bienestar y la felicidad personal no son para un futuro siempre en lontananza.
Unaconcepción más adecuada para la sociedad que aspiramos a construir, sería desarrollar, la más ampliasocialización de los medios de producción, distribución y consumo, con una planificación democrática, no opuesta a la autonomía y a la autogestión, destinada a la satisfacción del ser humano, posibilidades todas históricamente posibles.
Una sociedad profundamente humanista y respetuosa de la dignidad personal, que excluya toda monopolización de las decisiones esenciales por parte de cualquier minoría, utilice mucho mejortodo el extraordinario potencial creado y aliente la crítica constructiva; todo lo cual supone eliminar paulatina pero sistemáticamente cualquier hipertrofia del estado que por naturaleza propia tiende e erigirse por encima de la sociedad, la cual debe ser absorbida por los órganos autogestionarios y de democracia directa y plebiscitaria esencialmente, enlos marcos de un mejorado estado de derecho..
Una sociedad que ponga fin a todo tipo de opresión y discriminación, cuidadosa con la naturaleza que incremente constantemente el tiempo libre para formar ser humanos plenos, libres desenajenados. Una sociedad profundamente solidaria.
Debe ser un proyecto esencialmente incluyente. Su política de alianza debiera ser: a nuestro lado todo los que luchen por un mundo menos hipócrita, con menos lágrimas, no importa qué otras ideas o geografías nos separen.
En ese proyecto debemos evaluar la política, las instituciones y a los lideres por su filosofía liberadora, no sometedora y más por sus contribuciones concretas y personales a la felicidad de todos que por sus meritos coyunturales, epocales o personales, más por su capacidad de escuchar a los demás y mandar obedeciendo que por sus actitudes y ordenes, más por su capacidad de enfrentar las tentaciones del podery su espíritu autocrático, que por sus deseos de ejercerlo eterna, apologética o dogmáticamente.
Cuba es hoy el país del mundo más preparado para intentar ese socialismo. ¿Como llegar desdedonde estamos? Algunas ideas pudieran ayudarnos al avance.
Es esencial que la política económica sea en beneficio preferente de la clase trabajadora. Necesitamosun sistema económico que pueda garantizar y potenciar las funciones básicas que todo sistema económico debe asegurar: medición precisa de los resultados económicos, la estimulación al trabajo y la innovación permanente.
El poder económico es la base del poder político. En consecuencia, los trabajadores serán verdaderos partícipes del poder político en la medida en que sean dueños -directamente o en usufructo- de los medios de producción a través de la cogestión, del cooperativismo, yla autogestión.
Es necesarioeliminar las estructuras administrativas superfluas, descentralizar,y avanzar al desarrollo paulatino de la autonomía de las empresas. Democratizar la sociedad, las organizaciones políticas y sociales. Es indispensable que el sindicato, juegue un mayor papel en la política práctica económica y que los líderes obreros representen realmente a los trabajadores.
Es preciso aplicar la formula socialista de distribución, es necesario devolver al dinerosus funciones legitimas, hacer que sea la medida principaly universal de los resultados del trabajo, de la aportación de cada uno, de la eficiencia económica.
El poder del dinero sobre las persona -cuando es ganado según el trabajo aportado- es más racional y moralque el arbitrado por el funcionario, que se interpone entre el productory el consumidor, usurpando el derecho a decidir lo que se debe producir y consumir.
Pero sabemos que una reforma económica es sobre todo un proceso político. La reforma afecta las relaciones de poder en nuestra sociedad tal como la conocemos y en ello radica la necesidad del consenso pero el hecho de que sea difícil no anula, en modo alguno, la necesidad superior de emprenderla.
Es indispensable la edificación de un estado de derecho apropiado, que defina con transparencia, equilibrio y concreción los deberes y derechos de ciudadanos e instituciones.
Desarrollar unapolítica, quegarantice el máximo acceso al ciudadano a la informaciónes otra cualidad y condición de ese socialismo. Sin esa cualidad no se puede participar en las decisiones.
Es preciso contar con mecanismos capaces de exponer los intereses de las capas y grupos de ciudadanos y defender el derecho de las minorías a ser escuchados y tenidos en cuenta.
Es vital impedir, sobre todo, que en el “instrumento” para conducir la revolución predominen el dogmatismo, la religiosidad, los encandilados por el poder permanente o los adulones.
Un principio es evitar queexistan instituciones, elites o individuos, que se arroguen la potestad suprema de decidir por encima de la sociedad excluyendo a sus integrantes, o algo o alguien que pueda ser juez y parte en alguna instancia.
Debemos propiciar el culto a las ideas y a los valores no a las personalidades, pues desde el primer momento en que comienza a ocurrir se estarían abriendo las puertas a muchos de los errores del socialismo del siglo XX. Ese riesgo, mayoritariamente, ha sido considerado causa de muchas dela distorsiónde los principios democráticos en la sociedad, en el Partido y en el funcionamiento del estado.
La construcción de un nuevo socialismo por tanto, debe ser intransigente respecto a la falta de ética y cultura; sí cultura, esa que es diferente a conocimientos científicos. Debe ser intransigente respecto a todo tipo de discriminación y atentado a la dignidad de las personas. También debeser muy respetuoso y cuidadosa con la naturaleza. Los problemas del medio ambiente requieren de nuevos modos de ver y hacer la sociedad.
La interrogante no es sólo como debe ser ese nuevo tipo de socialismo, sino cómo construir las instituciones y diseñar las normas y el funcionamiento de la sociedad para que esas metas sean alcanzables y no se tomen caminos errados.
Ello incluye no subestimar los problemas de las formas democrática, el carácter electivo de los cargos y su revocación, impedir la innecesaria y excesiva dualidad de poderes, la necesidad de que los puestos administrativos tengan similares salarios que los trabajadores, vigilar el excesivo centralismo, las elecciones, las formas de votación y conformación de candidaturas, el avance de los procesos de abajo hacia arriba y no al revés y otros.
En cuanto a la democracia política, debemos privilegiar la democracia directa. En la democracia indirecta o representativa, las leyes y las decisiones son aprobadas por los que previamente han sido elegidos. Es por ello que el modelo que se configure para el Nuevo socialismo debe privilegiar la democracia participativa, directa, decisoria, plebiscitaria.
En este aspecto hay que repensar las concepciones y las normas organizativas de los instrumentos de la vanguardia declase. En el “Socialismo de Estado”, el partido monopolizaba la soberanía del pueblo y la voluntad de sus militantesy privilegiaba, a pesar de toda la palabrería, la voluntad de la minoría –Secretario General, Buró Político, Comité Central, peor, órganos no electos- sobre la mayoría de la militancia. El centralismo democrático nunca fue democrático y si mucho centralismo.
Las normas y la famosa política de cuadros, privilegiaban el doble poder estado-partido y en gran proporción, premiaba a los dóciles o a los que conocían los dirigentes máximos, reales combatientes o simples ayudantes, secretarios, guarda espaldas, chóferes, amigos etc. con los cargos de poder real; para los otros los “carguitos” vacíos de poder, que podían ser elegidos por la masa.
Son precisas mayores transparencias y democracias en las normas para escoger quienes nos dirigirán. Es preciso legitimar los mecanismos de responsabilidad personal sobre las decisiones y evitar el enmascaramiento de la colectividad, los buroes,etc.
Es preciso ver como absolutamente normal, moral y racional la limitación de duplicidad y tiempo en los poderes y cargos. Es indispensable realizar Activos nacionales entre congreso y congreso, con mayoritaria representación de la base, para analizar temas específicos de urgencia sin necesidad de esperar 5 o 10 y más años para reevaluar políticas, especialmente en tiempos tan cambiantes como estos.
Respecto a la misma vanguardia, es indispensable aumentar las posibilidades de influencia de la masa de militantes en las decisiones, establecer estructuras integrales que permitan el análisis de los problemas desde la complejidad y la horizontalidad y no desde la sectorialidad y la verticalidad.
Es indispensable elevar la cantidad de representantes directos al congreso y eventos partidistas, representantes de los trabajadores de la ciudad o el campo, que no simultaneen cargos estatales.
Desde luego, esta no esmeta solamente, sino vía máxima del socialismo y a ella se llegará a través de un proceso más menos prolongado, donde –paulatinamente-pero sistemáticamente, las nuevas relaciones socialistas de producciones cooperativas, cogestionarias y autogestionarias y la nueva democracia se irán imponiendo por imperativo de las necesidades económicas y sociales y de la acción consciente y revolucionaria de los trabajadores.
Para Marx la revolución, el comunismo tiene que ir más allá del cambio de un modo de producir por otro. Aunque a decir verdad ni siquiera eso se ha logrado aún. Como bien afirma en La cuestión Judía “Es la superación de la reproducción de individuos socializados enajenados por la reproducción de individuos socialmente emancipados, humanamente emancipados.”
Lenin en informe al II Congreso de los sindicatos de toda Rusia dijo: “…La revolución socialista podrá consolidarse solo…cuando elabore formas que permitan a todos los trabajadores adaptarse con facilidad a la obra de gobernar el estado y crear el nuevo orden estatal…desde el punto de vista de clase,…esa es la tarea que tenemos planteadapara la victoria de la revolución socialista”.
Necesitamos una sociedad "experimental" antes que esquemáticamente transicional. Después de todo el desastre del Socialismo real, laguía que necesitamos, es la prioridad de los valores y tanta descentralización y autonomía y decisión por parte de los trabajadores en los centros de trabajo y del Poder Popular, desde abajo, como sea posible. Debemos lograrel balance correcto entre el mínimo razonable y necesario de centralización y el máximo nivel viable de autonomía.
Necesitamos entonces, un Socialismo, mayoritariamente con la propiedad socializada, en usufructo en manos de los trabajadores, fuertemente cooperativista, con mercado, no de mercado; dirigido por un Partido único, pero, desmilitarizado, desestatizado, desburocratizado con protagonismo decisivo de la militancia en sus decisiones. Un Socialismo con unfuerte estado de derecho, que privilegie la horizontalidad y no la verticalidad y el centralismo, que represente los intereses de los trabajadores todos, no de grupos de vanguardia Un Socialismo con protagonismo del pueblo en las decisiones, no como comparsa; con organizaciones de masas cuyo principal cometido sean representar los intereses populares, no citar a movilizaciones, dar ordenes y consignas. Un socialismo con una educación, una cultura y unos medios de información queformen ciudadanos, no súbditos. Un socialismo fuertemente ético y moral, respetuoso de la individualidad, con un internacionalismo activo, pero de clases, racional y efectivo. Un socialismo nada ingenuo sobre el capitalismo y el imperialismo
Como el socialismo se construye conscientementeel trabajo cultural, educativo e ideológico debe profundizarse y ampliarse sobre bases realistas, la franqueza y la tolerancia y debe pasar a una nueva etapa mas allá de la rutina y la falta de profundidad como son abordados hoy. El trabajo ideológico debe pensar en prestigiar algunos conceptos y palabras e impedir el descrédito que la mediocridad y la sobresaturación producen en ellas.
La critica y la denuncia de los males ajenos, no resuelve ni alivia los propios. Y cuando son exageradas, no benefician sino, desacreditan las mismas. Es necesario jerarquizar el trabajo político-ideológico sin el cual no habrá revolución sostenible y sustentable, y menos en las condiciones cubanas, pero sin vulgarizarlo, sin “religiosidad”, con franqueza y seriedad ante el pueblo, que de paso sea dicho, hace rato pasó el 9to grado. El trabajo ideológico y educativo necesitacrear hombres justos, libres, autónomos, responsables, críticos creativos, combativos solidarios y conocedores profundos de las ideas del socialismo revolucionario marxista.
También debemos comprender que las ideas de los fundadores son indispensables, pero no suficientes, hay que incorporar todo lo nuevo que la humanidad ha creado desde sus tiempos. Hay que entender que siempre necesitaremos héroes y mitos, pero no siempre los mismos héroes ni demasiados mitos. Hay que ser herederos de la historia, no sus prisioneros.
Solo un proyecto así, garantizará la invulnerabilidad ideológica, que le faltó a quines que tenían muchas armas y cohetes, pero que los trabajadores no dispararon, pues no creían defender un régimen verdaderamente de ellos ni además estaban en sus manos.
No hay curita de mercuro cromo que resuelva los problemas, debemos repensar integralmente el proyecto Socialista si queremos preservar la Nación y la Revolución. Hay que hacer que el proyecto socialista sea lo que desean los trabajadores y facilite los planes personales de la nueva generación, en vez de obstaculizarlo. Ahora, ya.
Luchar por dar más bienestar, más derechos, más libertad personal, más democracia para el pueblo; dar más poder económico real a los trabajadores, respetar más las diferencias, las críticas constructivas, por un sistema social, legal ypenal, que incremente más aun su humanismo -característica esencial del nuestro- no importa qué digan los enemigos o los fallos que aun tenga. Eso no es ceder ante el capitalismo, es implementar los valores más caros de toda la civilización humana, por lo que tanto hemos combatido los comunistas y revolucionarios en cualquier parte del mundo y en toda época.
Y debemos ser claros para que no se engañen amigos ni enemigos. Cualquier proyecto tendrá como premisa que el Socialismo en Cuba siempre requerirá del sacrificio de los revolucionarios y de la indoblegable voluntad de no ceder ante un enemigo que confía en confundirnos, cansarnos o corrompernos.
Recordemos a José Martí y a Carlos Baliño, El primero señalo: “El que pone de lado, por voluntad u olvido, una parte de la verdad, cae a la larga por la verdad que le faltó”, y actuemos en consecuencia con el cofundador del PRC y fundador del Partido Comunista de Cuba, Carlos Baliño cuando dijo: “Nada que deje en pie el sistema de explotación capitalista y el asalariado puede impedir la miseria de las masas. Se hace pues, indispensable una transformación completa en el sistema de producir y distribuir”.
La Habana, 11 de agosto de 2008
Material de Consulta.
Marx“La Guerra Civil en Francia”
Lenin . Intervenciones en el Congreso POSDR.
Lenin“Sobre la Cooperación.”
EngelsPrologo a la Guerra Civil de 1881.
RosaLuxemburgo. “La Revolución Rusa”.
Marx. Manuscritos económicos y filosóficos 1844.
Marx. La Cuestión Judía.
José MartiNuestra América
Carlos Baliño. Verdades Socialistas.
Fidel/Raul/Che. Discursos
Aldo A. Casa. “El socialismo que no fue”.
Pepe Gutiérrez. “Los dilemas Morales de Lenin”.
Pedro Campos“¿Qué es socialismo?
Radulfo Páez. “Una proyección para la autogestiona Colectiva”.
Miguel Arencibia Daupés “Tiempo de Pueblo”
Jorge Luis Acanda González. “Defendiendo el Socialismo”
Camila Piñeiro Harnecker “El Socialismo requiere la solidaridad”
Guillermo Lamelas Elias “Rebelión en la revolución por mas revolución”

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¿Qué socialismo queremos?(II parte)

Algunas opiniones personales sobre los pasos que a mi juicio

se deben dar para abrir el camino a la construcción

de un nuevo tipo de socialismo en Cuba.


Alejandro Segura (Para Kaos en la Red)


Son muchas las opiniones que existen actualmente fuera y dentro de Cuba acerca de lo que se debe hacer para que la nación avance por los verdaderos caminos del progreso y la justicia social. Lamentablemente, aunque el debate interno es grande, la diversidad de criterios acerca de como debemos proceder en lo adelante es amplia y abarcadora, nuestra prensa (a pesar de su recién celebrado congreso que no cumplió las expectativas de nadie) sigue sin hacerse eco de esta diversidad, y se empeña en reflejar solo la fórmula oficial para resolver nuestros problemas y hacer ¿avanzar? al país.
Paradójicamente en los medios alternativos de izquierda el verdadero debate no se ha detenido, cada vez son mas los que dentro y fuera de la isla se aventuran en dar su opinión, los que ya llevan un buen tiempo expresando sus criterios divergentes del oficial no cesan en insistir en sus posiciones (a pesar del silencio y la indiferencia oficial al respecto).
De la diversidad y variedad de criterios que leo y escucho diariamente he podido apreciar básicamente tres corrientes fundamentales de opinión acerca de que se debe hacer para que el país avance:
1- La posición oficial: Esta consiste en "perfeccionar" el actual modelo de socialismo de estado, con llamados continuos a trabajar más y elevar la productividad. Se realizan algunas "reformas" no estructurales que permitan destrabar ciertos mecanismos que frenan el desempeño de algunos sectores de la economía pero no se hacen cambios estructurales que acaben de quitarle el freno y liberen definitivamente a las fuerzas productivas.
Políticamente no se realiza ningún cambio que implique la verdadera democratización de la sociedad. Las opiniones divergentes o contrarias a la posición oficial siguen sin encontrar el espacio y los medios para expresarse libremente, y en algunos casos son reprimidas. Se apuesta por el control total del estado sobre la información.
El pueblo sigue siendo sujeto pasivo de las desiciones que se toman, no lo queda otra que escuchar y acatar, la Asamblea Nacional no lo representa, esta continúa aprobando por unanimidad y sin discusión profunda cuanta ley y decreto venga "de arriba".
Esta es la posición de los que algunos han llamado "inmovilistas", pero que aun cuenta con fuerte apoyo en muchos sectores del aparato de gobierno, e increíblemente (conscientemente, por ignorancia o a falta de acceso a otras propuestas) de gran parte de la población en general.
2- Los que apuestan por la reinstauración del capitalismo en Cuba: Este grupo de personas no quiere oír hablar de socialismo. Para ellos este es un sistema fracasado, que no demostró en más de 70 años en la URSS, ni en casi 50 en Cuba, que sea capaz de satisfacer las necesidades crecientes de la población. Estas personas, o nunca han creído en el socialismo, o alguna vez creyeron y luego perdieron la fe.
Afortunadamente para los que aun creemos que el socialismo es la vía, estas personas son minoría, aunque es un grupo a tener en cuenta y debe tener el libre y total derecho de expresar sus ideas y puntos de vistas. Nadie debe ser excluido.
3- Los que apuestan por la construcción de un socialismo de nuevo tipo, o por la construcción del verdadero socialismo, ese que sea PARTICIPATIVO, DEMOCRATICO y ECONOMICAMENTE EFICIENTE: En este grupo, en el cual me incluyo, estamos muchos cubanos. No me atrevería a decir si somos o no mayoría, pero somos un grupo suficientemente numeroso como para que nuestras opiniones y criterios no solo se respeten, sino que se divulguen , se escuchen y se tomen en cuenta.
Ya explique en la primera parte de este artículo, y otros muchos autores lo han hecho mejor que yo en estas páginas, cuales eran los principios que considero básicos para la construcción de este nuevo socialismo: COOPERATIVIZACION, AUTOGESTION , DEMOCRACIA y PARTICIPACION.
Para emprender este camino se necesitan REFORMAS, y lo escribo en mayúsculas para que se entienda bien la dimensión de esta palabra. Cito a Fidel Castro: "Revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado", y a estas alturas del juego los cambios que se necesitan para hacer avanzar el país, para recuperar la producción y la productividad en todos los sectores de la economía, para lograr que la gente no siga perdiendo la fe, para que los jóvenes no vean como su única salida irse del país, para detener la creciente apatía, los cambios que se necesitan son profundos. No podemos esperar al próximo 26 de Julio para anunciar 3 o 4 medidas más que solo logren aliviar la situación actual. Necesitamos para salir adelante REFORMAS de todo tipo, políticas, económicas y sociales.
¿Por donde empezar?
Necesitamos ante todo verdadera DEMOCRACIA y PARTICIPACION de todos, que cada cual tenga la absoluta libertad, el espacio y los medios para decir lo que piensa. No debemos temer a hacer pública la diversidad de criterios y de opiniones existentes en la sociedad cubana actual.
Sin contradicción no hay desarrollo. Las opiniones diversas tienen que chocar, que encontrarse. Una buena carrera no se gana corriendo solo, los contrarios tienen que presentarse a la pista. Correr solo, ganar por no presentación, no tiene mérito, no te vas a esforzar en correr fuerte sabiendo de antemano que vas a ganar.
Hay que reformar las leyes, comenzando por la constitución de la república, que impiden el ejercicio de la verdadera democracia en el país. En mi artículo anterior lo expresé sin rodeos: Abogo por el pluripartidismo, no le temo a esa palabra. Cito de mi articulo anterior: "El Partido Comunista debe ser la fuerza rectora, de vanguardia en la construcción de la sociedad socialista, pero no debe serlo por decreto, por imposición, debe serlo porque se lo gane convenciendo con sus ideas, con el ejemplo de sus militantes". En consecuencia, la primera reforma política que propongo consiste en reformar la constitución de la república, la cual a mi juicio limita en varios de sus artículos el verdadero ejercicio de la democracia. Los artículos que propongo modificar o eliminar son los siguientes:
artículo 5o.- El Partido Comunista de Cuba, martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista.
Este artículo se debe eliminar de la constitución de la republica. Ningún partido debe darse el derecho por decreto de dirigir la nación, ese es un derecho que solo le compete a aquellos que han sido elegidos por el pueblo. Gobierno y Partido deben ir separados. La patria es de TODOS y si vamos a construir el socialismo debe ser por libre elección de la mayoría de los cubanos, no por imposición mediante leyes y decretos. Además, este artículo se contradice con el artículo 3 de dicha constitución:
Artículo 3o.- En la República de Cuba la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado. Ese poder es ejercido directamente o por medio de las Asambleas del Poder Popular y demás órganos del Estado que de ellas se derivan, en la forma y según las normas fijadas por la Constitución y las leyes.
Abogo por la verdadera libertad de prensa. Cito de mi articulo anterior: "No digo que el Partido renuncie a su prensa, claro que no, digo que la prensa del Partido con sus ideas sea capaz de rebatir las ideas de otros, los cuales también tendrán sus medios para exponerlas".
La constitución actual en su artículo 53 limita la libertad de prensa:
Artículo 53o.- Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista. Las condiciones materiales para su ejercicio están dadas por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son de propiedad estatal o social y no pueden ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada, lo que asegura su uso al servicio exclusivo del pueblo trabajador y del interés de la sociedad.
Propongo reformar el artículo anterior como sigue:
Artículo 53o.- Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a sus ideas. Las condiciones materiales para su ejercicio están dadas por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva no pueden ser objeto, en ningún caso, de incitación a la violencia, a la desobediencia civil o la agresión al país. En caso de violación de las condiciones expuestas anteriormente la ley establece la suspensión de las libertades reconocidas en este artículo.
Los derechos de asociación, manifestación y reunión son indispensables a mi juicio a la hora de hablar de una verdadera democracia. El artículo 54 de la constitución hace referencia a estos derechos:
Artículo 54o.- Los derechos de reunión, manifestación y asociación son ejercidos por los trabajadores, manuales e intelectuales, los campesinos, las mujeres, los estudiantes y demás sectores del pueblo trabajador, para lo cual disponen de los medios necesarios a tales fines.
Las organizaciones de masas y sociales disponen de todas las facilidades para el desenvolvimiento de dichas actividades en las que sus miembros gozan de la más amplia libertad de palabra y opinión, basadas en el derecho irrestricto a la iniciativa y a la critica.
Como se aprecia en este artículo estos derechos están limitados solo a algunos sectores de la sociedad y no a todos sus ciudadanos, como debería ser. Además, solo se pueden ejercer dentro de las organizaciones "de masas y sociales", no en cualquier lugar y en cualquier momento. Propongo reescribir el artículo anterior de la siguiente forma:
Artículo 54o.- Los derechos de reunión, manifestación y asociación son ejercidos por todos los ciudadanos del país en cualquier lugar y en cualquier momento, siempre y cuando no impliquen incitación a la violencia o alteración del orden publico.
El siguiente articulo "regula" las libertades reconocidas en la constitución:
Artículo 62o.- Ninguna de las libertades reconocidas a los ciudadanos puede ser ejercida contra lo establecido en la Constitución y las leyes, ni contra la existencia y fines del Estado socialista, ni contra la decisión del pueblo cubano de construir el socialismo y el comunismo. La infracción de este principio es punible.
Propongo redactarlo de la siguiente manera:
artículo 62o.- Ninguna de las libertades reconocidas a los ciudadanos puede ser ejercida contra lo establecido en la Constitución y las leyes, ni contra la existencia y fines del Estado cubano, ni contra la decisión del pueblo cubano de construir una sociedad de bienestar y justicia social.
La infracción de este principio es punible.
Otro aspecto que considero esencial para perfeccionar la democracia en Cuba es el referido a la elección del Jefe de Estado (Presidente del Consejo de Estado). En la mayoría de los países del mundo (y Cuba no es la excepción) la persona del Jefe de Estado es la mas influyente en todas las desiciones tanto de política exterior e interior adoptadas en el país. Es la persona en la cual se concentra casi todo el poder del estado.
En varios países (incluido Cuba) la elección del Jefe de Estado la realiza el parlamento (Asamblea Nacional en nuestro caso). No cuestiono la validez democrática de esta formula, pero evidentemente el voto popular directo es la forma mas elevada de democracia, mas cuando se trata de elegir a la persona que va a guiar los destinos de la nación en un periodo de tiempo determinado.
El artículo 74 de la constitución cubana hace referencia a la forma de elección del Presidente del Consejo de Estado (Jefe de Estado):
Artículo 74o.- La Asamblea Nacional del Poder Popular elige, de entre sus diputados, al Consejo de Estado, integrado por un Presidente, un Primer Vicepresidente, cinco Vicepresidentes, un Secretario y veintitrés miembros más.
Propongo redactar este artículo para que la elección del Presidente del Consejo de Estado (Jefe de Estado) se realice mediante el voto popular directo en elecciones generales:
artículo 74o.- La Asamblea Nacional del Poder Popular después de constituida convocara a elecciones generales para elegir, de entre sus diputados, mediante voto directo y secreto de todos los ciudadanos cubanos con derecho al voto, ya sean residentes en Cuba o en el extranjero, al Presidente del Consejo de Estado .
El presidente del Consejo de Estado, después de ser elegido, presentara a la Asamblea Nacional las candidaturas para Primer Vicepresidente, cinco Vicepresidentes, un Secretario y veintitrés miembros más que integraran el Consejo de Estado. Los candidatos para ser elegidos deben contar con mayoría simple de votos en la Asamblea Nacional.
Para terminar el análisis de la constitución haré referencia a algunos artículos de esta que han sido violados por leyes, decretos o regulaciones dictadas en determinadas circunstancias, para lograr ciertos propósitos. El ejemplo clásico del artículo mas violado de la constitución es el siguiente:
artículo 43o.- El Estado consagra el derecho conquistado por la Revolución de que los ciudadanos, sin distinción de raza, color de la piel, sexo, creencias religiosas, origen nacional y cualquier otra lesiva a la dignidad humana: se domicilian en cualquier sector, zona o barrio de las ciudades y se alojan en cualquier hotel; son atendidos en todos los restaurantes y demás establecimientos de servicio público; usan, sin separaciones, los transportes marítimos, ferroviarios, aéreos y automotores; disfrutan de los mismos balnearios, playas, parques, círculos sociales y demás centros de cultura, deportes, recreación y descanso.
Para garantizar la inviolabilidad de lo redactado en esta ley propongo agregar el siguiente artículo a la constitución de la Republica:
Articulo: Esta constitución es la ley fundamental de la Republica de Cuba, por tanto cualquier ley, decreto o regulación cuyo contenido contradiga explicita o implícitamente lo planteado en esta ley carecerá automáticamente de validez, y deberá ser derogado de inmediato.
Anteriormente hice referencia a algunos aspectos del sistema electoral cubano, como es el caso de la elección del Jefe de Estado. Otra ley a la cual considero necesario realizar modificaciones en vistas a perfeccionar nuestro sistema democrático y lograr la participación más efectiva de TODOS los cubanos en la construcción de una patria cada vez mejor, es la Ley Electoral.
Mucho se ha hablado de nuestro sistema electoral. Para unos es el sistema mas democrático del mundo, para otros es un sistema diseñado para perpetuar en el poder a un mismo grupo de personas. Ninguna democracia es perfecta, la nuestra por mucho no lo es, y puede y debe ser perfeccionada para garantizar a TODOS nuestros ciudadanos el verdadero ejercicio de sus derechos. Pienso que con algunas reformas a la Ley Electoral nuestra democracia puede convertirse en una de las mejores del mundo.
Analizare a continuación las modificaciones que considero necesarias realizar a la Ley Electoral para hacer de nuestra democracia, como muchas veces han dicho nuestros dirigentes, la mejor del mundo.
La parte mas oscura y cuestionable de la Ley Electoral Cubana es aquella referida a las comisiones de candidaturas. Aquí es donde la ley pierde su esencia democrática y sirve como argumento a aquellos que sostienen que la ley esta diseñada para perpetuar en el poder a un mismo grupo de personas.
Pero, ¿Que son las comisiones de candidatura, cual es su función?
Según la ley las comisiones de candidaturas (nacionales, provinciales y municipales) se forman por representantes de las organizaciones de masas (CDR, FMC, CTC, FEU, FEEM, ANAP). La función de estas comisiones es la de elaborar la lista de candidatos a diputados a las Asambleas Provinciales y Nacional del Poder Popular.
Quiero detenerme en esta parte y explicar brevemente como funciona el sistema electoral cubano paso a paso:
Primero: El pueblo reunido en las asambleas de nominación de candidatos a delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular propone a los candidatos a representarlos por cada circunscripción (distrito electoral).
Segundo: El pueblo en cada circunscripción elige libremente mediante voto directo y secreto al delegado que lo representara en la Asamblea Municipal del Poder Popular. Es decir, las Asambleas Municipales del poder Popular están integradas por todos los delegados de circunscripción del municipio.
Tercero: Las comisiones de candidatura municipales (aquellas formadas por los representantes de las organizaciones "no gubernamentales") proponen, de entre los delegados a las Asambleas Municipales del PP, a los candidatos a delegados a las Asambleas Provinciales del PP y a diputados de la Asamblea Nacional del PP.
Cuarto: Las comisiones de candidaturas provinciales y nacional preparan las proposiciones de precandidatos a Delegados y a Diputados a las Asambleas Provinciales y Nacional, respectivamente. De este grupo de candidatos que proponen estas comisiones SOLO EL 50% pueden ser candidatos propuestos por las comisiones de candidatura municipales (aquellos que son delegados de circunscripción). El otro 50 % de la candidatura la propone directamente las comisiones de candidatura provinciales y Nacional. Es decir, este 50 % de candidatos a los máximos órganos de gobierno no sale de la base., no fueron nominados por el pueblo
Quinto: El pueblo mediante voto directo y secreto elige de entre los candidatos presentados por las comisiones de candidatura provinciales y nacional a los delegados a las Asambleas Provinciales del PP y a los diputados a la Asamblea Nacional del PP.
Sexto: Los diputados a la Asamblea Nacional del PP eligen de entre sus miembros al Consejo de Estado, al vicepresidente y al presidente del Consejo de Estado.
Las dos primeras etapas del sistema electoral cubano constituyen, a mi juicio, la más alta expresión de democracia que pueda existir. El pueblo nomina directamente, sin campañas políticas ni partidos de por medio, quienes serán sus posibles representantes, para después elegir libremente el que desee.
A partir de la tercera etapa es donde el sistema pierde su esencia democrática. Solo la mitad de los candidatos nominados y elegidos directamente por el pueblo (los delegados de circunscripcion) pueden ser nominados a delegados a las Asambleas Provinciales del PP y a diputados a la Asamblea Nacional. El otro 50 % los nominan las comisiones de candidatura provinciales y nacional.
Muchos pudieran argumentar que las comisiones de candidatura están formadas por organizaciones de masas que representan al pueblo. Eso es solo una verdad parcial, hablando claro, en Cuba NO existen organizaciones de masas NO gubernamentales. Las organizaciones de masas están financiadas, controladas y dirigidas por el estado y el Partido, decir otra cosa es hipocresía. Si esto es así, entonces ¿como se explica que estas organizaciones de masas gubernamentales van a proponer ellas mismas a la mitad de los candidatos a integrar el gobierno? ¿Por que las Asambleas Municipales no pueden proponer directamente ellas mismas a los candidatos a delegados a las Asambleas Provinciales, y estas a su vez proponer los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional? ¿No seria esta una formula más democrática?
Basado en lo anterior mi propuesta es reformar la Ley Electoral Cubana para que el proceso eleccionario transcurra de la siguiente forma:
Primero: El pueblo reunido en las asambleas de nominación de candidatos a delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular propone a los candidatos a representarlos por cada circunscripción (distrito electoral).
Segundo: El pueblo en cada circunscripción elige libremente al delegado que lo representara en la Asamblea Municipal del Poder Popular. Es decir, las Asambleas Municipales del poder Popular están integradas por todos los delegados de circunscripción del municipio.
Tercero: Las Asambleas Municipales del PP una vez constituidas eligen de entre sus miembros a los candidatos a delegados a las Asambleas Provinciales del PP.
Cuarto: El pueblo mediante voto directo y secreto elige a los delegados a la Asamblea Provincial del PP.
Quinto: Las asambleas provinciales del PP una vez constituidas eligen de entre sus miembros a los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional del PP.
Sexto: El pueblo mediante voto directo y secreto elige a los diputados a la Asamblea Nacional del PP.
Séptimo: La asamblea nacional del PP una vez constituida elige de entre sus miembros a los candidatos al cargo de Presidente del Consejo de Estado.
Octavo: El pueblo mediante voto directo y secreto en elecciones generales elige al Presidente del Consejo de Estado (Jefe de Estado).
Todas estas propuestas tienen un objetivo: Democratizar la sociedad Cubana, darle PARTICIPACION a todos sus miembros en la construcción del proyecto de nación que los cubanos elijamos. Lograr un parlamento donde exista el debate, que represente la verdadera diversidad de criterios que existe en toda sociedad. Tener una prensa que refleje todas las aristas de la sociedad, donde cada cual pueda exponer libremente sus puntos de vistas, concepciones y las vías que crea correctas para alcanzar un país cada vez mejor.
Mucho se ha hablado de un modelo de Socialismo Participativo, Democrático y Eficiente (SPD). En este artículo me he referido a las reformas que a mi modesto juicio debemos hacer para lograr los dos primeros propósitos: DEMOCRACIA y PARTICIPACION. En un próximo artículo expondré mis criterios de lo que a mi juicio se necesita para lograr el tercer propósito: EFICIENCIA ECONOMICA.
BIBLIOGRAFIA:
- Constitución de la Republica de Cuba
- Ley Electoral de Cuba

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Fabricar mentiras con inconsecuencias y falsas premisas

Comentando un escrito de Roberto del Valle sobre las Propuestas Programáticas
de Pedro Campos y otros compañeros.


Pepe Pérez y Pérez Para Kaos en la Red
Coincido con del Valle en que cualquier alternativa que asuma el socialismo en Cuba debe preservar todos los logros alcanzados por la Revolución, su intransigencia frente al Imperio y la solidaridad que ha caracterizado su política internacional, pero todo eso no se preserva con más de lo mismo, sino haciendo cambios profundos en el esquema que ya fracasó en todas partes y que tiene a nuestro país en crisis permanente hace años y al borde de la reversión y la restauración plena del capitalismo.
Dicho esto, Del Valle, vayamos a su fabricación de falsedades y a las muchas inconsecuencias de su cavilación bajo el título: “Cuba, la crisis del socialismo y la cotidianidad del cubano”.
Comparto con Usted que el pueblo reclama transformaciones que conduzcan a un socialismo superior, pero en todo su escrito no hay una sola palabra que sugiera algo nuevo, distintos a lo que se ha venido haciendo en estos 50 años. Tampoco aporta Usted idea alguna que trate de explicar por qué no se logran las transformaciones que el pueblo reclama.
Se pregunta Usted qué sucedería en la sociedad cubana si las Propuesta Programática para un socialismo participativo y democrático se discutieran en Cuba como el discurso de Raúl y se responde confusamente intercalando, entre pregunta y respuesta, palabras de Fidel: “Si se tomara al pie de la letra el concepto de revolución dado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, donde en su primera parte dice: Revolución es sentido del momento histórico, es cambiar todo lo que debe ser cambiado… pues la propuesta de Campos Santos desmontaría por completo las bases del socialismo en su concepción tradicional cubana”.
Sólo quien desconfía profundamente del pueblo, de los trabajadores y de la propia obra educacional e ideológica de la Revolución, puede imaginar que esas propuestas induzcan a confusión a los revolucionarios y lleven como objetivos desmontar el socialismo y eventualmente destruir la Revolución. Solo pensarían así los demagogos y oportunistas que alaben al pueblo cuando necesiten su apoyo y luego no lo tomen más en cuenta.
¿Y quien sería el más interesado en que no triunfen estas propuestas que podrían contribuir -como otras- a salvar el socialismo en Cuba? Del Valle, de seguro podría decirnos algo de esto, pero se lo guarda. Para mí está claro: el imperialismo y sus agentes.
¿Y Cómo desmontar un socialismo no logrado? ¿Cuál socialismo? Lo que se cayó en Checoslovaquia, la RDA, la URSS y ahora está en peligro en Cuba no fue el socialismo, sino un capitalismo estatal que el estalinismo se esforzó en hacer creer a todos que era socialismo, denunciado por el Che en los años 60, sin evolución alguna hacia la verdadera socialización y que no se cayó por propuestas como esas, sino porque intrínsecamente el capitalismo estatal, alberga todas las contradicciones del capitalismo privado y agrega otras, que lo hacen transitar inevitablemente a su origen, si por el camino la revolución socialista no llega por ninguna parte. Si Usted lo que quiere decir es que las propuestas programáticas tratan de dejar atrás, superar el socialismo de estado estalinista tropicalizado que no es socialismo, entonces sí tendría razón. Pero la palabra desmontar, no parece ajustarse, es un paso en la fabricación de una gran falsedad, ensamblada sobre una primera inconsecuencia.
Que en Cuba no hemos construido aún un verdadero socialismo, lo sabe cualquiera, ya no se puede seguir viviendo en un mundo idílico, y que lo llamado por usted “socialismo en su concepción tradicional cubana”, ni es verdaderamente socialista, ni es cubana, también es sabido. Esa idea extraña, fue importada de la URSS estalinista (sin llegar aquí a sus extremos, hasta ahora) y nada tiene en común con nuestras tradiciones martianas, ultra democráticas, influidas entonces y siempre por las corrientes socialistas más modernas, ni tampoco con el socialismo auténtico cubano que imbricó las ideas del socialismo marxista nacido en Europa con la independencia de España y de EE.UU., que nos llegó con los muchos españoles acriollados con influencias anarquistas, que estuvo presente en el Primer Partido Socialista fundado en pleno siglo XIX, en el Partido Comunista fundado en el 1925 con las ideas de Mella y Baliño, en La Joven Cuba y en los propios orígenes de la Juventud Ortodoxa y del Movimiento 26 de Julio, que de una u otra forma compartían los muchachos del 13 de Marzo. Sí tiene, ese supuesto socialismo de tipo estalinista mucho que ver con el despotismo militarista caudillista contra el que chocó Martí y nuestra sufrida patria tanto ha padecido.
Todo lo hermoso de socialismo auténtico que hay en esa historia revolucionaria del pueblo cubano podríamos perderlo por las inconsecuencias de pensamientos como el suyo. Tenemos sí una proceso revolucionario nacionalista, antiimperialista e inicialmente democrático que busca la justicia social, donde el pueblo trata de encontrar un camino hacia el socialismo, con ya 50 años, entorpecido por el bloqueo, el burocratismo y los múltiples errores cometidos, que han impedido la real socialización. Tenemos que sacar el proceso revolucionario del estancamiento en que se encuentra y hacerlo avanzar hacia más socialismo porque si no, camina hacia el capitalismo, por donde hace algunos años ya ha estado avanzando.
No discute Usted en ningún momento nada de las Propuestas, parte de la presunción, premisa triplemente errada, como otras de su escrito, de que la discusión “desmontaría por completo las bases del socialismo en su concepción tradicional cubana”. Y es triple porque como ya se ha explicado ni hemos culminado la construcción del socialismo, ni se intenta desmontar lo que hay de socialismo, ni eso es cubano y lo que intenta es hacer avanzar el proceso hacia su plena realización. Se trata de una valoración inducida, para establecer una premisa falsa, una insidia, para tratar de desacreditar las propuestas en forma premeditada y alevosa. En buenos términos, es una difamación y las leyes cubanas protegen a las personas de los calumniadores.
Esa presunción a su vez conduce a otra, implícita, a la callada, igual de superficial, sobre las mismas erradas presunciones que usted trata de colar de contrabando, porque abiertamente sería penada: “Con estas propuestas se pretende destruir el socialismo en Cuba”, a la que haría referencia, en otro artículo, otro del Valle cualquiera, amparado en el anonimato. Seguir esa “lógica de pensamiento”, sustentada en premisas falsas, inducciones e insidias, típicas de la guerra psicológica del enemigo, trataría de llevar a los lectores a donde Usted pretendería guiarlos con sus mensajes subliminales: “estos señores podrían ser presuntos traidores al servicios del enemigo”. Fabricada estaría entonces la gran justificación, no importará la ausencia de pruebas.
Así se podrían conseguir el verdadero objetivo, el que no se dice, el que Usted asoma pero que no podría lograrse en una discusión política y por tanto hay que conseguirlo de otra manera: evitar la discusión de las propuestas programáticas por el pueblo y tratar de descalificarlas antes de que sigan creciendo, tomen fuerza y los militantes del Partido las hagan suyas y las lleven al VI Congreso, puesto que nadie querrá hacerse eco de las “propuestas de un presunto y fabricado traidor, al que se descalifica por querer desmontar el socialismo”.
En fin que evade Usted, del Valle, la discusión de las propuestas, de sus conceptos fundamentales y de su sentido, que nada tienen que ver con “desmontar el socialismo”, sino precisamente todo lo contrario, acabarlo de montar y garantizar la continuidad de la Revolución; y en cambio, de arrancada va Usted, en el mejor estilo desinformador de los espías, provocadores, saboteadores y terroristas de la palabra al servicio de las campañas propagandísticas del imperialismo a atribuirle a las propuestas intenciones que no tienen y que además no pueden de ninguna manera tener, porque en Cuba nunca se ha culminado la construcción del socialismo y luego de endilgadas las tales intenciones entonces se dedica Usted a criticarlas, sin pudor ni ética, ni hacer la más mínima referencia al contenido de las propuestas. ¡Vulgar diversionismo, para desviar la atención del fundamento comunista de las mismas!
Igualmente toma Usted como absolutamente ajustables en sentido negativo las definiciones de las frases del ex Presidente Fidel Castro sobre el concepto Revolución, a las propuestas programáticas, promoviendo la idea de que “no tienen sentido del momento histórico”. Ciertamente razón tenía Fidel en el concepto y su genialidad está en su aplicación. El momento histórico que vive Cuba fue claramente definido por el propio Fidel en su discurso el 17 de noviembre de 2005 en la Universidad de La Habana, cuando expresó que los revolucionarios mismos podríamos revertir la revolución si no éramos capaces de enfrentar sus problemas. Sus más recientes reflexiones están exponiendo con más claridad esos problemas: corrupción generalizada, burocratismo, privilegios. ¿Acaso algo más atinado, más a tono con este momento histórico, en la ausencia de un claro programa socialista, que presentarle al Partido un análisis de las causas de esos problemas y unas ideas básicas de cómo y hacia donde avanzar? ¿Quién no tiene sentido del momento histórico? ¿El que hace las propuestas o el que trata de destruirlas?
No se proponen las Propuestas Programáticas, según queda claro en su texto, pero sí veladamente Usted sugiere, renunciar a ninguno de los logros alcanzados por la Revolución, sino crear condiciones para hacerlos imperecederos y mejorarlos y garantizar que los trabajadores y el pueblo cubano no terminen como los pueblos rusos y este europeos rechazando el “socialismo irreal”, ese que nunca existió.
Usted, para ocultar las intenciones siniestras de su escrito, teclea en el clásico estilo de los que hablan de cambios pero nada quieren cambiar, que “hay que hacer cambios, pero no cosméticos” sin precisar a qué se refiere, qué cambios concretos podrían hacerse de verdad, para resolver los graves problemas de fondo de la sociedad cubana actual. Habla de hacer más de lo mismo, dejando intacto lo que acertadamente describe el documento como estatismo asalariado, y con lenguaje confuso y manipulador, típico de quien trata de delatar desconocimiento y muestra claramente que sabe muy bien lo que quiere y lo que no quiere, expresa: “No se puede pensar en elevar la disciplina laboral, la productividad y la calidad en el trabajo solo por reclamos de conciencia”, para entonces, con más de lo mismo, pasar a una defensa abierta del estancamiento: “Toda inversión es un riesgo, pues hay que crear un sistema de estimulación no solo para las empresas en perfeccionamiento o en el esquema de la divisa, sino para todas las que resulten estratégicas, en primera instancia, para el desarrollo y sobrevivencia de la Revolución, con control, pero con independencia para decidir el monto y modo de beneficio para los trabajadores y sus dirigentes sin afectar el imprescindible ingreso al estado”.
En ese párrafo aparentemente revolucionario y protector de la Revolución Usted desnuda todo el carácter antiproletario y estatista de su pensamiento: habla de un sistema de estimulación, como lo podría hacer cualquier capitalista, para las empresas que le interesan al estado que Usted confunde con la Revolución y a seguidas añade: “con control, pero con independencia para decidir el monto y modo de beneficio para los trabajadores”, de donde queda claro que Usted no quiere que sean los trabajadores los que decidan sobre sus ingresos, sino el aparato burocrático estatal, para seguir controlando la plusvalía que producen todos los trabajadores, como se ha hecho hasta ahora. Mientras esto no cambie, la verdad: nada ha cambiado.
Después dadivosamente expone una de sus más grandes inconsecuencias. “Hay sectores y oficios que resultan una carga para el estado, que su funcionamiento está matizado por falta de motivación, de estimulación o de recursos necesarios para su eficiente funcionamiento. Gastronomía, servicios técnicos y personales, construcción, etc. No se le puede temer a las cooperativas si bien controladas pagan el impuesto por su servicio”. Para Usted las cooperativas deberían ocuparse de las “cargas para el estado”, todo ese desastre sin motivaciones, estímulos ni recursos para su eficiente funcionamiento, vaya insignificancias: gastronomía, servicios técnicos y personales, construcción etc., señor mío ¡que manera de despreciar al pueblo, a los trabajadores y a sus necesidades! y que forma más irreverente e inconexa de reconocer lo que no acepta ningún estatista: que las cooperativas son capaces de levantar los muertos que no puede el estado. Del Valle, dan pena sus inconsecuencias.
Siguen sus inconsecuencias, hay otras muchas en su libelo: “Pero hoy en Cuba quien come, no viste ni tiene la opción de recreación. Esa triada desapareció con el muro de Berlín”. Doble embuste, en Cuba hay no pocas personas que además de comer, visten muy bien y van a los centros de recreación. La mayoría, son todos esos privilegiados beneficiados por las políticas capitalista del periodo especial que han separado cada vez más la brecha entre los que solo comen y muchos comen mal y los que comen muy bien, visten mejor y gastas miles de CUC y dólares en diversión. Pero además la pobrecía se las arregla para comer, vestir un día de fiesta y divertirse sin necesidad de gastar, pues los cubanos nos reímos hasta de nuestras desgracias y hemos demostrado saber administrarnos en la miseria. Y la triada no desapareció con el muro de Berlín. Los mejores, nunca amplios años 80, empezaron a decaer en 1985-86 cuando se declaró la rectificación de errores y tendencias negativas, que no se declaró por gusto, ya estaban presentes la corrupción, el estímulo insuficiente y el estancamiento en la producción a pesar de toda la ayuda de la URSS pues el trabajo asalariado y la excesiva planificación de todo desde arriba (tantas puntillas para tal obra aunque no tenga nada que construir), impedía el desarrollo de las fuerzas productivas. Quiso “la rectificación”, arreglar aquello con más centralización y el desastre que tuvimos pocos años después, se le cargó todo a la caída del Muro de Berlín, como ahora los destructores Gustav e Ike, cargarán con los platos rotos de estos pasados años.
Con su más infeliz inconsecuencia abre y cierra su escrito: Arriba comienza: “El pueblo reclama transformaciones…sin recetas foráneas…” y al final termina: “los cubanos….exigen y reclaman cambios…con fundamentos chino, vietnamitas”. Sin comentarios.
Ahora le voy a decir lo que yo creo que pasaría si esas propuestas se discutieran abiertamente en Cuba orientadas por el Partido: Se garantizaría la continuidad histórica de la Revolución, la gran mayoría del pueblo las asumiría, aplaudirían al Partido y a sus líderes por la iniciativa, la revolución reverdecería laureles, se renovaría el entusiasmo perdido y renacería la fe en el socialismo. Pero si además se llegaran a implementar, tenga la seguridad de que los jóvenes no se seguirían yendo del país, la producción, la productividad y el bienestar del pueblo todo se elevarían aceleradamente, no sería necesario poner a los viejos a trabajar 5 años más, las mujeres jóvenes empezarían a parir, muchos de los que se han ido regresarían, se acabaría con el robo y los desvíos de recursos sistémicos, la burocracia disminuiría considerablemente, los privilegios y las grandes diferencias salarias desaparecerían, la felicidad del pueblo sería enorme, el socialismo se haría una realidad y Cuba volvería a ser el faro revolucionarios de otros tiempos. Pero además, si se lograr hacer en vida de Fidel Castro y con su apoyo, él quedaría inscrito en la eternidad como el hombre que fundó el primer estado socialista que logró triunfar y del tal Campos, cuyo nombre no tendría porque aparecer en unas propuestas que sean del Partido, nadie se acordará, sus ideas quedarán diluidas y más que superadas en la discusión del los trabajadores y el pueblo, bajo la dirección del Partido Comunista y entonces sí, todos juntos empezarían a hacer ellos mismos su historia.
Por cierto, quien escribe esto, estuvo en el 40 Aniversario de la RDA en 1989 y vio desfilar a dos millones de alemanes, alzando fervorosamente las pancartas de viva Honecker y viva el socialismo. Pocas semanas después, esos mismos, derribaron el muro de Berlín.
Yo no quiero esa simulación ni ese fin para mi patria que tanto ha pagado ya por un socialismo esperado que nunca llegó. La verdad no está reñida con el socialismo. También quiero que mi Revolución, la de Fidel, Raúl, Camilo y el Che viva para siempre. Aprecio las Propuestas Programáticas de esos compañeros como una contribución en ese sentido, en este momento histórico

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viernes, 10 de octubre de 2008

Las crisis del capital y sus ¿salidas?

La clase obrera norteamericana aprovecharía mejor esta crisis si tuviéramos hoy un socialismo triunfante que hubiera realizado una verdadera socialización.


Pedro Campos
“Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso."
José Martí

La actual crisis financiera que ahora se manifiesta acusadamente en EE.UU. en el área inmobiliaria es consecuencia de la crisis general del sistema capitalista que ya, hace décadas, parece más permanente que cíclica y que tiene expresiones sistémicas y constantes en distintas regiones, en las guerras de rapiña, en los altos precios del petróleo, las materias primas y los alimentos, en sus efectos medioambientales y otros.
Las características específicas de sus manifestaciones visibles actuales han sido tratadas por varios especialistas, consistentes –fundamentalmente- en una cadena de impagos que se originó en la concesión de millones de pequeños créditos para aumentar el consumo, particularmente en el área de la construcción de viviendas, finalmente hipotecadas, obligaciones que fueron compradas y aseguradas por bancos y aseguradoras que ahora no pueden honrar sus deudas, porque nunca los consumidores originarios de los créditos pudieron pagarlos. Salida momentánea: dinero para cubrir esas deudas y mantener a salvo la cadena.
El capitalismo, sistema económico-social sustentado en el trabajo asalariado para la obtención de plusvalía, no puede subsistir si no es a base de nuevas inversiones para obtener más ganancias, con las cuales invertir más, para seguir obteniendo otras ganancias, pero cuando esas inversiones no producen los dividendos esperados vienen las pérdidas y con ellas la retracción de la inversión: la recesión. Es lo que ocurrió al invertir miles de millones en hipotecas que nada producen, simple acción especulativa del capital.
Por mucho que esta realidad no quiera o no pueda ser reconocida por los defensores del sistema que, más que creer ciegamente en la filosofía de la libre explotación de la fuerza de trabajo en forma asalariada, la necesitan para mantener y ampliar sus dividendos, la misma termina por convertir en cero la cuota de ganancia, debido a la ley de su tendencia decreciente, ampliamente explicada en el siglo XIX por Carlos Marx (1), puesto que el ineludible aumento del costo del capital constante (medios de producción), asfixia inevitablemente la inversión en capital variable (fuerza de trabajo), provocando la disminución sistémica y permanente de ganancias debido a que la única mercancía que la crea, es la fuerza de trabajo. En este caso especulativo, el colmo fue que la inversión en fuerza de trabajo fue cero.
Muchos hablan de las “causas” de la crisis, cuando en verdad están explicando las manifestaciones del fenómeno: hipotecas no pagadas, la ausencia de garantías en los préstamos, desconfianza entre instituciones financieras y otras por el estilo. Mírese como quiera verse, la causa esencial de la crisis está en que se invirtió dinero sin respaldo productivo, para más consumo, en actividades donde no aparece por ningún lado la inversión en la reproducción y mantenimiento de la fuerza de trabajo, el más importante de todos los recursos productivos, el único capaz de crear nuevos valores. Lo que los capitalistas post-modernistas llaman “capital humano”, puesto que para ellos todo es “capital” explotable.
El capitalismo creyó poder controlar la ley de la tendencia decreciente de la cuota de ganancia expandiendo el crédito artificialmente, en el área de la circulación monetaria, lo cual generó un proceso inflacionario indirecto, en las llamadas burbujas, que al no poder recuperar ni reciclar el capital invertido, han dado por resultado esta crisis que se expandirá del sector inmobiliario a otros. Paliativos encontrará el sistema, como siempre a costa del trabajo, cerrará más fabricas, despedirá más obreros, rebajará salarios, ampliará la jornada laboral, recortará los fondos de la seguridad social, emitirá más dinero; pero no resolverán los problemas sistémicos que solo encontrarán solución verdadera en un cambio en las relaciones de producción.
Como corresponde al gobierno del gran capital, se dedican 700 mil millones de dólares a salvar de la quiebra a los más ricos, estatizando importantes “empresas financieras” e inyectando dinero a los bancos para que puedan enfrentar sus operaciones, acciones que algunos han tildado de “medidas socialistas” por la simple intervención del estado, esos que olvidan que el capitalismo es un sistema de producción, que acude a la estatización o la privatización según convenga a sus intereses. Los defensores del estatismo en todas sus variantes creerán ver allí y ahora la demostración palpable de la importancia de la participación del estado en la economía. En verdad, malabares y muecas de la economía sustentada en el trabajo asalariado en sus reajustes estructurales para tratar de sobrevivir.
Sí habría que considerar a estas medidas como del tipo keynesiano, no neoliberales, lo que vendría a demostrar la capacidad dialéctica del gran capital para moverse de una a otra de sus tendencias y olvidarse de hipotéticos fundamentalismos escolásticos, cuando el agua les viene al cuello. Son por tanto una demostración del fracaso, en las condiciones actuales, del neoliberalismo en su propia meca. Los teóricos del sistema capitalistas que siempre abogaron por más control estatal sobre la inversión, la emisión de moneda y el crédito, por una mayor acción reguladora gubernamental, se sentirán ahora vencedores, cuando ayer eran vapuleados por la “ineficiencia” de sus programas y medidas. Pero no confundir, son iguales de capitalistas.
Esta crisis, por profunda y abarcadora que se presenta, y por darse en el más importante consumidor mundial, razón por la cual tendrá repercusiones en muchos países, no parece significar el fin del sistema, sino el testimonio de su incapacidad para sostener los niveles de gastos y crecimientos que experimentaba la economía estadounidense a costa de insuflar más y más dinero a inversiones no productivas y a expensas de otros países.
Las propuestas del “Plan de rescate” presentado por el gobierno norteamericano al Congreso y aprobado por este, son esencialmente más de lo mismo, trataría de inyectar más dinero del Banco de la Reserva Federal para salvar los bancos y aseguradoras. A la corta se lograría evitar el pánico y la caída libre de las bolsas, pero a la larga será más dinero sin respaldo productivo tirado al ruedo circulatorio, cuyas consecuencias no tardarán en manifestarse en otros sectores y así, todos tendrán que ir pasando por una fase crítica, dada la interconexión del sistema, hasta que el “reajuste” pueda equilibrarlo o empiece a “hacer agua por otra bodega”.
No obstante el paquete contempla, además de los 700 mil millones de dólares, medidas que merecen un análisis particular que no debe escapar a ningún economista marxista. Al margen de que el plan tiene como propósito fundamental, salvar al gran capital, obsérvense estos otros objetivos del paquete de medidas, al parecer impuestas por el Congreso: Se pretende: estimular el uso de la energía alternativa; incentivar a empresas renovadoras, así como a pequeños negocios; posibilitar a los contribuyentes acceder a acciones de las empresas beneficiadas por el paquete; y limitar los “paracaídas dorados”, es decir los grandes beneficios a los directivos de las firmas en quiebra.
Estos elementos sugieren claramente que el gran capital ha tenido que hacer concesiones –aunque ligeras- en la negociación del paquete, a otros intereses de la sociedad norteamericana y aceptar, a su pesar, una cierta socialización de las ganancias, en detrimento de su absoluta concentración, desde luego todavía dentro del capitalismo y preservando los intereses, por encima de todo, de los grandes negocios, principales beneficiados.
Se trata de la natural e inevitable tendencia de la sociedad capitalista a la socialización de la apropiación, después del proceso de maduración del capital, reivindicada por Marx (2) al valorar precisamente el papel del crédito en la sociedad por acciones; lo que no quiere decir que el capitalismo vaya a realizar la plena socialización de la propiedad y el excedente por generación espontánea, ni se caiga por su propio peso; habrá que tumbarlo, pues el gran capital hará siempre lo imposible por evitarla.
Pero esto es una muestra de cómo cualquier variante de solución, aún parcial e ineficaz, a las crisis del capitalismo, necesariamente se relaciona con lo que Marx y Engels definieron como la contradicción principal del sistema, la existente entre la producción cada vez más social y la apropiación cada vez más privada, a lo que corresponde como solución inexcusable, hacer la apropiación más social, la cual solo puede lograrse por medio de la revolución en las relaciones de producción.
La clase obrera internacional, los trabajadores todos, especialmente los norteamericanos hubieran podido estar en mejores condiciones para aprovechar mucho más esta crisis, imponer sus intereses como clase y presionar por una verdadera socialización, si en lugar de un socialismo fracasado como está en el recuerdo de todos, tuviéramos hoy en el mundo un socialismo triunfante que hubiera realizado una efectiva socialización de la propiedad y la apropiación y sirviera de ejemplo y atracción en las circunstancias actuales.
Ésta, como las subsiguientes crisis del capitalismo, solo tendrá salida efectiva con el socialismo, pero no con cualquier “socialismo” que siga sujeto al trabajo asalariado, sino con otro, que asuma nuevas relaciones socialistas de producción sustitutivas de aquel, capaces de echar abajo los puntales rotos del capitalismo, sus “armas melladas” y de modificar, en su desarrollo, todas las leyes y categorías de esa economía y avance hacia una auténtica socialización.
La clase mundial de los asalariados modernos no ha logrado todavía estructurar un nuevo paradigma socialista que sea mayoritariamente aceptado, no hemos sido aún capaces de salir de la crisis ideológica que nos dejó el “socialismo real”. Los comunistas, los revolucionarios, los trabajadores de todo el mundo tenemos que ocuparnos en esta dirección, acabar de unir nuestros esfuerzos y olvidarnos de nuestras viejas rencillas entre todos esos ismos que tanto nos han dañado y dividido, para conformar sin prejuicios, ni especiales protagonismo, el nuevo proyecto de socialismo en este siglo XXI.
La práctica ha demostrado que lo cualquier elaboración, necesariamente tendrá que ser participativa, democrática, humanista, autogestionaria, inclusiva, libertaria, integracionista, ecologista y orientada a la sustitución del intercambio mercantil por el de equivalencias. Muchos comunistas, socialistas y revolucionarios del mundo entero han venido trabajando en su conformación, basándose en los principios de los clásicos del marxismo y la experiencia socialista fracasada del siglo XX. No es necesario mencionar nombres, lo importante es que cada vez más se incorporen nuevas organizaciones y figuras de la política, la economía, la filosofía, las Ciencias y las Artes en este nuevo empeño.
Las ideas de un Socialismo Participativo y Democrático, que estamos defendiendo en Cuba, abarcadoras de esas propiedades tendrían la oportunidad de mostrar sus posibilidades en el proyecto revolucionario del ALBA, que comprende a varios países, si todos sus gobernantes y sus respetivos partidos y organizaciones políticas las debatieran públicamente en cada uno de sus países.
El Che, aunque no está de cuerpo presente, con su legado está participando en este esfuerzo.
La Habana, 8 de Octubre de 2008, en homenaje al Che, a 41 años de su caída. . http://ar.mc396.mail.yahoo.com/mc/compose?to=perucho1949@yahoo.es
Notas:
1- C. Marx. El Capital. T-III, Sección Tercera. Ley de la tendencia decreciente de la cuota de ganancia. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1973.
2-Carlos Marx. El Capital. Tomo III (Capítulo XXVII “El Papel del Crédito en la Producción Capitalista). Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 1973.




Se recomienda la lectura del ensayo del autor: “El socialismo de estado es inviable económica y socialmente”, donde de analizan las causas sistémicas de las crisis capitalistas.
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lunes, 29 de septiembre de 2008

El Socialismo Democrático:Chávez y Venezuela versus Cuba y Fidel - La dialéctica de las revoluciones


Con los pronunciamientos en noviembre del 2005 sobre la posibilidad real de reversibilidad de la Revolución cubana, su Líder, Fidel Castro R., propinaba una sacudida en los estados de opinión sobre el destino del país, dentro y fuera de sus fronteras. ¿Devoraría una vez más una revolución a sus propios hijos?[1]

La llamada de atención no fue seguida por reflexiones del mandatario que arrojaran luz sobre los problemas de fondo que podían fundamentarla. Todo lo contrario. Los análisis derivados apuntaron a la inconsistencia ideológica en las filas de los hacedores del socialismo, el pueblo, como la principal causa de la endeblez que pudiera dar al traste con casi 50 años de Revolución proletaria. La corruptela generalizada vendría a ser el síntoma inequívoco. De esa controvertida percepción política no podían más que sobrevenir correcciones paliativas a un problema complejo con evidentes características de fenómeno socio-económico. El ejemplo elocuente está en la convocación de brigadas sociales juveniles para “intervenir” las gasolineras del país. Verdaderos huecos negros en el contrabando de combustible, un recurso crítico escaso de la economía cubana. Si el problema puntual lograba controlarse en algún grado importante (“sofocar un fuego”), la conclusión política reforzaría, claro está, la hipótesis de la inconsistencia ideológica en las masas. A pesar de que el trabajo ideológico del Partido quedaría implícitamente cuestionado, nunca lo sería en el ámbito de los conceptos sobre el socialismo practicado.

Dos años después es el nuevo Presidente del Consejo de Estado de la República (sep. 2007), Raúl Castro Ruz, quien bajo una creciente presión social convoca a la población a discutir sobre los problemas acuciantes de la realidad. Una cantidad desbordante de juicios, críticas y propuestas de cambios ha sido el resultado. El reflejo del cúmulo de contradicciones internas irresueltas. La opinión pública cubana, la sociedad, desconoce hasta el momento el conjunto de sus opiniones. La dirección del Partido no ha estimado conveniente propiciar la posibilidad de concienciación colectiva del pueblo acerca de su propio estado de opinión y evaluación crítica de la realidad. El protagonismo del pueblo se relega a un plano secundario.

A diferencia de la evaluación que en 2005 hiciera el Primer Secretario del PCC sobre la reversibilidad de la Revolución, el hoy Presidente del Consejo de Estado es quien apunta a la necesidad de enfrentar cambios conceptuales y estructurales en el Proyecto Socialista de la Revolución. El planteamiento hace pensar en las contradicciones de fondo del Proyecto. Sin embargo, como entonces, esta vez ha quedado sin continuidad reflexiva el problema. El vacío del diálogo político con la sociedad se remienda con la sugerencia de que el sexto congreso del Partido, anunciado para noviembre del 2009, será el foro encargado de dilucidar y dar las respuestas que sobre su realidad y sus expectativas posee la sociedad cubana. La práctica del verticalismo político excluyente se ratifica como método de gobernabilidad. “…el pueblo es convocado a una perenne batalla de ideas que le veda el asalto a las ideas sobre la concepción y el modelo de socialismo que desea para sí. Hablamos de “batallas” de ideas cualitativamente determinantes”[2].

Hoy (27.09.2008) el Primer Secretario del PCC le expone al pueblo una reflexión sobre el “Socialismo Democrático”[3]. Pero son las urgencias de la revolución bolivariana de Venezuela la motivación del análisis. “El "capitalismo democrático" de Bush tiene una respuesta exacta: el socialismo democrático de Chávez”[4].

Para el pueblo cubano, en cambio, la interrogante es sencilla y meridiana: si el socialismo de Chávez es un socialismo democrático, ¿puede serlo al mismo tiempo el socialismo de Fidel? ¿Ha querido el Líder cubano plantear de esa manera ambigua a la sociedad y al propio PCC el debate conceptual sobre el Socialismo en Cuba? ¿Se acercan las posiciones en la máxima dirección del PCC acerca de la verdadera dimensión de las contradicciones internas que minan el proyecto Socialista cubano?[5] ¿Puede la fatiga social del pueblo prolongar la espera sin que antes salte hecha añicos la paciencia popular?

Tras la plasticidad de dichos cuestionamientos se devela el problema conceptual que gravita sobre el Proyecto Socialista de Cuba.

El Presidente Hugo Chávez F. “chocó con ideas preconcebidas de izquierda y derecha e inició la Revolución Bolivariana en las más difíciles condiciones subjetivas de toda la América Latina”[6]. La idea hace alusión directa a los propios fenómenos de la insurrección y la revolución cubana. Una vanguardia es capaz de identificar con objetividad el momento histórico de cambios en una sociedad y emprende un movimiento revolucionario capaz de subvertir el orden político que se le contrapone. Para ello será necesario chocar con ideas preconcebidas de izquierda y derecha. El ideario político del Presidente Hugo Chávez en constante formación lo hace, “no ha dejado de sembrar ideas incesantemente”[7].

No es ahora la lucha armada el instrumento idóneo para la toma del poder popular. La audaz afirmación del Presidente H.Chávez se verbaliza a pesar de que sea el enemigo de clase -como en el caso de la insurrección armada del FARC-EP en Colombia- el que en su desesperación impone las condiciones de la lucha. Justo como lo atestigua la insurrección rebelde dirigida por Fidel Castro. ¿Responde la legitimación de las formas de lucha de los oprimidos a los contextos en que se dan o a coyunturas geopolíticas o la interacción de ambos factores?

Conciente de su abrumadora mayoría parlamentaria y del extendido apoyo social le hemos escuchado exponer al Presidente H.Chávez desde la cuna de la Revolución francesa (26.09.2008), cual alegoría a aquel poder revolucionario jacobino, que no es hoy la dictadura del proletariado la idea política que puede conducir al socialismo. La certeza le llega al Líder de la Revolución Bolivariana a pesar del enconado antagonismo de clases, entre una amplia masa proletaria y una enquistada oligarquía capitalista, que condiciona todo el proceso de cambios sociales revolucionarios en Venezuela.

El cuestionamiento traspasa el significado que podría tener en el proceso de lucha por el poder (lucha en sí) y toca el apotegma leninista sobre la condición necesaria para la consolidación de la revolución proletaria en el poder (lucha para sí). H.Chávez sugiere que en Venezuela no tiene lugar una revolución proletaria sino una revolución democrática. El parangón con el carácter nacionalista popular de la lucha insurreccional armada liderada por F.Castro es perceptible. Las formas de lucha hacen la diferencia en el radicalismo revolucionario, siempre en la idea martiana sobre lo radical. Donde lo radical no puede escapar a la influencia de los contextos.

H.Chávez “Plantea para su propia Patria una revolución socialista, sin excluir importantes factores productivos”[8]. Para la Revolución cubana los años del decenio de 1960 son el escenario de un radical proceso de nacionalizaciones de la gran propiedad capitalista criolla y extranjera. A la burguesía local y a la foránea se le ha arrancado en encarnizada guerra el poder. Si la primera huye despavorida fuera del país, la segunda ostenta el poder económico para la contra ofensiva. Quedan así excluidos importantes factores productivos. Pero el integrismo revolucionario se impone y toca a toda una masa de micro, pequeños propietarios y negocios familiares, debido a la llamada ofensiva revolucionaria expropiadora que hace tabula rasa del espectro socio-económico y decide la proletarización a ultranza de la sociedad. La propiedad campesina no sucumbe al dogmatismo estalinista de la cooperativización forzada, a pesar de la radical reforma agraria. La proletarización se establece sobre la ya mano de obra asalariada del campo.

La oligarquía venezolana y sus patronos externos han tenido que ceder el poder según las reglas de su propio juego democrático. Y aunque intentan el golpe fascista contra un gobierno democráticamente elegido y confirmado repetidamente por igual vía en el poder, el contexto geopolítico del renaciente nuevo milenio no le permite a la clase burguesa capitalista retomar ilegítimamente su poder. No podían ahora repetir impunemente el “caracazo” de miles de muertos, no obstante tener igual respaldo de los EEUU. Apenas 20 años atrás ese respaldo había hecho posible tanto el golpe fascista que asesina al Presidente democráticamente electo Salvador Allende como la masacre de buena parte del pueblo chileno que lo llevó al gobierno. No era una revolución radical como no lo es la Revolución Bolivariana. Era un proceso nacionalista popular que, como en Venezuela hoy, planteaba entonces para su propia Patria una revolución socialista.

¿La negación de la dictadura del proletariado en Venezuela está condicionada por la apropiación del inmenso poder económico que ha significado la recuperación de las riquezas petroleras? Fuera de toda duda, lo cierto es que la consolidación del poder político de la Revolución se da sobre la consolidación de un poder económico de fuerte impacto internacional. La Revolución cubana queda asfixiada desde sus inicios por razones justamente opuestas. La consolidación del poder revolucionario no podía prescindir del legado leninista sobre la dictadura del proletariado. No han sido premeditaciones teóricas acabadas ni en Venezuela ni en Cuba, sino la dinámica de procesos de cambios sociopolíticos en sus propios contextos históricos y materiales.

La consolidación del poder político desde el poder económico no es, sin embargo, suficiente para la Revolución Bolivariana. Entenderlo así ha sido el factor que lleva al Presidente H.Chávez a desencadenar un proceso de integración revolucionaria sui generis en la región suramericana. El poder económico de la Revolución se pone en función de una alianza energética de nuevo tipo, sin precedente alguno en la historia continental. La Revolución cubana habiendo igualmente entendido que en el internacionalismo está su consolidación, ha logrado desencadenar un factor integrador desde la sociedad del conocimiento. El centro de su poder económico está en el “capital” humano. Ambas estrategias confluyen de manera natural. Pero la capacidad de integración económica de Cuba queda bajo signos de interrogación. No es casual que el Presidente H.Chávez haya instado a las autoridades cubanas y en esencia a la sociedad, a asumir las urgencias de la transformación de la economía cubana[9].

“Emerge con claridad que desde Caracas se conciencia que el socialismo venezolano no será posible o muy difícil sin la integración estratégica socialista con Cuba. Para Cuba es necesario comprender que la viabilidad de su proyecto socialista se define hoy dentro de la misma perspectiva. La autopista de la integración socialista es de doble sentido”[10].

Pero la consolidación en el poder de ambas revoluciones depende, en última instancia, de la transformación de la realidad interna de acuerdo a las exigencias de sus contextos sociopolíticos. La revolución es un proceso de transformación de las condiciones que propicien establecer una trayectoria viable hacia el Socialismo. Esos caminos en Cuba y Venezuela no por diferentes son divergentes.

Si la respuesta al capitalismo “democrático” de Bush es, en opinión del Líder de la Revolución cubana, el socialismo democrático de Chávez, ¿qué impide a la dirección del Partido cubano reconocer que la democracia socialista se presenta como la única alternativa viable para el Socialismo en Cuba?

No es en Cuba hoy tampoco la dictadura del proletariado el camino hacia el socialismo. No lo es por razones distintas a las que identifica en Venezuela el Líder de su Revolución. La transformación socioeconómica cubana ha llevado a una inequívoca proletarización de la sociedad. Y esa condición sociopolítica constituye actualmente una contradicción que frena la expansión de las fuerzas productivas. El ciudadano cubano se desenvuelve sobre niveles de educación que no permiten ya su reducción a mano de obra asalariada. Es decir, a una suerte de proletarización forzada. El trabajador cubano no necesita seguir sumido a la institución burguesa del contrato laboral que le obliga a continuar vendiendo su fuerza de trabajo, puesto que en Cuba es ya irreducible al estatus de mercancía.

El trabajador cubano está facultado para ser pleno sujeto del modo de producción y de los procesos productivos. No es el empleo de su mano de obra, sino el empleo de todas sus facultades culturales lo que necesita de condiciones abiertas para la creativa expansión de las mismas.

De ahí que el modo de producción que ha de asimilar dicha creatividad deba propiciar la autonomía de organización y movimiento de las fuerzas productivas. La premisa básica para ello es la transformación del sistema de propiedad estatal actual en un sistema que permita la autodeterminación de los trabajadores en cuanto a la forma de organizarse para producir.

La autodeterminación del trabajador, y más abarcadoramente del ciudadano cubano, puede darse solamente bajo condiciones de democracia socialista. El trabajador deja de ser dependiente del poder económico del Estado para asumir la responsabilidad no tutelada de su existencia económica. El trabajador posee total libertad de asociación para producir. Al trabajador no se le paga un salario, el trabajador decide sobre la remuneración de su trabajo. Lo hace de forma colegiada en su colectivo de producción, de acuerdo al resultado productivo de la autogestión de la empresa y al marco de las regulaciones fiscales del Estado. La democracia económica se establece como factor de participación y decisión solidaria hacia el seno de la empresa.

El Socialismo en Cuba está llamado a constituir una respuesta alternativa viable al capitalismo. El socialismo en Venezuela está obligado a la democracia que implica la necesidad de consolidación del poder de la Revolución en un contexto de intereses de clases antagónicos. Ese escenario político ha sido superado por la revolución social cubana. No existen clases sociales antagónicas en Cuba. La contradicción antagónica se da hoy entre el capital estatal y la alienación generalizada del trabajo asalariado. Entre la condición proletaria de la sociedad y la necesidad de su emancipación cultural. No es la fuerza de trabajo o su prole lo único que posee el trabajador cubano para poder vivir. No puede ser, por lo tanto, la obligación de vender esa fuerza de trabajo lo que le ate a la reproducción cultural de su vida[11].

El socialismo democrático en Cuba no puede menos que propiciar la elevación del espíritu libertario del cubano. El campo fecundo de su manifestación es el trabajo exento de explotación del prójimo. Ese principio político está en la base de la democracia socialista. En este sentido no son ni pueden ser sinónimos el socialismo democrático en Venezuela y Cuba. No en estas fases del desarrollo histórico de ambos procesos sociopolíticos. La no exclusión del factor productivo que para el socialismo democrático de Venezuela representa hoy la propiedad privada capitalista, no implica su restauración en el socialismo democrático al que puede y debe marchar Cuba hoy.

Lo que el socialismo democrático significa para Cuba hoy es la transformación estructural del modo de producción, dando paso al concepto de la no-propiedad, como forma superior y emancipadora de organización de las fuerzas productivas.

La idea de la no-propiedad se corporiza en el concepto de usufructo social de los factores productivos. La dinámica respuesta de la población cubana a la instrumentación del programa de entrega de tierras ociosas para que sean trabajadas en usufructo[12] -emprendido en medio de la devastación que han causado los fenómenos naturales-, marca un precedente que no puede ser reducido al utilitarismo político de medidas administrativas coyunturales. Esa medida puntual amerita ser enmarcada y desarrollada bajo una concepción a mediano y largo plazo de transformación estructural del modo de producción y el sistema económico[13].

La sociedad cubana necesita que se instaure el diálogo determinante sobre el socialismo democrático en Cuba y se transforme en voluntad política. Voluntad política para cambiar, sin dilaciones o­nerosas para el sentido de emancipación cultural del ciudadano cubano, todo lo que haya que cambiar. Hoy urgen reformas socio-económicas de carácter estratégico.

Al PCC le cabe la responsabilidad institucional de propiciar los consensos sobre la plataforma de cambios estructurales que necesita hoy el Proyecto Socialista de la Revolución. A su Primer y Segundo Secretarios le corresponde la máxima responsabilidad de abrir paso a los cambios conceptuales y depositar con ello todo el poder político en manos del pueblo[14]. De esa voluntad democrática depende que la transición hacia el Socialismo no se convierta en un proceso díscolo y traumático de lucha entre intereses sectarios dentro y fuera del poder estadocrático y necesidades socioeconómicas legítimas del pueblo.

“¿No es acaso la maduración de la conciencia colectiva sobre el costo de los errores propios cometidos durante medio siglo de dura y sinuosa transformación poscapitalista lo que pone a prueba la opción por el Socialismo en Cuba? ¿No es precisamente la maduración de esa conciencia la condición sine qua non para poder plantearse un cambio dialéctico en la modelación socialista? El cuestionamiento es tan complejo para el inmovilismo de los dirigentes de la Revolución como perturbador para sus detractores”[15].

“Es difícil no coincidir con el Líder de la Revolución cubana cuando expresa que Cuba ha de seguir su rumbo dialéctico[16]. Pero es imposible no asociar la dialéctica de ese rumbo con la necesidad de cambios determinantes en la naturaleza del Proyecto Socialista de la Revolución. No es dialéctico asumir el fin de una etapa[17] y al mismo tiempo poner en entredicho la necesidad de cambios conceptuales y estructurales en la modelación socialista cubana. O sea, cambios determinantes de su cualidad”[18].

Si, tal como nos expresa el Líder de la Revolución cubana, “Dentro del capitalismo democrático, la autocrítica no es una categoría incluida”[19], el Socialismo Democrático no puede menos que marcar la diferencia. Puesto que asumir con conciencia crítica la responsabilidad política por la amenaza de irreversibilidad de la propia Revolución significa entender la objetividad de cambios radicales. Entenderlo es imprescindible. Emprenderlos esimperativo.

La absolución de la Revolución cubana por la Historia no llega sino con la irreversibilidad de la República Socialista[20].

Roberto Cobas Avivar



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[1] Roberto Cobas Avivar, “Cuba: ¿devoran las revoluciones a sus propios hijos?”, en: http://www.kaosenlared.net/noticia/cuba-devoran-revoluciones-propios-h ijos

[2] Ibídem

[3] Fidel Castro Ruz, “El socialismo democrático”, en: http://www.kaosenlared.net/noticia/el-socialismo-democratico

[4] Ibídem

[5] Roberto Cobas Avivar, “El socialismo cubano y la dialéctica de su implosión”, en:http://www.kaosenlared.net/noticia/socialismo-cubano-dialectica-imp losion-7

[6] Ibídem, nota 3

[7] Ibídem, nota 3

[8] Ibídem, nota 3

[9] Roberto Cobas Avivar, “Trascendental contribución de Hugo Chávez al debate sobre el desarrollo de Cuba”, en: http://www.kaosenlared.net/noticia/trascendental-contribucion-hugo-cha vez-debate-sobre-desarrollo-cuba

[10] Ibídem

[11] Roberto Cobas Avivar, “El trabajo asalariado: incompatible con el sentido de dignidad del cubano”, en:http://www.kaosenlared.net/noticia/trabajo-asalariado-incompatible-sen tido-dignidad-cubano

[12] Diario Granma, “5115 solicitudes para trabajar tierras ociosas”, en: http://www.granma.cubaweb.cu/2008/09/18/nacional/artic12.html

[13] Roberto Cobas Avivar, “Hacia el cambio del modo de producción en Cuba: del concepto a la práctica”, en: http://www.kaosenlared.net/noticia/hacia-cambio-modo-produccion-cuba-c oncepto-practica

[14] Roberto Cobas Avivar, “¿Es realmente del pueblo el poder en Cuba?” , en: http://www.kaosenlared.net/noticia/realmente-pueblo-poder-cuba

[15] Roberto Cobas Avivar, “La transición hacia el socialismo y el nuevo ciclo político en Cuba”, en: http://lahaine.org/index.php?blog=3&p=28338 , http://www.kaosenlared.net/noticia/transicion-hacia-socialismo-nuevo-c iclo-politico-cuba

[16] Fidel Castro Ruz, “Lo que escribí el martes 19”, en: http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/ref-fidel/art001.html

[17] Ibídem

[18] Ibídem, nota12

[19] Fidel Castro Ruz, “La autocrítica de Bush”, en : http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/ref-fidel/art52.html

[20] Roberto Cobas Avivar, “Cuba: hacia el consenso sobre la transformación socialista”, primera y segunda parte, en: http://www.kaosenlared.net/noticia/cuba-hacia-consenso-sobre-transform acion-socialista-primera-parteyhttp://www.kaosenlared.net/noticia/cuba-hacia-consenso-sobre-transform acion-socialista-segunda-parte

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