El artículo de Juventud Rebelde es una muestra irrefutable de cómo el sistema burocrático centralizado traba el desarrollo de la producción y de las fuerzas productivas.
Radulfo Páez Para Kaos en la Red
El 31 de Mayo en el periódico Juventud Rebelde, órgano de la Unión de Jóvenes Comunistas fue publicado un artículo investigativo, intitulado “aaaaaaaaaaa”, firmado por las compañeras Marianela Martín y Haydée León, donde se explican distintos problemas que están incidiendo negativamente en la producción, transformación, envase y transportación de la producción agrícola en el Municipio de Guira de Melena perteneciente a la provincia Habana, de cuyo análisis se desprenden eventuales soluciones a dichos problemas.
Lo que ahí se narra pudiera tomarse como muestra de lo que ocurre en todo el país y las soluciones posibles también podrían ser valoradas para otras provincias.
Resume dicho artículo, que productores y especialistas advierten que se avecina una producción nada despreciable de boniato, plátano, malanga, pepino, calabaza y otros renglones, sin que todavía se haya salido del atolladero de los envases ni haya disponibilidad en las industrias.
Luce entonces lógico buscar una solución a esta necesidad de la producción, por lo que pudiera proponerse estudiar en el ámbito de la provincia, cuáles entidades cooperativas que posean condiciones productivas pudieran introducir como parte de su objeto social la fabricación de envases. Esto redundaría en beneficio de los productores agrícolas, la población consumidora y hasta las propias entidades implicadas en la elaboración de envases que así ampliarían sus capacidades de producción y aumentarían sus utilidades. Además este tipo de cooperación ayudaría a la creación de uniones de cooperativas.
Es necesario pensar y sugerir cómo eliminar los obstáculos legales, contractuales, financieros, etc. que impiden la cabal autogestión de las entidades cooperativas para que puedan producir ellas mismas sus envases u otros bienes productivos necesarios, en función de lo cual se podrían manejar formas para adquirir recursos materiales en distintas entidades nacionales o autogestionados en el exterior, incluso por la ANAP, a fin de salir de este bache que desde hace tiempo esta perjudicando los resultados de la producción y ocasiona innecesarias carencias alimentarías y perdidas económicas incalculables por obstáculos a las iniciativas no burocráticas.
En Guira de Melena, se indica en el artículo citado, se gesta un experimento nacional que pretende organizar, en esta localidad, la primera empresa que contará con más autonomía en su desenvolvimiento en la agricultura. Esta iniciativa no es explicada en detalles; pero por la propia expresión cabe pensar que “más autonomía” no implica la necesaria plena autogestión que posibilite a la empresa resolver ella misma sus problemas, ser rentable y contribuir verdaderamente al desarrollo económico y social de la región y el país.
Recordemos que la autonomía, si no conlleva .el autogobierno de los trabajadores, el amplio despliegue de sus iniciativas y que estos dejen de ser asalariados para convertirse en asociados, no conduce a una plena autogestión sino a extender hacia abajo la burocracia creándole nuevos nichos y estructuras de poder.
Dicha empresa, lógicamente, podría tener en cuenta en su experimento organizativo los diversos problemas que se relatan en el artículo de Juventud Rebelde. Particularmente es conveniente observar que según Miguel Abraham Romero, director de un establecimiento perteneciente a la Empresa Estatal de Acopio Habana, hasta hace poco allí procesaban productos de primera categoría para comercializar en la red de divisas, pero hoy tienen paradas por falta de materia prima una empacadora que costo miles de dólares y a duras penas echan a andar dos maltrechas calderas con leña.
Cabría preguntarse por qué ocurrió eso, ¿es que acaso nunca recibieron parte de las divisas obtenidas para garantizar su mantenimiento y reproducción ampliada? ¿Sus mercados eran controlados por un centro sin vínculo alguno con la base productiva, que luego se desentendió de los mismos? ¿No podrían ellos mismos gestionar el suministro de materia prima para la empacadora?
Lamenta el compañero, tener que rechazar ofertas de productos que pudieran aprovecharse en la elaboración de mermeladas y puré, pues les tienen prohibido hacer cualquier gestión que esté fuera de lo estipulado en su “objeto social”, ¡¡¡aunque económicamente beneficie a la entidad, a los consumidores y la economía del país!!!
Esta es una clara muestra de cómo las concepciones, regulaciones y prohibiciones burocráticas centralizadas, traban el desarrollo de la producción y de las fuerzas productivas.
Además de este aparente “pequeño” desastre Orlando Gómez Marín, presidente del CPA Niceto Pérez, en Guira de Melena considera que la pequeña agro-industria de los productos agrícolas sería una solución para dar salida a la gran cantidad de frutas y vegetales que se queda en los campos sin aprovecharse.
“Campaña tras campaña –dice- se evidencia que el país no esta preparado para industrializar grandes volúmenes” y agrega: “Pudiéramos tener conservas para todo el año, pero no hay un respaldo tampoco con pequeñas industrias en los principales polos productivos. Si los chinos obtienen harina del boniato y fabrican exquisitas galletas y espaguetis, ¿por qué no lo podemos hacer nosotros?- lo importante es encontrar, sin demora, respuestas a ese esfuerzo que se hace en el surco”.
Como puede observarse no se tiene en cuenta el desarrollo de la pequeña agroindustria, ni la reproducción ampliada de las que existen cuando no presenten interés o estén auxiliadas por el capital mixto interesado en la obtención de divisas, por lo cual pierden su capacidad y valor productivo.
Especialmente, sería recomendable que se analice la necesidad de estimular la pequeña agro industria en las cooperativas, particularmente fomentarlas en las CPA, Cooperativas de Producción Agropecuaria ya que las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) siguen lastradas por el sistema burocrático de dirección, gestión y pago, mientras las CCS (Cooperativas de Créditos y Servicios) como están organizadas actualmente, sirven más bien para estimular tendencias a la acumulación capitalista.
Lo que ahí se narra pudiera tomarse como muestra de lo que ocurre en todo el país y las soluciones posibles también podrían ser valoradas para otras provincias.
Resume dicho artículo, que productores y especialistas advierten que se avecina una producción nada despreciable de boniato, plátano, malanga, pepino, calabaza y otros renglones, sin que todavía se haya salido del atolladero de los envases ni haya disponibilidad en las industrias.
Luce entonces lógico buscar una solución a esta necesidad de la producción, por lo que pudiera proponerse estudiar en el ámbito de la provincia, cuáles entidades cooperativas que posean condiciones productivas pudieran introducir como parte de su objeto social la fabricación de envases. Esto redundaría en beneficio de los productores agrícolas, la población consumidora y hasta las propias entidades implicadas en la elaboración de envases que así ampliarían sus capacidades de producción y aumentarían sus utilidades. Además este tipo de cooperación ayudaría a la creación de uniones de cooperativas.
Es necesario pensar y sugerir cómo eliminar los obstáculos legales, contractuales, financieros, etc. que impiden la cabal autogestión de las entidades cooperativas para que puedan producir ellas mismas sus envases u otros bienes productivos necesarios, en función de lo cual se podrían manejar formas para adquirir recursos materiales en distintas entidades nacionales o autogestionados en el exterior, incluso por la ANAP, a fin de salir de este bache que desde hace tiempo esta perjudicando los resultados de la producción y ocasiona innecesarias carencias alimentarías y perdidas económicas incalculables por obstáculos a las iniciativas no burocráticas.
En Guira de Melena, se indica en el artículo citado, se gesta un experimento nacional que pretende organizar, en esta localidad, la primera empresa que contará con más autonomía en su desenvolvimiento en la agricultura. Esta iniciativa no es explicada en detalles; pero por la propia expresión cabe pensar que “más autonomía” no implica la necesaria plena autogestión que posibilite a la empresa resolver ella misma sus problemas, ser rentable y contribuir verdaderamente al desarrollo económico y social de la región y el país.
Recordemos que la autonomía, si no conlleva .el autogobierno de los trabajadores, el amplio despliegue de sus iniciativas y que estos dejen de ser asalariados para convertirse en asociados, no conduce a una plena autogestión sino a extender hacia abajo la burocracia creándole nuevos nichos y estructuras de poder.
Dicha empresa, lógicamente, podría tener en cuenta en su experimento organizativo los diversos problemas que se relatan en el artículo de Juventud Rebelde. Particularmente es conveniente observar que según Miguel Abraham Romero, director de un establecimiento perteneciente a la Empresa Estatal de Acopio Habana, hasta hace poco allí procesaban productos de primera categoría para comercializar en la red de divisas, pero hoy tienen paradas por falta de materia prima una empacadora que costo miles de dólares y a duras penas echan a andar dos maltrechas calderas con leña.
Cabría preguntarse por qué ocurrió eso, ¿es que acaso nunca recibieron parte de las divisas obtenidas para garantizar su mantenimiento y reproducción ampliada? ¿Sus mercados eran controlados por un centro sin vínculo alguno con la base productiva, que luego se desentendió de los mismos? ¿No podrían ellos mismos gestionar el suministro de materia prima para la empacadora?
Lamenta el compañero, tener que rechazar ofertas de productos que pudieran aprovecharse en la elaboración de mermeladas y puré, pues les tienen prohibido hacer cualquier gestión que esté fuera de lo estipulado en su “objeto social”, ¡¡¡aunque económicamente beneficie a la entidad, a los consumidores y la economía del país!!!
Esta es una clara muestra de cómo las concepciones, regulaciones y prohibiciones burocráticas centralizadas, traban el desarrollo de la producción y de las fuerzas productivas.
Además de este aparente “pequeño” desastre Orlando Gómez Marín, presidente del CPA Niceto Pérez, en Guira de Melena considera que la pequeña agro-industria de los productos agrícolas sería una solución para dar salida a la gran cantidad de frutas y vegetales que se queda en los campos sin aprovecharse.
“Campaña tras campaña –dice- se evidencia que el país no esta preparado para industrializar grandes volúmenes” y agrega: “Pudiéramos tener conservas para todo el año, pero no hay un respaldo tampoco con pequeñas industrias en los principales polos productivos. Si los chinos obtienen harina del boniato y fabrican exquisitas galletas y espaguetis, ¿por qué no lo podemos hacer nosotros?- lo importante es encontrar, sin demora, respuestas a ese esfuerzo que se hace en el surco”.
Como puede observarse no se tiene en cuenta el desarrollo de la pequeña agroindustria, ni la reproducción ampliada de las que existen cuando no presenten interés o estén auxiliadas por el capital mixto interesado en la obtención de divisas, por lo cual pierden su capacidad y valor productivo.
Especialmente, sería recomendable que se analice la necesidad de estimular la pequeña agro industria en las cooperativas, particularmente fomentarlas en las CPA, Cooperativas de Producción Agropecuaria ya que las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) siguen lastradas por el sistema burocrático de dirección, gestión y pago, mientras las CCS (Cooperativas de Créditos y Servicios) como están organizadas actualmente, sirven más bien para estimular tendencias a la acumulación capitalista.
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