martes, 10 de febrero de 2009

La autogestión, las uniones, las uniones de uniones y la sociedad superior.

El monopolio del estado impide el desarrollo de las empresas no priorizadas

Radulfo Páez Para Kaos en la Red

En nuestro socialismo de economía de Estado centralizada, donde la gestión económica se determina a través de presupuestos estatales planificados desde un centro de dirección económica nacional, la gestión de las entidades está predeterminada generalmente por el presupuesto aprobado que decreta realizar o no inversiones para la renovación y acrecentamiento de los medios de producción en todas las empresas.
En Cuba a partir de dicho modelo económico se alargan y acortan los presupuestos correspondientes a cada entidad económica. Estas entidades presupuestadas no pueden según lo establecido disponer directamente de una de parte de sus utilidades para invertir en el aumento de su productividad y en la calidad de sus producciones y otras necesidades para la reproducción ampliada. Sus medios de producción en muchos casos no se renuevan o perfeccionan por falta de recursos y en consecuencia no son rentables, apareciendo los subsidios para el mantenimiento o renovación de sus medios, cuando se hacen imprescindibles las necesidades que ellos cubrirían. Las Empresas rentables que aportan al presupuesto Estatal, vienen entonces a sufragar la ineficiencia de las no rentables mediante el subsidio mencionado, con lo cual, de alguna manera, se prolonga la incompetencia y el insuficiente aporte a la sociedad de las empresas no favorecidas por el presupuesto.
Se observa que los recursos financieros que el Estado acumula por lo general a partir de los impuestos, utilidades de empresas y de otras vías, después son invertidos concentradamente en líneas y ramas que se estiman y eligen para un desarrollo emergente de punta con lo cual se deja el resto, la mayoría de las entidades económicas, sin los recursos y financiamientos para mejorar la escala de su desarrollo productivo, provocando un estancamiento económico generalizado a nivel de casi toda la sociedad de forma permanente que provoca el desabastecimiento en la población y en la entidades que forman parte de la cadena productiva.

Al final se logra una economía con asimetrías determinada por el monopolio del Estado, que centraliza los medios de producción y los recursos financieros y los invierte según su apreciación, pero esto resulta en “descapitalizar” a la gran parte de la empresas no consideradas en la prioridad.
Esa forma de desarrollo desigual de tendencia mono-productiva, ha demostrado tener pocas posibilidades de lograr el desarrollo integral y armónico de la economía en su conjunto.

La Centralización estatal económica se asemeja al papel de los monopolios capitalistas con sus inversiones utilitarias y unilaterales de capital en países subdesarrollados, que producen deformaciones estructurales de sus economías y un desarrollo disparejo.

La solución de este problema no estaría en limitar las líneas de desarrollo emergente, ni las inversiones del Estado en auxilio de la macroeconomía, si no en lograr un aumento paralelo y equitativo de todas las producciones y servicios creados en mayor o menor grado.

Para obtener dichos propósitos podría sustituirse progresivamente las relaciones de producción basadas en el monopolio de la propiedad estatal y el manejo centralizado de los recursos y aplicar la Autogestión Colectiva Socialista transfiriendo progresivamente el control de los centros de trabajo, en condición de usufructo, a sus propios productores para que ellos mismos los hagan funcionar, pudiendo éstos destinar, según lo que establezca la ley, una parte de las utilidades para garantizar las inversiones y la ampliación de la producción y/o los servicios y la productividad en general y evitar que solo crezcan algunos y la mayoría se estanquen o retrocedan, sin dejar de contribuir al estado, a través de los impuestos, fuente de los fondos monetarios de la nación y sin desconocer la parte correspondiente a los fondos territoriales para el desarrollo comunal.
De esta forma se lograrían tres propósitos:

1) Garantizar de forma armónica la gestión de las entidades autogestionadas para el acrecentamiento de sus medios de producción y necesidades de los servicios.
2) Que el Estado con sus efectivos pueda seguir desarrollando las inversiones en las ramas o entidades emergentes para un superdesarrollo, sin dañar o retrasar el normal acrecentamiento de cada una de las entidades económicas de la sociedad sin desproporciones entre estas y las correspondientes a la macroeconomía, y –a la vez- puedan competir en precio y calidad con los productos de los monopolios internacionales.
3) Un aumento de nivel de vida del pueblo, pues todas las empresas crecerían y brindarían mejores ingresos a sus trabajadores. Así se lograría ver el crecimiento económico del PIB, directamente reflejado en el modo de vida del pueblo.
El estado como rector y garante del desarrollo económico podría aplicar una política impositiva armónica para evitar las perdidas de solidaridad en la población sobre la base de que los más rentables, contribuyan con más al desarrollo de los menos rentables. Esto se lograría por una política no de subsidios, sino de créditos estimulantes a las empresas y ramas menos desarrolladas.

Por otro lado el Partido y el Estado podrían influir en la formación de Uniones de entidades autogestionadas con objetos sociales semejantes y con vínculos técnicos, para potenciar sus capacidades dispersas.
Las Uniones podrían analizar y acordar:
• La planificación de la producción y la distribución en la proporción productiva de cada entidad sobre la base de los precios pre-establecidos (acordados Estado- Unión)

• Vincularse a los mercados cooperativos o estatales para la distribución mayorista y minorista, agrícola e industrial.
• Participación en el comercio con el mercado de otros piases, según las regulaciones estatales del comercio exterior y el control e inversiones de las divisas y según sus propias capacidades de divisa.
• Implantación de políticas de precios en común acuerdo con las instituciones financieras y mercantiles del Estado y según las necesidades de consumo de la población.
• Garantizar los niveles de calidad y productividad de cada entidad de la Unión.
• Participar en las decisiones sobre nuevas inversiones y la reproducción de los medios de producción y que los gastos sociales sean aprobados por todos los componentes de las entidades autogestionadas.

• Garantizar que los dirigentes y componentes de los Consejos de Dirección de cada entidad sean elegidos por voto secreto y controlar y disponer la vía de la revocación.
• Planificar el uso colectivo de los medios de transporte y de otros medios de producción.
• Evitar las asimetrías dentro de los componentes de las entidades, conciliar con el Estado el apoyo crediticio necesario.

• Contribuir a la política estatal del pleno empleo garantizando trabajo a la fuerza laboral desocupada. Crear nuevas entidades, construcción de obras de carácter social, etc.
• Trabajar en la sustitución de importaciones.
Las Uniones de la Agricultura tendrían como base en Cuba las Cooperativas de Producción Agropecuarias (CPA) y las Unidades Básicas de Producción Cooperativas (UBPC), estas últimas convertidas en verdaderas empresas autogestionadas agrícolas (el pueblo mantiene la propiedad y los trabajadores el usufructo), donde cada cual reciba de acuerdo a su aporte laboral y los ingresos no sean mediante el salario, sino dependiente de las utilidades de cada unidad productiva. De esta forma se lograría que el hombre estuviera unido a sus medios de producción haciéndolos sentirse sus dueños, obteniéndose como resultado que se sientan autoestimulados y beneficiados directamente por el desarrollo de la producción.
Como puede apreciarse, de esa forma el Estado sigue siendo el Rector y Gestor de la economía; pero no su administrador en cada entidad y dirigir la sociedad y la política económica sobre principios no capitalistas y antimonopólicos y antiimperialistas.

En la medida en que las Uniones se desarrollen y por necesidad de la producción y de la sociedad tengan que irse interrelacionado, se irían estableciendo las Uniones de Uniones con vista a la Sociedad Superior.

La Autogestión puede ser la fórmula para aminorar las capas burocráticas surgidas por las propias necesidades administrativas del Estado todo controlador y de aminorar el despilfarro de recursos, la corrupción, el desinterés, la indeferencia y la apatía existentes en la producción y los servicios.
Seria la forma de trabajo que evitaría el crecimiento económico deformado por la centralización excesiva en las Súper empresas y el estancamiento de la generalidad de las restantes entidades de la sociedad y posibilitaría una integración libre en Uniones de alto potencial y concentración de medios y recursos, pero administrados directamente por los trabajadores.

Como principio de la revolución Socialista toda la propiedad de medios fundamentales de producción se mantendría en el pueblo y el trabajo se realizaría con estos medios de producción en usufructo por los colectivos de trabajadores de cada entidad.

En el sistema de autogestión colectivo, cooperado y participativo la función de los trabajadores sería producir colectivamente bienes sociales y administrarlos democráticamente, poniendo la ejecución de los planes aprobados por el colectivo en manos de dirigentes electos democráticamente por el voto secreto, con medios de producción propiedad del pueblo, pero entregados en usufructo a los colectivos obreros, lo cual posibilita el ingreso autogestionado de los propios productores según las utilidades obtenidas en la proporción del trabajo aportado por cada uno de ellos, no siendo necesaria la participación ni las actuales reglamentaciones burocráticas del intermediario estatal.

Sería el estado en representación del conjunto de la sociedad el encargado de la rectoría, de la planificación económica general del desarrollo del país, que presentaría sus necesidades a las entidades productivas y de servicios, las que harían sus planes teniendo en cuenta las los convenios (sobre cantidad, calidad y precio) alcanzados con los niveles de planificación superiores.

Ante nuestros problemas de improductividad y desequilibrio en la gestión económica no hay porque proceder al desmembramiento de la propiedad del pueblo, a través de la creación de empresas compuestas por grupos de accionistas que es una categoría de la propiedad capitalista ya practicada por países ex socialistas de Europa. Eso sería dar un paso hacia el capitalismo; pues como dijo Fidel y publicado en el diario Granma, el 30 de Enero 1990: ¨la propiedad privada por grupos, en nuestro concepto, no es ni será jamás socialismo, no pasará de algo más que un capitalismo por grupos¨.

Marx explicó en el Capital XXVII del III Tomo del Capital, que las sociedades por acciones eran el primer paso en la descomposición del capital. Pero una vez socializada la propiedad, volver a las sociedades por acciones sería un regreso en dirección al capitalismo.
La propiedad es parte de las relaciones de producción y está determinada por ésta y no al revés. La propiedad es capitalista porque explota trabajo asalariado y produce plusvalía de la cual se apropia el capitalista. La propiedad es socialista cuando el trabajo se organiza según los principios del cooperativismo (propiedad o usufructo colectivo, gestión democrática y repartición equitativa de las utilidades). Por eso Marx y Engels en el Manifiesto Comunista señalaban que la propiedad que había que eliminar era la propiedad capitalista. La propiedad personal, privada, que no explota trabajo ajeno, no es capitalista.

El capitalismo por grupos de accionistas privados que compran y venden acciones, no tiene nada que ver con la autogestión colectiva en cooperativas, o empresas cogestionadas, que significaría la posibilidad de aplicar la forma cooperada de gestión, en la industria, la agricultura y los servicios. Tal y como fue la organización de las cooperativas de producción agropecuarias (CPA), donde no se percibe por el capital en tierra y maquinaria aportado, sino que se reparten las utilidades por aportación laboral; lo que luego se intentó en las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) que creó el Comandante en Jefe entre 1992-1993, (dos años después de su planteamiento anterior, donde confirmaba la validez de la forma de producción cooperativa), cuando se entregó las tierras en usufructo a grupos de obreros agrícola estableciéndose la repartición de los resultados económicos de los ingresos para los trabajadores según su aporte de trabajo, principio que se ha estado violando en muchas UBPC, causa real de los resultados negativos para la producción. Como las UBPC no han funcionado adecuadamente, se han desactivado al alrededor de 100 de estas entidades en el ultimo periodo, cuando lo que debe hacerse es garantizar su efectivo funcionamiento en base al cooperativismo verdadero.

La Habana 8 de febrero de 2009

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