viernes, 24 de abril de 2009

La razón de Estado frente al espejo


por Ramón García Guerra


Un correo que recibí de Desiderio Navarro motiva estas líneas. La noticia se refiere a una entrevista reciente hecha al ministro cubano de Cultura: Abel Prieto. La cual hace un particular en el “escándalo” que se produjo alrededor del performance de Tania Bruguera en la Décima Bienal de La Habana (2009). El correo incluía además una declaración del comité organizador de la feria artística. Desde luego, resulta una situación muy embarazosa para el promotor de tal evento cultural. Quizá el hilo de Ariadna sea este: Las artes, la sociedad y la política en Cuba hoy. Piezas que reformulan su sintaxis. Entonces, intento con este artículo sumar un comentario personal al análisis colectivo sobre la actualidad de las políticas públicas del Estado nacional y del mundo intelectual cubano. Lo cual sucede en el contexto de una sociedad en transición que comienza en 1989 y aún continúa. Por ello, sólo dibujo en líneas gruesas el dilema cubano.

Artes que enuncian una Utopía.


Empecemos por el principio: Las artes plásticas en Tania. Sin dar más vueltas al asunto que nos ocupa, Tania Bruguera no necesita hacer un escándalo para lograr visibilizar su estética en el mundo artístico. En esta última década ha llevado Tania (¿la guerrillera?) su arte-conducta a varias universidades de Europa, Estados Unidos y América Latina. Ella ha puesto a la Utopía en el centro de las artes y de la vida cotidiana de tantas personas como paraísos perdidos se hallan en el mundo sin corazón de hoy. El efecto de libertad o la comunión que su arte-política ha producido se ha debido en principio a las condiciones de recepción del contexto social donde aquélla ha sido ubicada. Están obligados los políticos a realizar un estudio comparativo sobre cómo funciona de manera increíblemente idéntica en contextos evidentemente opuestos la estética de Tania; sobre todo, para no hallar otros “enemigos” que la mala conciencia que nos agobia. (Subrayo esto, con toda intensión en tal caso, pues sólo podría ser definida la afinidad de tales contextos sobre el único presupuesto posible: es decir, la condición subalterna que identifica al sujeto popular en los mismos.) Los políticos en Cuba son responsables de una situación de espectáculo que hallará una oportunidad propicia en el hecho artístico. (La joven bloguera ya se encontraba situada en el mundo espectacular que fractura al estado político de la sociedad cubana.) La acción plástica de Tania Bruguera les ofrece una visión de totalidad a los cubanos Enhorabuena. Porque así, además, Tania le regresa a la sociedad cubana una imagen más auténtica sobre sí misma. Sin duda, la suya será la perspectiva de una clase media en apuros.
Desde luego, la situación de escándalo fue fabricada con antelación a lo sucedido. Porque el tema a discusión en la Bienal, así como una conciencia crítica emergente en la sociedad cubana, --junto al hecho cismático que afectó recientemente a la clase política en Cuba--; todo ello advertía de una reacción desde la derecha. Quién si no. Digámoslo de una vez. Sólo una derecha neo estalinista estaría interesada en convertir en piedra de escándalo este arte-político de Tania.
Entonces se sitúa el Estado burocrático policial ante el espejo. El cálculo de realpolitik es muy simple: La chica agente-del-enemigo ha usurpado el “espacio” de Tania. (Esto es, adopta una actitud no performática –sino, incidental-- en el hecho artístico en cuestión.) Estamos ante un realismo tan burdo --en tanto, esto significa una mañosa distorsión del pathos artístico original en sí mismo-- que ofende la inteligencia del pueblo. Echando la sardina a su braza, la derecha continúa una “historia de disidencias” cuyos códigos estableció antes y aún mantiene bajo el control político del Estado policial. Exculpar de toda responsabilidad por lo sucedido a Tania --¡todo un personaje en el mundo artístico y académico en Occidente!-- tendría por objetivo evitar la formación de una situación internacional adversa contra sí misma. Esta política busca obstruir un debate público sobre el destino histórico de la sociedad cubana. Un debate que articula su agenda sobre la marcha.
La agenda del debate público que está motivando este incidente se refiere a la calidad del espacio político del sujeto popular, la función política de las artes plásticas en Cuba, y la relación entre cuerpo, posmodernidad y nación –dada esta última en la perspectiva de una sociedad que se recupera a sí misma--, etcétera.
Las razones que ofrecen ciertos sectores de izquierda sobre el incidente aún me parecen que pasan de largo ante la cuestión de fondo. Unos adoptan una actitud antipolítica (de avestruz) mientras otros hacen el juego a los burócratas de la cultura en este asunto. ¿Acaso está fuera de control la Cultura? En tal sentido, nuestro ministro de Cultura: Abel Prieto, en la entrevista, advierte cierto desfasaje entre el talento y las instituciones, así como subraya el estado de precariedad de estas últimas en la gestión cultural. Antes habla de una política cultural que auspicia un arte crítico. Sugiere, en tal sentido, una pregunta de fondo: ¿La sociedad se escandaliza de sí misma? Piensa bien el ministro de Cultura cubano: ¿Tendría algún sentido una situación de escándalo en una sociedad que aprende a enfrenta sus contradicciones con un diálogo fecundo, y que logra sustanciar sus diferencias sin moralismos fatuos o estrechos? En cambio, una verdad de Pero Grullo se nos ofrece: La imagen artística que presenta Tania Bruguera es apenas el testimonio cultural de una sociedad agotada. En tal sentido, el mayor escándalo cultural sería la mercantilización de las artes plásticas en Cuba. Hacerse de un nombre ilustre en el “mundo libre” --hecho a cualquier precio--, tener un taller propio en Europa o lograr un contrato editorial en España, llenar el monedero con holgura, adoptar poses y retóricas de librepensador en los medios intelectuales de la nueva clase media, etcétera son modos bien conocidos de “triunfar en la vida”. Ser un hombre de éxito. Luego, sería una felonía que criminalizáramos a los artistas y no a los políticos. Porque, para empezar, la propia estructura binaria de la economía cubana (oficial y sumergida) se debe a la ideología antimercantilista de una clase dirigente que no termina por articular una alternativa viable ante el mercado. La cuestión no se hallaría –tal como el ministro nos dice-- en la evidente precariedad de nuestras instituciones culturales, sino en la implícita incompetencia de nuestros políticos.
Existe una nueva sensibilidad artística en Cuba. Estamos en medio de la emergencia de un ethos ético-social. Situación que coloca en jaque al estado de diglosia cultural que padece la actual sociedad cubana. Hablamos de un discurso artístico que está reduciendo toda distancia entre la retórica oficialista del Estado y la vida cotidiana del pueblo. La actitud más incisiva en este discurso artístico resulta de la superación de cierto énfasis formalista previo a su eclosión, que, siendo él mismo una reacción a posterior de la actitud contestataria de las artes plásticas de finales de la década de 1980, ahora torna sobre lo social para cargar las tintas.
Desearía aquí marcar distancia de anteriores experiencias artísticas dadas en Occidente. Sugiero hurgar en una tradición cultural que legitima el status performático del arte en la sociedad. La nuestra es, sin duda, una época que parece estar genealógicamente atada a la revolución cultural de 1968. Guy Debord partía del fetichismo del capital, según los términos de Carlos Marx, para luego subrayar la complicidad del arte en la reproducción de la alienación de lo humano. Extremaba así el trascendentalismo de la Escuela de Frankfurt y entonaba con un existencialismo de estación. Pero el mundo que enfrenta Tania Bruguera es un mundo sin corazón: donde las ilusiones no cuenta. La artista habla de anteponer la Utopía a la antiutopía neoliberal que hizo época. Encuentro cierto parecido de familia, sin embargo, entre Debord y Bruguera. Las artes plásticas en Tania han vivido la experiencia de la condición posmoderna sin renunciar al amanecer de la esperanza en una sociedad de iguales. (Ubicada esta última –es decir, la esperanza; según Ernesto Sábato-- en el espacio que mediaría entre la burda realidad y los más bellos sueños.) Pero su novedad es mayor. Creemos eso: Tania ha abierto un diálogo fecundo con el sino hedonista de la década de 1990. El motivo de su último performance ha sido la Batalla de Ideas. Lo plantea con extremada simpleza: ¿Diálogo o monólogo? Porque no se discute acá el destino de otra sociedad sino el de la nuestra. Dentro de su imaginario la Tribuna es: locus del poder. Sería el poder de definir democráticamente ciertos conceptos clave: libertad, igualdad, justicia… Revolución. (Poder constituyente, no constituido.) Entonces tiene la razón el ministro Abel Prieto al indicar la consternación que está provocando entre los políticos cubanos un arte crítico.


Entrar al uni-verso de Tania.


Considerado, de inicio, como un espacio alternativo frente al conjunto de instituciones oficiales del sistema de formación artística en Cuba, --aún cuando sería después adscrita al Instituto Superior de Arte-- casi todo el trabajo de la Cátedra Arte de Conducta ha ido articulando un arte de intervención social que ha logrado trascender a la Ciudad Letrada cubana. Los estudios sobre arte político que ha realizado por dicha Cátedra desde 2003 --que coordina Tania Bruguera-- se podrían identificar por el temario que ha seleccionado dentro de la bastedad del universo en cuestión. Indagación sobre los límites del mundo artístico, sobre las relaciones arte-vida-sociedad, sobre las paradojas de la identidad cultural, sobre la representación de la realidad circundante, sobre la memoria histórica y colectiva, sobre el condicionamiento histórico y la ideología. Desde luego, estos no son asuntos que se han inventado los asistentes a los talleres organizados por tal institución artística; sino, resultan ser una reacción orgánica frente a la realidad que venimos enfrentando los cubanos en las últimas dos décadas. Estamos ante eventos políticos que integran un proceso ideológico-cultural que, a su vez, resulta en sí congruente con una sociedad en transición. (Sociedad, insisto, que se extiende de 1989 a la fecha.) Es decir, no puede ser estimado como un dilema que exclusivamente se halla referido al mundo académico cubano.
Entonces estos actores se enfrentan a un campo académico enfermo, que ha logrado despolitizar la condición profesional del intelectual cubano, que tiende a ocultar la colonialidad de los saberes expertos, que legaliza la fractura disciplinar de las ciencias sociales, que bloquea o deforma la representación artística de la realidad, que obstruye el proceso de reconstrucción de la memoria histórica y colectiva, que impide la contextualización de las ideologías, que hace del marxismo una ideología oficiosa y la dogmatiza, etcétera, etcétera.
El carácter de alternativa de la Cátedra, entonces, no sólo resultará tal frente a la Academia –aquella de la que hablaba Rubén Darío--, sino, además, respecto del Estado burocrático policial. Seamos justos: La acción de Tania no va contra aquél. Sólo lo enfrenta al andar. El estado de fractura del ser político en Cuba la viene enfrentando la Cátedra con una flexible estrategia de diálogo. El diálogo es la única estrategia válida para enfrentar y disolver la incomplitud que produce el carácter asimétrico de las relaciones de poder en la sociedad política. El diálogo desnuda la opresión. Luego, la reacción del Estado policial contra la Cátedra no es particular. Ésta forma parte de una respuesta estatista de rechazo ante el creciente asociacionismo cívico que amenazaba con desbordar los mecanismos de control policíaco de principios de la década de 1990. La crítica al orden existente que ofrece Tania Bruguera resulta inevitablemente una actitud disenso para la burocracia cultural y política cubana. Porque dialogar está prohibido para los mismos. La cuestión no se reduce a la burocracia sino al autoritarismo que se encuentra detrás de aquélla. Urgidos por las coyunturas que se suceden, estos señores no advierten la singularidad de los asuntos que se ofrecen. Después buscan una rápida solución en clave de retórica. Les hacen la vida tan difícil a las personas que, al final, logran que sus hipótesis se confirmen sobre sí mismas. Parece así todo volver al punto de partida una y otra vez. Entonces viven un tiempo cíclico. Como el Funes de Borges, habitan un presente infinito. La acción alternativa de Tania va contra esta aberración existencial y política. La táctica política de la derecha ha sido articular una situación de escándalo para hacer retroceder al campo artístico hacia posiciones más tolerantes --o menos críticas-- frente al estado de marasmo político que vivimos hoy los cubanos.
La acción plástica objeto de escándalo tuvo ciertamente un carácter catártico que no cuestiono. (En tal sentido, la situación de escándalo que se produce –repito-- resultó de una manipulación de derecha sobre las condiciones de recepción de la obra artística.) En buena medida esta catarsis está asociada a las prácticas de ninguneo de las cuales estamos siendo objeto los cubanos. Pero la sana verdad del performance no se agota ahí. Lo que todo auténtico arte discute es la integridad vital del hombre total y pleno. El arte participa del rescate de la humanidad perdida en una sociedad alienada o produce los sentidos suficientes para sostener o justificar una sociedad de iguales. Esta es la cuerda en que se mueve la Cátedra Arte de Conducta de Tania Bruguera. (Sobre todo si se observa sus últimas actividades antes de la Décima Bienal de La Habana; tal como fue, por ejemplo, la muestra Estado de Excepción que realizará entre marzo y abril de 2009.) Sus medios son múltiples pero efectivos: fotografías, audiovisuales, intervenciones, performances, instalaciones, acciones plásticas diversas, promociones, etcétera.
Quizá el hecho más sugestivo dentro del performance de Tania haya sido aquélla tribuna. Entendida como locus enunciativo de una realidad. Espacio de solemnidad y decisión. Usurpado con gesto paródico contra la élite política, ahora servirá esa tribuna para la deconstrucción de la retórica oficial. Estamos acá nosotros: los tristes más tristes del mundo, los que lloramos borrachos al oír el himno nacional –diría Roque Dalton--, ante ustedes: los comelotodo, los hacelotodo, los sabelotodo; para decirles: ¿qué país es este? Pero la soberbia los agota. Ellos diseñan un país que construiremos sin que cuenten nuestros sueños. Sin saber que junto a nosotros –pero del otro lado del muro--, hay gentes que hablan un mundo diferente en donde hallan lugar todos. Las artes plásticas de Tania buscan modificar la conducta y hacen bien. Según una teoría política al uso –quizá un tanto pragmática en su lógica-- serán las prácticas las que articulan las estructuras y estas últimas serán identificables sólo por las funciones que cumplen. Entonces el ataque de se dirige a la ritualidad de la vida política del país. Esto es, aborda su puesta en escena. Cuando han caído las reformas en un marasmo político, y esto llega a producir un vacío de poder, Tania nos convida a la tribuna para enunciar un rostro plural. Una imagen que se parezca más a la realidad. Todos en ese momento hacen silencio. Como El Aleph de Borges, todo sucedió en aquella “esfera”.
Escenas así ocurren a diario. En algún momento le sugerí a Víctor Fowler que considerara la escena de presentación de un libro como un performance al cual asistíamos ambos. Sucede en tal caso, como los semióticos diría, que todos asistimos acá a la construcción colectiva de un texto infinito. Por eso me atrevo a considerar mis intervenciones en otros foros como integradas al performance de Tania Bruguera en la Décima Bienal de La Habana. Entonces, les diría a “mis compatriotas, mis hermanos” –según Roque Dalton-- desde esa tribuna:




  • · ¡Abajo la economía de enclaves! Nunca más empresas fuera del control ciudadano. (Empresas que ni siquiera sus propios ministerios logran controlar.)
    · Consideremos como una ominosa aberración política la actual falta de transparencia en la ejecución de los fondos públicos.
    · Convirtamos a la futura Contraloría de la República en una extensión de las extremidades sociales del ciudadano.
    · Exijamos la cogestión del presupuesto estatal en las Universidades con la decisiva participación colectiva de los estudiantes en dichas instituciones docentes.
    · Denunciemos la falta de democracia laboral como una trampa burocrática lanzada ante la sociedad de trabajadores que enuncia la Constitución socialista.
    · ¿Propietarios? No. Compatriotas. La causa del socialismo no será de estómagos sino de libertades. Economicismo que resulta un insulto del pueblo.
    · Las formas de autogestión socialista no pueden reducirse en una caricatura ni estatista ni legalista de la misma. ¡Déjennos pues administrar la economía!
    · Demandemos un buen gobierno al Estado. Promovamos la mayor autonomía posible de la sociedad. Confiemos el control político a la comunidad.
    · Exijamos la condición de persona jurídica para la comunidad. Actor colectivo con plenos derechos sobre el hábitat, la identidad, el patrimonio, la justicia, la economía…
    · Echemos fuera del poder a esa nomenklatura que nos reduce a su mediocre estatura. Pongamos en su lugar a un “Foro Social Cubano”
    · Fuera esos políticos que ofenden la inteligencia del pueblo mientras nos ofrecen Pan y Circo. Seamos los artífices de la Nueva Cuba.
    · Combatamos toda forma de exclusión en la sociedad. Ataquemos las raíces de ese grosero colonialismo interno que nos desangra. Defendamos la utopía de la libertad.


Política, ethos y jóvenes.


El denso entramado de formas de dominación política que fueron articulándose durante el régimen socialista igualitario –economía de enclaves, nomenklatura, cultura de masas…--, ahora se muestra en todo ineficaz para asegurar incluso cierta cohesión social de la sociedad. Menos aún para alcanzar el mínimo de movilización necesaria ante los gigantescos desafíos históricos que debe enfrentar la sociedad cubana. La sociedad tiene hoy muchísimas piezas ya desconectadas del Estado burocrática policial. Los métodos de control policíaco al uso no resultan suficientes para sostener bajo un orden disciplinario a la sociedad en su conjunto. No se trata de la creciente autonomía de las tribus urbanas o del montón de blogs independientes de cubanos en Internet. Los políticos no parecen advertir que nuevos mecanismos de autorregulación social están sosteniendo a la actual sociedad cubana. Piensan ellos que dirigen una sociedad que hace muchísimo tiempo se les escapó de las manos. Sobre ellos cae la mirada compasiva de un pueblo que les reconoce el mérito histórico de haber sido firmes en sus ideales. Pero…
Fuimos antes testigos del cambio sustancial ocurrido en los imaginarios del cubano en la última década. Década que puede ser considerada como la etapa de rearticulación del ethos emergente en la actualidad. Ethos ético-social que, además, deberá ser cotejado con las actuales políticas del Estado cubano. ¿Por qué? Porque ahí estaría en juego la legitimidad en sí misma del orden social vigente en Cuba. Ante todo, existe un fuerte registro de obsolencia en contra del oficialismo dentro del espíritu popular. Oficialismo que, además, insiste en legitimar cierto realismo miope que termina por resulta patético. Insisto, las claves de eficacia del anterior discurso político se desgastan y no alcanzan el efecto movilizativo que lograban antes; sobre todo, frente a realidades más complejas que nunca. Entonces, en cada congreso de nuestras organizaciones sociales --en voz del compañero Machado Ventura-- exige el PC cubano la adopción de un estilo más personalizado y directo en el trabajo político con las masas. Sin embargo, las estructuras son verticalistas, antidialógicas. La ortodoxa mediación estatista de las relaciones sociales es responsable de la falta de sentido de pertinencia en la conducta política de los cubanos. No hablo aquí de aquel instante en que la “desconexión” del modelo asistencialista extremo (1991) se produce; ni de aquel otro momento en que una rearticulación del tejido societario sobre la base al mercado (1994) ocurre; ni me refiero tampoco al período de formación del nuevo equilibrio social (status quo) que emerge más tarde (1997). Estos tipos de eventos hoy forman parte de una historia de angustias e incertidumbres ya vencidas –y “archivadas”-- por el pueblo cubano. Ahora bien, ¿tiene algún peso esta “historia pasada” en el ethos ético-social actual? No digo no. Podríamos hallar en esta historia al artífice que fraguó la infinidad de figuras sociales actuales, incluso. Pero ésta no mueve ya los molinos entre cubanos.
Para esa joven generación de hoy, que entra a la vida pública entre finales de los 80 y mediados de los 90, y de ahí en adelante serán “ellos”, la realidad les resulta más compleja que ese juego maniqueo entre estructuras binarias: buenos y malos, negros y blancos, ricos y pobres, etcétera. Sea todo porque antes estaban “ellos” llamados a construir una posmodernidad tropical y casi todos acabaron por practicar un realismo sucio, etcétera. Lo cierto es que estos jóvenes iracundos de hoy hacen lecturas inéditas sobre una totalidad llena de detalles (casi obscena). Ellos nos avisan de otras realidades que los políticos en Cuba no ven –o se resisten a ver--. Suficiente con asistir al debate que estos jóvenes han abierto en La Habana. Lo que ahora sucede en la Bienal es otro motivo más para continuar un debate público que se radicaliza a saltos y se extiende por todo el archipiélago con increíble rapidez. La dialéctica que justifica la articulación de la nueva sensibilidad de época se fundamenta en el diálogo de experiencias vitales compartidas hoy por varias generaciones de cubanos.
Confundir el ethos ético-social emergente con una generación en particular sería un craso error. No obstante, el análisis en detalles de estos jóvenes nos ayudaría a entender la cuestión de fondo. Éstos tienen en común ser la generación que sigue al boom demográfico que ocurre en la década de 1960. Ellos hallan a una sociedad más amable a su favor. Después ésta los divide en dos grupos. Para el primero de estos, el proceso de socialización básica culmina con la Rectificación (1985-1989). Justo cuando comenzaba la del segundo grupo. Ambos grupos se enfrentan a habitus e instituciones sociales muy diferentes en la etapa de socialización secundaria de los mismos. Hechos que han pautado tanto la cosmovisión como la intervención de estos jóvenes en la sociedad. La segunda etapa de socialización eleva los puntos en contraste entre ambos grupos. En el contexto de un diálogo intergeneracional complejo esta joven generación será el sector más sensible, así como la expresión más auténtica del ethos emergente en el conjunto de la sociedad. Por tanto, lo que no deberían hacer los políticos sería ahogar a la criatura en la cuna.
Discutamos esta generación en su novedad. (Desde luego, no reduzco el análisis al universo artístico de los actuales jóvenes cubanos. Sugiero, en tal sentido, partir de la nueva sensibilidad de época que se presenta.) Por una parte, hallo que el dilema histórico mayor de los actuales jóvenes cubanos es el desconocimiento sobre la historia nacional de los últimos 50 años que ellos padecen. Por otra parte, la política ha llegado a ocupar un espacio tan abrumador en la vida cotidiana de la sociedad, que impide el necesario distanciamiento crítico en los miembros que la integran, respecto de las propias prácticas y estructuras que éstos generan. Estos son factores que conspiran contra la acción consciente de una generación que está llamada a rehacer los valores y las instituciones que sostienen a la Revolución cubana de cara al siglo XXI. Subrayo una carencia al respecto: La falta de una cultura del diálogo en Cuba. En tal sentido la historia sociocultural la Revolución cubana, en medio siglo, nos muestra dos momentos de eclosión significativa del sujeto popular: años 60 y años 90. En ambos casos un modelo de hombre-masa se presenta de fondo, para luego decidir cómo imaginar (a) o actuar (en) dicha sociedad. El diálogo en tales momentos fue algo decisivo. Sin embargo, no ocurre una conversión del mismo en elemento de la cultura política nacional dada la rémora autoritaria que incorporaron al proceso histórico tanto el populismo como el obrerismo. Ahora esta nueva generación de cubanos le devuelve al país la oportunidad de superar esta carencia. ¿Quién lo impide? Entonces, como tercer factor, ahora resulta ser la Vieja Guardia el mayor obstáculo ante los jóvenes actuales.
Lo antes dicho no significa que considere fallida --o me oponga-- a la política de reformas en curso. Confieso que las apoyo… con reservas. Siento que dichas reformas no lograran suprimir ni la absurda estructura binaria de la economía nacional –oficial y sumergida-- ni el nocivo estado de diglosia cultural de parece la sociedad (retorica contra cotidiano). Pero sí, en cambio, éstas podrían modificar la actual correlación de fuerzas que da ventaja a los lebreles del status quo. Y esto, ante todo, sería favorable a una horizontalización de las estructuras de poder; así como facilita una desestatalización de la política. Sin que esto signifique para la nación cubana una renuncia a la soberanía o una negación de su identidad. Lo cierto es que la ofensiva revolucionaria iniciada en 2001 (Batalla de Ideas) empezó por ofrecer un paquete de programas sociales (hasta 340 en total) para saldar un grupo de problemas que se acumularon en la década de 1990. Programas que se extienden luego al pasado. Para asaltar después al futuro. En este proceso acabó por involucrar casi a toda una sociedad en la discusión sobre el destino de la nación cubana. Lo que ahora sucede en la Bienal es resultado de ese proceso. Estamos ante un momento de inflexión del mismo.



El dilema de actualizar un proyecto.


Pienso que estas reformas serán favorables a la emergencia de otros escenarios más propicios a la batalla contra ese autoritarismo que inunda hasta la capilaridad de la actual sociedad cubana: familia, escuela, trabajo, etcétera. En tal sentido ellas tienen nuestro apoyo. ¿Eliminaría éstas a aquellos otros factores que obstruyen una participación activa de los actuales jóvenes cubanos en la gestión de la cosa pública? Podría ser. Mientras tanto, contra las reformas que echa adelante el compañero Raúl Castro se han levantado --no unos “artistas inconformes” sino-- los lebreles del status quo. Estos son, los viejos burócratas y nuevos burgueses nativos. Estos han ofrecido tal resistencia a los cambios, que Raúl Castro ha reclamado el apoyo de los “cuadros históricos leales”. Sabe que fortalece lo policial. Conoce del costo político que tal decisión implica. En cambio, Raúl Castro tiene un repertorio pobre de opciones políticas a elegir. La opción que sería correcta se hallaría en una convocatoria al pueblo para la batalla. Pero sólo el déficit democrático de la Revolución podría explicarnos la adopción de esta otra política.
La cuestión es cuán oportuno sería (no ya discutir, sino) tan solo reconocernos en aquella imagen que presenta Tania Bruguera ante la sociedad cubana. Este sería el repertorio de políticas, según la experiencia anterior: 1) tratar de despolitizan el hecho; 2) reducir a la inconforme en un ghetto; 4) reciclar o cooptar la acción; 4) adoptar una política selectiva; 5) corregir la política cultural; 6) optar por hallar un contrapeso con otros actores… Para la sociedad sólo van quedando estas pocas opciones: 1) adoptar estrategias evasivas; 2) lograr una desconexión del régimen; 3) ajustar los patrones de conducta; 4) oponer una resistencia relativa; 5) avanzar una subversión en sistema; 6) reducir la importancia de la situación. La imagen de sociedad que Tania Bruguera logra articular con su performance nos resitúa dentro de esta cartografía. Porque en buena medida esas fueron las posturas adoptadas por los asistentes al hecho artístico.
Desearía ahora resituar esta problemática un punto más adelante. En tal sentido pienso que el método de solución lo sugiere Che Guevara en su ensayo: “El socialismo y el hombre en Cuba”. El modelo teórico que construye Che queda resuelto, por una parte, como proceso de apropiación de la condición humana por el trabajo liberado; y, por otra parte, como libre expresión cultural de esa condición humana antes apropiada por el hombre. Entonces, el trabajo liberado y la libre expresión artística –que no son tan libres, decía Che Guevara, hasta alcanzar la completa libertad humana que significa la sociedad comunista-- resultan ser dos modalidades dentro del “proceso de apropiación por el hombre de su verdadera condición humana” (Carlos Marx: Manuscritos de 1844). Esta es una línea de argumentos más extensa aún. Solo matizo el tema. En tal sentido hay personas serias que reclaman la abolición del trabajo asalariado en Cuba. Compartimos esta exigencia. El trabajo-mercancía --decía Che Guevara-- debe convertirse en trabajo-deber social. Es decir, Che plantea un proceso de resemantización previa de tal categoría –dada por la coexistencia con el capital--, para después pasar a la abolición del salario. El buen sentido del humor de Fernando Martínez Heredia le da el puntillazo al asunto. Algo así, dice Fernando: Preferiría que el salario, antes de desaparecer, logre algún valor. Porque son ahora las remesas las responsables de tanta injusticia en este mundo.
Precisemos este asunto. Sucede que dos tercios de nuestros ingresos personales integran los fondos sociales de consumo de la sociedad. Es decir, existe un espacio donde el trabajo-mercancía no cuenta; pero donde tampoco emerge automáticamente esa solidaridad que resulte consustancial al proyecto socialista que defendemos en Cuba. Insisto, esto no resulta en más solidaridad en la vida cotidiana de los cubanos. Pero menos en la presencia de una actitud respetuosa del Estado hacia el ciudadano. En tal sentido los artistas han estado dando la batalla contra ese ninguneo que nos humilla a todos en Cuba. Porque hemos forjado un “espacio liberado de la enajenación capitalista” sin que esto signifique que tal alienación se haya extinguido por completo. Entre otras cosas, esto vendría a descalificar cierta visión economicista del proceso de transición al socialismo.
Hagamos un incidental al respecto. Los cambios recientes en el Consejo de Ministro nos confirman ante el dilema político que enfrenta la clase dirigente en Cuba. Consideremos algunos aspectos. Promover al ministro de Comercio Interior a ministro de Economía anuncia importantes cambios en la economía nacional, donde el mercado interno –rémora que impide una reproducción ampliada de la misma-- se convierte en punto importante de la estrategia de desarrollo del Gobierno cubano. El pase de dos cuadros políticos del PC cubano a cargos de ministras de Finanzas y de la Industria Sideromecánica igual significa el anuncio de cambios radicales en estos sectores de la economía cubana. (Siguen la anterior experiencia de Yadira García.) Las nuevas ministras están capacitadas para enfrentar sendos procesos administrativos con sentido político: resolución de la dualidad monetaria existente y proceso de reconversión tecnológica del aparato productivo de la industria mecánica. Cuando se analiza los índices económicos tales como la importación de bienes intermedios de capital, o los ciclos financieros del país –remesas, cobros y pagos, subsidios, etcétera--, desde el ángulo de la soberanía y la gobernabilidad del sistema político cubano, estos cambios me parecen muy positivos. Pero llegan tarde y se quedan a medias. Esperábamos una reducción del Estado en particular que lo fortaleciera mientras aumentaba también la autonomía de la sociedad en su conjunto. Sugeríamos en otro artículo, entonces, reducir el poder constituido a un Consejo de Gobierno –con la función en el Ejecutivo de los Consejos de Estado y de Ministros, más los Consejos de Administración provinciales--, así como subordinar éste al poder constituyente real del pueblo cubano en su Asamblea Nacional. Esta era nuestra expectativa ante las reformas.
Los cambios indican un cálculo bien meditado sobre cuál equipo sería el mejor dadas las misiones que deben enfrentar sus miembros. Ahora bien, en principio, el tiempo que mediaba entre el anuncio de los cambios y el instante en que debían ocurrir los mismos, --algo más de un año-- resultó suficiente para entender la complejidad que afectaba su ejecución. Estos habían sido anunciados con antelación. Esperábamos una respuesta en la sesiones de la Asamblea Nacional de febrero de 2009. Lo que se escucha allí, en cambio, será una solicitud de prorroga de parte del compañero Raúl Castro que, apenas unas semanas después, nos presenta sólo algunos cambios en forma bastante abrupta. (A falta de una fortísima presión de la prensa internacional sobre la clase dirigente cubana, ¿ésta nos habría dado otras razones sobre el tema?) Sobre los cuadros que fueron sacados de sus cargos recaería la sospecha de ser gente corrupta. Estas medidas serían asumidas por los cubanos como una revuelta en Palacio. ¿Qué ha sucedido en tal caso? Porque la gente no ve mucho sentido en demorar la reforma del Estado tanto tiempo, para ahora venir con que la corrupción de ciertos burócratas sea la razón del desasosiego actual de una sociedad que, en verdad, no percibe en sus políticos una firme voluntad de cambios. Entonces un pueblo se ofende con aquellos políticos que lanzan chivos expiatorios al ruedo. Creyendo así inducir el júbilo de la multitud.
Pienso que se podría ordenar la cosa pública de alguna manera en tal caso, creo yo, con la intensión de fundar una sociedad que en medio de sus contradicciones sepa y pueda dialogar consigo --como una totalidad y a diario--, y que, además, lo logre sin tener que rehacer su propia imagen ante un espejo roto. Según el Che Guevara (en: “El socialismo y el hombre en Cuba”) será completo el proceso de desalienación en el socialismo sólo si encuentra en el trabajo liberado y la libre expresión artística las claves de su estrategia libertaria. En este instante ¿qué podría hacer el compañero Raúl Castro al respecto? Fortalecer al Estado, reconocer una mayor autonomía a actores sociales, económicos y culturales en la sociedad y, sobre todo, entregar el control político al ciudadano sobre el Estado y la sociedad en su conjunto. La misión del Estado no es administrar sino gobernar. La sociedad debe administrar sus propios asuntos. Pero sólo la comunidad puede constituirse en mecanismo de autorregulación para el conjunto de la sociedad. Evidentemente, existen obstáculos que vencer. No creo que legalizar toda práctica hoy existente sea la solución. La política de repliegue que adoptamos en la década de 1990 constituye nuestra NEP. Los políticos cubanos imaginan que las palancas del capitalismo en manos de la Revolución (una entelequia) nos asegurará la victoria contra infinidad de problemas de desarrollo a enfrentar. La labor de zapa de estas palancas fue antes advertida por el Che en los años 60. La política no es eliminar toda exclusión siendo tolerantes con aquello que compromete el destino socialista de nuestra sociedad. El dilema sería superar el déficit democrático de la Revolución cubana, en principio con mayor transparencia de sus estructuras de poder constituido, dándole cause suficiente al poder constituyente del pueblo cubano como totalidad vital y soberana.

Santa Fe, Ciudad de La Habana, Cuba: 18 de abril de 2009.



Correo: http://ar.mc329.mail.yahoo.com/mc/compose?to=ramon0260@gmail.com


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miércoles, 22 de abril de 2009

Peligros que acechan hoy a la Nación Cubana

Ante los cambios que ya se observan en las políticas norteamericanas hacia Cuba, la única forma de garantizar nuestra soberanía es avanzar hacia un socialismo más participativo y democrático


por Pedro Campos Para Kaos en la Red


La Nación Cubana está muy dividida y sus contradicciones internas se están acentuando ante la política de acercamiento del nuevo gobierno de Obama y lo que parece ser la ausencia de una estrategia nacionalmente consensuada coherente y responsable para enfrentarla, la cual tiene su principal reflejo en el inmovilismo en la política económica y social interna del gobierno.
El pueblo y el gobierno cubanos se han pasado casi 50 años luchando por el levantamiento del bloqueo imperialista y ahora cuando el gobierno norteamericano empieza a dar claros pasos en esa dirección, en lugar de dar la bienvenida a la misma y estructurar un discurso coherente con aquella lucha, no se observan claros pasos consecuentes con ese discurso.
Una política firme en defensa de nuestra soberanía e independencia ante esta nueva situación, sería consistente con un enfoque flexible capaz de identificar los nuevos procesos que están ocurriendo en la política norteamericana hacia Cuba, estimular sus aristas más positivas y al mismo tiempo impedir al adversario creerse que podría influir en el desarrollo de nuestros acontecimientos internos.
Cuba no podría admitir bajo ningún concepto discutir con EE.UU. los problemas que son propios de la soberanía del pueblo cubano. Hacerlo sería poner nuestros destinos en manos del enemigo imperialista.
El primer problema en las relaciones entre Cuba y EE.UU. es el bloqueo criminal que por casi 50 años mantiene ese gobierno contra nuestro pueblo, al que ha pretendido matar de hambre por haber escogido un camino de independencia y haber proclamado su intención de construir el socialismo que nunca se ha logrado, no tanto por las política imperiales sino por la falsificación estalinista del socialismo que se nos vendió.
Ése, llamado por ellos “embargo”, debe desaparecer incondicionalmente y para eso Cuba nada tiene que ofrecer. Así de claro debe quedar expuesto. Consecuencias de la política hostil de los gobiernos norteamericanos fueron también el enjuiciamiento de 5 compañeros que estaban allí combatiendo contra el terrorismo, usando para su captura la propia información enviada de buena fe por el gobierno cubano al norteamericano, como parte de una colaboración en la lucha contra el terrorismo; y la protección a numerosos y connotados terroristas como Luís Posaba Carriles y Orlando Bosh.
Es muy claro que el cese de una política hostil contra Cuba debe tener claras incidencias en esos tres temas. Pero Cuba debe apreciar con toda imparcialidad y paciencia los movimientos que en esas direcciones está haciendo el nuevo gobierno de Obama y reconocerlos como aportes concretos dentro de las limitaciones del Ejecutivo. Exigir a Obama lo que no está en sus posibilidades no solo es injusto, sino también contraproducente.
Cuba no puede dejar en su discurso la menor brecha a que sus problemas internos puedan ser discutidos con EE.UU. Nuestros asuntos internos son nuestros. Los problemas que tenemos de derechos humanos, los de nuestro sistema democrático, los que tenemos con las libertades de expresión, prensa y reunión son nuestros y somos nosotros los cubanos los que tenemos que discutirlos, y hace tiempo que debían haberse resuelto, como se expresa en las Propuestas Programáticas para un Socialismo Participativo y Democrático. Estos temas no tienen que discutirlos los gobiernos de Cuba y EE.UU., como no tienen que discutir los asuntos internos de la política norteamericana. Mal estaríamos los cubanos si tenemos que agradecer a EE.UU. que en Cuba se respeten los derechos inalienables del pueblo.
Los cambios socioeconómicos para más socialismo, más participación y más democracia que demanda nuestra realidad, el nuevo socialismo, socialismo del Siglo XXI, o como quiera llamársele, no pueden ser rehenes de la política norteamericana, ni depender de la buena voluntad del vecino del norte.¿Quien puede creer que EE.UU. haga algo por el socialismo en Cuba?: nos tocan única y exclusivamente a los cubanos y los hacemos o simplemente nos pasaría lo mismo que al llamado socialismo “real” y terminaríamos atados al carro del imperialismo por la traición de una burocracia que habría preferido pactar con el capital internacional antes de entregar los medios de producción a los trabajadores y la soberanía de la nación a quien le corresponde: el pueblo.
Al parecer el gobierno-estado-partido no se percata de la amplitud y la envergadura que está tomando la desaprobación social a su forma de conducir la economía y la política desde el propio seno revolucionario: baste señalar eso que el gobierno llama indisciplina social, desvíos de recursos en los centros de producción y servicios; la clara protesta de los intelectuales sean artistas plásticos con su Bienal de la Habana, músicos con la canción crítica, no solo del Rap, el Hard Rock y otras expresiones musicales de la juventud,escénicos con sus obras de teatro que retratan la realidad compleja, cineastas con sus ultimas producciones, y escritores desde la guerrita de los e-mails hasta declaraciones y artículos recientes. En los espacios de debate de la revista Temas y la Fundación Juan Marinello, la vanguardia de las Ciencias Sociales cubana está clamando a gritos cambios socioeconómicos para evitar la reversión de la Revolución.
Interpretar burocrática y autoritariamente estos movimientos como distantes y hasta contrarios a la Revolución y no como lo que son: expresión de una ola creciente de descontento con el estatismo asalariado centralizado y totalitario hacia mas socialización, más socialismo, más democracia, que es lo mismo, solo puede conducir a la represión, a la división del campo revolucionario, a la fractura del contrato de convivencia -no escrito- establecido entre el estado y el pueblo, a conceder razón a quienes dicen que en Cuba se violan los derechos humanos y al desastre en definitiva.
Seguir insistiendo en la vieja concepción estalinista del socialismo como la “dictadura de la clase obrera ejercida por el Partido Comunista que decide como si fuera el dueño de la sociedad”, lo cual nada tiene que ver con Marx, luego de lo ocurrido al socialismo “real” y después de todo lo discutido, investigado y escrito sobre el nuevo socialismo no solo sería una burla imperdonable a los trabajadores, a los comunistas y al pueblo cubano y a los revolucionarios latinoamericanos, sino que pone en peligro la propia revolución cubana y el progreso al socialismo de los procesos democráticos en América Latina.
El avance de una América Latina unida en objetivos comunes solo es posible con la consolidación de los procesos democráticos y de socialización que en diverso grado están teniendo lugar en la región. La contribución de Cuba es decisiva, no está en contraponerse a ese movimiento sino en unirse al mismo, más allá de la colaboración actual en materias de salud y educación, realizando verdaderos avances en la socialización y democratización propia de la economía y el poder. Si queremos servir de ejemplo, ejemplo en todo debemos ser, no soloen aisladas áreas; ejemplo en la socialización del poder y la propiedad, ejemplo en la democracia participativa y en el respeto a todos los derechos humanos.
Ante los cambios que ya se observan en las políticas norteamericanas hacia Cuba, que buscan un acercamiento entre ambos países y que llevarían a un aumento del intercambio económico,la única forma de garantizar nuestra soberanía es realizar internamente -lo más aceleradamente posible- las transformaciones socioeconómicas hacia el socialismo marxista y revolucionario de tipo participativo, democrático y autogestionario que muchos comunistas cubanos y extranjeros hemos estado defendiendo, el que nunca se construyó en el ex campo socialista por su apego al estatismo asalariado burocrático y centralizado que llevó a la plena restauración capitalista.
El Socialismo Participativo y Democrático, es el único capaz de logra que Cuba sea “con todos y para el bien de todos” como nos enseño Martí, sin privilegios para explotadores privados ni burócratas, sin jerarquías impositivas, con pleno respeto a la propiedad social y colectiva asociada y a la privada que no explote trabajo ajeno, con las leyes más democráticas y justas que ha reconocido hasta hoy la humanidad, por medio de un proceso de participación colectiva y consensuada que excluya solamente a los vende patrias y anexionistas de todos los signos.
La Nación está en peligro porque el inmovilismo de corte estalinista amenaza con acentuar los problemas internos dependientes de su concepción totalitarista, cediendo espacio al anexionismo que se ve estimulado con el avance paulatino del levantamiento del bloqueo. La división, el egoísmo, el consumismo, el militarismo, el autoritarismo, las ansias de poder, el descontento popular y el revanchismo, todo mezclado, podrían desmembrar la Nación y dejarnos a merced de la voracidad imperial, lo cual puede lograrse no solo por medio de las armas sino, como ahora se propone el imperio, a través del acercamiento y la penetración. No se trata de evitar el acercamiento, que parece ineludible y que pudiera ser beneficioso si se hiciera desde un socialismo en auge; pero en crisis y en decadencia –como ya ocurrió en todas partes- nos llevaría a una especie de integración económica, para nosotros, una virtual anexión.
El PCC con el VI Congreso, que por cierto no se acaba de convocar, tiene quizás su última oportunidad para estructurar un nuevo proyecto de socialismo que tenga apoyo mayoritario en el pueblo. El Congreso de la Nación, que no es nada nuevo en nuestra historia revolucionaria, propuesto por el intelectual y poeta comunista Félix Guerra serviría para unir a todas las tendencias políticas en el respaldo al nuevo consenso que se decida en ese cónclave partidista, o parar estructurar el nuevo proyecto de nación socialista, participativa y democrática.

Socialismo por la vida.




La Habana, 20 de abril de 2009 http://ar.mc396.mail.yahoo.com/mc/compose?to=perucho1949@yahoo.es
Artículos y ensayos relacionados en:
http:/www.kaosenlared.net/rss/kaos_colaboradores_195.xml http://analitica.com/va/internacionales/opinion/8777149.asp.
http://es.geocities.com/amigos_pedroc/index.html

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martes, 21 de abril de 2009

Cuba, no caben dudas, arribó a un reto enorme

Manuel David Orrio Para Kaos en la Red



Norte y Sur..."a lo cortico"?
Por Manuel David Orrio
http://ar.mc329.mail.yahoo.com/mc/compose?to=orrio@enet.cu
La Habana , 09/04/20.- Guste a quien guste, pese a quien pese, la recién concluida V Cumbre de las Américas tuvo tres ganadores y ningún perdedor: América Latina, Barack Obama y Cuba.
América Latina, porque por primera vez se presentó a reuniones como ésa con una creciente personalidad propia, no obstante las contradicciones existentes al interior del sub-continente; Obama, porque una vez más demostró una estudiable impronta de estadista del siglo XXI, aunque defienda intereses imperiales y sea prisionero del stablishment norteamericano. Cuba, porque se vio representada en su principal demanda internacional por las voces de todos los Jefes de Estado al sur del Río Bravo, que han sido electos de entre varios partidos.
Obama sabía que, respecto a la Isla , presentarse al cónclave con las manos vacías era un absurdo. De ahí su inteligente elección del momento para cumplir con las promesas hechas a sus electores de origen cubano, para así flexibilizar las medidas integrantes de la “éticamente inaceptable” (1) política de los Estados Unidos de América (EE.UU.) hacia Cuba (bloqueo). Por otro lado, vale destacar la sinceridad con que parece haber abordado el tema frente a sus homólogos latinoamericanos.
Prueba al canto: el canciller brasileño Celso Amorim expresó que “Obama fue respondiendo y comentando cada intervención (de los mandatarios latinos), en el sentido de buscar cooperación y que expresó esperanza en relación con el futuro. Pero también pidió paciencia: él señaló a los presidentes las realidades que tiene que lidiar con sus clientelas políticas internas”. (2)
Para Obama es un terco hecho que el tema cubano es dinamita, si se toman en cuenta a esas “clientelas políticas internas”.Baste señalar que aún no se ha producido en el Congreso de su país ni una votación favorable al levantamiento total del bloqueo a Cuba. No por gusto, el presidente Raúl Castro saltó del circunspecto discurso escrito para la última Cumbre del ALBA, hasta no parar en una improvisada y encendida arenga, donde manifestó su disposición a “discutirlo todo” con los EE.UU., siempre que sea sobre la base de la igualdad y el respeto a las mutuas soberanías. Cuba no esperaba menos de Raúl…y Raúl le cumplió.
No obstante, este periodista, de vez en cuando, especula por medio de interrogantes: ¿se habrá disgustado el destinatario de semejante mensaje, cuando lo recibió?
Obama… ¿reto para Cuba?

Por doquier “salta una liebre”, según la cual “la pelota está en manos de Cuba” después de las medidas flexibizadoras del mandatario estadounidense respecto a la nación caribeña, razón por la cual este periodista se formula otra pregunta: ¿cuál “pelota”?
Ni siquiera en 1959, cuando empresas norteamericanas radicadas en la Isla fueron expropiadas conforme a Derecho de millones de hectáreas de tierras, con métodos de indemnización similares a los empleados por Douglas Mc Arthur en Japón, Cuba lanzó “pelota” alguna contra los EE.UU.
Incluso, documentos oficiales de ese país, ya desclasificados, prueban que la entonces al mando Administración Eisenhower, mínimo discutía un conjunto de medidas hostiles a la tierra de José Martí, ANTES de la primera reforma agraria criolla.
Mas ahora, por suerte para todos, tanto Obama como Raúl Castro parecen mostrar capacidad para superar a la pasión característica de los conflictos, e involucrarse en estrategias de colaboración que beneficiarían a las naciones por ellos presididas, al continente americano y al mundo.
Tiempo al tiempo, y guardia en alto sobre quienes dentro y fuera de Cuba, y la nación del Potomac, se aprestan a impedir u obstaculizar lo más posible la comunicación entre ambos estadistas, no otra cosa que la comunicación entre los pueblos por ellos representados, al más elevado nivel.
Ojo atento: tanto como las liebres “peloteras”, indicios de esa pretensión saltan por doquier. Ni caso tiene señalar que avisa de esas oscuras pretensiones la por estos días muy empleada frase “la pelota está del lado de Cuba”, al igual que el hecho de que la prensa cubana no haya informado a la población criolla, con detalle merecido, de las medidas flexibilizadoras del bloqueo aprobadas por Obama.
Muchos compatriotas han agradecido a este periodista su remisión por correo electrónico de la nota oficial del Departamento de Estado de los EE.UU., donde se detallan las decisiones de Obama sobre Cuba, razón por la cual vale ocupar espacio en estas líneas para relacionarlas, en un intento por paliar lo que la prensa cubana no ha cumplido como deber. Así pues, aquí van, editadas para su mejor entendimiento:
1) levantar todas las restricciones a las transacciones relativas a viajes de familiares a Cuba, lo cual incluye definir qué familiares pueden recibir visitas de hasta tercer grado de consanguinidad (primos en segundo grado) y permitir que individuos que comparten residencia común como familia con un viajero autorizado los acompañen.
Asimismo, eliminar limitaciones en frecuencia y duración de las visitas, al igual que autorizar las cantidades de gastos que sean las mismas que las de viajes no familiares, y eliminar los límites de 44 libras de peso en el equipaje que se traslada, así como autorizar a los viajeros a transportar hasta 3.000 dólares en remesas y establecer licencias generales para bancos y otras instituciones de depósito para que trasladen remesas, además de aumentar el límite al valor de elementos no alimenticios hasta 800 dólares;
2) eliminar las restricciones a las remesas a familiares en Cuba y autorizarlas a individuos de hasta tercer grado de consanguinidad (primos en segundo grado) siempre que no se autoricen remesas a miembros del gobierno de Cuba o del Partido Comunista que actualmente tienen prohibido recibirlas.Igualmente,eliminar límites en cuanto a frecuencia y cantidad ;
3) autorizar mayores enlaces de telecomunicaciones con Cuba y permitir a los proveedores de telecomunicaciones estadounidenses implementar acuerdos para establecer instalaciones de telecomunicaciones de fibra óptica y satélite entre Estados Unidos y Cuba;
4) otorgar licencias a proveedores de servicios de telecomunicaciones estadounidenses para establecer y operar acuerdos de servicios de conectividad con los proveedores de servicios de telecomunicaciones de Cuba;
5) otorgar licencias a proveedores de servicios de radio y televisión por satélites estadounidenses para que establezcan y participen en las transacciones necesarias para ofrecer servicios a clientes en Cuba;
6) otorgar licencias a personas sujetas a la jurisdicción de Estados Unidos para activar y pagar a proveedores estadounidenses y de terceros países servicios de telecomunicaciones, radio y televisión por satélite proporcionados a individuos en Cuba, excepto a ciertos funcionarios principales del Partido Comunista y gobierno cubanos;
7) autorizar la donación de cierto número de aparatos de telecomunicación para el consumidor sin que sea necesaria licencia, lo cual implica permitirlo de manera consistente con las preocupaciones de seguridad nacional, respecto a la exportación o reexportación de aparatos de comunicación personal donados a Cuba, tales como sistemas de telefonía móvil, computadoras y programas de computadora, así como antenas receptoras de satélite mediante una excepción de licencia;
8) añadir ciertos elementos humanitarios a la lista de elementos elegibles para la exportación mediante excepciones a las licencias, y revisión de los reglamentos de paquetes con regalos. Se ampliará el alcance de las donaciones humanitarias elegibles por medio de excepciones a las licencias, al restaurar la inclusión en la lista de elementos elegibles para ser incluidos en paquetes de donación de regalos: suministros de ropa, elementos de higiene personal, semillas, medicamentos y suministros veterinarios, equipos y suministros de pesca, y equipo para fabricar jabón.
Asimismo, restaurar la inclusión en la lista de los elementos intercambiados como regalos entre individuos en “cantidades normales y razonables” para poder mandarlos en paquetes de donación de regalos.De igual modo, ampliar la inclusión de los donantes elegibles para paquetes de regalos para que pueda ser cualquier individuo, y ampliar la inclusión de los receptores elegibles para paquetes de regalos para incluir a individuos que no sean del Partido Comunista o funcionarios del gobierno cubanos que ya tengan prohibida la recepción de paquetes de regalo, u organizaciones de caridad educativas o religiosas no administradas o controladas por el gobierno cubano.(3)
Con el mayor respeto por quienes piensen distinto, este periodista opina que ningún presidente de los EE.UU. ha llegado tan lejos y en tan poco tiempo, desde su toma de posesión, para destrabar por el lado que le toca el complejo diferendo entre la nación del Potomac y la tierra de José Martí. Los hechos son tercos, gustaba decir Lenin, y añadía que cuando no pueden entrar por la puerta, saltan por la ventana.
Corresponde ahora a las autoridades cubanas aprovechar al máximo las posibilidades creadas por el conjunto de aperturas autorizadas por Obama. En ese sentido, sólo en ese sentido, sí que la pelota está del lado de Cuba. Obsérvese que para nada se trata de hacer concesiones políticas, sino de iniciar tratos comerciales con las empresas norteamericanas legalmente autorizadas, principalmente en los sectores asociados al turismo, la banca y las telecomunicaciones.
Un simple ejemplo asociado al nuevo escenario es el del controvertido acceso a Internet por parte de los cubanos: de hecho, y de derecho, Obama ha eliminado, si no todos-- no es este periodista un técnico para opinar autorizadamente--, por lo menos la absoluta mayoría de los obstáculos que por la parte norteamericana impedían o minimizaban ese acceso. El ministro de Informática y Comunicaciones de Cuba, Ramiro Valdés, afirmó recientemente que la Isla tiene la “resuelta voluntad” de avanzar en el terreno de las tecnologías de la comunicación, pero con medidas que contribuyan a incrementar la seguridad, porque no obstante sus peligros, son “imprescindibles para seguir avanzando por las sendas del desarrollo”. (4)
Expresó Valdés, además, que ''Ante estas nuevas amenazas y la resuelta voluntad de avance de nuestro país, será imprescindible remodelar estrategias y acciones que contribuyan al constante incremento de los niveles de seguridad de nuestras redes y la permanente preparación de nuestro pueblo'' (5)
Palabras sabias, las del ministro, porque describen la necesidad y posibilidades abiertas a Cuba por las medidas de Obama, los peligros que en éstas se encierran y cuál debe ser la actitud criolla ante el potencial daño. Todo cuando fue aprobado por el inquilino de la Casa Blanca es como una cobra, cuyo veneno mata o cura. Por ello, cerrarse a las posibilidades por la simple existencia de los peligros, es como botar al niño junto con el agua sucia de la palangana. (6) De paso, por alguna olvidada página del diario Granma, aparece una afirmación de Carlos Lage, según la cual, para crecer 1 % en el Producto Interno Bruto, era necesario crecer no menos de 3 % en las comunicaciones.
Alerta, pero mucha alerta, porque tan o más peligrosos que los planes norteamericanos contra Cuba -- sin dudas vigentes, pero ahora de manera distinta -- lo son los burócratas criollos, para quienes un pleno acceso del cubano de a pie a las corrientes de información sí es como una cobra enfurecida, la cual mata y para nada cura.
Así, la relación entre Cuba, Obama y el reto, es saber exactamente aprovechar todas las nuevas posibilidades creadas, con plena conciencia de los peligros que acechan a la tierra de José Martí. En tal sentido, la máxima capacidad es una: promover a los muy necesarios burócratas con vocación de servicio público, al tiempo que se enyuga a aquellos de sus colegas que se han erigido en “clase para sí”. Y conste: sin el protagonismo del pueblo, de los trabajadores manuales e intelectuales que constituyen la médula del Estado socialista cubano, éso es imposible.
Cuba, no caben dudas, arribó a un reto enorme.


Notas:
(1)Juan Pablo II. Discurso en La Habana , durante su visita a Cuba en 1998.
(2)http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=271073&id_seccion=
(3)Administración Obama inicia cambios en política respecto a Cuba. Boletín de noticias del Departamento de Estado de los EE.UU. correspondiente al 14 de abril del 2009. Consultar http://www.america.gov/esp
(4)Reproducido de la agencia española EFE por El Nuevo Herald.
http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/16730038.htm
(5)Ibídem 4.
(6)Americanismo equivalente a jofaina.

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sábado, 18 de abril de 2009

No todo es Marx, pero sin el marxismo jamás un mundo mejor será posible





[…] nosotros no anticipamos dogmáticamente el mundo, sino que queremos encontrar el mundo nuevo a partir de la crítica del viejo,… No es cosa nuestra la construcción de futuro o de un resultado definitivo para todos los tiempos; pero tanto más claro está en mi opinión lo que nos toca hacer actualmente: criticar sin contemplaciones todo lo existente; sin contemplaciones en el sentido de que la crítica no se asuste ni de sus consecuencias ni de entrar con los poderes establecidos.



Carta de Marx a Arnold Ruge. Septiembre / 1843:

Hay que considera el Marxismo-Leninismo como una filosofía en constante desarrollo, en enriquecimiento permanente e incorporar los aportes de otros muchos revolucionarios como Rosa, el formidable Gramsci, Kosch, Lukács, Mariategui, Che. Hay que incorporar las notables enseñanzas de otros revolucionarios radicales Marti, Bolívar, etc.
Tenemos que estar abiertos también a los aportes emancipatorios de otros pensadores humanistas. También hay que salir de un discurso puramente ético, moral, educacional a fin de empezar a hacer Economía política, sin abandonar la ética. Democracia real y humanismo. Tenemos que asumir nuestras insuficiencias y crear. Basta de acusar de todo al enemigo.
Todo eso significa una revolución cultural en las mentalidades de la “izquierda”.
No es necesario postular un modelo único de socialismo, error ya cometido, pero es imprescindible definir lo esencial, es mejor definir los principios ECONOMICOS, político-jurídicos generales por los que ha de regirse una sociedad de iguales y atender luego a las diferencias geográficas y culturales a la hora de aplicarlos, pues estas diferencias condicionan ciertasposibilidades. Tal, nos revela un compañero.
Sabemos sin embargo, que el marxismo estatista, socialismo feudal o cuartelero, como quiera llamársele ha hecho tanto contra Marx como elcapitalismo declarado. Muchos luchadores que se formaron en el marxismo-leninismo como ideología de Estado reconocen que nunca leyeron a Marx, y al Lenin que leyeron fue al Lenin de los estalinistas. Y los otros ni existen.
Los grandeserrores del “socialismo del siglo XX” incluyen,el de confundir el socialismo con un método de desarrollo acelerado de paísespobres; luego, haber utilizado para la construcción del nuevo régimen el trabajo asalariado basedel capitalismo y después utilizar la democracia representativa y no la directa como base del sistema político. Se completan con la traición al internacionalismo o su distorsión ajena a los intereses del proletariado, que no debe derramar su sangre para ayudar al capitalismo en cualquier variante. Incluyendo el menosprecio de otras emancipaciones.
Sin dudas. Hay diferentes modos posibles de combinar Estado, mercado, sociedad en una perspectiva socialista. Existen experiencias inadecuadas de estatalización forzada como de dejarlo todo al libre juego de las fuerzas del mercado. Los devoradores a los que hay que mantener bajo observación permanente, en cualquier época, son: el estado, el mercado, los medios de formación y socialización, la enajenación - alienación y la insolidaridad.Y todo hay que hacerlo a la vez.
Creemos que algunas de las tareas realizadas por el Estado será necesarias en cualquier civilización humana futura - coerción incluida-, pero afirmamos que la pirámide verticalista y jerárquica del estado actual debe aplanarse y horizontalizarse en correspondencia con el cambio de culturaactual y que son más eficaces organizaciones democráticas de base trabajando sin el peso de una burocracia, o una élite puesta por encima del resto de la sociedad haciendo las políticas en lugar del pueblo -. Sin el riesgo de la restauración de una nueva sociedad de clases inherente a cualquier estado.
También es verdad que la mayoría de los movimientos revolucionarios han cometido errores groseros que los han llevado a prácticas y políticas que son la antitesis de sus principios fundacionales y que – los han convertido en lo contrario de lo que afirman defender. El enemigo ha potenciado esos errores con presión, agresiones brutales y su calculada distorsión basándose en el chantaje o la incultura de los propios revolucionarios. Si, sin dudas hemos tenidos mucho de “señala para la izquierda y gira para la derecha” e hipócritas, que han cultivado esmeradamente el deterioro de ideales, medios y fines.
Pero en el origen de las teorías emancipadoras siempre han estado presentes respuestas a cuestiones medulares que una y otra vez se han deslizados por senderos traicioneros.
El marxismo declarado muerto muchas veces, esta regresando, básicamente, debido a la agudización de la crisis que ha producidoel capitalismo animalizado, léaseglobalización neoliberal;la exclusión social y agotamiento de más del 60 % del planeta por ese paradigma,la destrucción de la naturalezay aumento de las desigualdades, y las guerras interminables.
Es un escándalo inaceptable para la decencia y la moral; Crece, entonces, la sensación de que aplicando el espíritu critico y emancipador del marxismo al propio marxismo luchando con los oprimidos y vilipendiados puede haber otro mundo mejor.

Sólo combatiendo realmente al capitalismo podemos intentar construir una sociedad verdaderamente democrática y humana. Porque el capitalismo no sólo es explotador, excluyente, antidemocrático y alienante, sino también un sistema rebosante de amoralidades y ausente de sentido común, pero si no construimos una sociedad verdaderamente participativa y democrática, cualquier modelo intermedio nos regresara al capital.
En ese sentido ayudaría mucho volver a interrogarnos y repasar la historia de las ideas socialistas hasta acá.
ES NECESARIO VOLVER A INTERROGARNOS.
Hay que volver a plantear la cuestión de lo que podría ser el socialismo. Vista la confusión y desesperanza que impera actualmente.
La utopía debe perder la inocencia, el socialismo del siglo XXI debería pensar en aplicar las innovaciones necesarias para contener tanto el encantamiento del capital, la dañina hipertrofia de cualquier estado, como la conversión del Partido de vanguardia en una secta.
Esas concepciones revolucionarias siempre han estado en el origen de las teorías emancipadoras
En primer lugar, hay que dejar de intentar humanizar al capitalismo y secundar un modelo socio-económico de cambio real que dé primacía, no a nuestra “competitividad y desarrollo”, sino a las necesidades de nuestros propios trabajadores, y pueblos vilipendiados y excluidos. Es preciso fundar la cohesión social en la igualdad, la libertad y la bondad y en la seguridad de la existencia.
Está perfectamente demostrado que El Estado del bienestar generalizado es una imposibilidad material bajo el capitalismo, por razones económicas, sociales, ecológicas y culturales, el extremo egoísmo y el lucro lo impiden. Sólo con un cambio radical del modo de vida, producción y consumo actualmente dominante se podría hablar con propiedad de un Estado de nuevo tipo.
Esta vigente la definición de Marx. (El nuevo sistema) es la superación de la reproducción de individuo socializados enajenados por la reproducción de individuos socialmente emancipados, humanamente emancipados.
Sigue teniendo plena vigencia lo planteado por Engels.”La administración de la industria y de todas las ramas de la producción en general dejará de pertenecer a uno u otro individuo en competencia. En lugar de esto pasaran a manos de toda la sociedad, es decir, serán administrada en beneficio de toda la sociedad, con arreglo a un Plan general y con la participación de todos los miembros de la sociedad. Por tanto el nuevo orden social, suprimirá la competencia y la sustituirá con la asociación.
También afirmó…No, no será posible suprimir de golpe la propiedad privada, del mismo modo que no se puede aumentar del golpe las fuerzas productivas existentes en la medida necesaria para crear una economía colectiva. A la pregunta. ¿Que vía de desarrollo tomara la revolución?, respondió rotundamente... Establecerá ante todo un régimen democrático…de los trabajadores.
NECESITAMOS UNA HISTORIA DE LAS IDEAS SOCIALISTAS.
En el Manifiesto del Partido Comunista sostendrán que “El primer paso de la revolución obrera lo constituye la elevación del proletariado a clase dominante, la conquista de la democracia” y más adelante dirán que el lugar de la sociedad burguesa “será ocupado por una asociación en la cual el libre desarrollo de cada cual será la condición para el libre desarrollo de todos” A lo anterior debemos sumarsu crítica contra el bonapartismo y su identificación de la “dictadura del proletariado” con las medidas democráticas tomadas por la “Comuna de Paris”.
Nos dice un lúcido compañero, “Marx inaugura la filosofía de la praxis. Arranca de los problemas prácticos a los que tiene que enfrentarse el ser humano y a partir de ahí se pregunta qué cuestiones generales de naturaleza teórica hay que afrontar para resolver estos problemas prácticos. Marx tenía que enlazar necesariamente con la historia de las ideas Y en ese enlace a veces es un ilustrado y a veces un romántico.
…Parafraseando a Marx se podría decir que, para hacer posible otro mundo, se necesita tanta ciencia como compasión especialmente por los oprimidos y excluidos.
… La renovación de lo que se llama marxismo, si quiere hacerse en la línea de Marx, Vendrá, nuevamente, de la atención que se preste a los problemas prácticos de los hombres y mujeres de nuestro tiempo… No hay marxismo sin materialismo histórico, vocación científica e idealismo moral”.
Las últimas obras de Lenin, cuando ya tenía la experiencia de los intentos de plasmar el socialismo son decisivas, Rosa vio claro los defectos del socialismo ruso y la necesidad de potenciar la democracia y la libertad militante.
No podemos obviar aquí lo que dijo Rosa frente a una frase de Trotsky respecto a la democracia. Trotsky, un revolucionario culto, antiburócrata por excelencia, que intentosalvar la revolución, era también hombre ruso de su tiempo y cometió suserrores. Como marxistas nunca fuimos adoradores fetichistas de la democracia formal. Afirmó el creador del ejército rojo y destacado revolucionario ruso, Rosa le contestó. Es cierto que nunca fuimos adoradores fetichistas de la democracia formal. Ni tampoco fuimos nunca adoradores fetichistas del socialismo, ni tampoco del marxismo…Lo que realmente quiere decir-esa frase-es, siempre hemos diferenciado el contenido social de la forma política de la democracia burguesa, siempre hemos denunciado el duro contenido de desigualdad social y falta de libertad que se esconde bajo la dulce cobertura de la igualdad y la libertad formales.



Y no lo hicimos para repudiar a estas sino para impulsar a la clase obrera a no contentarse con la cobertura sino a conquistar el poder político, parar crear una democracia socialista en reemplazo de la democracia burguesa, no para eliminar la democracia.
Por su parte, Gramsci resalta su manera de entender la relación entre ética y política; su manera de entender la política como ética de lo colectivo y la importancia de la superestructura, la dinámica de esta y sobre el lenguaje para que las ideas se conviertan en creencias populares.
Un comunista que enfrenta tanto la naturaleza como al enemigo. Un hombre que escribe, la preocupación del frío no me permite estudiar… o después, retardado en los exámenes, a causa de un tipo de anemia cerebral, que me quita la memoria, que me devasta el cerebro. Su gran preocupación. …Como hace el pensar para actuar…como las ideas se vuelven fuerza práctica. Como unir filosofía y política, teoría y práctica.

Gramsci no solo caracterizó magistralmente al fascismo sino que a la muerte de Lenin escribe una carta al partido bolchevique. Hoy Uds. Están destruyendo vuestra propia obra y corren el riesgo de anular la función dirigente que el partido comunista de la URSS había conquistado…vuestros deberes rusos pueden y deben ser llevados a cabo solo en el cuadro de los intereses del proletariado internacional.
Desarrolló el análisis de la superestructura y destacó que no es solo por la base económica o los cuerpos represivos que el capital domina y somete, dado que la hegemonía cultural de las clases dominantes logran ejercer una influencia decisiva a través del control de la educación, la propaganda, y otras instituciones religiosas y de socialización. A través de ellos, nos dice, educan a los dominados para que acepten como natural la supremacía de los valores y el poder de los dominadores.
La fuerza y el consentimiento es parte de la política del estado capitalista y hoy con la explosión de los medios de influencia propagandística-que ni conocieron Marx ni tampoco el propio Gramsci-esto se multiplica.Son aportes decisivos del gran pequeño italiano
Lukács por su parte había llegado a la conclusión de que la experiencia Rusa tenía limitaciones-Como Rosa creía que no había que hacer de la necesidad virtud- y postuló “un nuevo comienzo”.Se planteó la posibilidad de un “retorno a Marx”. Y, propone centrar el análisis en limpiar el marxismo del vulgar determinismo, vincularse más al de la calle, de los obreros y estudiar las nuevas alienaciones que surgían del capitalismo moderno.




Hoy también estaría muy preocupado por algo que Marx, Lenin o el mismo, no conoció. El creciente poder de manipulación y control de los estados y los poderosos medios de información-influencia propagandísticos.
Kart Kosch, intenta acercar el marxismo mucho más a los problemas cotidianos de la gente, privilegiando el filo social y enfrentando la excesiva elitizaciónde los intelectuales comunista, no estaba de acuerdo con el materialismo histórico como una formula de manual, sino una concepción abierta a nuevas aportaciones.
El Che, desarrolló su eje teórico sobre la creatividad en las condiciones de su área geográfica de actuación y la necesidad de profundizar los valores humanistas e incluyentes y antidogmáticos en el sujeto revolucionario. Él nos dijo,…nosotros tenemos que tener la suficiente capacidad como para destruir todas las opiniones contrarias. Opinión que haya que destruir a palos es opinión que nos lleva ventaja a nosotros…es lo que mata todo el desarrollo, el desarrollo libre de la inteligencia.

Fidel nos legó un soberbio aporte al definir su concepto de revolución, no suficientemente estudiado aún. Igualdad y libertad plena…no mentir jamás, ni violar principios éticos…
Y no solo ellos. Profundos y radicales pensadores de todas partes, pero en especial de nuestro continente- Bolívar, Marti, Mariategui, -cultivadores de la ética y lo autóctono han aportados paradigmas que no se pueden soslayar en la construcción de una nueva sociedad.
La incultura, el dogmatismo, el reduccionismo y las divisiones impidieron aplicar todas esas enseñanzas e integrarlas…y fuimos derrotados.
En pleno siglo XXI y la época de la mundialización del capitalismo y de la homogeneización cultural, el Marx el Lenin que más nos interesa es el Marx que nunca leyeron ni dieron a leer al pueblo los supuestos marxistas-leninistas del Socialismo real y religiosos estatistas de otros lugares. El Martí que nos interesa es el Marti total. De esa lectura no debe salir un nuevo Reglamento de combate, sino preguntas y políticas críticas y creativas
Cuba,que ha realizado aportes extraordinarios a la práctica y el pensamiento revolucionario, La revolución Cubana, que se realizó contra dogmas y sectarismos necesita aprender de esa historia y su propio creativo camino recorrido-algunas veces no suficientemente incorporado-recordar que no solo hay que avizorar los peligros sino… neutralizarlos. Nuestros cuadros, nuestros dirigentes que tan alto han puesto la coherencia y el honor en su practica política tienen que reflexionar y estudiar de nuevo. No importa cuan sacrificados sean-y la mayoría lo es-el problema es filosófico y sistémico esencialmente."No hay transformación social posible si no hay transformación de mentalidades,”.

No debemos permitir que este cerebro continúe pensando dijo el fiscal fascista en el juicio quecondeno a Gramsci a prisión. Es lo que desea el capitalismo sobre el cerebro de todos los revolucionarios. Ese cerebro y la obra de los comunistas reseñados aquí y muchos otros- debe continuar pensando en Cuba tal como siempre nos ha pedido nuestra vanguardia.
La palabra de orden es fidelidad al ideal, al pueblo y creatividad. Si, la continuidad esta en el cambio hacia mas socialismo.



Socialismo o Barbarie.

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Dos artículos de Manuel David Orrio


Cuba, su prensa digital y la interactividad

Para quien no lo sepa, el mayor salto de calidad aportado por el periodismo digital es la interactividad

Manuel David Orrio Para Kaos en la Red

Por Manuel David Orrio
orrio@enet.cu

La Habana,09/04/11.-Quiero comenzar por agradecer al colectivo de Kaos en la Red mi incorporación al mismo en tanto que colaborador, porque esa publicación digital no sólo se distingue por haber devenido una plataforma de la izquierda capaz de superar al trauma del crack del llamado socialismo “real”, sino porque además cumple con muchos de los requisitos caracterizantes del ya no tan novedoso periodismo digital.
Para quienes no lo sepan, el mayor salto de calidad aportado por ese periodismo es el de la interactividad. No es lo mismo leer, escuchar radio o ver televisión, que gozar de todas esas posibilidades combinadas y disfrutar, si los editores lo deciden para su diseño web, del derecho de difundir la opinión propia sobre el mensaje recibido, prácticamente en tiempo real.
Kaos en la Red se distingue por brindar ese derecho en respeto al fuero ajeno, por cuanto también ofrece la oportunidad de moderar y eliminar aquellas opiniones que en otros escenarios serían materia de los tribunales. Sí, de los tribunales, porque en todo el orbe las injurias y calumnias aparecen tipificadas como delitos.
Mucho respeto a los editores web de todas las publicaciones alternativas al discurso mediático transnacional. Pienso en Rebelión, para sólo citar un ejemplo sin dudas trascendente, como tanto admiro a los de la prensa digital cubana, quienes hacen su trabajo, a veces, por el puro milagro de la consagración y entrega.
He visto, acá en Cuba, cómo una modesta radioemisora municipal hace una página web de calidad.Pero en condiciones de indigencia tecnológica tal, que uno se pregunta cómo es posible navegar por el tempestuoso ciberespacio a bordo de una canoa.
Sin embargo, Kaos en la Red supera a la misma Rebelión precisamente en el tema de la interactividad. Y si bien es cierto que en Cuba se hace periodismo digital “a como dé lugar”, también lo es que en un número de medios de difusión masiva se dispondría del soporte tecnológico y profesional necesario para garantizar la interactividad distintiva de ese tipo de periodismo. ¿Por qué no se hace? Carezco de respuestas por ahora, aunque sí viví una anécdota que vale relatar.
Hará unos tres años cursé un Diplomado de Periodismo Digital en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, radicado en pleno corazón de la capital. Durante uno de los talleres programados, dos estudiantes de último año de la carrera periodística presentaron parte de sus tesis de grado, las cuales versaban sobre el objeto del curso.
Ambas exposiciones fueron la mar de interesantes y complementarias, además de al parecer no contar con precedentes académicos en la Isla. Una historiaba el periodismo digital cubano desde sus inicios hasta ese momento, en tanto la otra analizaba las tendencias diría descubiertas en el desarrollo de aquel. Se podía discrepar o no de las conclusiones, pero indudable era el mérito de los dos ejercicios.
La segunda de las disertaciones, tras ilustrar ampliamente sobre tendencias positivas o negativas, criticó la ausencia casi total de interactividad en el periodismo digital cubano, y acertadamente señaló que la prensa criolla, como regularidad, se limitaba a “volcar” en Internet lo impreso, radiado o televisado, sin tomar en consideración las infinitas posibilidades de retroalimentación presentes en la interactividad. Ahí mismo, exactamente ahí mismo, se pasó de “la tragedia al sainete”.
La disertante, una rubia delgadita de misteriosos encantos, de ésas cuyas breves colinas culminan en botones de rosa, presentó la entrevista que realizó al director de uno de las más importantes publicaciones del país, y en la cual éste hacía una rotunda crítica y autocrítica por la falta de audacia presente en que la prensa cubana no acabara de dar el salto de calidad hacia una interactividad como la de Kaos en la Red , aunque no se refirió a ese diario; lo menciono yo para ejemplificar.
De inmediato, la mitad de mis condiscípulos estalló en carcajadas, porque esa media clase estaba integrada por nada menos que periodistas de esa publicación, quienes a voz en cuello y risas ahogadas, preguntaron a todos: “¡coño!, ¿y si piensa así por qué no lo hace, no es acaso el director?”
Tres años después, más o menos, aún la prensa digital cubana no ha dado ese salto de calidad cuyo nombre es plena interactividad… y este periodista se pregunta por qué. ¿Acaso se teme a que las declaraciones de fulano de tal sean discrepadas con entero fundamento, e incluso insultadas, en país donde pese a las tremendas limitaciones impuestas al Internet por la criminal política de los Estados Unidos de América hacia Cuba, ya existen más de 200 mil usuarios reconocidos de Internet y más de un millón de cuentas de correo electrónico? De paso, aclaro que mis cifras son atrasadas y que en las condiciones criollas el concepto “usuario reconocido” tiene subregistro, por razones diversas no excluyentes de las ilegales.
Mi hijo no tiene Internet: si acaso, un raro engendro al que llama “su” computadora, armado entre amigos y con la humilde ayuda de su padre. Pero frecuentemente acude a mi hogar, y quién me va a decir a mí que no puede navegar por el ciberespacio. Eso, en la cotidianidad cubana, es una de las infinitas causas del subregistro de “usuarios reconocidos”.
Final abierto, para ayudar a pensar, no sin dejar de apuntar que la Batalla de Ideas a que la Revolución llama, pasa por asimilar plenamente las Nuevas Tecnologías de la Información ; lo cual obliga, como en toda tecnología, a aceptar sus retos.
Post-scriptum: muchos lectores han escrito a mi dirección electrónica para aconsejarme que no invierta más tiempo en los mentirosos “periodistas independientes cubanos”, porque ellos mismos se denuncian con sus escritos. A todos respondo ahora, y a todos les pido disculpas. Como en baseball, necesitaba “calentar el brazo”.
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Cuba: apuntes sobre su contracultura del debate

Por supuesto, no pretendo sentar cátedra; sólo me limito a relatar la anécdota, pensando como cada día que mucho del periodismo es contar historias.

Manuel David Orrio Para Kaos en la Red


Por Manuel David Orrio

La Habana ,09/04/12.- He compartido este fín de semana con mi único hijo, quien mucho se ha divertido con la lectura de los comentarios a propósito de los artículos que estoy publicando en Kaos en la Red / Cuba. Más que todo, sus risas veinteañeras de estudiante universitario estallaron con la colección de injurias y calumnias que me dedican tales o cuales, en tanto leyó atentamente aquellas opiniones discrepantes en respeto, o aportadoras de informaciones dignas de tomar en cuenta, como la referida a que en la Universidad de La Habana no se puede acceder a Kaos en la Red , lo cual me tomaré la molestia de confirmar.Las carcajadas y opiniones de mi hijo me hicieron recordar un inédito artículo de 1994. Por aquellos días de lo más duro del llamado Período Especial, trabajaba de sereno en un agromercado y contaba con 12 horas cada dos jornadas, en que mi tiempo se repartía entre la vigilancia, el estudio y el aporreo de un teclado Rémington 1939.Aquel viejo artículo quedó en la gaveta. No obstante, me ha perseguido cual fantasma a lo largo de estos años, quizás porque en el mismo no sólo intentaba analizar los procesos de censura y autocensura existentes en Cuba, sino porque señalaba lo que a mi modesto entender considero rasgos de la idiosincrasia criolla, unas ciertas maneras del discutir a las cuales denominé las regularidades de la contracultura cubana del debate, y que ahora veo manifestarse ampliamente a lo largo de los comentarios que animan mis ejercicios publicados en Kaos.Para mí, y aunque notoriamente reducidas sus manifestaciones durante los 90 del pasado siglo y los inicios del XXI, ahora en franco retroceso ante la emergencia de generaciones cuyo nivel cultural e informativo sobrepasa al promedio de anteriores decenios, las tres regularidades de la contracultura cubana del debate son:1) el cubano rechaza de inicio la opinión ajena, si le es discrepante. No dice “no estoy de acuerdo con usted”, sino “tú estás loco, equivocado o comiendo de lo que pica el pollo”.Lléguese por la peña beisbolera del Parque Central habanero y lo comprobará;2) si el cubano carece de argumentos para combatir la idea que se le opone, trata entonces de desacreditar a su ponente. La técnica va desde un sibilino “fulano tiene razón, pero no te olvides que es maricón”, hasta el empleo de cuantos epítetos insultantes aparezcan: puta, cojo, chivato, degenerado, tortillera… y más. Izquierdas y derechas criollas pecan de lo mismo, en mayor o menor medida;3) una discusión entre cubanos puede ser un combate por el monopolio de la tribuna, incluso hasta con el empleo de fórmulas de cortesía que más bien parecen la introducción por el ano, a contra voluntad, de un dedo envaselinado. No se escucha y se espera por el turno; se esgrime un “perdona que te interrumpa”… y por ahí para allá.Amigos que por aquellos días leyeron mi artículo, sonrieron cómplicemente al verse identificados. Pero años más tarde, cuando en mi doble carácter de agente de la Seguridad cubana y supuesto “periodista independiente” participaba en programas de opinión de la mal llamada Radio Martí, mucho frecuenté uno conducido por el periodista y profesor emérito de la Universidad de Georgetown Luis Aguilar León. Ya por entonces había leído un ejercicio suyo de los años 50, donde señalaba las mismas regularidades que yo, y así se lo hice saber en nuestra primera conversación telefónica off the record. Aguilar, no sin sorprenderse agradablemente por mi conocimiento de su escrito, emitió un suspiro de viejo más allá del bien y del mal, y respondió:-- ¡Orrio, si supieras, a mí me acusaron entonces de plagiar a una norteamericana que escribió algo parecido por los años 40!Por supuesto, no pretendo sentar cátedra, Sólo me limito a relatar la anécdota, pensando como cada día que mucho del periodismo es contar historias.
Las conclusiones, las dejo al lector.

Manuel David Orrio en Kaos en la Red

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El sujeto de la revolución socialista


Por Pedro Campos


¿Son los trabajadores “objetos” en el proceso de producción asalariada, o “sujetos” -trabajadores asociados- de la revolución socialista? El VI Congreso del PCC deberá definir su posición al respecto



En el seno del movimiento revolucionario internacional siempre han existido importantes discusiones sobre la definición del “sujeto” de la revolución socialista. Algunos compañeros plantean que la clase obrera moderna, por su complejidad e integración al sistema capitalista ya no es la encargada de hacer la revolución, otros plantean que el nuevo sujeto revolucionario es el Partido, todo el pueblo, o son las masas populares y también están los que sustentan que son los movimientos sociales o las grandes masas indígenas preteridas en algunos países latino-americanos; las masas campesinas o sedientas de tierra o una conjunción dialéctica de todos esos factores.

El tema tiene mucho que ver con la forma en que las vanguardias revolucionarias enfrentan la lucha política concreta, los pasos y acciones que promueven para hacer avanzar los procesos revolucionarios que no caminan espontáneamente y siempre demandan de un cuerpo teórico interpretativo “concreto de la situación concreta”.

En Cuba, el estancamiento de las Ciencias Sociales, consecuencia del ocurrido en la sociedad, ha impedido una amplia discusión del tema en la prensa del Partido, quedando establecido como dogma el papel dirigente de la clase obrera, ejercido por su vanguardia, el Partido Comunista, sin otras precisiones.

A título de aporte a la discusión en pañales y sin pretender conclusiones definitivas, ni nada por el estilo, se exponen a continuación algunas consideraciones que podrían contribuir a estimular el debate, y tal vez, a esclarecer el tema y a explicar en parte, las dificultades encontradas por el movimiento revolucionario internacional para avanzar en la construcción del socialismo.

Si entendemos la Revolución Socialista, no como la acción momentánea de la toma del poder político, sino como el proceso de transformación de las viejas relaciones capitalistas asalariadas de producción en las nuevas relaciones de producción asociadas en el socialismo, camino al comunismo, los encargados de llevar adelante el cambio, el sujeto revolucionario, no serían otros que los trabajadores mismos, como señalaban Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, sólo que lo lograrían cuando tomen conciencia de “clase para sí”, se apropien de los medios de producción, tomen el control político y concientemente se propongan organizar el trabajo sobre nuevas formas cooperativas-autogestionarias y se conviertan en trabajadores asociados.

Mientras los obreros, los trabajadores manuales e intelectuales mantengan su condición de asalariados explotados, y sigan produciendo para un mercado en función de obtener una plusvalía de la cual se apropian y controlan los capitalistas privados o el estado, dueños de los medios de producción; mientras los trabajadores sigan siendo una pieza más, un “objeto” más en el engranaje del proceso de producción, no serán “sujetos” de ningún cambio social, de ningún nuevo régimen de producción, de ninguna revolución en las relaciones de producción. Mientras sean explotados buscarán cualquier vía para resolver sus necesidades perentorias.

C. Marx, (1) en su discurso, conocido como Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores, expresó:

“Pero estaba reservado a la Economía política del trabajo alcanzar un triunfo más completo todavía sobre la Economía política de la propiedad. Nos referimos al movimiento cooperativo, y sobre todo a las fábricas cooperativas, creadas sin apoyo alguno, por iniciativa a de algunos obreros audaces.

Es imposible exagerar la importancia de estos grandes experimentos sociales, que han mostrado con hechos, no con simples argumentos, que la producción en gran escala y al nivel de las exigencias de la ciencia moderna, puede prescindir de la clase de los patronos, que utiliza el trabajo de la clase obrera; han mostrado también que no es necesario a la producción que los instrumentos de trabajo estén monopolizados como instrumentos de dominación y de explotación contra el trabajador mismo; y han mostrado, por fin, que lo mismo que el trabajo esclavo, lo mismo que el trabajo siervo, el trabajo asalariado no es sino una forma transitoria inferior, destinada a desaparecer ante el trabajo asociado que cumple su tarea con gusto, entusiasmo y alegría.”

Si los trabajadores no cumplen su tareas con “gusto, entusiasmo y alegría”, es simplemente porque no son los sujetos del proceso de producción, no se sienten ni son dueños de los medios de producción, están separados de ellos, no satisfacen sus necesidades básicas y, por ser asalariados y no participar de la propiedad, las decisiones y la repartición de las ganancias, se sienten explotados por los verdaderos dueños del capital, sean privados o estatales. Acabemos de enfocar el sentido de propiedad desde una posición científica.

De manera que los pioneros iniciadores de estas transformaciones, los sujetos de la nueva revolución en las relaciones de producción, han sido los trabajadores que en el seno del propio capitalismo han roto las amarras del trabajo asalariado capitalista y han empezado por su cuenta a organizar cooperativas, empresas recuperadas y asociaciones de trabajadores de diverso tipo. Los trabajadores asalariados, los trabajadores que explota el capital, sea privado o estatal, no son sino la fuente de donde saldrá la nueva clase de trabajadores asociados que realizará los cambios sociales correspondientes.

Pero; para que las cooperativas surgidas en el seno de las sociedades capitalistas, no sean meras empresas de propiedad colectiva inmersas en ese sistema que las influirá constantemente en todos sus aspectos, los trabajadores tendrían que tomar el poder político y económico, generalizar el sistema de trabajo asociado y sustituir el estado burgués “por un sistema republicano y bienhechor de asociación de productores libres e iguales”, pues “el movimiento cooperativo limitado a las formas enanas, las únicas que pueden crear con sus propios esfuerzos los esclavos individuales del trabajo asalariado, jamás podrá transformar la sociedad capitalista..” (2)

Son los trabajadores asociados los que portan las nuevas relaciones de producción; pero solamente se convierten en sujetos de la revolución socialista, cuado toman conciencia de ello y actúan en consecuencia.

Serán pues los productores mismos, los trabajadores asalariados una vez convertidos en trabajadores asociados los encargados de realizar las transformaciones en las relaciones de producción, de llevar adelante las transformaciones socialistas, de la misma forma que fue la burguesía el sujeto de la revolución burguesa, la clase revolucionaria que en su época impuso el capitalismo, las nuevas relaciones de producción asalariadas. Es absurdo, pues, desde todo punto de vista, que la clase trabajadora asuma el poder para mantener las relaciones asalariadas de producción, las propias del capitalismo, pues como también explicó Marx, en su obra “Salario, precio y ganancia” (3): “En vez del lema conservador “un salario justo por una jornada de trabajo justa”, (la clase obrera) deberá inscribir en su bandera esta consigna revolucionaria: “Abolición del sistema de trabajo asalariado”.

En las revoluciones burguesas los trabajadores participaron junto a la burguesía para conseguir la derrota política de los reyes y señores feudales; pero estaban a remolque de la burguesía en las transformaciones socioeconómicas, porque era esa clase que portaba las nuevas relaciones de producción, las más avanzadas de la época, la que tenía ya la mayor parte del poder económico y necesitaba el poder político parar desarrollarse plenamente. Los trabajadores aparecieron en la escena histórica como sujeto revolucionario de las transformaciones socioeconómicas, cuando surgieron las cooperativas en el propio sistema capitalista, de donde nacieron otras nuevas relaciones asociadas de propiedad, producción, distribución y consumo, hecho plenamente identificado por Marx en el capítulo XXVII del III Tomo de El Capital al abordar el Papel del Crédito en la producción capitalista. (4)

Entendida la revolución, como el movimiento social que provoca un cambio más/menos violento en el poder político; pero que no siempre implica un cambio en las relaciones de producción, el sujeto social adquiere otras características. Las dos revoluciones políticas cubanas del Siglo XX, la del 30 contra Machado y la del 59 contra Batista, tuvieron como sujeto revolucionario una composición de fuerzas cualitativamente similar, pero cuantitativamente diferente, donde jugaron importantes papeles los trabajadores, los estudiantes, la pequeña burguesía urbana y rural, y sectores de la burguesía.

La primera tuvo como catalizador la crisis económica del 29 y como principal inspiración la lucha contra el régimen tiránico y despótico de Machado que aspiraba a perpetuarse en el poder. La huelga general puso fin al “Machadato” y los sucesivos gobiernos llevaron a la Constitución democrático burguesa de 1940, para muchos la más avanzada de su tiempo en el continente, pero el proceso no desembocó en un cambio en las relaciones de producción.

La segunda revolución en 1959, tuvo también como inspiración principal la lucha por la restauración democrática contra el gobierno tiránico de Batista que había llegado al poder por medio de un golpe de estado y había violentado el régimen institucional establecido en aquella Constitución del 40.

La vanguardia que encabezó esa segunda revolución anunció sus propósitos de construir la sociedad socialista, pero imbuida de la noción estatista asalariada del socialismo que primaba en el siglo pasado -que concebía el cooperativismo entre una forma socialista secundaria solo para los pequeños propietarios agrícolas y una forma “privada” de la organización del trabajo- y dada la presión del bloqueo imperialista que la llevó a acercarse más a aquel modelo, aún cuando la revolución realizó la expropiación de los expropiadores, concentró la propiedad en el estado e inició el camino de las transformaciones socialistas, no las expandió, no facilitó la transformación de los trabajadores asalariados en trabajadores asociados y se detuvo el proceso de socialización de la propiedad, las decisiones y el poder.

Mientras no se desarrolle y se generalice concientemente el nuevo sujeto revolucionario, el trabajador asociado, ese que hará el socialismo, el hombre nuevo, el del siglo XXI del que habló el Che, no será posible avanzar a etapas superiores en la revolución socialista. Pero ese hombre nuevo, ese sujeto, sólo logrará desarrollarse con la extensión del trabajo cooperativo o asociado -las nuevas relaciones de producción- a toda la agricultura, la industria y los servicios. La ausencia de ese sujeto humano, es factor socio económico determinante que haría posible la reversión de la Revolución.

Nos creímos que haríamos el hombre nuevo solo con más educación y preparación científico técnica. No nos dimos cuenta de que ese hombre nuevo, con una nueva conciencia social, solo sería posible por cambios fundamentales en la base de la sociedad, con otras nuevas relaciones de producción, y no al revés. No se trata de producir conciencia con riqueza, sino con otras relaciones sociales colectivistas asociadas, diferentes a las asalariadas del capitalismo. Es esa la interrelación dialéctica, entre el ser social y la conciencia social, entre base y superestructura. Hoy siguen primando en nuestra sociedad las formas burguesas de la conciencia social, a pesar del enorme esfuerzo cultural y educativo, porque las relaciones de producción siguen siendo asalariadas, jerarquizadas, estimulantes del consumismo, el mercantilismo y el individualismo, aún cuando la propiedad nominalmente sea de todo el pueblo.

Las vanguardias revolucionarias, que siempre son minorías, impulsan cambios en la base socioeconómica, y son éstos los que posibilitan cambios generales en la conciencia social. Las formas burguesas de conciencia, no se generalizaron como conciencia social hasta tanto no se generalizó el sistema capitalista de explotación asalariada.

Y como todo lo que no avanza, relativamente retrocede, el proceso revolucionario cubano, enfrenta ahora el reto de avanzar en su fase de socialización o revertirse y transitar hacia la restauración plena capitalista, igual que los anteriores fenómenos del “socialismo real” que no rebasaron el capitalismo monopolista de estado y nunca lograron el hombre nuevo. Si la vanguardia reconocida del proceso revolucionario cubano no cambia su enfoque sobre los cambios necesarios en la base, en el modo de producción, del trabajo asalariado al asociado, poco podrá hacer por la continuación de la revolución socialista y abriría espacios al surgimiento de otras vanguardias.

Para avanzar en la fase social, la socialista, de la Revolución, los trabajadores asalariados, sean manuales o intelectuales, los campesinos y otras capas aliadas, tendrían que tomar conciencia de que deberán convertirse en trabajadores asociados, el sujeto revolucionario encargado de hacer las transformaciones en las nuevas relaciones de producción, los capaces de construir la nueva sociedad y de generalizar la nueva conciencia social socialista. La historia demuestra que siempre surgen vanguardias que interpretan, concentran, e impulsan los anhelos de las clases revolucionarias.

El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba a celebrarse a fines del presente año, debiera definir con claridad las vías de avance que se propone hacia el socialismo, y revisar su concepción actual sobre el papel de los trabajadores, definiendo con claridad su posición ante esta interrogante: ¿Son los trabajadores “objetos” en el proceso de producción asalariada, o “sujetos” -trabajadores asociados- de la revolución socialista?

De su respuesta a esta interrogante y no de sus deseos, mucho dependerá su papel de vanguardia revolucionaria en el actual momento histórico que vive nuestro proceso revolucionario.

Socialismo por la vida.

La Habana, 4 de abril de 2009



http://ar.mc329.mail.yahoo.com/mc/compose?to=perucho1949@yahoo.es

1- C. Marx. Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores. C. Marx y F. Engels. O. E. en 3 Tomos. T-II. Editorial Progreso. Moscú. 1973.
2- C. Marx. Instrucciones sobre diversos problemas a los delegados del consejo central provisional. C. Marx y F. Engels. O. E. en tres tomos. T-II. Editorial Progreso. Moscú 1973.
3- C. Marx. Salario, Precio y Ganancia. O. E. en tres tomos. Tomo II. Editorial Progreso. Moscú 1973.
4- C. Marx. El Capital, T-III, Cap. XXVII. El Papel del Crédito en la Producción Capitalista. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 1973.

Artículos y ensayos relacionados en:
http:/www.kaosenlared.net/rss/kaos_colaboradores_195.xml http://analitica.com/va/internacionales/opinion/8777149.asp.
http://es.geocities.com/amigos_pedroc/index.html
autogestion-socialista.blogspot.com/

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martes, 7 de abril de 2009

El sujeto de la revolución socialista


Por Pedro Campos

¿Son los trabajadores “objetos” en el proceso de producción asalariada, o “sujetos” -trabajadores asociados- de la revolución socialista? El VI Congreso del PCC deberá definir su posición al respecto

En el seno del movimiento revolucionario internacional siempre han existido importantes discusiones sobre la definición del “sujeto” de la revolución socialista. Algunos compañeros plantean que la clase obrera moderna, por su complejidad e integración al sistema capitalista ya no es la encargada de hacer la revolución, otros plantean que el nuevo sujeto revolucionario es el Partido, todo el pueblo, o son las masas populares y también están los que sustentan que son los movimientos sociales o las grandes masas indígenas preteridas en algunos países latino-americanos; las masas campesinas o sedientas de tierra o una conjunción dialéctica de todos esos factores.

El tema tiene mucho que ver con la forma en que las vanguardias revolucionarias enfrentan la lucha política concreta, los pasos y acciones que promueven para hacer avanzar los procesos revolucionarios que no caminan espontáneamente y siempre demandan de un cuerpo teórico interpretativo “concreto de la situación concreta”.

En Cuba, el estancamiento de las Ciencias Sociales, consecuencia del ocurrido en la sociedad, ha impedido una amplia discusión del tema en la prensa del Partido, quedando establecido como dogma el papel dirigente de la clase obrera, ejercido por su vanguardia, el Partido Comunista, sin otras precisiones.

A título de aporte a la discusión en pañales y sin pretender conclusiones definitivas, ni nada por el estilo, se exponen a continuación algunas consideraciones que podrían contribuir a estimular el debate, y tal vez, a esclarecer el tema y a explicar en parte, las dificultades encontradas por el movimiento revolucionario internacional para avanzar en la construcción del socialismo.

Si entendemos la Revolución Socialista, no como la acción momentánea de la toma del poder político, sino como el proceso de transformación de las viejas relaciones capitalistas asalariadas de producción en las nuevas relaciones de producción asociadas en el socialismo, camino al comunismo, los encargados de llevar adelante el cambio, el sujeto revolucionario, no serían otros que los trabajadores mismos, como señalaban Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, sólo que lo lograrían cuando tomen conciencia de “clase para sí”, se apropien de los medios de producción, tomen el control político y concientemente se propongan organizar el trabajo sobre nuevas formas cooperativas-autogestionarias y se conviertan en trabajadores asociados.

Mientras los obreros, los trabajadores manuales e intelectuales mantengan su condición de asalariados explotados, y sigan produciendo para un mercado en función de obtener una plusvalía de la cual se apropian y controlan los capitalistas privados o el estado, dueños de los medios de producción; mientras los trabajadores sigan siendo una pieza más, un “objeto” más en el engranaje del proceso de producción, no serán “sujetos” de ningún cambio social, de ningún nuevo régimen de producción, de ninguna revolución en las relaciones de producción. Mientras sean explotados buscarán cualquier vía para resolver sus necesidades perentorias.

C. Marx, (1) en su discurso, conocido como Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores, expresó:

“Pero estaba reservado a la Economía política del trabajo alcanzar un triunfo más completo todavía sobre la Economía política de la propiedad. Nos referimos al movimiento cooperativo, y sobre todo a las fábricas cooperativas, creadas sin apoyo alguno, por iniciativa a de algunos obreros audaces.

Es imposible exagerar la importancia de estos grandes experimentos sociales, que han mostrado con hechos, no con simples argumentos, que la producción en gran escala y al nivel de las exigencias de la ciencia moderna, puede prescindir de la clase de los patronos, que utiliza el trabajo de la clase obrera; han mostrado también que no es necesario a la producción que los instrumentos de trabajo estén monopolizados como instrumentos de dominación y de explotación contra el trabajador mismo; y han mostrado, por fin, que lo mismo que el trabajo esclavo, lo mismo que el trabajo siervo, el trabajo asalariado no es sino una forma transitoria inferior, destinada a desaparecer ante el trabajo asociado que cumple su tarea con gusto, entusiasmo y alegría.”

Si los trabajadores no cumplen su tareas con “gusto, entusiasmo y alegría”, es simplemente porque no son los sujetos del proceso de producción, no se sienten ni son dueños de los medios de producción, están separados de ellos, no satisfacen sus necesidades básicas y, por ser asalariados y no participar de la propiedad, las decisiones y la repartición de las ganancias, se sienten explotados por los verdaderos dueños del capital, sean privados o estatales. Acabemos de enfocar el sentido de propiedad desde una posición científica.

De manera que los pioneros iniciadores de estas transformaciones, los sujetos de la nueva revolución en las relaciones de producción, han sido los trabajadores que en el seno del propio capitalismo han roto las amarras del trabajo asalariado capitalista y han empezado por su cuenta a organizar cooperativas, empresas recuperadas y asociaciones de trabajadores de diverso tipo. Los trabajadores asalariados, los trabajadores que explota el capital, sea privado o estatal, no son sino la fuente de donde saldrá la nueva clase de trabajadores asociados que realizará los cambios sociales correspondientes.

Pero; para que las cooperativas surgidas en el seno de las sociedades capitalistas, no sean meras empresas de propiedad colectiva inmersas en ese sistema que las influirá constantemente en todos sus aspectos, los trabajadores tendrían que tomar el poder político y económico, generalizar el sistema de trabajo asociado y sustituir el estado burgués “por un sistema republicano y bienhechor de asociación de productores libres e iguales”, pues “el movimiento cooperativo limitado a las formas enanas, las únicas que pueden crear con sus propios esfuerzos los esclavos individuales del trabajo asalariado, jamás podrá transformar la sociedad capitalista..” (2)

Son los trabajadores asociados los que portan las nuevas relaciones de producción; pero solamente se convierten en sujetos de la revolución socialista, cuado toman conciencia de ello y actúan en consecuencia.

Serán pues los productores mismos, los trabajadores asalariados una vez convertidos en trabajadores asociados los encargados de realizar las transformaciones en las relaciones de producción, de llevar adelante las transformaciones socialistas, de la misma forma que fue la burguesía el sujeto de la revolución burguesa, la clase revolucionaria que en su época impuso el capitalismo, las nuevas relaciones de producción asalariadas. Es absurdo, pues, desde todo punto de vista, que la clase trabajadora asuma el poder para mantener las relaciones asalariadas de producción, las propias del capitalismo, pues como también explicó Marx, en su obra “Salario, precio y ganancia” (3): “En vez del lema conservador “un salario justo por una jornada de trabajo justa”, (la clase obrera) deberá inscribir en su bandera esta consigna revolucionaria: “Abolición del sistema de trabajo asalariado”.

En las revoluciones burguesas los trabajadores participaron junto a la burguesía para conseguir la derrota política de los reyes y señores feudales; pero estaban a remolque de la burguesía en las transformaciones socioeconómicas, porque era esa clase que portaba las nuevas relaciones de producción, las más avanzadas de la época, la que tenía ya la mayor parte del poder económico y necesitaba el poder político parar desarrollarse plenamente. Los trabajadores aparecieron en la escena histórica como sujeto revolucionario de las transformaciones socioeconómicas, cuando surgieron las cooperativas en el propio sistema capitalista, de donde nacieron otras nuevas relaciones asociadas de propiedad, producción, distribución y consumo, hecho plenamente identificado por Marx en el capítulo XXVII del III Tomo de El Capital al abordar el Papel del Crédito en la producción capitalista. (4)

Entendida la revolución, como el movimiento social que provoca un cambio más/menos violento en el poder político; pero que no siempre implica un cambio en las relaciones de producción, el sujeto social adquiere otras características. Las dos revoluciones políticas cubanas del Siglo XX, la del 30 contra Machado y la del 59 contra Batista, tuvieron como sujeto revolucionario una composición de fuerzas cualitativamente similar, pero cuantitativamente diferente, donde jugaron importantes papeles los trabajadores, los estudiantes, la pequeña burguesía urbana y rural, y sectores de la burguesía.

La primera tuvo como catalizador la crisis económica del 29 y como principal inspiración la lucha contra el régimen tiránico y despótico de Machado que aspiraba a perpetuarse en el poder. La huelga general puso fin al “Machadato” y los sucesivos gobiernos llevaron a la Constitución democrático burguesa de 1940, para muchos la más avanzada de su tiempo en el continente, pero el proceso no desembocó en un cambio en las relaciones de producción.

La segunda revolución en 1959, tuvo también como inspiración principal la lucha por la restauración democrática contra el gobierno tiránico de Batista que había llegado al poder por medio de un golpe de estado y había violentado el régimen institucional establecido en aquella Constitución del 40.

La vanguardia que encabezó esa segunda revolución anunció sus propósitos de construir la sociedad socialista, pero imbuida de la noción estatista asalariada del socialismo que primaba en el siglo pasado -que concebía el cooperativismo entre una forma socialista secundaria solo para los pequeños propietarios agrícolas y una forma “privada” de la organización del trabajo- y dada la presión del bloqueo imperialista que la llevó a acercarse más a aquel modelo, aún cuando la revolución realizó la expropiación de los expropiadores, concentró la propiedad en el estado e inició el camino de las transformaciones socialistas, no las expandió, no facilitó la transformación de los trabajadores asalariados en trabajadores asociados y se detuvo el proceso de socialización de la propiedad, las decisiones y el poder.

Mientras no se desarrolle y se generalice concientemente el nuevo sujeto revolucionario, el trabajador asociado, ese que hará el socialismo, el hombre nuevo, el del siglo XXI del que habló el Che, no será posible avanzar a etapas superiores en la revolución socialista. Pero ese hombre nuevo, ese sujeto, sólo logrará desarrollarse con la extensión del trabajo cooperativo o asociado -las nuevas relaciones de producción- a toda la agricultura, la industria y los servicios. La ausencia de ese sujeto humano, es factor socio económico determinante que haría posible la reversión de la Revolución.

Nos creímos que haríamos el hombre nuevo solo con más educación y preparación científico técnica. No nos dimos cuenta de que ese hombre nuevo, con una nueva conciencia social, solo sería posible por cambios fundamentales en la base de la sociedad, con otras nuevas relaciones de producción, y no al revés. No se trata de producir conciencia con riqueza, sino con otras relaciones sociales colectivistas asociadas, diferentes a las asalariadas del capitalismo. Es esa la interrelación dialéctica, entre el ser social y la conciencia social, entre base y superestructura. Hoy siguen primando en nuestra sociedad las formas burguesas de la conciencia social, a pesar del enorme esfuerzo cultural y educativo, porque las relaciones de producción siguen siendo asalariadas, jerarquizadas, estimulantes del consumismo, el mercantilismo y el individualismo, aún cuando la propiedad nominalmente sea de todo el pueblo.

Las vanguardias revolucionarias, que siempre son minorías, impulsan cambios en la base socioeconómica, y son éstos los que posibilitan cambios generales en la conciencia social. Las formas burguesas de conciencia, no se generalizaron como conciencia social hasta tanto no se generalizó el sistema capitalista de explotación asalariada.

Y como todo lo que no avanza, relativamente retrocede, el proceso revolucionario cubano, enfrenta ahora el reto de avanzar en su fase de socialización o revertirse y transitar hacia la restauración plena capitalista, igual que los anteriores fenómenos del “socialismo real” que no rebasaron el capitalismo monopolista de estado y nunca lograron el hombre nuevo. Si la vanguardia reconocida del proceso revolucionario cubano no cambia su enfoque sobre los cambios necesarios en la base, en el modo de producción, del trabajo asalariado al asociado, poco podrá hacer por la continuación de la revolución socialista y abriría espacios al surgimiento de otras vanguardias.

Para avanzar en la fase social, la socialista, de la Revolución, los trabajadores asalariados, sean manuales o intelectuales, los campesinos y otras capas aliadas, tendrían que tomar conciencia de que deberán convertirse en trabajadores asociados, el sujeto revolucionario encargado de hacer las transformaciones en las nuevas relaciones de producción, los capaces de construir la nueva sociedad y de generalizar la nueva conciencia social socialista. La historia demuestra que siempre surgen vanguardias que interpretan, concentran, e impulsan los anhelos de las clases revolucionarias.

El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba a celebrarse a fines del presente año, debiera definir con claridad las vías de avance que se propone hacia el socialismo, y revisar su concepción actual sobre el papel de los trabajadores, definiendo con claridad su posición ante esta interrogante: ¿Son los trabajadores “objetos” en el proceso de producción asalariada, o “sujetos” -trabajadores asociados- de la revolución socialista?

De su respuesta a esta interrogante y no de sus deseos, mucho dependerá su papel de vanguardia revolucionaria en el actual momento histórico que vive nuestro proceso revolucionario.

Socialismo por la vida.

La Habana, 4 de abril de 2009


http://ar.mc329.mail.yahoo.com/mc/compose?to=perucho1949@yahoo.es

1- C. Marx. Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores. C. Marx y F. Engels. O. E. en 3 Tomos. T-II. Editorial Progreso. Moscú. 1973.
2- C. Marx. Instrucciones sobre diversos problemas a los delegados del consejo central provisional. C. Marx y F. Engels. O. E. en tres tomos. T-II. Editorial Progreso. Moscú 1973.
3- C. Marx. Salario, Precio y Ganancia. O. E. en tres tomos. Tomo II. Editorial Progreso. Moscú 1973.
4- C. Marx. El Capital, T-III, Cap. XXVII. El Papel del Crédito en la Producción Capitalista. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 1973.

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http://es.geocities.com/amigos_pedroc/index.html
autogestion-socialista.blogspot.com/








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