miércoles, 28 de enero de 2009

Cuba.- Si cambia el modelo, rescatamos el proyecto.

El actual modelo se contrapone al proyecto original. Se cambia con urgencia o no habrá uno ni otro.

Miguel Arencibia Daupés Para Kaos en la Red

La palabra es para decir la verdad, no para encubrirla.
José Martí
(A 156 años de su natalicio)

“Muero por la Revolución”
Julio A. Mella
(En el año del 80 aniversario de su asesinato)


No solo la irreversibilidad del socialismo que no ha sido sino, también, la sustentabilidad del proceso, desactualizadamente llamado Revolución cubana (que ya no es), está en entredicho, básicamente a causa de su modelo político, económico y social.
Eso que fuera grave sospecha, sin tremendismo alguno, ya es un riesgo que va ganando en posibilidades de materialización con cada página que cae del calendario, y es crecientemente publicitada convicción en la mayoría del pueblo de Cuba - aun de aquellos que ni siquiera se lo confiesan- y en sinceros y bien intencionados extranjeros amigos de su proceso; sin entrar a considerar a nuestros adversarios, que se mantienen acechantes para sacar de ello la mejor tajada. Por lo menos así piensan éstos…y lo peor de todo es que pudiera ser.
Vale precisarse nuevamente que la Revolución Cubana fue determinada por la enorme carga, altamente explosiva, de muchos legados provenientes del pensamiento y la acción de nuestros aborígenes, de fundacionales figuras como las de Varela y Caballero, y la esforzada lucha de nuestros mambises, no exenta de fuertes tintes político-ideológicos y mezcla de revolución independentista, antiesclavista y burguesa.
E imprescindibles han sido las respectivas improntas de Mella (cuánto en tan poco tiempo!), Enrique Varona, Baliño, Alfredo López, Guiteras, Villena, Roa; de la Revolución del 30; de Realengo 18; los soviets de Jaronú, Mabay y Senado; de los obreros portuarios y tabacaleros; de la gente de Regla, Artemisa y Santiago de Cuba; de Jesús Menéndez, Aracelio, Chibás;
Siempre, de la avanzada estudiantil de la FEU y su Directorio Revolucionario; del Movimiento 26 de Julio, la ortodoxia y el PSP; entre otras organizaciones. Y, destacados en ella, Abel, Frank, José Antonio; Camilo, trascendente a pesar de su breve acompañamiento después del triunfo insurreccional; indudablemente, el Che, multifacético, controversial pero confiable. Y de otros cientos, miles de revolucionarios, soldados… conocidos o desconocidos mas, también, importantes actores; en fin…el pueblo.
Privilegiando en la mención, con toda justicia, el ideario y la acción de Martí, el más grande y preclaro de los cubanos de todos los tiempos.
Y…Fidel –recordemos con Martí que nada es un hombre en si, sino lo que ha depositado su pueblo en él-quien posiblemente cierre el ciclo histórico de resonantes líderes en el mundo; tanto por su especial individualidad como, básicamente, por los cambios que se vienen produciendo en los procesos de transformaciones sociales, cada día estructurados menos jerárquicamente, más horizontalmente. Así lo podemos ver en los emergentes movimientos populares, que aún necesitan dirigentes pero rotativos –como propugnara Marx. Colegiantes/colegiados con la divisa de “Mandar sirviendo”(1)
Sin que sea exhaustiva, esa relación comprende la mayor parte de lo que diera basamento a la Revolución, solidificado por el marxismo y complementado con los aportes del más esclarecido pensamiento latinoamericanista, libertario.
Todo ese fundido dio los argumentos subjetivos para valorar y enfrentar las condiciones objetivas, aquellas de una penosa realidad sufrida por la mayor parte de la población, y transformarla.
Por supuesto que en esa amalgama de fundamentos y aplicaciones anduvo, soterrada como casi siempre e, igualmente, determinante, la Incertidumbre; ese cúmulo de otras cuestiones no previstas y muchas veces incontrolables, que llegan silenciosas a cambiar la historia.
Ese amplísimo conjunto realizó las condiciones de posibilidad para una conversión que debía seguir consolidándose sobre la base de principios libertarios, martianos-marxistas, que fueron espectacular y claramente expuestos por el joven líder de la insurrección triunfante ante el pueblo de Camagüey, el día 4 de enero de ese luminoso 59:
“Libertad de prensa hay ahora, porque sabe todo el mundo que mientras quede un revolucionario en pie habrá libertad de prensa en Cuba. Quien dice libertad de prensa, dice libertad de reunión; quien dice libertad de reunión, dice libertad de elegir sus propios gobernantes libremente. Cuando se habla del derecho de elegir libremente, no se refiere solo al presidente o a los demás funcionarios, sino también a los dirigentes; el derecho de los trabajadores a elegir sus propios dirigentes. Cuando se habla de un derecho después de la Revolución triunfante, se habla de todos los derechos; derechos que son derechos porque no se pueden arrebatar, porque el pueblo los tiene asegurados de antemano.” (2)
Para los componentes del pueblo -combatientes, colaboradores o simpatizantes del movimiento insurreccional triunfante- casi no quedaron dudas de que esas declaraciones iban encaminadas a garantizar precisamente lo que, desde siempre, soñó.
Y para ese joven guía estaba claro que, quienes dirigen no tienen en sí para dar, todo sale del sudor y la inteligencia de los trabajadores; por lo que tocaa los dirigentes establecer las condiciones de posibilidad para que los demás logren hacer; producir y disfrutar libremente.
Antes, en su alegato La historia me absolverá, Fidel había propugnado, además de la elección de los dirigentes, lo siguiente: “a los obreros y empleados el derecho a participar del treinta por ciento de las utilidades en todas las grandes empresas industriales, mercantiles y mineras, incluyendo centrales azucareros”. Acogiendo, de alguna manera, lo aseverado en el Manifiesto Comunista acerca de que el salario es la condición de existencia del capital, los trabajadores tendrían participación en una porción de las ganancias de sus centros.
Pero…aunque ya Fidel en carta, de fines del 58, a Celia Sánchez había dejado clara su posición antimperialista, al señalar que su verdadera y larga lucha sería contra los yanquis, esa confrontación vino más pronto de lo que previó, dadas las leyes estatizadoras y nacionalizadoras adoptadas. Lo que primero tomó características económicas (cuota azucarera, 1960), y a lo que siguió, con extrema y cruel agresividad, la explosión del buque La Coubre en marzo/60, el inicio del Bloqueo (enero/61), la invasión a Playa Girón (abril/61). Sobreviniendo la crisis de los misiles en octubre del año siguiente, y, seguidamente, los alzamientos en el Escambray y otros puntos del país.
A partir de ello, no quedaron dudas de que Cuba había pasado a ser una plaza sitiada, lo cual se ha mantenido en todos estos años, con diversidad de grados según el período de poder en los EE.UU. y el cambiante entorno mundial. Pero, entonces, surgió y agudizó un síndrome concomitante y las medidas que se adoptaron en función de asegurar la organización y ajuste del nuevo régimen, el incremento del nivel de concientización del pueblo y, por tanto, para consolidación de la Revolución, se mantuvieron, casi sin cambios, a pesar de que una a una ya fueran perdiendo actualidad y eficacia, convirtiéndose en lastres del desarrollo del país en lo económico, político y/o social; deviniendo en bumeranes, con el consecuente desgaste del modelo y del núcleo de dirección del país.
Siendo aparentemente un “mal necesario”, esas medidas, con una extraordinaria capacidad de sobrevivencia, quedaron determinadas como parte de los puntales básicos de un modelo, al decir de Lenin, de capitalismo monopolista de Estado; con un poco de Estado de Bienestar y bastante influencia neo-estalinista; que fue dando al traste con la sustancia declarativa libertaria de aquel 4 de enero de 1959, en Camagüey. Por lo que hoy no se puede identificar el resultado del disfuncional modelo con “esa obra más grande que nosotros mismos”; cual, sin embargo, cabía en cada uno de nuestros corazones.
Lo anterior se comprueba con la extremada apatía (recordemos lo que señalara Ché respectoa lo que sucede cuando la dirección funciona mal)y la extendida simulación mencionada por el actual canciller cubano. Lo corrobora la incontenible emigración definitiva o “temporal” para cualquier país, principalmente de jóvenes. Se ratifica con la reiteración de casos de corrupción, de incrementado nepotismo y clientelismo. Y se constata, además, al tener Cuba una desmesurada deuda externa (es el segundo país entre todos los mayores deudores del Club de París; y recordemos los empréstitos “históricos” de la URSS y otros países, amén delos recientes con China, Venezuela y Rusia, entre otros); deuda utilizada como fundamental soporte financiero para algunos logros (sobredimensionados publicitariamente) en la Salud, la Educación y el Empleo; en tanto, son muchas, fuertes y mantenidas por décadas las carencias de los ciudadanos.
Sería más incompleto este somero análisis si obviáramos señalar que el modelo aplicado, también, se avino a las características personales del reconocido joven líder; ya primer ministro y que, en 1965, en el I Congreso del PCC asume el premierato partidista. Cargos que quedarían validados jurídicamente en cuanto a su magno poder por la Constitución adoptada en 1976, que estableciera al Partido como la fuerza dirigente y orientadora de toda la sociedad, así como que la presidencia del Consejo de Ministros se ejerce por el Presidente del Consejo de Estado. Siendo Fidel, además, en lo militar, titularizado Comandante en Jefe.
Es sumamente difícil que se encuentre otro país con similar concentración de facultades directrices, partidistas, militares y estatales. Lo que, aunado a su ascendencia moral y la falta de propensión para la adopción colegiada, así como ante la crítica y la autocrítica, diera lugar a que Fidel haya compartido mínimamente las decisiones sobre las estrategias principales de la nación. Como expresa un artículo del Granma: “casi transportó en hombros el Estado y el Partido en momentos de crisis”(3), lo cual ha sido durante el término del proceso cubano; incluso tras reciente mejoría, cuando recupera una parte importante de su autoridad.
Lo que se describe ha propiciado una mezcolanza de partido-estado, además con entera subordinación de todas y cada una de las organizaciones sociales y de masas; negativa desde diversos puntos de vista en lo nacional, y en determinados aspectos de las relaciones internacionales.
Necesario es mencionar que tres tendencias de criterios para la aprobación de esa concentración de poderes hanexistido en Cuba. La muy disminuida de los seguidores incondicionales, ciegos por la fe. Otra, la de los que ven sus negatividades pero, puestos a escoger, están creídos de su necesidad. Y la de aquellos “clientes”, aupados y anquilosados en distintos niveles de la superestructura estatista (o paralela, subordinada a ella), que aborrecen, por instinto, cualquier tipo de cambio, y más acendradamente aquel que erosione –en cualquier grado- tal poder unipersonalque les protege sus favorecidos status de vida.
Con muy diferentes propósitos, los integrantes de las tres corrientes aprobadoras, con fuerza política, administrativa e, incluso, militar, han auspiciado como línea del PCC el sentido de que la unidad del pueblo cubano pasa inexorablemente por la figura del líder y que, incluso, éste es la Revolución. Lo cual, para la inmensidad del pueblo, se ha evidenciado que no es así, después de la experiencia de un significativo número de meses en que, por su gravedad, estuvo alejado de toda vista pública y se desconocía su estado de salud (“secreto de Estado”) o se lograba sólo alguna referencia emitida por Chávez, Lula o, muy eventualmente, algún dirigente cubano autorizado. Y, sin embargo, el país siguió transcurriendo en su –acostumbradamente semi-paralizada- habitualidad.
Hoy, pensamos que buena parte de los principios del antimperialismo, la solidaridad y el internacionalismo de Fidel, no serán erradicables de las mejores concepciones de los revolucionarios cubanos. Él fue una de las principales claves para elevar a Cuba del nivel de la “Havana banana” hasta la alta dignidad de un país reconocido en todo el orbe.
No hay duda que dentro del pueblo se mantendrá el sentimiento de respeto para con él pero, mayoritariamente, se considera deseable un definitivo alejamiento de las actividades directrices, dado en llamar popularmente “mandeliano” (por el del líder sudafricano Mandela), en que se constituya como un especial consejero.
Igualmente, se demanda que quienes lo han acompañado en la dirección del país logren -de una vez y por todas- sustancial cuantía de confianza en el pueblo (según se ha exaltado con razón: “hay muchos camilos y chés”) y en los cuadros de éste, que ellos mismos han coadyuvado a formar, para que -gradual pero inmediata e ininterrumpidamente- cedan paso a elementos capaces de las siguientes generaciones.
Si eso no fuera posible o, siendo viable, no se comience a hacer ya, habría que concluir en que la Revolución ha fallado totalmente en cuanto a la política de cuadros, al inobviable cambio generacional, y que tiene asegurado el anticipado “éxito” de sus causas entrópicas. A no dudarlo, sería imposible llegar siquiera a los 70 años de proceso, como en la URSS.
El relevo por el que hoy espera el pueblo sería cónsono con lo proclamado por Fidel, en la histórica escalinata de la universidad habanera, el 13 de marzode 1966, cuando proclamó ante el mundo:
“...........Esta revolución es afortunadamente una revolución de hombres jóvenes.Y hacemos votos porque sea siempre una revolución de hombres jóvenes (APLAUSOS); hacemos votos para que todos los revolucionarios, en la medida que nos vayamos poniendo biológicamente viejos, seamos capaces de comprender que nos estamos volviendo biológica y lamentablemente viejos; hacemos votos para que jamás esos métodos de monarquías absolutas se implanten en nuestro país y que se demuestre con los hechos esa verdad marxista de que no son los hombres, sino los pueblos, los que escriben la historia (APLAUSOS).
“.........Quienes se creen insustituibles para sus pueblos piensan con la misma mentalidad de esos que creen que asesinando a los dirigentes de la Revolución asesinarán la Revolución (APLAUSOS).El día en que cualquiera de nosotros se creyera indispensable, estaría pensando igual que esos terroristas; dejaríamos de ser marxista-leninistas (APLAUSOS).
“.........Y volviendo, para finalizar esta parte, a la idea que expresara, a los votos que hacía porque todos nosotros los hombres de esta Revolución, cuando por una ley biológica vayamos siendo incapaces de dirigir este país, sepamos dejar nuestro sitio a otros hombres capaces de hacerlo mejor.Preferible es organizar un Consejo de Ancianos donde a los ancianos se les escuche por sus experiencias adquiridas, se les oiga, pero de ninguna manera permitir que lleven adelante sus caprichos cuando la chochería se haya apoderado de ellos (APLAUSOS).“ (4)
En relación con ello, es imprescindible recordar un fragmento de la carta, de 20 de octubre de 1884, que le escribiera a Máximo Gómez:“ Y es mi determinación de no contribuir en un ápice, por amor ciego a una idea en que me está yendo la vida, a traer a mi tierra a un régimen de despotismo personal, que sería más vergonzoso y funesto que el despotismo político que ahora soporta, y más grave y difícil de desarraigar, porque vendría excusado por algunas virtudes, embellecido por la idea encarnada en él, y legitimado por el triunfo. “ (5)
Alertas se reiteran en cuanto al incremento de evidente falta de suficiente capacidad en el mantenido núcleo dirigente del país para adoptar estrategias valederas, realmente efectivas ante las nuevas especificidades del devenir nacional. Buena parte de esas señales, aunque no todas, se hicieron patente en los miles de análisis colectivos a que convocara Raúl; pese a que, como es usual en nuestros medios, casi no se haya informado sobre los resultados de tales reuniones.
De esas actividades, debió emerger un listado de problemas y sus respectivas posibles soluciones. Sin embargo, se ha ido adoptando principalmente medidas contraproducentes que, por ahora, sólo legalizan posibilidades que ya disfrutaban los “pudientes”; en tanto, se deterioran condiciones para la mayoría “carente”. Otras son tendentes a exigir más esfuerzo para los “de a pie” (los de siempre), como la recién dispuesta y muy controvertida Ley de Seguridad Social, que –sin mínimas precondiciones- aumenta los años de edad y de trabajo para las jubilaciones, cuando la mitad de la población no tiene disposición para vincularse estatalmente, y menos el 60 % de los jóvenes arribantes a edad laboral, debido a la reconocida insuficiencia de los salarios que se remuneran por el Estado.
Quedando, sin embargo, en absoluta omisión capitales medidas, como la socialización de los medios a partir de formas alternativas a (y conjuntas con) la estatal, y las libertades de migración dentro, desde y hacia el exterior del territorio nacional; así como de expresión, reunión y asociación. Todas consagradas en la Constitución vigente pero utópicas en su práctica aplicación, dadas las regulaciones que las “implementan”.
Medio siglo es más que suficiente, pese a la presión de “fortaleza sitiada” de Cuba,para no tener que (según algunos, plattistamente), estar a resultas de las elecciones en EE.UU.,y posponer por más de dos períodos estatutarios, de forma inconsulta y menos autorizada por la militancia, nuestro VI Congreso del Partido sin contar siquiera con consensuadas estrategias nacionales, que no ya la inexistente por mucho tiempo Plataforma Programática. Caso análogo a lo sucedido entre los congresos 18 y 19 del PCUS, en que mediaron 13 años; según el discurso central de ese evento(4), causada tal dilación por la aguda centralización unipersonal del poder y la subestimación de Stalin en relación con la membrecía partidista.
Debe subrayarse que el Congreso no es solo la más importante reunión de los comunista cubanos a realizar cada cinco años, sino y fundamentalmente el órgano supremo del Partido, que se ha visto suplantado con esta excesiva demora, cual ha impedido constituirse y decidir al que, según los Estatutos propios, es órgano máximo del PCC, fuerza orientadora de la sociedad, conforme a lo preceptuado en nuestra vigente Constitución.
Cinco décadas es demasiado como para seguir teniendo a la Asamblea Nacional del Poder Popular como “plaza tomada” por el unanimismo (ya no cabe más “Voto Unido”; o unidad irreal, como expresara Raúl), el autoritarismo, el burocratismo y la simulación. La ANPP debería ser uno de nuestros esenciales paradigmas de democracia popular, pero hoy tiene dolorosamente el mote de Auditórium Nacional, porque los delegados asisten a oír, entonar los acordes “orientados” y aplaudir con gran entusiasmo; sin reales debates, como sería lógico, normal y obligado en un órgano de este tipo.
Incontestablemente, el Pueblo tiene bastante extraviado su poder.
Diez lustros son más que suficientes para que se materialicen las concepciones expresadas por Fidel aquel 4 de enero de 1959. Eran/son los fundamentos para –culminando la etapa transicional previa- iniciar la construcción de un verdadero proceso de construcción socialista, que se ha quedado congelado en sus muy incipientes comienzos.
En fin…cumplir cincuenta años significa para un proceso como el cubano alcanzar su mayoría de edad. Lapso como para que este pueblo pueda por sí determinar e implantar el modelo que precisa. Conociendo que la casi absoluta estatización de los medios de producción y minúscula existencia de algunas formas alternativas de propiedad no es socialismo. ¿Acaso no dijera Marx que el libre desarrollo de cada uno es condición indispensable para el libre desarrollo de todos?
Quien esté de acuerdo con el tan divulgado decálogo sobre el concepto de Revolución, tendrá que coincidir en que el obsoleto modelo socio-económico y político cubano se queda corto. De aquél, dos constituyen los puntos de culminante asunción hoy: “Tener sentido del momento histórico” y “Cambiar lo que deba ser cambiado”. Pero…cambio dentro de la intención socialista y no transición hacia una democracia aún más representativa y de capitalismo –paso de la dictadura de la élite funcionarial (tempranamente criticada por Martí) a la explotación neoliberal y salvaje. Tampoco, a un capitalismo teñido de rojo, muy eufemísticamente llamado“socialismo de mercado”, con exceso de lo segundo y casi nada de lo primero; cada vez con mayor brecha entre pobres y ricos. Capitalismo es igual a capitalismo; otra ecuación no da exacta.
Ese “tránsito” no es lo que quiere el pueblo cubano y… el mundo entero lo sabe. El pueblo de Cuba quiere transitar del Estatalismo al Socialismo. Pero… Socialismo sin Democracia no puede existir y sin –su melliza- la Libertad menos aún; ambas conllevan a la equidad social (no confundir con igualitarismo).
Rememoremos que quienes principalmente tenían las armas durante los primeros años de la Revolución y triunfó en Girón no fueron los componentes de un ejército profesional sino los batallones de las milicias, el pueblo. Y que las cooperativas que existieron durante esos años, fueron -como nunca más- altamente productivas y gananciosas. En ese corto período, se hizo una de las tres más grandes zafras de la historia cubana, sin tener que paralizar el resto de las actividades de la economía como en el 70. ¡Qué satisfacción para Marx… y para Lenin quien llegó a expresar que el Socialismo era la sociedad de cooperativistas cultos y libres! Después, todo ello se tronchó.
Por todo ello, ahora, hay que confiar en el pueblo…plenamente, o el proyecto revolucionario y no sólo este modelo circunstancial, por el que se le ha pretendido materializar tan pobremente, fracasará de manera definitiva.
Dijo Martí: Honor a quien honor merece, y damos el debido merecimiento a la actual núcleo de real dirigencia del país, mas -con todo respeto, como señalara una reconocida socióloga marxista (5)- ésta ya no cuenta con el término biológico, ni la disposición mental para provocar los cambios que el país necesita. Y, sin posible objeción, el poder debe ser verdaderamente popular.
La generación del 53, la del Centenario, surgida dentro del capitalismo (algunos de las filas de la burguesía), hizo triunfar la lucha armada contra la tiranía y llegó hasta el actual estadio. Las actuales generaciones, surgidas y formadas dentro de un entorno mejor, tienen –al decir de Martí- “hombros anchos” donde puede descansar el futuro de la Patria. Sin cortapisas, eso es dialécticamente lógico y biológico.
El fracaso definitivo del proyecto original, es ambición de los que nos adversan, pero aclaremos que sus enemigos no están polarizados geográficamente. Hoy existen en “ambas orillas”, la –por día, más- pequeña “raspa quemada” de “allá” muy aullante; los “tapaítos flotantes” de “acá” –en cantidad estable- muy acallados, pero -de un lado y otro- existen y actúan. Cola y cabeza de la misma serpiente.
No obstante, el pueblo cubano, desde lo más profundo de su convicción y más efectiva actuación revolucionarias, logrará EL SOCIALISMO que anhela, mediante un modelo verdaderamente socializador de los medios y de las decisiones. Y, en ese empeño, TRIUNFARÁ!!!

28 de enero de 2008

Notas:
1 Expresión del Subcomandante Marcos del EZLN, Chiapas, México.
2 Discurso de Fidel ante el pueblo camagüeyano, en 4 de enero de 1959, durante la marcha victoriosa hacia la capital.
3 Fidel, el Aquiles comunista. Diario Granma, órgano oficial del PCC, 12 de agosto de 2006.
4 Discurso de Fidel en la escalinata de la Universidad de la Habana, en 13 de marzo de 1966.
5 Fragmento de carta de Martí a Máximo Gómez, de fecha 20 de octubre de 1884.
6 Discurso deN. Krushov ante el 20 Congreso del PCUS, 1956.
7 Danielle Bleitrach, Quién es Raúl? Publicado en Rebelión.

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Si no creyera en la esperanza

De las ideas y los medios de difusión en Cuba. "Es la alarmante brecha que se extiende cada vez más entre las ideas que corren y crecen dentro de nuestra sociedad y las que oficialmente se admiten"

Alexis Castañeda Pérez en Hacerse el Cuerdo Para Kaos en la Red

Decir lo que a todos conviene. Y no dejar de decir nada que a alguien pueda convenir. Que todos encuentren en los diarios lo que puedan necesitar saber
José Martí

La libertad de prensa es la confesión abierta del pueblo hacia si mismo y el reconocimiento limpio y sincero, como es conocido es salvador. Ella es el espejo espiritual en el cual el pueblo se ve a si mismo y el autoconocimiento es la primera condición de la sabiduría
Carlos Marx
La verdad nunca daña una causa que es justa
Mahatma Gandhi

Sabido es que la salud espiritual de un país se mide por la riqueza y actividad del pensamiento que mueve su ideal social, que su decursar es cada vez más efectivo en la medida en que sea mayor la coincidencia entre el movimiento de estas ideas y el proyecto político en función, sin esta cohabitación el tratado social puede derivar en un proceso de hibernación y decadencia fatal.
Desde esta consideración llamo la atención sobre un problema de suma importancia, de preocupación extrema, y que tal vez sea la matriz o el mayor contribuyente de situaciones planteadas por varios colegas y amigos trabajadores de los medios en los debates de las distintas comisiones previas al VII Congreso de la UNEAC, que luego afloraron en las sesiones del evento. Es la alarmante brecha que se extiende cada vez más entre las ideas que corren y crecen dentro de nuestra sociedad y las que oficialmente se admiten, sobre todo a través de estos medios, que permanecen varados en una abúlica medianía, generadora de esa mala fama y del descrédito que acompaña internamente a la prensa cubana.
Sin dudas el ejemplo más contundente, y a mano ahora mismo, es la llamada guerra de los e-mails o destape del pavonato, situación que permitió la floración y exposición de ideas y criterios muy importantes, verdaderos análisis y hasta propuestas desde el pensamiento de la realidad cubana actual, emitidos por parte de la real vanguardia de la intelectualidad del país. Sin embargo, los medios, los discursos triunfalistas y los espacios de debates, si es que podemos llamar así a los que existen bajo este calificativo, lo ignoraron grosera e irrespetuosamente, propiciando el rumor entre la población de que solo fue un “brete” entre artistas, ni siquiera la revista de la UNEAC, La Gaceta de Cuba se atrevió -o fue autorizada- a publicar o al menos comentar el suceso. De triste y no representativo podemos calificar entonces la declaración emitida a nombre de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Es conocido cómo la Unión Soviética y el resto del llamado campo socialista se habían convertido en sociedades descreídas de toda información oficial, hasta la más simple noticia cultural resultaba sospechosa, parecía rendir culto a Descartes con aquello de dudar de todo, menos de la existencia de la duda. El escritor avileño Félix Sánchez, que se encontraba allí estudiando en la Escuela Superior del PCUS, testigo excepcional -y pesaroso, aclara él siempre-, del derrumbe soviético, afirma que esta actitud fue un gran aporte al desmoronamiento del aquel intento de socialismo. En un ensayo presentado en una mesa redonda organizada por la revista Temas en el 2004, Félix Sánchez expuso: “Yo no creo que al socialismo europeo lo tumbó su precaria economía, lo tumbó la acumulación demasiado grande de misterios e incongruencias. Creo que el hombre está más preparado para soportar la miseria material que la espiritual”.
Mucho se insiste en que la construcción social en Cuba es diferente, que no ha arrastrado esos catastróficos errores, sin embargo en este ámbito en que actuamos día a día, cada vez aparecen más evidencias de esos errores, también anida aquí el misterio y la mutilación de la verdad, la división entre lo que debe saber y no debe saber nuestro pueblo, una cofradía divina en un “más allá” decide esto, el nivel de la sospecha raya en el irrespeto a la autoridad intelectual. En la citada “guerrita de los e-mails” el escritor Arturo Arango respondía a la guionista y directora del programa Diálogo abierto, Loly Estévez, lo siguiente: “Lo que sí no pude dejar de decirle personalmente al Presidente del ICRT es que no creo en el descontrol como explicación de los tres incidentes, pues tengo más de una experiencia personal para saberlo: como recordarás, cuando me invitaste amablemente a participar en el programa Diálogo abierto en una discusión sobre la cultura masiva —tema sobre el que tanto he escrito y hablado—, se te puso como condición que yo no participara en el programa en vivo, sino que mi intervención fuera grabada tres días antes para que fuera revisada, eventualmente aprobada por instancias de dirección y sólo después yuxtapuesta mecánicamente al diálogo en vivo de los otros tres participantes (Julio García Espinosa, entre ellos), a lo cual, por supuesto, me negué, indignado”.
Se sospechaba y maltrataba así hasta el oprobio una de las más relevantes personalidades de la literatura y el pensamiento cubanos, poseedor de la Distinción por la Cultura Nacional y otros reconocimientos importantes que solo se entregan a intelectuales revolucionarios.
Creo que se debería dar luz a estas ideas y quien quiera rebatirlas que también tenga la oportunidad. Sería una muestra de confianza y fortaleza, una verdadera rectificación, que daría vigor a una batalla de ideas hacia el interior con contendientes precisos y sobre los problemas que se omiten. Sobre esto opinó en aquellos momento el conocido crítico Enrique Colina: “Mesas redondas o cuadradas o rectangulares verdaderamente polémicas que miraran hacia dentro con el mismo rigor crítico con el que se analizan los problemas del mundo imperfecto y torcido fuera de Cuba: con puntos de vista discrepantes y discusiones animadas por la voluntad de llamar las cosas por su nombre, frente a dirigentes que respondan públicamente ante periodistas que les hagan preguntas incómodas sobre esos temas acuciantes cuya solución no sólo depende del bloqueo imperialista ni de la buena fe, sino de decisiones acertadas que demuestren su eficiencia no sólo en el plano ideológico sino en la solución práctica de los problemas y en el mejoramiento del nivel, la calidad de vida y en el reconocimiento del derecho ciudadano inalienable de exigir cuentas de sus representantes”.
Recuerdo, como una de las acciones más ofensivas a la inteligencia nuestra, el ocultamiento del careo entre el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón, una de las figuras más prestigiosas y creídas de nuestra Revolución dentro y fuera de Cuba, con uno de los enemigos más taimados del proceso social cubano, el capo Mas Canosa; el mundo enteró lo vio o lo escuchó, solo los cubanos de aquí estuvimos vetados de hacerlo.
Tal vez fuimos los cubanos, considerados cultos, informados y con gran instrucción política, unos de los pocos del planeta que se sorprendieron con la caída de la URSS y el “desmerengamiento” del llamado campo socialista. Nada en nuestra prensa y nuestros discursos daba entonces señales de la caída de esos “pétreos muros del este” donde la felicidad, se decía, había encontrado su definitivo asiento. ¿Quién dijo que fue Fukuyama el primero en afirmar lo del fin de la historia?
Todavía nos deben disculpas por el ocultamiento de esos errores en la construcción socialista que derribaron a aquellos gobiernos supuestamente queridos y apoyados por sus pueblos. Cómo olvidar el gesto furibundo del poeta y crítico cubano Eduardo López Morales acusando en el programa Tanda del domingo al documental ¿Es fácil ser joven? de tendencioso y parcial el cual presentaba a jóvenes soviéticos integrándose a raros cultos o vendiendo las medallas ganadas en Afganistán; luego “la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos”.
¿Entonces dónde queda ese recurso tan cansón y desacreditado de que no podemos dar armas al enemigo? Como el careo de Alarcón y Mas Canosa y la guerra de los e-mails, muchas otras cosas más ocultadas siempre llegan a la gran prensa enemiga, que sí leen en todo el mundo Cabe entonces preguntar aquí ¿Cuál es ese enemigo al que no se le quiere dar armas? ¿A quién se le teme realmente? El enemigo ya no necesita entonces de mentiras para combatirnos, a él le dejamos la verdad de nuestros errores e inconsistencias que después nos tira a la cara como prueba de nuestro miedo.
En diciembre de 1989, durante varios días los medios nos mantuvieron atiborrados de informaciones laudatorias del General Noriega, que se batía “patriota y valientemente” contra las tropas yanquis que habían invadido su patria. Cientos de estudiantes y trabajadores fuimos acarreados hacia tribunas abiertas en esquinas de todas las ciudades cubanas, un día amanecimos sin tribunas y sin acarreos, los medios se callaron el asunto y hasta los días de hoy. También nos deben esa aclaración, pues mientras se ponderaba al general panameño y el país se paralizaba en solidaridad este suplicaba a las puertas de la nunciatura apostólica de Ciudad de Panamá, luego supimos —por otros medios— que habíamos dejado otra verdad en boca del enemigo.

El caso UMAP aún espera por su develación, avergonzados muchos jóvenes tienen que admitir ante extranjeros que no saben de qué le están hablando cuando le preguntan sobre estos hechos, licenciados en historia y en derecho —puedo nombrar ejemplos— se enteraron consternados de aquellas grises páginas en las alusiones que se hicieron en algunos de los célebres e-mails citados antes, en conversaciones de pasillos, o simplemente a través de la “propaganda enemiga”.
¿Qué fue de Edith Reinoso Estévez, aquella emigrada que conmovió al país con su testimonio después de un misterioso regreso a la patria en plenos años setenta? ¿Seguirá en Cuba o tendrá ahora otro testimonio? ¿Qué del niño Ranses del Pino, reclamado por un Comité de la Asamblea Nacional con el querido Dr. Ordaz al frente cuando su padre, el general traidor, se lo llevó a EE.UU? ¿Desmintió el niño nuestros esfuerzos? Las relaciones y recuentos echológicos borran de un plumazo páginas y nombres, como aquel personaje orweliano de “1984”, es penosamente admirable —valga la paradoja— como puede contarse el transcurrir socio histórico por entre vericuetos de omisiones y empataduras temporales que hacen más endebles los argumentos.
No existe el seguimiento noticioso en la prensa cubana, algo que fue —o nos pareció— bueno en determinado momento deja de serlo, pero no se informa, queda entonces el engaño, o la duda. Se inauguran centros importantes con “bombo y platillo”, se ponen en marcha planes que insisten en ser la panacea y soluciones de grandes dificultades, se jerarquizan hasta el cansancio informaciones sobre determinados hechos, poco tiempo después el resultado no es el esperado, el curso de los acontecimientos es otro, en escasas ocasiones esto es reconocido por la prensa y siempre sin profundidad analítica e investigativa de las causas, no hay vocación de haraquiri, se convierte el hecho en un “problema político” que no puede saber el enemigo y errores similares siguen proliferando.
Hace muy poco tiempo seguimos con ansiedad, paso a paso, gota a gota, la construcción de una conductora de agua desde un afluente del Cauto hasta la seca ciudad de Holguín, el día de la inauguración la tubería reventó, al parecer hubo grandes errores en la concepción de la colosal, costosa y necesaria obra de ingeniería; tampoco sabemos si los holguineros ya tienen acceso al agua o todavía la reciben en tanques tirados por locomotoras, y algo no menos importante, ¿quiénes fueron los culpables, qué pasó con ellos? Al parecer el marabú en Cuba creció pocos días antes del 26 de julio de 2007, las noticias anteriores a esta fecha presentaban una campiña como las de aquellas dulces canciones donde una guajirita feliz nos decía adiós con “una manita blanca”.
Fresa y chocolate no se pasaba en la televisión de dentro, aunque por Cubavisión Internacional sí se proyectaba sistemáticamente. Alguien decidió que el televidente cubano (el de dentro) tiene minoría de edad intelectual, y que a pesar de tanta instrucción y nivel de escolaridad, no es competente para ver un filme así. Es algo corriente la existencia de una prensa cubana para el exterior y otra para consumo interno. ¿Conoce el habitante sencillo de este pueblo, ese sin Internet y otros alcances informativos, en que consisten los Protocolos Sobre Derechos Humanos firmados por Cuba a principios de este año, cuál es su contenido? Los de afuera, por supuesto que sí lo saben. ¿Está informado el pueblo sobre la colaboración de CARITAS CUBA, la mayor organización caritativa de la iglesia católica, de sus grandes aportaciones en medicamentos y otras obras sociales en los difíciles días de los noventa, de los comedores parroquiales —con desayunos y almuerzos— que mantiene abiertos, de la atención a niños con desventajas sociales y el programa de apoyo a enfermos con el síndrome de donw y sus familiares que practica esta institución religiosa, de la ayuda a damnificados en las pasadas inundaciones de amplias zonas de la región oriental, entre otras tareas humanitarias que se le ha permitido ejercitar? Tengo derecho a pensar que muchos de los que hoy deben la vida al eficiente y abnegado trabajo del cardiocentro villaclareño no sepan que en su salvación intervino también el esfuerzo de esta congregación religiosa pues uno de los más importantes equipos del hospital fue donado por esta iglesia.
Recientemente visitó Cuba el Canciller español, los medios de prensa hablaron de conversaciones en un ambiente constructivo y de fraternidad, de la disposición de España de ser portavoz e intermediario comprometido en el entendimiento y el diálogo entre nuestro país y la Unión Europea, pero a los “de aquí” no se nos dijo que con Moratinos se fueron también seis disidentes excarcelados por el gobierno cubano, personas juzgadas públicamente por leyes que nosotros mismos aprobamos, similares decisiones se han producido tras la visita de Jesse Jackson, Michele Miterrand y otros ilustres visitantes ¿Acaso es esto una operación secreta o clandestina a espaldas del pueblo cubano?
“El ciudadano necesita saber y hay muchas cosas que impiden a los ciudadanos enterarse de lo que se cocina a sus espaldas y que repercute sin embargo en sus vidas. El ¨ síndrome del misterio ¨ que se cuestionaba en un Congreso de Periodistas hace 20 años, ¿seguirá activado?”, se preguntaba otra vez Enrique Colina.
Hugo Rius, periodista de la Agencia Informativa Prensa Latina alertaba en la asamblea del VIII Congreso de la UPEC de la estructura ramal de la prensa escrita, reunida el pasado 26 de mayo en la Sala Universal de la FAR: “Los medios de prensa cubanos podrían perder credibilidad si ofrecemos informaciones incompletas, si dejamos vacíos ostensibles que luego vayan a ser cubiertos por las fuerzas hostiles a la Revolución o por la turbia especulación callejera. Nos exponemos a ello si hacemos divulgaciones apologéticas de algo que luego la población no palpa con sus manos”.
“Al enemigo le exigimos datos, les viramos al revés sus estadísticas, especulamos con sus destinos —aporta Felix Sánchez. Pero esa inteligencia se torna canto y loa si se trata de echar una mirada sobre la obra que construimos (…) La apologética demostró que no era pariente solo de la teología”.
Sobre los medios de difusión cubanos y la cultura e ideas que a través de ellos puede salir, otra puntera cita. Dijo Leonardo Acosta, musicólogo, ensayista y Premio Nacional de Literatura 2005 en el mensaje de adhesión a la crítica al pavonato: “Desde 1959 a nuestra fecha, el ICRT se ha caracterizado por ser el organismo mediático y cultural (????) que ha gozado, o más bien que ha sufrido el castigo de tener los dirigentes más mediocres y/o más descarnadamente abusivos e irresponsables del país, casi siempre ajenos al periodismo y la cultura, o indiferentes hacia ambas profesiones”.
Estos problemas no solo son debatidos por las esquinas del país, también han sido motivo de análisis en asambleas, talleres, eventos, congresos, etc. Pero los medios siguen allí, en las estancias fortificadas de su conservatismo, altaneros e indiferentes, no sintiéndose aludidos, o considerándose protegidos en la distancia en que elucubran sus políticas informativas, siempre mirando primero hacia arriba, en el posible regaño, o la aprobación, que desde allí pueda venir, antes de pensar en los receptores, los supuestos dueños y sus verdaderos intereses, y sobre todo en sus posibilidades como opinantes activos de la sociedad. Al borde de la incredulidad y hasta del escepticismo hemos escuchado a directivos u otro personal determinante de lo que sale por la radio, la prensa escrita y la televisión dar cifras de críticas, como el cumplimiento de un plan previsto, estas casi siempre no pasan de algunos asuntos de moda, como la burocracia, desajustes en la gastronomía o eso que ahora llaman “indisciplinas sociales”, nunca van más allá, a las causas verdaderas de las actitudes, a los móviles psicosociales de las conductas, al verdadero ámbito de las ideas, develamiento que propiciaría “cambiar lo que debe ser cambiado” y establecer todo lo que “fortalezca éticamente a la revolución”.
Esta práctica crea la costumbre de la doble moral, la utilidad de la mentira —que no de la virtud martiana. Más allá de los obstáculos económicos conocidos, las dificultades pueden ser también consecuencias de malas políticas ministeriales —lo del Ministerio de Educación era vox populi menos en los medios—, de concepciones económicas triunfalistas, del detenimiento en teorías y prácticas manualizadas, en la no apertura a la colectividad de propuestas y de sugerencias que pueden salir de los señalamientos de lo mal hecho. El sistema de salud cubano urge de una intromisión crítica, sin embargo se mantiene envanecido en una imagen que cada día se desdibuja más, así también el sistema de Casas de Cultura, la política de cuadros —problema agudizado sobre todo en el ámbito cultural—, el plan de construcciones de viviendas, etc. Vivimos continua y activamente dentro del pueblo y sabemos que esa Federación de Mujeres Cubanas, Unión de Jóvenes Comunistas y Comités de Defensa de la Revolución, por ejemplo, que describe la prensa, no existen, no los encontramos, al menos en esa dimensión edulcorada e idílica que se publica, que es solo una estadística rutinaria, una ficción mediática. Bueno sería aplicar y dar luz a una encuesta sobre el conocimiento y real interés que tiene el ciudadano, sobre todo los jóvenes por estas organizaciones y sus dirigentes, hasta donde los unen y representan. Tímidamente escribía el colega Ricardo Ronquillo Bello —auque saludo la excepción— en la edición dominical de Juventud Rebelde del 25 de noviembre de pasado año que entre otras cosas, al Poder Popular en la base se le había “escapado el respeto”
Precisamente en el VII Congreso de la UNEAC uno de los blancos más asaeteados por la crítica fue la llaneza insoportable de los medios, su triunfalismo y mediocridad, en primer lugar el ICRT, organismo que solo estuvo representado por su Vicepresidente (Tal vez no estaba programado un pase de cuenta público, con bochorno incluido, al estilo del sufrido por el Ministerio de Educación). Vale citar la intervención del popular cantautor y escritor Amaury Pérez Vidal, intervención también silenciada por la prensa en su resúmenes y reportes como ha denunciado el propio Amaury: “Del 50 al 59 yo sabía en manos de quien estaba la televisión y la radio, era en las de Goar Mestre, porque era el dueño, pero en los últimos años, ¿en manos de quién ha estado la Televisión? porque en las manos del pueblo no ha estado, en las manos del Ministerio de Cultura no ha estado y por lo que escucho, tampoco en las manos de la UNEAC (…) ¿Se han fijado ustedes que en los medios impresos y electrónicos que constantemente atacan a las instituciones culturales criollas, a nuestros dirigentes, a los artistas de prestigio comprometidos con la Revolución, digo Cubaencuentro y sus sucedáneos, el Nuevo Herald y todos los referentes electrónicos de pacotilla que circulan por la red jamás se cuestionan a nuestra televisión y a nuestra radio? ¿No será que consideran que el ICRT les está haciendo internamente el trabajo a ellos, al enemigo, y por eso debe ser intocable?”.
Aclaro que extraje de entre tantas buenas citas exactamente estos fragmentos porque precisamente coincidían con mis opiniones, con mis conjeturas acerca del tema, del cual soy testigo de causa como creador y periodista. Suscribo absolutamente esta manera de pensar y estos criterios. Y para ser fiel al estilo reincido con otra opinión que he compartido en múltiples ocasiones con el escritor de Ciego de Ávila: “Nuestra sociedad hoy día, merece un sondeo visceral. Un sondeo crudo, valiente, audaz, inaplazable. Sobre todo inaplazable, porque postergar el debate será arriesgar irresponsablemente la salud de la Revolución misma”. “De las más profundas divergencias saldrán las mejores soluciones”, sentenció el Presidente del Consejo de Estado, Raúl Castro en el congreso de la UNEAC.
Pero acudo a las citas sobre todo, porque son una muestra de la existencia de ese pensamiento revolucionario de que hablaba al principio. La propia historia cubana tiene el contundente ejemplo de que cuando los grupos portadores de las supuestas ideas más avanzadas se debatían en tontas dilucidaciones y teorizaciones filosóficas oteando faros mesiánicos, un grupo con ideas verdaderamente revolucionarias, con conocimiento práctico de la realidad inmediata —verdadera corrección del materialismo histórico— les pasó por el lado y concluyó la revolución liberadora. La historia reciente de las prácticas socialistas fracasadas nos alertan que la sujeción de estas ideas por tanto tiempo puede perder ese chance llamado “situación revolucionaria” y luego quedar esa desoladora nada ideológica, ese páramo gris que se extiende ahora hacia el este de Europa.
Perder esta posibilidad, concluyo, nos dejaría solos, recordando aquellos versos del preterido Delfín Prats “La realidad disipó lo irreparable de nuestros actos (…) nos sorprendió buscando en medio de los salones encerados, interrogando a los manteles, releyendo tarjetas donde ya no figurarían nuestros nombres”.

Publicado en el boletín Hacerse el cuerdo, de la Unión de Escritores y Artistas Cubanos (UNEAC) de Villa Clara (Cuba)

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Cuba, una memoria imprescindible (II y última)

El gobierno socialista en el poder alcanzó unas conquistas sociales bien altas, esta misma dirección, en 50 años, no pudo complementarlas con el mejoramiento material y la plenitud de la libertad.

Andrés Marí Para Kaos en la Red

7. IDEOLOGÍA Y REALIDAD

Si bien el gobierno socialista en el poder alcanzó unas conquistas sociales bien altas, esta misma dirección, en 50 años, no pudo complementarlas con el mejoramiento material y la plenitud de la libertad. Y el tiempo, ese imperturbable cazador de todo lo humano, ya tiene ese poder en su urdimbre de desgastes con una impaciencia sobrecogedora. La dirección que privilegió los ideales, el futuro y la unidad, por encima de las condiciones materiales, el presente y la pluralidad, no tuvo en cuenta todos los hechos de la realidad. Y los hechos siempre van por encima hasta de la más inobjetable verdad.
Desaparecido el campo socialista europeo en los años 90, la Revolución ha sido más presionada que nunca, por los agresores de siempre, por sus aliados de antes ya también agrediendo y por su propio pueblo lleno de fatigas y nobles exigencias. La crítica situación económica del país, llegando a un estado de supervivencia, fue convertida por el gobierno en una urgente necesidad de resistencia para salvar a la Patria. Es cuando el gobierno, intentando salvaguardar todo lo bueno que pudo hacer e impedir la parálisis del país, llamó a diversos empresarios capitalistas que, sirviéndose de la situación de un país agotado y empobrecido, se instalaron en Cuba bajo la mirada más sufriente de todos que, muchas veces aceptando migajas en las nuevas relaciones, no podían dejar de preguntarse a qué camino estaban arribando y hacia dónde se dirigían.
La situación de todas las capas del pueblo empieza un galopante deterioro, y cada día más llevando consigo contaminantes larvas de confusión moral e ideológica. El gobierno había tenido que reimplantar el poder del dinero y ciertas particularidades de la propiedad privada. Se introdujo en la economía interna la mayor desigualdad entre los cubanos: la tenencia del dólar norteamericano como referencia de valor adquisitivo para gran parte de los productos necesarios para la vida diaria y el establecimiento en todo el país de tiendas estatales para regirse por estas normas. Dejó de tener una correspondencia la adquisición de diversos bienes con el salario de los trabajadores, que se ofrecía, y todavía se ofrece, en la moneda nacional ya convertida en una mera formalidad frente al dinero extranjero. Se había derrumbado la igualdad que siempre se exaltó. Pero, casi como fantasmas, a Cuba le surgieron nuevos aliados para sostenerse, aunque no puede pensarse en una homologación del pasado. No es sostenimiento lo que demanda la población.
La sociedad cubana se pone a la ofensiva, aunque en general no conciba entregarse al amo norteamericano que echó de la isla, pero a la dirigencia le resulta casi imposible aceptar una posición diferente ni una fuerza opositora dentro de sí misma. El surgimiento de lo diverso o la oposición dentro del proceso de la Revolución Cubana siempre ha estado asociado a su destrucción, convirtiéndose el rechazo a lo diverso o a la oposición en una serie de deficiencias que se ven favorecidas por el propio instinto de conservación de la historia.
Una contradicción revolucionaria con consecuencias insospechables. En medio de esa ferocísima contienda entre ideales y realidades se debate lo mejor del pueblo: ¿qué pensar, qué decir, qué hacer? Y también se debate la mejor dirigencia: ¿cómo continuar, cómo convencer, cómo triunfar? Empieza, entonces, a crearse una sutil y peligrosa distancia entre el gobierno y la población. La dirigencia cubana supo dirigir al pueblo para hacer la Revolución, pero nunca supo cómo entregársela, ni el pueblo aprendió a cómo tomarla. Sólo mediante la concientización de ambos, en ideal y realidad, podrán iluminar la continuidad y posesión de la gesta que han hecho. En esa historia habrá de hurgarse a profundidad. Ahí está el entendimiento. No es válido terminar definitivamente con un proyecto revolucionario que no ha podido desarrollarse con naturalidad.

8. LA CAJA DE PANDORA

La propia vida de los cubanos ha empezado a desmantelar la memoria, pero el gobierno no se puede mover en muchas direcciones. Por esos movimientos están esperando los dólares del capitalismo. Un dinero que no serviría para la solución de los problemas existentes, pues está reservado con toda la sabiduría de esos papeles para el derrocamiento completo del gobierno socialista. De ahí que la cúpula dirigente no tenga otra opción que abrir diversas válvulas de descompresión de la realidad, como la autorización más libre para las salidas del país. Esta medida ha surtido su efecto, pero el estallido de deseos para viajar al extranjero ha creado una absurda sensación de naufragio de la Revolución. La inocencia vuelve a aparecer ante unas ansias que, nada exclusivas de Cuba, recorren todo el mundo pobre. Otras medidas destacables son aquellas que han aflojado las restricciones a múltiples actividades laborales y sociales de las personas, lo que también ha surtido efecto, pero colaborando al resquebrajamiento de la conducta ciudadana y en general al deterioro de la disciplina y la responsabilidad que en todos los órdenes podían observarse en la sociedad cubana. Otra gran alarma, cuando es lo más normal en un país que ha comenzado una nueva etapa donde se están revisando todos los pasos anteriores y los nuevos son completamente desconocidos.
El hecho verdaderamente relevante lo constituye el fortalecimiento de la crítica y el debate cada vez más sustancial, eliminando la unanimidad que imponían las políticas anteriores, aunque todavía se rechaza la participación de aquellos que obviamente quieren abrir la caja de Pandora con una dirección política en contra de la Revolución. Pero van cogiendo fuerza, con una clara mirada aglutinadora, los grupos que, cada vez más abiertos al diálogo con cualquiera y reconociendo los sufrimientos de muchos cubanos, alzan todas las dignidades que les corresponden y proclaman la crítica, el debate y la apertura a la contribución de todos como unas tareas impostergables, pues están conscientes de que si no se asumen todos los truenos, éstos terminarán explotando por sí mismos. Saben que ya entraron al escenario las contradicciones que crispan la apreciación consensuada de las ideas, los conflictivos lazos entre las diversas generaciones y las múltiples miradas a una realidad que ya dejó de ser única hasta para los que la quieren sostener.
Es innegable que el gobierno ha logrado mantener el camino. Ningún líder opositor ha podido surgir con un proyecto creíble. Ningún grupo disidente ha podido crear bases populares. Ello ha sido posible por la dureza de la dirigencia gubernamental, pero mucho más a la inexistencia de valores genuinamente humanistas para echarla, porque a pesar de sus numerosos errores se ganó un fortísimo pedestal con sus razones, aunque ya éstas terminaron de ser de su exclusivo patrimonio. La situación actual está más abierta que nunca al influjo contestatario interno y externo, y ya no es posible catalogarlo como el mismo factor ingerencista y nocivo a los caminos de la revolución. Se trata del propio flujo estancado que renace.

9. LOS RETOS DE CUBA

Es claro que el sistema capitalista tiene fuerzas suficientes para intentar someter todo lo que pueda significar un arreglo de la cuestión cubana por sí misma. Este es un reto que Cuba tiene ante sí: zafarse de esas fuerzas. Aunque también habrá de zafarse de las fuerzas internas que la atan y la debilitan. Otro reto, tal vez más complejo, por la acomodación al régimen creado que ha subsistido y por aquellas justificaciones que la isla siempre tuvo para seguir adelante en sus más fieros torbellinos sin cambiar el rumbo.
Los principios que la experiencia revolucionaria le han otorgado a Cuba, en su devenir como epopeya de los pobres de la tierra, la obligan a situarse junto a aquellos pueblos más necesitados del mundo, donde la urgente necesidad de cambios estructurales convierten a la isla en el único referente a seguir para subsanar las más elementales deficiencias. Pero ahora se espera de Cuba, por obra y gracia de la globalización ya ineludible, la pertinencia de situar su proyecto en el hilo salvador que ha de ponerse en marcha en la historia de la civilización. Si este hilo sólo fuera un absurdo deseo y las transnacionales y todo el poder del Mundo Rico insisten en tomar al llamado Mundo Pobre, que realmente no lo es, para corromper a sus políticos, seguir engañando a sus pueblos y así continuar robando sus riquezas y alimentándose de su hambre, entonces de Cuba sólo debe esperarse que resista junto a aquellos que pueda sumar y que entre todos reediten una revolución aún más radical. Pudiera Cuba revitalizar otra alianza socialista, ahora en el desesperado entorno latinoamericano, donde las ansias por cambios sociales, a pesar del descreimiento general, se han convertido en una fe con una rotundidad implacable, pero si nuevamente se acude a la trinchera, desgraciadamente se volverán a repetir los hechos y de nada habrán servido los sacrificios de tantas vidas generosas entregadas al altar de una equivocación histórica que seguimos sin entender.
El capitalismo no quiere que Cuba realice ningún cambio. Busca la rendición. Y de no rendirse, que permanezca con aquellos factores que la separan del movimiento progresista mundial. Una buena artimaña para convertir la simbología cubana en una quinta columna contra la unidad de todos los luchadores por Un Mundo Mejor.
El imperialismo norteamericano quiere que Cuba no deje de ser el sitio donde tantos cansancios y sacrificios alteran la vida del pueblo y que tanto asustan a otros pueblos. Quiere que la isla no ceda ni un ápice en su desesperado intento por seguir hablando de que un mejor ser humano es posible, pues el imperio sabe que ese lenguaje sólo es una tierna melodía. Quiere que Cuba sólo signifique esa pequeña porción de la humanidad que quijotescamente se atrevió a desafiarlo con un gran regocijo en sus espadas y con las que sólo encontró la locura. El fin de la Revolución Cubana se convertiría en una mera cuestión formal: el mayor ejemplo para desprestigiar a los que luchan por la utopía, la mejor conquista del pensamiento expoliador y un flamante hito para disminuir los ataques al sistema capitalista.

10. LA GRAN PARADOJA

Una gran ironía del destino debe enfrentar Cuba: una completa aproximación adonde estamos todos intentando transformarnos. No hay otra alternativa, porque insistir con aquel socialismo único que se derrumbó como un castillo encantado, y al que se le vieron muchos desencantos, podría ser un desafío innecesario a la conciencia del mundo. La dirigencia cubana habrá de consensuar con su pueblo las aproximaciones que ha venido haciendo al sistema vigente hoy día, el capitalista. Pero en modo alguno esto quiere decir que la isla volverá a la indignidad que heroicamente desterró, todo lo contrario, Cuba le aportará al mundo, como una memoria imprescindible que todavía está andando, su singular proceso de liberación contra ese sistema. Porque es lo que han significado y todavía significan las luchas como las de Cuba, a pesar de sus errores, lo que mantiene viva la esperanza por el mejoramiento de la humanidad. Se trataría de una gran paradoja a lo que la isla se aproxima. Muchos creen que esto sería su hundimiento. ¿No está preparada la sociedad cubana para asumir el presente de la historia? Este es el reto del mundo y el pueblo cubano no puede quedar marginado.
Es indudable que no se puede cometer el pecado de la santidad, pero el país completo está abocado a la acción. En Cuba existe una completa legitimidad en su gobierno, su parlamento, su constitución y en su sistema de organización social, económico y político. El orden adecuado para plantearse y dirigir una nueva andadura. Pudiera el bloqueo imperialista ir perdiendo su fuerza, pero con él o sin él hay que replantearse el camino. Habrán de erradicarse aquellas concepciones y formas estructurales que han posibilitado la existencia de unos feudos y unos señores feudales que han considerado como propios la fuerza y la sabiduría de todos. No se puede seguir entendiendo que la Patria, la Nación, la Soberanía, la Dignidad, La Resistencia, la Voluntad y La Vida sólo pueden ser definidas desde el Partido, desde el Gobierno, o desde unas instituciones y personas que no han podido superar las difíciles coyunturas que han enfrentado. Su osadía ha sido inmensa, pero ello no la exime de ser revisada. Se es un pueblo con todas las facultades para la libertad o tantas esperanzas depositadas en su lucha se vaciarán inexorablemente. El pueblo, hay que repetirlo siempre, somos todos, o al menos, en una nueva época, tenemos que serlo todos. Y los dueños de los pueblos, sean quienes sean, han de entregar todas sus propiedades.
Es claro que la propuesta cubana no podrá pasar por la privatización de las riquezas conquistadas, que sólo podrían ser compradas por los avariciosos, por dirigentes corruptos que abusaron del sacrificio de los demás o por aquellos individuos inescrupulosos que sabrían volver a repetir la historia de usar sus capacidades para aprovecharse de los otros y continuar con el sistema que queremos abolir. En Cuba el país es de todos por igual y el pueblo es el único con capacidad para comprarlo. Pero si ya lo tiene, ¿qué va a comprar? El problema está en que esa riqueza salga de la propiedad teórica del estado y se instale en la propiedad práctica del pueblo. Una fórmula que acogiendo los instrumentos necesarios del desarrollo, no se haga su rehén. Esto sólo será posible si la política se despliega a través de la realidad conocida y defendida para bien de todos, sin hipocresía, sin negocio, sin chantaje, y donde no quede en pie ninguna posibilidad para jugar con la riqueza y la inteligencia del pueblo. Al pueblo no se le puede desheredar de su inmenso poder.
En alguna medida y en cualquier parte del mundo, ya todos sentimos que el sistema capitalista, con sus inseparables compañeros de viaje, la industria armamentista y la nulidad de la ética, no podrá sobrevivir a los destructores desarrollos de sus propios socios de aventuras, porque absolutamente todo lo ha puesto a viajar en los desenfrenados vagones mercantiles de un tren de vida sin timón que no respeta ni los paisajes ni a las personas. Este viaje está llegando a su final. Pero el capitalismo constituye un gigantesco acicate a los instintos del ser humano y un extraordinario sistema que ha organizado muy bien la dependencia a esos instintos. Su desaparición no podrá estar asociada a las fatuidades de la retórica revolucionaria, de la misma forma en que el socialismo no podrá establecerse amparándose en su victimismo. No caerá el capitalismo por la violencia de las revoluciones ni por un decreto pacifista. Su paulatina transformación en socialista, o en cualquier otro significado lleno de humanismo, dependerá exclusivamente de las capacidades de los pueblos para cambiarlo sin perder el control. Tienen que ser ellos los que dirijan el cambio. Al nivel de peligrosidad, por el auge irracional de zonas, grupos e individuos ingobernables, en que se encuentra hoy día toda la civilización, le puede ser nefasto un cambio incontrolable. No sólo se trata de la destrucción del sistema, se trata también de lo que hay que construir, aún cuando ello no debe paralizar las acciones que posibiliten liberarnos de todo lo que nos impida avanzar. Una de las construcciones esenciales habrá de ser la redefinición y consenso del sentido de las propias riquezas que realmente nos hacen más ricos como personas y como pueblos. Mientras este significado no se esclarezca en toda la gama de pluralidad que entraña la condición humana, no tendremos la medida de nuestras luchas ni el horizonte que queremos alcanzar.

11. LOS SOBREVIVIENTES

Los revolucionarios no pueden renunciar a buscar caminos esperanzadores, reales, posibles, con soporte verdadero en la historia. Ningún pueblo, ninguna generación ni ningún hombre pueden pretender imponer en sus periodos más activos de vida, según sus pasiones o genialidades, el paso efectivo a su época, aunque nunca se podrá prescindir del empuje de estos pueblos, estas generaciones y estos hombres. Cuba tiene que emerger de su trinchera con una renovación de sus propuestas liberadoras. Cuba tiene que seguir teniendo capacidad para salvarse, aunque tenga que volver a fundarse. El espejismo del hombre nuevo tiene que apaciguar todas sus iluminaciones y rebelarse fuera de los sueños.
Tanto por sus glorias como por sus miserias humanas, juntas en un arriesgado equilibrio donde se preservó el Poder Revolucionario, y en el cual cohabitaron en la tensa cuerda del tiempo las torpezas del encerramiento interno y la más amplia vocación internacionalista, y precisamente porque siempre se alimentaron las raíces liberadoras, Cuba podría abrirle al mundo un espacio real para el análisis de los alcances y las limitaciones de las teorías y las prácticas socialistas.
En este contexto podría verse el sagrado deber cooperativo que la isla siempre se impuso como ese querer respirar con total abundancia. Allí podrían abrirse todas las verdades de nuestras sociedades tan necesitadas de curarse. Entre todos podría vislumbrarse el rostro humano del sistema de vida que tanto buscamos. Porque no podemos decir que la Europa del bienestar, y el Primer Mundo en su conjunto, sean el esplendor del ser humano. Ni tampoco podemos pensar que ese Tercer Mundo, mísero y abatido, es una pesadilla que no dice nada. Es absolutamente urgente aproximarnos adonde pueda verse la más natural y fructífera existencia de la vida y de todos sus elementos. Esto no es sólo una necesidad cubana, esto es un problema mundial.
En el pequeñísimo espacio primer mundista puede comprobarse que los medios de comunicación y la saturación de las informaciones convergen en un callejón sin salida. El conocimiento de la verdad se tuerce irremediablemente. La corrupción política, económica y social, crece. Al mismo nivel se presentan la ostentación y la marginalidad, el desgarramiento y la frivolidad. Y hasta la evasión, con magnitud esperpéntica para satisfacer todos los morbos, se constituye en una norma: la degradación humana en la falsa satisfacción de la abundancia material. No obstante, la sociedad ya no se comporta tan unitariamente alienada y en lo más alto del sistema se asoman las grietas. Ello está determinado por el propio desarrollo de la civilización alcanzado por el capitalismo, que arribando a la mayor diferencia entre los poderosos y los desposeídos, comienza su declive mientras va desvelando la mayor igualdad en la histórica clasificación de la naturaleza: no hay fuertes ni débiles, sólo hay existencias y todas son determinantes. El sistema se hunde y hay que transformarlo antes que nos arrastre. Ya todos somos sobrevivientes en la vorágine de tanta ignorancia sobre nuestros poderes.

12. ESTA OCASIÓN PARA QUE TODOS PODAMOS SALVARNOS

Cuba podría ser la más dramática sensación de que el mundo no se puede cambiar, de que cualquier día podemos ahogarnos con nuestros propios alientos, de que la tierra y la vida humana no tienen ningún sentido. Pero al mismo tiempo, Cuba ha hecho germinar unas encrucijadas donde la desesperación y la esperanza parecen darse la mano. Si esa unión es capaz de crear la voluntad necesaria, también Cuba podría ser la sensación más aproximada de que el mundo podría cambiarse, de que no nos ahogaremos en nuestros alientos, de que la tierra y la vida humana tienen un espléndido sentido.
Ya no se trata de absolver o condenar a la isla. Da igual una u otra cosa, y las dos actitudes deben tener muchas razones. Ahora se trata de otra actitud. Si logramos traspasar el laberinto kafkiano del que todavía somos huéspedes en todo el mundo, podremos seguir enarbolando la efectividad de las palabras. No es la isla la máxima preocupación del planeta. Ella sólo es un símbolo del derecho a defenderse y a equivocarse al instalarse en el gran problema del mundo. Entonces, defender o atacar a Cuba ya no es defenderla ni atacarla. Es otra cosa. Y no puede ser otra que creer que se pueden encontrar nuevas propuestas vivificadoras para cambiar la vida. Mientras no las encontremos, la ceguera nos seguirá dominando.
No cabe duda de que entre migraciones humanas desenfrenadas, traslaciones de enfermedades incontrolables, encuentros culturales explosivos y un desconcertante cambio climático que, en vez de abrirnos las orejas, cada vez más nos ensordece, el abismo entre un mundo rico y otro pobre ya es inflamable, real e histórico. Extender la sociedad consumista no lo aguantaría la naturaleza. Pero los seres humanos buscarán eternamente su mejoramiento allí donde esté. De hecho ya todos nos estamos juntando, poco a poco, pero el movimiento es indetenible. El umbral de una nueva civilización está siendo atravesado desde el propio abismo que se ha creado entre los seres humanos. La globalización de la solidaridad es un imperativo.
Será la ocasión para que todos podamos salvarnos. Una brillante oportunidad para no quemarnos. Es el camino que nos dicta la realidad y la historia que pugnan su continuidad. Por ello Cuba, asediada, contradictoria, terrible y espléndida en la mayor crisis de su proceso revolucionario se convierte en una sencilla advertencia: o se cambia el mundo que tenemos o cada vez se caotizará más todo lo que tenemos, ya que resulta inconcebible, en la teoría y en la práctica, que unos puedan vivir y otros deban morir. Esta es la razón fundamental por lo que la pequeña isla del Caribe, resueltos sus entuertos, podría lograr que los ciegos puedan ver.

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viernes, 23 de enero de 2009

Obama: “El mundo ha cambiado, y nosotros debemos cambiar con él”



Su discurso fue un mensaje de paz, cooperación, virtud y esperanza, cuatro conceptos e instrumentos que pudieran ayudar a que el mundo abandone la vía de la autodestrucción


Pedro Campos Para Kaos en la Red



El afro-americano Barak Obama tomó posesión de la Presidencia de EE.UU. Su discurso que podríamos nombrar como el de “la esperanza y la virtud”, será recordado entre los que marcaron importantes momentos en la historia moderna y contemporánea como los de Robespierre sobre la democracia en 1794, Bolívar en Angostura en 1819 o Martin Luther King en 1963, "He tenido un sueño", entre otros.
Todos los ciudadanos honorables del mundo recibieron con agrado el fin del gobierno criminal de George W.Bush y escucharon con satisfacción importantes frases y conceptosdel discurso del nuevo Presidente norteamericano anunciando su intención de promover lo que puede convertirse en una nueva era en las relaciones internacionales signada por la “responsabilidad compartida ante los problemas globales”. Sus referencias menores de carácter imperial y “anticomunista” y la intención de desideologizar las disputas no deben sobrevalorarse, tampoco desconocerse, desde una visión realista, desprejuiciada, optimista, e integral de su discurso.
En sus reflexiones, “Las elecciones del 4 de noviembre”, Fidel expresó: "Si mis cálculos estuvieran equivocados, el racismo de todas formas se impusiera y el candidato republicano obtuviese la Presidencia, el peligro de guerra se incrementaría y las oportunidades de los pueblos para salir adelante se reducirían.” Sus cálculos no se equivocaron: el racismo no se impuso, el candidato republicano no obtuvo la Presidencia y por tanto el peligro de guerra no seincrementó, ni se redujeron las oportunidades de los pueblos de salir adelante.
El discurso de Obama fue un mensaje de paz, cooperación, virtud y esperanza, cuatro conceptos e instrumentos importantes que pudieran contribuir a que el mundo abandone el camino de la autodestrucción apocalíptica al que lo ha estado conduciendo el despiadado y despilfarrador capitalismo en esta etapa de globalización neoliberal. Si esos conceptos se convirtieran en política práctica y no fueran mediatizados por los intereses más oscuros del imperialismo norteamericano, muchas cosas podrían cambiar en EE.UU. y en todas partes y el tan buscadocamino de la humanidad hacia una sociedad más justa y humana quizás pueda recomenzar a vislumbrarse en un futuro no muy lejano y desde una perspectiva más democrática.
Carlos Marx, hoy, estaría celebrando. Obama es un resultado concreto, de la crisis actual del capitalismo y de la evolución de su contradicción fundamental, entre la apropiación (de la propiedad y el excedente) cada vez más privada y la producción cada vez más social. Mírese como quiera mirarse, las propuestas económicas de Obama tenderán a una mayor socialización de la apropiación: más puestos de trabajo, más gastos para beneficiarios de la seguridad social, más subsidios para los pobres, más créditos para pequeños negocios, más dinero para pagar hipotecas de casas de trabajadores, más impuestos para los ricos y menos para la clase media.
Un enfoque dialéctico de muchas de las ideas expresadas por Obama, identificaría su carácterprogresista. Pudieran catalogarse incluso como socialdemócratas. Esto propicia una base para el futuro entendimiento entre Cuba y ese nuevo gobierno, a pesar de diferencias políticas. Obama ha hablado en pasado de los enemigos de EE.UU.
Este discurso confirma la acertada definición del Presidente ecuatoriano Rafael Correa: No estamos ante una época de cambios, sino ante un cambio de época. Político que no entienda este mensaje no tendrá éxito en su gestión. A muchos, cuesta todavía trabajo entender que un afro-americano descendiente de musulmán haya alcanzado la Presidencia en EE.UU. y además esté asumiendo que: “El mundo ha cambiado, y nosotros debemos cambiar con él”.
Las buenas intenciones de Obama no tienen el éxito asegurado; las de Roosevelt tampoco lo tenían y hasta de “comunistas” tildaron sus políticas del New Deal. Que pueda lograr sus objetivos nacionales y globales dependerá no solo de su incuestionable voluntad política y del respaldo interno, que los tiene en estos momentos, sino también de la cooperación internacional que logre para su gestión. Quizás la mayor dificultad interna que encuentre, resulte de la contradicción que implica pretender mantener el alto nivel del modo norteamericano de vida y resolver al mismo tiempo los problemas medioambientales. Del desarrollo y aplicación de la Ciencia y la Técnica y del reajuste y concesiones de los capitales en esa rama, mucho dependerá que lo logre.
Todos los pueblos del mundo miran esperanzados la elección del Presidente negro norteamericano, por lo que el fenómeno Obama se proyecta fuera de las fronteras de EE.UU. y los gobernantes que no se muestren dispuestos a compartir sus esfuerzos para lograr la paz, mejorar el medioambiente y alcanzar mayores niveles de democraciay justicia social, podrían encontrar dificultades para regir los destinos de sus respectivos pueblos. Esto es más válido para los países que cultural y geográficamente son más cercanos.
Treinta y cuatro ideas y temas centrales destacan en su discurso de toma de posesión:


1-Fidelidad a los principios fundacionales de EE.UU.: “Estados Unidos ha seguido adelante, no sólo gracias a la pericia o la visión de quienes ocupaban el cargo, sino porque Nosotros, el Pueblo, hemos permanecido fieles a los ideales de nuestros antepasados y a nuestros documentos fundacionales”.


2-La responsabilidad por la crisis económica: “Nuestra economía se ha debilitado enormemente, como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos, pero también por nuestra incapacidad colectiva de tomar decisiones difíciles y preparar a la nación para una nueva era.”


3-Problemas sociales principales: “Se han perdido casas; se han eliminado empleos; se han cerrado empresas. Nuestra sanidad es muy cara; nuestras escuelas tienen demasiados fallos; y cada día trae nuevas pruebas de que nuestros usos de la energía fortalecen a nuestros adversarios y ponen en peligro el planeta.”


4-El temor de los norteamericanos al declive de EE.UU: “Menos fácil de medir pero no menos profunda es la destrucción de la confianza en todo nuestro territorio, un temor persistente de que el declive de Estados Unidos es inevitable”.


5-Confianza en el porvenir: “No será fácil resolverlos (los desafíos), ni podrá hacerse en poco tiempo. Pero debes tener clara una cosa, América: los resolveremos.”


6-Bases de la esperanza: “Hoy estamos reunidos aquí porque hemos escogido la esperanza por encima del miedo, el propósito común por encima del conflicto y la discordia. Hoy venimos a proclamar el fin de las disputas mezquinas y las falsas promesas, las recriminaciones y los dogmas gastados que durante tanto tiempo han sofocado nuestra política”

7-El papel de la voluntad: “No ha sido nunca un camino para los pusilánimes, para los que prefieren el ocio al trabajo, o no buscan más que los placeres de la riqueza y la fama. Han sido siempre los audaces, los más activos, los constructores de cosas -algunos reconocidos, pero, en su mayoría, hombres y mujeres cuyos esfuerzos permanecen en la oscuridad- los que nos han impulsado en el largo y arduo sendero hacia la prosperidad y la libertad.”

8-Unidad nacional: “Estados Unidos era más grande que la suma de nuestras ambiciones individuales; más grande que todas las diferencias de origen, de riqueza, de partido.”

9-Persistencia de la capacidad productiva de EE.UU.: “Seguimos siendo el país más próspero y poderoso de la Tierra. Nuestros trabajadores no son menos productivos que cuando comenzó esta crisis. Nuestras mentes no son menos imaginativas, nuestros bienes y servicios no son menos necesarios que la semana pasada, el mes pasado ni el año pasado. Nuestra capacidad no ha disminuido.”

10-Abandono del inmovilismo: “Pero el periodo del inmovilismo, de proteger estrechos intereses y aplazar decisiones desagradables ha terminado; a partir de hoy, debemos levantarnos, sacudirnos el polvo y empezar a trabajar para reconstruir Estados Unidos.”

11-Actuar con audacia: “El estado de la economía exige actuar con audacia y rapidez, y vamos a actuar; no sólo para crear nuevos puestos de trabajo, sino para sentar nuevas bases de crecimiento.”

12-Papel de la Ciencia y la Técnica: “Volveremos a situar la ciencia en el lugar que le corresponde y utilizaremos las maravillas de la tecnología para elevar la calidad de la atención sanitaria y rebajar sus costes. Aprovecharemos el sol, los vientos y la tierra para hacer funcionar nuestros coches y nuestras fábricas.”

13-Transformar la enseñanza según las nuevas necesidades: “Transformaremos nuestras escuelas y nuestras universidades para que respondan a las necesidades de una nueva era.”

14-La fuerza que da unir libertad, imaginación, propósitos, necesidad y valor: “Hay quienes ponen en duda la dimensión de mis ambiciones, quienes sugieren que nuestro sistema no puede soportar demasiados grandes planes. Tienen mala memoria. Porque se han olvidado de lo que ya ha hecho este país; de lo que los hombres y mujeres libres pueden lograr cuando la imaginación se une a un propósito común y la necesidad al valor.”

15-Los cambios en el mundo, los escépticos y la desideologización: “Lo que no entienden los escépticos es que el terreno que pisan ha cambiado, que las manidas discusiones políticas que nos han consumido durante tanto tiempo ya no sirven.”

16-Lo importante no es la intervención del estado, sino para qué sirve: “La pregunta que nos hacemos hoy no es si nuestro gobierno interviene demasiado o demasiado poco, sino si sirve de algo: si ayuda a las familias a encontrar trabajo con un sueldo decente, una sanidad que puedan pagar, una jubilación digna.”

17-Transparencia en el manejo de los fondos públicos. “Los que manejemos el dinero público tendremos que responder de ello -gastar con prudencia, cambiar malos hábitos y hacer nuestro trabajo a la luz del día-, porque sólo entonces podremos restablecer la crucial confianza entre el pueblo y su gobierno.”

18-El problema no es el mercado, sino a quien sirve: “Tampoco nos planteamos si el mercado es una fuerza positiva o negativa. Su capacidad de generar riqueza y extender la libertad no tiene igual, pero esta crisis nos ha recordado que, sin un ojo atento, el mercado puede descontrolarse, y que un país no puede prosperar durante mucho tiempo cuando sólo favorece a los que ya son prósperos.”

19-Lo importante no es el monto del PIB, sino su distribución: “El éxito de nuestra economía ha dependido siempre, no sólo del tamaño de nuestro producto interior bruto, sino del alcance de nuestra prosperidad; de nuestra capacidad de ofrecer oportunidades a todas las personas, no por caridad, sino porque es la vía más firme hacia nuestro bien común.”

20-No hay contradicción entre ideales y seguridad: “En cuanto a nuestra defensa común, rechazamos como falso que haya que elegir entre nuestra seguridad y nuestros ideales.”

21-La paz y disposición a liderarla: “Estados Unidos es amigo de todas las naciones y todos los hombres, mujeres y niños que buscan paz y dignidad, y que estamos dispuestos a asumir de nuevo el liderazgo.”

22-No solo se combate con armas sino con alianzas e ideas: “Recordemos que generaciones anteriores se enfrentaron al fascismo y el comunismo no sólo con misiles y carros de combate, sino con alianzas sólidas y convicciones duraderas.”

23- El origen del poder real y su uso: “Nuestro poder no puede protegernos por sí solo, ni nos da derecho a hacer lo que queramos. Al contrario, nuestro poder crece mediante su uso prudente; nuestra seguridad nace de la justicia de nuestra causa, la fuerza de nuestro ejemplo y la moderación que deriva de la humildad y la contención.”

24-Política de paz y cooperación internacional: “Más cooperación y más comprensión entre naciones. Empezaremos a dejar Irak, de manera responsable, en manos de su pueblo, y a forjar una merecida paz en Afganistán. Trabajaremos sin descanso con viejos amigos y antiguos enemigos para disminuir la amenaza nuclear y hacer retroceder el espectro del calentamiento del planeta.”

25-Defensa de la forma de vida norteamericana: “No pediremos perdón por nuestra forma de vida ni flaquearemos en su defensa, y a quienes pretendan conseguir sus objetivos provocando el terror y asesinando a inocentes les decimos que nuestro espíritu es más fuerte y no podéis romperlo; no duraréis más que nosotros, y os derrotaremos.”

26-El valor de ser multiétnico y multicultural: “Nuestra herencia multicolor es una ventaja, no una debilidad. Somos una nación de cristianos y musulmanes, judíos e hindúes, y no creyentes. Somos lo que somos por la influencia de todas las lenguas y todas las culturas de todos los rincones de la Tierra.”

27-Abandono de las ideas estrechas de todo tipo: “No tenemos más remedio que creer que los viejos odios desaparecerán algún día; que las líneas tribales pronto se disolverán; y que Estados Unidos debe desempeñar su papel y ayudar a iniciar una nueva era de paz.”

28-Respeto a la diversidad religiosa, especialmente a los musulmanes: “Al mundo musulmán: buscamos un nuevo camino hacia adelante, basado en intereses mutuos y mutuo respeto.”

29-Disposición a cooperar con regimenes corrupto-dictatoriales, si aflojan sus controles internos: “A quienes se aferran al poder mediante la corrupción y el engaño y acallando a los que disienten, tened claro que la historia no está de vuestra parte; pero estamos dispuestos a tender la mano si vosotros abrís el puño.”

30- Ayuda al desarrollo: “A los habitantes de los países pobres: nos comprometemos a trabajar a vuestro lado para conseguir que vuestras granjas florezcan y que fluyan aguas potables; para dar de comer a los cuerpos desnutridos y saciar las mentes sedientas.”

31-Los países desarrollados deben prestar atención al sufrimiento de los menos desarrollados y reevaluar sus consumos: “A esas naciones que, como la nuestra, disfrutan de una relativa riqueza, les decimos que no podemos seguir mostrando indiferencia ante el sufrimiento que existe más allá de nuestras fronteras, ni podemos consumir los recursos mundiales sin tener en cuenta las consecuencias”.

32- Cambiar con el mundo: “El mundo ha cambiado, y nosotros debemos cambiar con él”.

33-Retomar los valores tradicionales de los pioneros norteamericanos ante la adversidad: “Los valores de los que depende nuestro éxito -el esfuerzo y la honradez, el valor y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo- son algo viejo. Son cosas reales. No existe nada tan satisfactorio para el espíritu, que defina tan bien nuestro carácter, como la entrega total a una tarea difícil.”

34-El valor de la esperanza y la virtud para enfrentar los problemas: “Con esperanza y virtud, afrontemos una vez más las corrientes heladas y soportemos las tormentas que puedan venir.”


Le deseo éxitos al Presidente Obama en sus buenas intenciones.


Socialismo por la vida.


La Habana, 22 de enero de 2009

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martes, 20 de enero de 2009

“El socialismo real ya caducó”


En esta entrevista, Armando Hart Dávalos, uno de los líderes de la Revolución Cubana, cree necesario “reinventar la forma de hacer el socialismo”, y dice que en el continente se pueden sentar “las bases de un diálogo” entre sectores populares y académicos.


CUBA ANTE LA INTEGRACION LATINOAMERICANA Y LA ASUNCION DE OBAMA


Por Gerardo Arreola *
Armando Hart Dávalos, uno de los dirigentes históricos de la revolución, afirma que hay que “reinventar” los modos de construir el socialismo y cree que, con los procesos de integración en Latinoamérica y los cambios políticos en Estados Unidos, se puede perfilar un gran diálogo hemisférico entre sectores populares, académicos y científicos. Además prevé “un nuevo escenario en la confrontación” de Cuba con el imperialismo norteamericano si Barack Obama elimina las restricciones a los viajes de los cubanos que viven en ese país y se produce así un reencuentro de generaciones nacidas en la isla, pero con experiencias antagónicas.
Apenas se había graduado de abogado, Hart Dávalos se lanzó a la resistencia contra el golpe de Fulgencio Batista en 1952. Tres años más tarde se unió al Movimiento 26 de Julio, en el que fue un activo organizador de las redes clandestinas. Participó en el alzamiento de la ciudad de Santiago de Cuba y más tarde en la creación de un frente opositor de profesionales y sectores medios, el Movimiento de Resistencia Cívica.
Detenido en 1957 en La Habana, logró fugarse del edificio de los juzgados y volver a la vida secreta, pero al año siguiente volvió a caer preso. Cuando triunfó la revolución, hace 50 años, estaba encarcelado en la Isla de Pinos. Pronto viajó a La Habana y en la ciudad de Camagüey se encontró con Fidel Castro, quien le anunció que sería designado ministro de Educación. Una semana después del triunfo revolucionario, con apenas 28 años, asumió el cargo y enfrentó un escenario con un millón de analfabetos, la mitad de los niños en edad escolar sin acceso a las aulas y un nivel medio de escolarización inferior a tercer grado.
Como una de sus primeras tareas, Hart Dávalos encabezó la campaña que en menos de tres años erradicó el analfabetismo de Cuba. Luego dirigió la construcción de un sistema educativo nacional, trabajó en la formación del Partido Comunista, fue ministro de Cultura y, desde la década pasada, está a cargo de un programa de difusión del pensamiento de José Martí.
Teórico y polemista, de 78 años, hace poco escribió un artículo que llamó la atención dentro y fuera de Cuba, al advertir que el triunfo de Obama podría convertirse en un desafío para la Revolución Cubana y para Estados Unidos. “Yo me referí a que si Obama triunfaba y cumplía una mínima parte de lo prometido, derogando las disposiciones de Bush que obstaculizan y persiguen las visitas a Cuba de 1 millón 200 mil cubanos que aproximadamente residen en EE.UU., y que también impiden las de los propios estadounidenses, esto constituirá, además de una gran victoria contra el bloqueo, un reto para enfrentar, sobre fundamentos culturales, un nuevo escenario en la confrontación histórica con el imperialismo.”
“Por otra parte –agrega—, hay sectores académicos, económicos, de movimientos sociales de Norteamérica interesados en desarrollar algún tipo de relaciones con nuestro país, que podrían incidir también en esa nueva situación. Tenemos que diseñar nuevas concepciones teóricas y propagandísticas acerca de nuestras ideas y su origen. Fidel decía que, frente a la industria cultural del imperialismo, el socialismo no ha creado los antídotos suficientes.”
–¿En qué términos se va a producir esa lucha?
–Hay que ganarse a algunos de ellos. Hay jóvenes que se fueron confundidos. Hay que hacer una proyección nueva de cómo captarlos. ¿Con qué tesis van a aparecer ahora, después de derrotado el neoliberalismo? ¿Qué otra doctrina, idea, teoría, puede levantarse después de la derrota del neoliberalismo como proyecto histórico? Como aspiramos a mantener en alto la bandera del socialismo, es necesario investigar, estudiar y promover la tradición nacional cubana; demostrar cómo el liberalismo europeo de Napoleón y la Santa Alianza y el de Estados Unidos, que defiende el derecho de propiedad, no es lo mismo que el liberalismo latinoamericano de Bolívar, Juárez, Alfaro y Martí, que es antiimperialista y de contenido social; cómo enlazamos nuestras aspiraciones con el pensamiento de Marx, Engels y Lenin, y cómo las ideas de estos teóricos fueron tergiversadas y cayeron en un gran descrédito universal.
–¿Hay que reconstruir o reformular el socialismo?
–El socialismo no. Lo que hay que reinventar es la forma de hacerlo, plantearnos el socialismo de una nueva forma. La vieja, la que conocimos como el socialismo real, ya caducó. Ahora está comprobándose que hay que estudiar a Marx para conocer los problemas de la economía, lo que no quiere decir tomarlo como dogma. Hay que asumir la herencia del marxismo, como he dicho, “a beneficio de inventario”. Es decir, aceptando la herencia sin comprometerse con las deudas. El socialismo tiene que verse como un horizonte. Es universal o no es socialismo. No hay socialismo en un solo país o en dos países. Tenemos que encontrar la unión entre el más elevado pensamiento socialista y el movimiento liberal latinoamericano y caribeño, como lo están interpretando Hugo Chávez y Fidel Castro.
–En un discurso de 2005, Fidel Castro dejó abierta la pregunta de si la Revolución Cubana era reversible. ¿Qué respuestas hay?
–Eso solamente se puede responder con la acción. Depende de que adquiramos conciencia plena, a través de la acción y a través de lo que llamo cultura de hacer política. Veo a la política como una categoría de la práctica.
–¿Qué puede esperar América latina de Obama?
–Obama es una esperanza para mucha gente. Yo no quiero caracterizarlo, pero sí quiero decir que salió electo por una abrumadora mayoría de votos y que ha tenido algunos planteos que deben movernos a la reflexión. Por otro lado, la reciente reunión latinoamericana de Brasil manda un mensaje a Estados Unidos y al mundo: el de que ésta es la única región que está ahora en un proceso de integración multinacional. Los sueños de hace 50 años que sirvieron de fuerza impulsora de la revolución triunfante están a nuestra vista. Ahí están las bases de un diálogo. Se puede dialogar mediante un movimiento que intente vincular a los sectores populares, académicos y científicos de Estados Unidos con los de América latina. Hay una declaración de intelectuales que me parece excelente, que propone un verdadero programa de fondo y que creo que debe ser estudiado.
Hart Dávalos extiende una copia de una carta a Obama, suscripta por más de 400 académicos del continente: el texto pide que Estados Unidos deje de ser adversario de América latina y se convierta en aliado contra el modelo económico fracasado; que reformule la agenda de migración y drogas, renueve la defensa de los derechos humanos en el área y facilite el intercambio cultural con Cuba. En resumen, que haya “cambio, no sólo en Estados Unidos”.


* De La Jornada de México. Especial para Página/12.

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La lealtad insurgente


Si bien el entusiasmo es decisivo como el primer día, no llegaremos a la victoria si no nos guiamos, cada vez más, por la brújula de la inteligencia y la racionalidad.


José Alejandro Rodríguez Para Kaos en la Red


El mejor homenaje a la Revolución Cubana en sus 50 años, no son las retóricas cansinas ni las consignas repetitivas, abstraídas de los vía crucis y complejidades que vive el país. La lealtad necesaria hoy no es la cerril con orejeras, sino la que defiende nuestros principios esenciales en lidia con los males intestinos, ojos y oídos alertas ante las plagas —importadas o criollas— que nos atacan y pudieran devorarnos.
Es el compromiso no entendido como fanatismo ni tampoco cual conformista complacencia, sino como fidelidad participativa y crítica, en el mejor sentido de la palabra: enjuiciar lo que se ama con la misma intensidad con que se le besa; pensar en lo que acecha y se incuba, alertar de las turbulencias que no dejan ver la luz.
Es fidelidad, porque no supone que todo anda bien, ni se cree que los paradigmas y valores supremos se trasfunden por sí mismos en la realidad, por una especie de ósmosis ideológica. Lleva una sana insurgencia, que ignoran los acomodados —de bienes o de mente—, oportunistas, dogmáticos, simuladores, cínicos y tecnócratas descreídos. Los que tienen la otra casaca preparada por si las moscas.
Los fieles inconformes que respondieron al llamado de Raúl de debatir sin tabúes nuestros problemas, ahora aguardan —claro que sin milagros, pero sí con esperanza— que del inventario se deriven cambios para más socialismo, que quiere decir mejor. Socialismo sin estigmas, trabas, dogmas e ineficacias que nuestro sistema debe dejar atrás para cumplir ese compromiso de la plenitud en cuerpo y alma, que tiene con el ser humano.
Ante tanto desafío, no solo urge debatir y consultar, sino vigorizar el sistema y la institucionalidad con mayor participación del sujeto supremo: las masas. Control popular, participación colectiva en la administración y dirección de muchos frentes, descentralización de funciones, que en modo alguno significa abandonar las riendas desde arriba, sino complementarlas con la vigorización horizontal que desburocratice muchos procesos, especialmente la economía.
Claro que son retadores los asuntos, en medio de tantas presiones exteriores que nos bloquean no digo yo el sustento, hasta el pensar y el soñar. Pero no hay más alternativa que recomponer el país si queremos que la carcoma no nos mine y se nos vayan de la mano los problemas, en una etapa en que, inevitablemente, la generación histórica de la Revolución va desapareciendo. A fin de cuentas, aún tenemos el timón de la nave y podemos guiarla a puerto seguro.
En este empeño salvador, es inestimable lo que pueden contribuir las investigaciones y diagnósticos de las ciencias sociales cubanas, de una agudeza sorprendente, y no siempre tenidos en cuenta en las políticas ni en la toma de decisiones sobre asuntos vitales del país.
No es menos cierto que Cuba es un país sui géneris, con un síndrome de cerco y plaza sitiada que ha generado muchos vaivenes y vientos encontrados en sus políticas, para readaptarse constantemente. Pero afortunadamente, la vida nos dice cada vez más que el empirismo, el voluntarismo y la improvisación en las políticas, sin el sedimento de la cientificidad que descubra y prevea tendencias, escenarios y factibilidades, son serios obstáculos para el avance.
Esas profundas introspecciones en el diseño de nuestra sociedad, son elocuentes al revelarnos bajo el principio de la duda científica —que no política ni ideológica— por qué, por ejemplo, la propiedad estatal no precisamente implica la social y el sentido de pertenencia del sujeto. O por qué, a pesar de que busquemos el pleno empleo, no por ello todos van a incorporarse a él con arengas o presiones, si este no se revaloriza, al punto de seducir y compulsar al mismo tiempo.
También la ciencia nos demuestra que los recursos —esa salvación cuantitativa que ponderan muchos— no curan si no se resuelven los problemas funcionales y estructurales de raíz. O que un país pobre, por inteligente que sea, no puede sostener sus abarcadores y crecientes programas sociales si no alcanza elevados niveles de eficacia y eficiencia en nuestra economía, cimentados en crecimientos sostenibles de la productividad y nuevos valores creados.
Detenido en medio del largo y azaroso camino, mirando hacia atrás 50 años y oteando el horizonte por conquistar sin dejar de pisar tierra firme, uno siente la sensación de que, si bien el entusiasmo es decisivo como el primer día, no llegaremos a la victoria si no nos guiamos, cada vez más, por la brújula de la inteligencia y la racionalidad.


Tomado de Juventud Rebelde

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