martes, 30 de diciembre de 2008

"El socialismo cubano se ha estancado" (Entrevista a Pablo Milanés)














"Yo no confío ya en ningún dirigente cubano que tenga más de 75 años, porque todos pasaron sus momentos de gloria. Hay que pasar el testigo a las nuevas generaciones para que hagan otro socialismo."



Carlos Fuentes en Público Para Kaos en la Red





Es hora de siesta, pero Pablo Milanés (Bayamo, 1943) responde con brío desde Vigo. Está de nuevo en España, ahora a la espera de ser papá de gemelos (y ya tiene seis hijos) y calentando motores para una gira que arranca el 16 de febrero en Madrid. Responde resuelto, habla sin tapujos de Cuba, del momento histórico que se avecina. Y considera agotada la etapa de los hermanos Castro. "Este socialismo dio todo lo que iba a dar, estamos paralizados y tenemos que hacer reformas".

¿Cómo lleva vivir sin La Habana?

Terrible, la verdad. Ya llevo un mes aquí y nunca me había separado más de veinte días de La Habana. En cuarenta años de oficio no recuerdo haber estado un mes fuera. Y me siento muy extraño, tengo mucha nostalgia, voy aquí a la playa de Samil, pero no es lo mismo que el malecón de La Habana.
¿Ha sido la nostalgia una fuente de alimentación para su canción?
Sí, esa nostalgia está perenne en mi obra y se manifiesta a veces de forma indirecta, pero siempre se manifiesta. Es una característica del isleño.

Ya lo cantó: "El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos".

Y amo a esta isla, soy del Caribe esas características no se pueden obviar ni al hablar, ni al reír, ni al disfrutar; ni siquiera cuando sufres o eres pasional. Todo tiene que ver con lo isleño.


La parálisis dirigente

Hábleme de su isla, ¿cómo ha dejado Cuba?

Bastante mal. Después de tres ciclones, una crisis que no se acaba de solucionar y unos dirigentes que no hacen nada por sacar adelante el país nuevamente en medio de esta parálisis. Si a esto se agrega la crisis mundial, pues estamos bien arreglados.

¿No confía en que Raúl Castro dé un paso hacia delante?

Yo no confío ya en ningún dirigente cubano que tenga más de 75 años porque todos, en mi criterio, pasaron sus momentos de gloria, que fueron muchos, pero que ya están listos para ser retirados. Hay que pasar el testigo a las nuevas generaciones para que hagan otro socialismo, porque este socialismo ya se estancó. Ya dio todo lo que podía dar, momentos de gloria, cosas imperecederas que aún perviven en la memoria y en los hechos cotidianos del cubano, pero tenemos que hacer reformas en muchísimos frentes de la Revolución, porque nuestros dirigente ya no son capaces. Sus ideas revolucionarias de antaño se han vuelto reaccionarias y esa reacción no deja continuar, no deja avanzar a la nueva generación que viene implantando un nuevo socialismo, una nueva revolución que hay que hacer en Cuba.

Y a esos viejos revolucionarios, ¿la historia los absolverá?

Sí, creo que sí. Simplemente deben retirarse, pero no creo que haya que juzgarlos por nada. Hicieron lo que tenían que hacer en su tiempo. Simplemente, ahora no están haciendo lo que deben hacer.

¿Qué es lo más triste que contempla usted?

Es tal la situación que está viviendo el cubano que ya no puede vivir más de promesas. Las conquistas antiguas están ahí. Hay que ir hacia nuevas conquistas. Se logran con nuevos pensamientos y una dinámica nueva que [los dirigentes] no son capaces de ejercer . Estamos paralizados en todos los sentidos, hacemos planes para un futuro que nunca acaba de llegar.

Nueva conquistas


Lo que causa resignación y desasosiego en las nuevas generaciones

No solamente el desasosiego. Los jóvenes cubanos se forman de un modo muy hermoso, pero luego tienen que emigrar para proyectar lo que estudian. Es muy triste porque ni siquiera un exilio político, sino un exilio económico por las pocas condiciones que hay en nuestro país. Que se divida la familia, que se cercene esa relación filial es absolutamente inadmisible en estos momentos.

Hace días, Wendy Guerra escribió sobre la caída de estereotipos; ya es políticamente correcto tener amigos gays, ya no hay represión brutal como en los primeros años de la Revolución

No es tan brutal, pero tampoco es tan abierta. Hace quince años deciqué la canción Pecado original a mi director artístico, que es gay. En esencia esa realidad no ha cambiado todavía. Hay que ir más allá, pasar de las palabras a los hechos. Todavía hay mucho prejuicio contra los homosexuales en Cuba.

También con el turismo sexual, en el que los españoles son campeones

Turismo sexual hay en todas partes del mundo. Cuba destacó por una imagen inmaculada ante los ojos del mundo y cuando empezó a ser un país normal, como todos, parecía que se caía el mundo. Prostitución hay en todas partes, y mucho más corrupta que la que existe en Cuba. Simplemente, la imagen de Cuba se ensució, entre comillas, ante la imagen que daban admiradores, entre comillas, de la Revolución.

Canción y Régimen

¿Qué influencia tiene esta trayectoria política en la poética cubana?

Puedo hablar por mí: en Regalo, mí último disco, manifiesto todo mi pensamiento actual sobre la situación cubana e internacional. No es que el artista deba expresarse siempre en estos términos, pero si sus canciones tienen un ápice de realismo y dignidad hay que retratar el momento en el que vive. Así como expresamos la gloria que vivimos en un momento, también debemos expresar lo que estamos sufriendo ahora. Pero hay que tener valor, en primer lugar, y hay que tener dignidad y entereza para poder afrontar la situación que atraviesa Cuba ahora. Mucha gente tiene miedo a hablar porque hay un sistema detrás de censura, de represión callada y oculta que no te permite hablar libremente y que hay que echar abajo ya, cuestionarlo de un modo radical. Son cosas que se han venido planteando anteriormente, inclusive por la dirigencia cubana, pero no se han llevado a cabo.

¿Es necesario un dictador para que haya canción de autor?

No, hombre, no. Eso es una barbaridad. Esa pregunta que usted me ha hecho es una barbaridad. No hacen falta dictadores en ningún lugar para nada.


Buena Vista Social Club

Política aparte, Cuba sigue de moda. Ha vuelto el bolero...

En Cuba tenemos un defecto: olvidamos las expresiones que nos han antecedido. Y dos de ellas han sido el filin y la canción tradicional. En 1981 empecé a recuperar el bolero filin y en 1982 inicié la serie Años, que ya tiene seis discos. En aquel momento, esa música estaba completamente olvidada. No quiero decir que todo sea gracias a mí porque sería demasiado pretencioso, pero no hay duda de que fui el primero en tratar de reconquistar esos valores que se habían perdido y que estaban olvidados.

Tuvieron que ir un guitarrista norteamericano y un productor inglés a grabar Buena Vista Social Club. ¿Cómo le sentó?

Indudablemente muy mal, porque yo estaba haciendo pobremente, de manera muy artesanal, todo ese trabajo que anteriormente no había sido reconocido. De hecho, a día de hoy aún no ha sido reconocido.

Al menos, Buena Vista permitió una vejez cómoda a muchas leyendas

Sí, la vejez que siempre debieron haber tenido.

Que era imposible en Cuba

Fueron completamente olvidados.

EEUU

¿Alberga esperanzas en la presidencia de Barack Obama?

Sí, cómo no. Soy un ciudadano negro y que Estados Unidos haya tenido una ley de derechos civiles conquistada en los años 60 y que, menos de 40 años después, ya tenga un negro presidente es tanto o más que lo que hemos logrado nosotros en Cuba, donde los negros aún no tienen ni poder real ni verdaderas oportunidades. Es una vergüenza que en Estados Unidos haya un presidente mestizo no hayan ejercido el poder en estos cincuenta años.

Medio siglo también tiene el bloqueo, muchas veces utilizado como mera excusa

El bloqueo tiene dos caras: realmente nos ha afectado durante 50 años, pero está la otra cara, el auto-bloqueo, que hemos utilizado como una emergencia para defendernos de nuestros errores en determinados momentos.

Epílogo

En una de sus últimas canciones

Quisiera que me preguntaras por algo artístico, parezco un ministro en lugar de un cantante.

En Suicidio esboza a un creador que está en el ocaso

No es que esté en el ocaso, más bien está decepcionado por todo lo que ocurre a su alrededor.

¿Es una canción autobiográfica?

Sí, totalmente autobiográfica.

¿Y siente Pablo Milanés que le quedan pocas cosas por contar?

No, me quedan muchas por contar. Cuando canto cosas negativas parece que voy a morir, pero no, estoy vivo todavía.





Leer más

sábado, 27 de diciembre de 2008

Cuba en el umbral de su tercera independencia

Partido único y dependencia ciudadana, monopolio estatal sobre la propiedad, economía centralizada y coyunturalismo político: la remediable lejanía del Socialismo y la inevitable cercanía de los EEUU


Roberto Cobas Avivar Para Kaos en la Red





Cuba en el umbral de su tercera independencia



I. Barack Obama ante el síndrome cubano



Barack Obama no es heredero directo de la historia de agresión de los EEUU contra Cuba. No es tampoco su heredero de casta. B.Obama, a pesar de ser un producto del tipo de movilidad social clasista estadounidense, constituye un cuerpo extraño en el Establecimiento político al que ahora ha de representar y defender.
Antes de 1959 la agresión de los EEUU contra la nación cubana era perpetrada con la complicidad de las oligarquías criollas. Con la segunda independencia, instalada por la insurrección popular y la Revolución sociopolítica, la agresión de los EEUU queda sin sostén apátrida dentro de Cuba y se desnuda.
“De hecho el foco de resistencia ideológica a la Revolución emigraba para profesionalizar la oposición política de clase que irremediablemente no podrían ejercer desde el interior. El momento es importante por cuanto define la ruptura de intereses de clases irreconciliables. Hacia el seno del proceso revolucionario, en el país, se establecería una lucha de contradicciones, cuyos antagonismos estarían enfrentados dentro de la dialéctica de la construcción de un nuevo paradigma social” (RCA, Brasilia 2003)[1].
Esa lucha de contradicciones por la construcción del nuevo paradigma social del Proyecto Socialista de la Revolución cubana ha parido, sin embargo, un antagonismo interno. El parto, cual fecundación in vitro, ha sido concebido por la necesidad de los EEUU de reconstruir el sostén apátrida que perdió en 1959. Ese sostén apátrida, articulado hoy como oposición ideológica al Proyecto Socialista, no puede valerse económicamente por sí mismo. La razón básica de ello es estructural. El proceso sociopolítico revolucionario ha desarmado el modo de producción capitalista. Es decir, ha desmontado las relaciones socioeconómicas gracias a las cuales los antecesores de esta nueva oposición mantenían la ingerencia económica y política de los EEUU en los asuntos de Cuba. Las perspectivas de futuro de la quinta columna se cifran, por lo tanto, en la subversión de la institucionalidad del sistema político que hoy se da la nación cubana.
En consecuencia, es sencillo advertir que los grupos opositores al Proyecto Socialista cubano están doblemente “condenados”. En principio están “condenados” a luchar por el restablecimiento de la propiedad privada y el trabajo asalariado a ella subordinado, como ejes del orden socioeconómico en el que tendrían el espacio que necesitan para establecerse y prosperar como clase política. Empero, a falta de ideas revolucionarias sus proyectos de subversión pueden sustentarse únicamente con abundante financiación. La cuadratura del círculo le juega una mala pasada a los opositores: están “condenados” a luchar por patrocinadores extranjeros. Los EEUU, como padres de la criatura, los abonan directamente en abierta agresión a la soberanía de Cuba. Otros gobiernos lo hacen o lo permiten a través de la selectiva manipulación de una diversa gama de instrumentos políticos (el Premio Príncipe de Asturias que otorga España, el Premio Sajarov que otorga la UE, los premios de PSF, etc., etc., etc.). Téngase presente que todo ese juego político de una contrarrevolución sin futuro, pero animada por subvenciones monetarias foráneas, crea la paradoja de una oposición ideológica sin otras perspectivas políticas que las de un poder hipotecado.
No es difícil observar que esa necesidad de los EEUU de reconstruir su nuevo sostén apátrida resulta de la drogo-dependencia a una política empeñada en no reconocer a Cuba como el estado-nación soberano que instaura la Revolución en 1959. El problema para los EEUU está en que no es un estado-nación cualquiera. Sino un estado, cuya condición de nacionalidad está dada por un Proyecto Socialista. Y que, como tal, se desenvuelve a pesar de los EEUU.
La política exterior de la Administración de B.Obama con Cuba, en efecto, se encuentra emplazada por los intereses políticos que amamantan el síndrome cubano del Establecimiento estadounidense.
La predisposición de estadista y la autoridad de las urnas le dan a B.Obama suficiente crédito para enfrentar con independencia política los nuevos retos de la política exterior de los EEUU. Pero esos atributos estarán constantemente asediados desde los sectores de poder oligárquicos más retrógrados del Establecimiento político. Para gobernar a favor de los cambios democráticos en las políticas internas y su política exterior, por paradójico que parezca, B.Obama tendrá que gobernar no gracias, sino a pesar de su propia Administración, estrechamente ligada al Establecimiento en las cuestiones claves para la política imperial.
El síndrome cubano que aqueja al Establecimiento usamericano pondrá a prueba la madurez intelectual, la sabiduría política y el talante liberal del nuevo Presidente. El Establecimiento político y su propia Administración no renunciarán a convertirlo en rehén de ese síndrome. Puesto que la superación del mismo por B.Obama pondría en evidencia la debilidad sico-política que han venido padeciendo sus pares en el poder. Y no existen muchos márgenes para la terapia de grupo dentro de las Administraciones estadounidenses. El Estrecho de la Florida constituye el Rubicón para cualquiera de los gobiernos del Norte. Imponer un signo contrario a la política cubana de los EEUU establecerá un parteaguas histórico. El reconocimiento del derecho de Cuba a desarrollar el Proyecto Socialista de la Revolución constituiría una señal inequívoca del renacimiento del espíritu de la República dentro de los EEUU. Y ese cambio de política hacia Cuba constituiría el antes y el después de la Doctrina Monroe de los EEUU en América Latina.
La lectura del reciente mensaje de la consejera de B.Obama, Madeleine Albright, sobre la exigencia a Cuba de “gestos”, relacionados con la oposición interna al proyecto Socialista cubano, revela el resabio político del síndrome cubano. El mensaje no es expresión de solidaridad con los opositores ideológicos y apátridas que dentro de Cuba alimentan con el dinero norteamericano. Roma, como nos ha enseñado la filosofía política de los imperios, le paga a los traidores pero los desprecia[2]. El mensaje del Establecimiento va dirigido a B.Obama.
Ante esos escenarios, la política norteamericana de Cuba se encuentra con un problema de percepción en cuanto a la manera de tirar los puentes sobre los aparentes abismos. Ceder ante la tentación del juego político de “las monedas de cambio”[3] tiene un recorrido severamente limitado, por cuanto la política de un imperio, no importa la decadencia en que se encuentre, responde a los argumentos de la fuerza. Así como la frustración golpea la memoria histórica de España por la derrota a manos de la insurrección independentista de Cuba, la soberbia por similar derrota histórica en 1959 ha obnubilado, hasta hoy, la razón de los vencedores de la Guerra Fría.
La exigencia de los EEUU para que Cuba ponga en libertad a los opositores ideológicos, condenados por delitos contra la nación y el estado cubano, no responde a una plegaria humanista. Por cuanto lo que afanosamente busca EEUU es liberar a sus prisioneros comprometidos. Esa exigencia persigue demostrar la legitimidad de la agresión de los EEUU contra el Estado cubano. Pero esos esfuerzos les tropiezan con un serio problema. A pesar de la financiación de los EEUU, la oposición contrarrevolucionaria al Proyecto Socialista cubano no progresa. El pueblo cubano no les compra la mercancía. La ilusión de los patrocinadores políticos y económicos se desvanece. La jugada que propició el desenlace de la muerte anunciada de aquellos sistemas del llamado socialismo real en las frías latitudes europeas, se antoja imposible en el Caribe.
La oposición ideológica al Proyecto Socialista cubano necesita legitimarse en el estatus de derecha institucional[4]. Pero el afán por el estereotipo burgués devela la estrechez de su pensamiento político. Esa limitación intelectual la hace pasto del oportunismo político de sus ideólogos estadounidenses y europeos (los ideólogos burgueses latinoamericanos parecen raza política inferior, poco dada al patrocinio dilapidador). Para sus aspiraciones, los opositores ideológicos del Socialismo en Cuba necesitan reinventarle al pueblo cubano la sociedad clasista. La naturaleza del empeño pone al descubierto la debilidad de sus paladines. Carecen de poder económico, fuerza ideológica y de arrastre social para la misión. Así las cosas, no constituyen una alternativa de poder en Cuba para los EEUU. Pero la política en la democracia burguesa no ha dejado de ser un negocio.
Esa realidad objetiva es la que explica la razón de Estado para una declaración de amnistía política. La razón para que todos los cubanos condenados por delitos (no violentos) contra la soberanía de la nación y el estado cubano, puedan ser hoy objeto de la magnanimidad de la sociedad cubana. La sociedad cubana está capacitada políticamente para ofrecerles la oportunidad de la integración y la libertad de componer o no el sentido de pertenencia sociopolítica dentro del Proyecto Socialista. Esa es la causa por la cual la declaración de amnistía del Estado constituye una rama de olivo en pos de la participación y la cohesión sociopolítica. Ese es el mensaje de la sociedad para la contrarrevolución. Esa es la decisión soberana del pueblo. Este sigue siendo el momento histórico.
Es el momento histórico para que el proceso sociopolítico cubano suelte las amarras de un "nudo gordiano": la voluntad política de los cambios necesarios no admite ser sacrificada por la apreciación que tenga el Partido (PCC) sobre la vulnerabilidad de la gobernabilidad. Si el Estado cubano se soporta, como se afirma, en el poder popular, semejante “nudo gordiano” no tiene sujeción objetiva alguna. Mantener irresuelta dicha contradicción, significa ni más ni menos que atentar contra la viabilidad política del propio Estado.


II. Soberanía política


La amnistía no constituye Patente de Corzo alguna. No invalida el ejercicio de la ley cubana sobre los delitos contra la soberanía de la nación y el estado cubano. Ni exonera de la ley a los indultados ante la eventual reiteración de los delitos cometidos.
Si la figura jurídica del delito contra la soberanía de la nación y el estado cubano se encuentra debidamente consensuada y tipificada por la legislación, la expresión del disenso político dentro del marco constitucional de la República posee derecho pleno de ciudadanía.
Entender el problema de la legitimidad del disenso político de los ciudadanos cubanos posee dos connotaciones. En primer lugar, significa reconocer que el Socialismo constituye un régimen de derecho. Políticamente significa tributar las garantías de inclusión que encarna el Proyecto Socialista.
El principio dialéctico de un nuevo enfoque revolucionario estriba en el establecimiento de las premisas para la más abarcadora participación política. En condiciones del sistema político de Partido único, abrir los espacios de expresión al pluralismo del pensamiento y la opinión política se torna hoy un derecho ciudadano inexcusable. Un derecho, cuyo ejercicio no puede más que enriquecer la interacción dialéctica del ideario socialista.
La libre expresión del pluralismo del pensamiento y la opinión política constituye condición de cohesión de la sociedad. Negar la manifestación del pluralismo político equivale a lo contrario: a forzar la falsa unanimidad alrededor del Proyecto Socialista a la que en estos momentos alude el Presidente del Consejo de Estado de Cuba[5]. La expresión genuina de esa falsa unanimidad es la doble moral de los comportamientos sociopolíticos presente en la sociedad cubana. Esa doble moral constituyó el terreno en el que se fraguó la implosión de los regimenes del socialismo eurosoviético. Mientras la unanimidad era convertida en fe por el discurso político del Partido y el Estado, la creencia de las sociedades en esos proyectos socialistas estaba profundamente minada. La incapacidad del estado y los partidos en el poder para asumir la democratización del modo de producción y de las relaciones socioeconómicas de los sistemas políticos, fue contumazmente suplantada por la recurrente coacción del pluralismo de la participación social.
Reconocer el derecho ciudadano a la expresión pública del disenso político, significa asumir como criterio de la participación social la diferencia como una virtud. En virtud de lo cual, “lo que hay es que saber llevar las discrepancias con altura, respetando a los demás, sencillamente”[6]. Esa sencillez de la interpretación del Presidente del Consejo de Estado de Cuba exige ser convertida sin ambigüedades en práctica política.
Lo que constatamos hoy, sin embargo, es que la sociedad cubana permanece en una pugna constante con el institucionalismo estadocrático. Esa lucha, lejos de diferenciar entre sí la adhesión y la oposición ideológica, las identifica en una natural causa común. El voluntarismo político que desde el institucionalismo burocrático condena y coacciona el derecho al disenso, crea un permanente caldo de cultivo de oposición al Estado y a las razones del Proyecto Socialista. El hecho sume al Estado en un círculo vicioso de acción-reacción. La coacción política como acción de gobernabilidad conduce a la escalada de la represión. Es la lógica espiral ante la irreductibilidad del disenso a que conlleva la irracionalidad de los dogmatismos. El pluralismo de opinión y expresión política constituye condición elemental para el equilibrio de la relación entre estado de derecho y derecho de ciudadanía.
¿Qué implica el ejercicio del pluralismo político? Lo común de la percepción social apunta mecánicamente a que el régimen que expresa el pluralismo político es por antonomasia el multipartidismo, tal como se da en el capitalismo.
¿Qué representa ese multipartidismo? El multipartidismo es la forma de organización política que permite la reproducción socioeconómica del capitalismo. El multipartidismo en la democracia burguesa no surge como una vía que permita la subversión del sistema capitalista, sino todo lo contrario, su blindaje. Los estudiantes cubanos han tenido la oportunidad de constatar de manera directa cómo precisamente de esa manera lo expresaba el ex presidente James Carter en la Universidad de la Habana[7]. Pero la historia política del siglo XX en América Latina lo demuestra de manera muy particular. Dos ejemplos importan para poner en perspectiva el problema.
El sangriento golpe de estado que derroca el gobierno socialista de Salvador Allende, elegido según las reglas del multipartidismo de la democracia burguesa. La brutal e ilegal reacción de los poderes fácticos capitalistas tuvo una causa. El proyecto socialista del presidente S.Allende no se limitaba en su alcance político a la administración del poder del capitalismo chileno. Es decir, no pretendía la reproducción política del sistema capitalista. Y para lograrlo se atenía a las reglas del juego multipartidista sancionado por la Constitución burguesa. La intención socialista por la vía del parlamentarismo representativo en que se soporta el multipartidismo fue cercenada por la reacción castrense de los susodichos demócratas capitalistas.
El fenómeno de la revolución democrática bolivariana de Venezuela aporta igual enseñanza. El gobierno revolucionario del presidente Hugo Chávez asume el poder por elección según las reglas de la democracia burguesa. Ha sido así no gracias al sistema multipartidista, sino a su pesar. Es la crisis social crónica la que impugna el sistema multipartidista. Ese multipartidismo le ha servido a la burguesía para mantener por decenios la plutocracia capitalista. Razón por la cual no le servía a la sociedad venezolana (a las mayorías) en sus legítimas ansias de emancipación y progreso. Por lo tanto, el proyecto socialista del presidente H.Chávez tampoco se limita, como no se limitaba el de S.Allende, a la administración del poder económico fáctico del capitalismo. No pretende su reproducción, sino su subversión, pero lo hace en el marco del multipartidismo y el parlamentarismo burgués. Sin embargo, la reacción antidemocrática de la clase capitalista no se hace esperar. La oposición ideológica a ese proyecto ha ensayado todos los métodos existentes, incluido el golpe de estado,– excepto el magnicidio, aunque aún lo incita – para violar las reglas del juego de la democracia burguesa y derrocar así el gobierno legalmente constituido. Las propias reglas de su multipartidismo ya no le sirve a la oposición ideológica para retomar el poder político. El país vive en un estado de conmoción constante ante la decisión de la oposición ideológica para revertir por cualquier vía la decisión soberana de la sociedad venezolana; no importa si apegada o no a las reglas de la misma democracia burguesa.
¿Qué enseña el análisis comparativo con Cuba?[8] La dialéctica del proceso de transformaciones revolucionarias en Cuba llevó a la eliminación del sistema de democracia burguesa. Y con ello se elimina precisamente el multipartidismo político capitalista inherente a esa expresión de democracia. No existen en Cuba clases sociales antagónicas que disputen el poder político para sí. La lucha de clases no constituye un artificio de la historia. Expresa el antagonismo de los intereses socioeconómicos sectarios dentro de la sociedad capitalista. Esa lucha de clases ha sido desarmada en Cuba porque han sido desmontadas sus premisas socioeconómicas estructurales. El poder de la propiedad privada ha desaparecido, y con ello ha desaparecido la división de la sociedad en clases antagónicas. ¿Ha de ser esa nueva realidad socioeconómica regida por un sistema multipartidista? No existe el basamento objetivo que así lo condicione. Ante lo cual la democracia puede adquirir otras formas de expresión política. El partido único en Cuba no es el resultado de un diseño preconcebido del sistema político. Es la consecuencia lógica de organización política ante condiciones socioeconómicas nuevas. Es justamente la negación dialéctica del sentido político del multipartidismo capitalista. El sistema de partido único apunta, en consecuencia, a la construcción de un nuevo sistema de poder político.
Sin embargo, el cuestionamiento del sistema de partido único cubano es totalmente legítimo si del problema de la viabilidad del socialismo se trata. El criterio que puede poner en tela de juicio el sistema de partido único es el de la eficiencia política. La eficiencia política en la formación y desarrollo del sistema socioeconómico. Desde esa perspectiva es totalmente admisible la idea del sistema multipartidista, como vía de superación de la ineficiencia política del sistema de partido único. Hablamos del multipartidismo como un sistema de participación política dado a hacer viable y eficiente la formación socioeconómica socialista. No es el multipartidismo, como puede apreciarse, lo que define la naturaleza socialista de la formación socioeconómica. El multipartidismo devendría el instrumento político para consumar la construcción del Socialismo en Cuba.
Por consiguiente, son las definiciones sobre la naturaleza del socialismo las que importan. En ese sentido las potencialidades del sistema de partido único cubano no están aprovechadas. El sistema de partido único en Cuba pierde la capacidad de eficiencia política por la negación de la libre expresión del pluralismo de ideas en el seno de la sociedad. Es importante entender que no hablamos de la eficiencia política en el “cumplimiento de tareas”. Se trata de la eficiencia política del funcionamiento socioeconómico sistémico. El sistema de partido único en ausencia o bajo la coacción del pluralismo de ideas es objetivamente insostenible. En esas condiciones el sistema de partido único cubano bloquea el desenvolvimiento de la democracia socialista que le ha de servir de contrapartida dialéctica.
La realidad cubana está plagada de constataciones que han de servir para comprender la naturaleza de las contradicciones que genera el sistema de partido único, en ausencia de pluralismo del pensamiento, la expresión y la acción política de la sociedad. Destaquemos un problema de complejas implicaciones por su alta sensibilidad interna e internacional.
Medio siglo después del triunfo de la Revolución permanece la prohibición de la libre entrada y salida y asentamiento en Cuba a los propios ciudadanos cubanos. Si la medida respondía a una necesidad de seguridad nacional en tiempos de recrudecida agresión externa contra Cuba e incipiente organización de los servicios policiales y de seguridad, la prohibición desde hace mucho tiempo se ha hecho ex temporánea. Sin embargo, lejos de terminar por reconocer lo inalienable de ese derecho ciudadano, el error político se refuerza con la política de embargo de todos los bienes personales y domésticos de aquellos que deciden precisamente emigrar de forma legal. La expropiación de bienes mal habidos a la oligarquía que literalmente huía del nuevo poder revolucionario[9], se ha metamorfoseado en práctica de expropiación ilegítima contra el ciudadano cubano. Es el institucionalismo estadocrático en constante guerra contra la sociedad. Tales contradicciones se mantienen gracias a la coacción de la expresión del debate plural crítico sobre las mismas. Las consecuencias destructivas de dichas políticas minan la cohesión social y hacen peligrar la viabilidad del Proyecto Socialista en igual o mayor grado que las agresiones externas abiertas. No puede procurarse desarmar la agresión de las humillantes restricciones de viajes a Cuba impuestas por los EEUU a la comunidad cubana emigrada en su territorio (más allá de cómo igualmente humilla con similar prohibición a los propios ciudadanos estadounidenses), mientras el propio estado cubano le conculca el derecho de entrada y salida, asentamiento o no en Cuba a sus ciudadanos.


III. Soberanía económica


El Bloqueo financiero y económico de los EEUU exige ser tratado desde la congruencia con la posición política de soberanía de Cuba. El Bloqueo constituye una agresión unilateral de los EEUU contra Cuba. La legítima demanda de Cuba por la suspensión de la agresión económica a que está sometida, no constituye “moneda de cambio” que sacrifique la obligación de los EEUU y sus aliados a reconocer y respetar el derecho de autodeterminación de la nación cubana. En consecuencia, Cuba no toca a las puertas de los EEUU. Si los EEUU están interesados en la suspensión del Bloqueo, deben decidir entre poner fin a la política de injerencia en los asuntos internos de Cuba o renunciar a sus intereses de restablecer las relaciones económicas con Cuba.
El mensaje a los EEUU no es de “gestos por gestos”. Es el respeto irrestricto del derecho a la autodeterminación de Cuba la condición de partida para el restablecimiento de las relaciones económicas y políticas entre ambos estados. Ese es el único objeto de conversaciones y entendimiento de Cuba con los EEUU. La congruencia de la política de Cuba está en evitar las ambigüedades de los dobles discursos. En no permitir que con el levantamiento parcial o total del Bloqueo se intente legitimar y se mantenga la injerencia política del financiamiento a grupos opositores internos de cualquier signo ideológico.
Hoy la flagrante injerencia de los EEUU en los asuntos internos de Cuba sigue siendo un hecho. Mientras tanto importantes sectores de la economía estadounidense se benefician, a pesar del Bloqueo, de relaciones comerciales con Cuba que le significaron ingresos por más 500 millones de dólares en el año 2006. Mientras que ente el 2001 y el 2007 el monto de las importaciones cubanas alcanzó los 2.280 millones de dólares[10]. La sostenida insuficiencia de la económica ha llevado a Cuba a aceptar de hecho el juego del “garrote y la zanahoria”. Beneficiando a esos productores y comerciantes estadounidenses, Cuba se somete a la imposición política de no poder aprovechar al mismo tiempo los créditos comerciales y a tener que abonar por adelantado en moneda “constante y sonante” los desembolsos por tales compras. Tampoco puede Cuba, en justa correspondencia, solventar con exportaciones apropiadas hacia los EEUU la balanza de pagos por tal comercio.
No cabe duda que el trasfondo político de ese proceder de Cuba, amén de la necesidad económica, obedece al interés de crear un “lobby norteamericano” de presión a favor de la suspensión del Bloqueo. El Bloqueo, sin embargo, constituye un arma política de doble filo para los EEUU. Por cuanto Cuba puede redireccionar hacia América del Sur las importaciones que, bajo condiciones o­nerosas, hoy hace desde los EEUU. Las nuevas alianzas económicas que se tejen en el ámbito de la integración geoeconómica, especialmente con Venezuela y Brasil así como en las relaciones internacionales con China y Rusia, traen a un primer plano la importancia estratégica del multilateralismo para Cuba. Es en el multilateralismo de las relaciones de su economía donde se construye la soberanía económica.
La consecuente aplicación de la política de principios comporta ineludibles implicaciones en la política económica interna. Materializar la voluntad política de reinterpretar y replantear los horizontes de su sistema socioeconómico continúa siendo una necesidad de primer orden.
El pluralismo y la autonomía de la expresión política pública han de dar paso al debate sobre interrogantes meridanas para la sociedad y a inaplazables decisiones políticas. Destaquemos la necesidad perentoria de la reforma estructural de todo el sector de producción de bienes de uso y consumo masivo.
La esfera de servicios como la gastronomía popular (aquella que no incluye los circuitos del turismo internacional) permanece en el estado de ineficiencia crónica de hace 40 años. Pero el Partido sigue imperturbablemente apostando por la propiedad estatal de los medios y la explotación estatal de los recursos a ella destinados. En igual desgaste técnico y moral se encuentra toda la capacidad productiva de una extensa gama de servicios elementales para la sociedad: servicios de reparación de bienes, servicios de peluquería, servicios de mecánica automotriz, servicios de reparación de viviendas y el largo etcétera que podemos listar. ¿Abogar por la organización cooperativa y familiar de tales servicios constituye asumir las posiciones contrarrevolucionarias de la oposición ideológica al Proyecto Socialista? ¿Constituye hacerle concesiones a los EEUU o a cuanto enemigo externo le haya nacido a la Revolución?
La economía de la carencia deviene el resultado directo del círculo vicioso de la ineficiencia sistémica que no pueden recomponer las empresas estatales. La productividad del trabajo resulta incompatible con la centralización de la microeconomía. El efecto de la ineficiencia se multiplica por la incapacidad de ese tejido empresarial para formar cadenas productivas apropiadas en virtud de la ausencia de un mercado real. La afectación es crítica en la producción de bienes industriales, alimentos y víveres. La toma de decisiones políticas que desencadenen tales procesos productivos es lo que da respuesta a las contradicciones irresueltas que los maniatan.
¿La reorganización y fundación de un sector de pequeñas y medianas empresas plenamente autogestionadas no-estatales, sobre el cual se soporte la producción mercantil socialista de la más extendida gama de bienes de uso y consumo de la población, constituye un movimiento de inspiración contrarrevolucionaria? ¿Qué significa lo no-estatal si lo estatal ha sido establecido por el Partido como el paradigma de lo socialista? ¿Es lo no-estatal sinónimo de propiedad privada excluyente? ¿O puede ser una forma de apropiación y explotación social de los factores de producción?
La incoherencia de las definiciones y las indefiniciones políticas en que permanece sumergida la organización de la sociedad y sus formas de auto reproducción se ha enraizado como un auténtico marabú.
¿Dónde están las fronteras que hacen legible las contradicciones dialécticas y las contradicciones antagónicas? La imposibilidad de que la sociedad asuma el control y se plantee respuestas racionales a esos cuestionamientos no está en su falta de capacidad. El institucionalismo estadocrático sobre el que funciona el socialismo de estado cubano se impone como gestor de la reproducción del sistema socioeconómico. Mientras tanto la sociedad cumple tareas. Las contradicciones internas se agolpan unas a otras contra el dique que las represa. La vulnerabilidad ante las hostilidades externas se multiplica por tales causas.


- 0 -


Como he analizado en el trabajo “CUBA & EEUU: las dos aras del cambio necesario” (primera parte, 09.11.2008)[11], B.Obama y su Administración saben que los nuevos escenarios políticos en la región les obstaculizarán con creces la política del garrote para Cuba y la zanahoria para el resto de los países de América Latina. Así lo confirma ahora la entrada de Cuba al Grupo de Río (17-18.12.2008). Con el fortalecimiento de los lazos de integración multilateral en la región, Cuba retoma la llave del Golfo. La política latinoamericana de los EEUU pasa por la Isla.
Sin embargo, algo queda fuera de dudas. El grado de incertidumbre política de los procesos revolucionarios del entorno es sensiblemente alto. Las oligarquías de las derechas que mantienen el poder económico en toda la región constituyen aliados naturales de los EEUU. Y nada indica que estén dispuestas a entregar las armas ante los movimientos de emancipación que toman cuerpo en sus países. Todo lo contrario. Ante el fracaso del Consenso de Washington que evidencia la actual crisis económica, estamos asistiendo al reposicionamiento de las fuerzas que lo promovieron en los EEUU y de las que cómplicemente lo impusieron en América Latina. La capacidad de regeneración del tejido capitalista regional y global permanece viva. La recurrencia al llamado estado de bienestar ampliará los horizontes de su existencia en los centros capitalistas. La partida se jugará dentro de un ciclo largo (¿otros 50-100 años?), pautado por la reconversión tecnológica de la matriz energética de sus economías. Ello apunta a la obsolencia económica de las fuentes fósiles de energía y al pronto ocaso (¿20-40 años?) de la sustentabilidad de todo desarrollo en ellas soportado[12]. El tiempo sigue estando a su favor.
Cuba no puede más que enfrentar decididamente su tercera independencia. La modernización de su sistema de economía y de su organización sociopolítica con la responsabilidad que exige la consolidación y sustentabilidad de sus fundamentos sistémicos.
Roberto Cobas Avivar
[1] Roberto Cobas Avivar, “CUBA: el desafío de la alternativa. Hacia la negación o en pos de su viabilidad. Una incursión alrededor de las claves”; en:



[2] La historia alecciona sobre la moralidad política de la estirpe imperialista. Fue F.D. Roosevelt quien refiriéndose a los gobernantes latinoamericanos, supeditados a los intereses de los EEUU a costa de los intereses de sus propios países (Somosa,Trujillo & Cia.), los reconocía como unos “hijos de puta”, pero eran, según enfatizaba, "nuestros hijos de puta".


[3] Esa posibilidad ha sido planteada por el Presidente del Consejo de Estado de Cuba, Raúl Castro Ruz, al ser increpado en la conferencia de prensa al final de su visita a Brasil (Diario digital Granma, http://www.granma.cubaweb.cu/2008/12/20/cubamundo/artic03.html ). Los condenados cubanos por delitos contra la soberanía de la nación y el estado cubano habrían de ser intercambiados por los Cinco patriotas cubanos, condenados infundadamente por delitos de espionaje en los EEUU. A los cubanos condenados por Cuba se les prueba el financiamiento de su actividad subversiva por una potencia extranjera, los EEUU. A los condenados por los EEUU no se les prueban los delitos por los que son condenados, especialmente el de espionaje.Para una información exhaustiva sobre del caso ver: http://www.icap.cu/sitioheroes/5heroes_index.htm


[4] En un importante análisis sobre la naturaleza de las contradicciones internas del proceso sociopolítico cubano, Julio C. Guanche expone la tipología de la oposición ideológica interna en Cuba propiamente como derecha. El planteamiento posee solidez cognitiva. Su importancia política radica en que se le quita el velo oportunista de “disidencia” con que se le ha venido tratando de hacer confusa a la sociedad - tanto por sus mismos protagonistas como por el oficialismo y el propio Partido (PCC) - la genealogía ideológica de la oposición al Proyecto Socialista. Ver: “Todo lo que existe merece perecer (o una pregunta distinta sobre la democracia)”; en: http://www.kaosenlared.net/noticia/todo-existe-merece-perecer-pregunta%20-distinta-sobre-democracia


[5] Declaraciones ofrecidas en la entrevista referida en la nota 2


[6] Declaraciones ofrecidas en la entrevista referida en la nota 2.


[7] Remito al trabajo de mi autoría donde se recoge el debate de los estudiantes de la Universidad de la Habana con el ex Presidente James Carter. “Perpetum inamovible” ; en Rebelión,http://www.rebelion.org/hemeroteca/cuba/030805cobas.htm


[8] Ver una exposición más exhaustiva del problema en: “El Socialismo Democrático: Chávez y Venezuela versus Cuba y Fidel”, RCA;
http://www.kaosenlared.net/noticia/socialismo-democratico-chavez-venez%20uela-versus-cuba-fidel


[9] El triunfo de la insurrección nacional de 1959 provoca la estampida de los oligarcas que habían implantado la plutocracia como forma de Estado y Gobierno en Cuba. No les bastó con el saqueo por decenios en contubernio con los EEUU de la renta del país. El asalto a las arcas del erario público con su huida del país queda como el hecho histórico que caracteriza la ideología de los artífices del capitalismo en Cuba.


[10] Jorge Mario Sánchez Egozcue y Juan Triana Cordoví, “Un panorama actual de la Economía Cubana, las transformaciones en curso y sus retos perspectivos (DT)”; Real Instituto el Cano, en: http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano/contenido?WCM_G


[11] RCA, “CUBA & EEUU: las dos aras del cambio necesario” (primera parte), en: http://www.kaosenlared.net/noticia/cuba-eeuu-dos-caras-cambio-necesari%20o-primera-parte-14


[12] RCA, “Cuba: la Isla codiciada”, en: http://www.kaosenlared.net/noticia/cuba-la-isla-codiciada; así como “Cuba y Venezuela: ante las urgencias de un cambio de época”, en:
http://www.kaosenlared.net/noticia/cuba-venezuela-ante-urgencias-cambio-epoca

Roberto Cobas Avivar en Kaos en la Red

Leer más

miércoles, 24 de diciembre de 2008

A 50 años, el gran reto

La heroica Cuba es lo que queda del socialismo del pasado siglo.
Continuarlo y proyectarlo hacia el futuro es deuda con la humanidad y con nuestra propia historia.


Pedro Campos Para Kaos en la Red


"Los peligros no se han de ver cuando se les tiene encima, sino cuando se los puede evitar"
José Martí

Ese fenómeno político, económico y social que es la Revolución Cubana, esa gran obra de todo el pueblo, está próxima a cumplir 50 años. Es hora de recuento y proyección. Han sido cinco décadas de luchas, de agresiones imperialistas, de experiencias, de victorias y también de sinsabores. Haber resistido la embestida enemiga a solo unas millas del más grande y potente de los imperios de todas las épocas y sobrevivido a la caída del "campo socialista" fueron sus triunfos mayores y también los de la generación histórica que encabezó esa lucha desde sus inicios, especialmente del Comandante en Jefe Fidel Castro que ha estado al frente de todas las batallas. Con la Revolución Cubana, llegó la hora de la segunda independencia para los pueblos de "Nuestra América" y el movimiento revolucionario en la región tomó otras dimensiones.
Frutos y a la vez pilares han sido la extraordinaria revolución cultural, el alto nivel profesional y de socialización alcanzado por la salud pública y la acción solidaria internacional de los cientos de miles de combatientes, médicos, maestros y cooperantes cubanos en todas las ramas que han ofrecido, muchos sus vidas y todos, sus mejores años cumpliendo misiones en otros países, las más de las veces en muy difíciles condiciones, separados de sus familias.
Por la combinación de esos tres elementos masivos, se ha forjado un abnegado pueblo, heroico, combativo, trabajador, educado, solidario y revolucionario, gran artífice y ejecutor de todo lo logrado, en lo que puso vida, sangre, sudor y lágrimas, con manchas sí, pero como el sol. Él no debe nada, no es deudor, la deuda eterna es con él, pues todo lo ha entregado. Por todo eso merece honor y gloria y también ser más respetado, más considerado y más tenido en cuenta. A pesar de bloqueos y amenazas imperiales, de traiciones, de tres ciclones y de nuestras propias deficiencias, y porque está aquí de pié y luchando, este pueblo merece celebrar por todo lo alto este 50 Aniversario de su Revolución.
De lo alcanzado en medio de tantas dificultades podemos sentirnos orgullosos, pero no satisfechos mientras no logremos afirmarnos sobre una nueva base económica y social, nuevas relaciones socialistas de producción, que posibiliten el amplio despliegue de las fuerzas productivas forjadas, única garantía de poder compensar las expectativas de realización plena y digna del pueblo y de evitar la eventual reversión de la revolución.
La sacrificada y heroica Cuba es lo que queda del socialismo intentado en la pasada centuria. Evitar su caída, darle continuidad y proyectarlo hacia el futuro es una deuda moral que tenemos los revolucionarios cubanos con la humanidad y con nuestra propia historia. Es enorme la responsabilidad de la Revolución Cubana. Por los millones de comunistas, socialistas y revolucionarios europeos, asiáticos, africanos y latinoamericanos que creyeron en la utopía y por ella entregaron sus vidas y para honrar las luchas gloriosas y los enormes sacrificios de nuestro pueblo, debemos y podemos seguir avanzando y lo lograremos, si rectificamos errores y desvíos. Mérito de Fidel quien lo advirtió el 17.11.05 y llamó a participar.
Tres años después de ese trascendental discurso y a cinco décadas de su existencia, La Revolución está a punto de enfrentar el gran reto, la más difícil prueba, la que nos viene encima con una nueva cara política en el Imperio, igualmente interesada en impedir el avance de la nueva sociedad en Cuba, pero dispuesta a cambiar la táctica fracasada de agresión/bloqueo, por la de acercamiento/penetración, según la filosofía del "Soft Power", -ejercicio del poder haciendo énfasis en el control económico, la tecnología, los medios y la cultura, y no en la fuerza de las armas-, propiciada por importantes grupos detrás de Obama.
Éste no ha tomado posesión todavía y ya se ven tropiezos en la lidia con lo por venir. Fidel nos enseñó a pelear a la riposta* contra el imperialismo. Debemos prepararnos para todas las variantes y sobre todo, estructurar un nuevo programa socialista de consenso proyectado hacia la satisfacción de las necesidades fundamentales materiales y espirituales de todo el pueblo, capaz de cohesionarlo solidamente, base principal de una defensa efectiva.
La caída del socialismo a fines del siglo pasado en Europa y Asia, ayudada por esa "suave" y experimentada manera imperial de proyectar el poder, fue posible -básicamente- porque los proyectos levantados desde la propiedad estatal y el trabajo asalariado (típico del capitalismo), no generalizaron las nuevas relaciones socialistas de producción, bases del nuevo sistema económico, por lo cual reprodujeron vicios -explotación, autoritarismo, consumismo, mercantilismo, diferencias sociales, corrupción y otros- y superestructuras burocráticas similares a los de la burguesía.
Tales estados pudieron sostenerse mientras se mantuvo la confrontación Este/Oeste, el aislamiento y las guerras calientes y frías, hasta que la "convergencia" y "el tendido de puentes" trocaron el enfrentamiento en acercamiento y competencia "pacífica" entre los dos tipos de capitalismo (el estatal y el privado, oriental y occidental), proceso que -camuflado bajo la "globalización" y el slogan "un país, dos sistemas"- condujo al ensamblaje de ambas economías basadas en el mismo modo de producción.
Aquel "socialismo", un capitalismo de estado paternal ineficiente, fue absorbido por el capitalismo privado que concibió y desarrolló el superior socialdemócrata "estado burgués de bienestar", expandido luego de la 1ra GM y consolidado después de la 2da. Se comprobó que en ambiente de paz y múltiple intercambio, sólo otra economía cualitativamente distinta a la capitalista, superior en humanismo y en justicia social, podría enfrentarla con éxito.
Cuba aún mantiene el mismo modo de producción estatal-asalariado y la misma y pesada superestructura burocrática del viejo socialismo. Si a la experiencia histórica le concedemos algún valor, hemos de aceptar que, en condiciones de capitalismo de estado, una distensión en las relaciones con el nuevo gobierno de Obama y un acercamiento económico al enemigo histórico, tan demandado y por muchos deseado, por ley natural de la economía política, nos llevaría muy probablemente a ser asimilados por el capitalismo norteamericano.
No se pretende asustar ni presionar a nadie con el espantajo de la restauración capitalista, ni desde luego, tampoco nadie entienda que este análisis implica abogar por el mantenimiento del bloqueo o cosa semejante, política criminal contra nuestro pueblo que debe cesar total e incondicionalmente; se sugiere –simplemente- que el tal "reencuentro", sin abandonar la actual concepción de "socialismo", nos llevaría al umbral de una anexión virtual por absorción económica, sin menoscabo -incluso- de nuestra nacionalidad ni cultura. De manera que el gran escudo del socialismo cubano, más que la cultura o la identidad "nacional", -que pudiera seguir expresándose en un capitalismo dependiente, de donde surgió y se desarrolló-, sería una economía socializada que espera por ser implementada. El problema es socio-económico, más que cultural, de base, más que de superestructura. Las culturas rusa y china siguen allá.
Tenemos relaciones económicas con otros países imperialistas y "no nos han absorbido"; pero esos países no se propusieron ese objetivo, ni ninguno ha hecho tanto como EE.UU. por tratar de anexarse Cuba, ni son nuestros enemigos históricos, ni están a 90 millas, ni tienen dos millones de cubanos allá, ni con ellos tenemos la tradición de controversias que hemos tenido con EE.UU., ni el nivel de intercambio económico con ellos es el que podría crearse con EE.UU. (con todo y bloqueo ahora casi tenemos dependencia alimentaria) y hay otros ni…
La desaparición del campo socialista obligó al sistema existente en Cuba a convivir con un ambiente externo más hostil, pero no por ello menos favorable, pues paradójicamente tal hostilidad y aislamiento nutrió siempre el sostenimiento del "socialismo sitiado". Sin embargo, el ambiente de "hostilidad-favorable", podría ahora desaparecer con un eventual cambio de política en Washington y tornarse en "acercamiento-desfavorable".
Quienes aspiren a que la Revolución del 59 no quede en nuestra historia como un episodio pasajero, deben promover cambios en las relaciones de producción (base de la sociedad), en las funciones del estado (superestructura) y en lo externo, procurar una mayor integración con las naciones del ALBA, para evitar el control de nuestras relaciones económicas externas por los pulpos capitalistas internacionales, especialmente los norteamericanos, aunque la red financiera invisible ya no permite casi identificar su "nacionalidad", o mejor, mafia de origen. Una cosa es el inevitable intercambio comercial con el mundo capitalista y otra distinta "integrarse" en el mismo.
La voluntad política de la dirección, que ha reconocido la necesidad de cambios, es muy importante y mucho dependerá del alcance de esa disposición, la cualidad de las transformaciones que se proponga, la velocidad con que se desarrollen, sus fundamentos y la concepción de un programa integral capaz de lograr la necesaria socialización de la economía y la política, imprescindible para lograr una fuerte reanimación económica y un amplio y masivo respaldo popular que permitan enfrentar las nuevas circunstancias que se avecinan.
La dirección sabe que la corrupción y el burocratismo llevarán al desastre y trata de combatirlos. La corrupción -bastante generalizada- debe enfrentarse en sus causas socioeconómicas y no se remedia con indiscriminada represión, la cual sí debe ser ejercida con todo rigor –selectivamente- contra los grandes corruptos. De lo contrario puede ser contraproducente y agravar el escenario socio-político, al empujar hacia la oposición y el marginalismo a los importantes sectores de la población, contra los que se ejerza sin distinción, que han buscado sobrevivir a la asfixia del excesivo estatismo en las ilegalidades menores, provocadas por los bajos salarios y las propias prohibiciones absurdas que ya debieron desaparecer. La solución está en el sentido de pertenencia sobre los medios y recursos que brindarían las nuevas relaciones socialistas de producción generalizadas: propiedad o usufructo colectivo y participación democrática en la dirección, la gestión y la repartición de parte de las utilidades.
El burocratismo no se neutraliza cambiando funcionarios, ni creando nuevas macro estructuras burocráticas, sino simplificando las existentes y modificando sus funciones administrativas actuales directas en los centros de producción y servicios, -atribuciones que deben descentralizarse y concederse a los colectivos de trabajadores- convirtiéndolas en metodológicas, de orden general, en la planificación, presupuestos, desarrollo estratégico y proporcional de las ramas y regiones, infraestructura, comercio y otros. Esa parece ser la mejor manera de ejercer el importante papel que el estado todavía debe jugar en la transición socialista, sin menoscabo del control obrero concreto y directo en la administración de los centros de producción y servicios por medio de la cogestión, la autogestión y el cooperativismo.
Los partidarios de un socialismo más participativo y democrático tratamos de ayudar con nuestros análisis y propuestas a que el proceso revolucionario profundice el rumbo de los cambios necesarios hacia más socialismo, antídoto que parece ser el más efectivo para contrarrestar el gran reto a 50 años de Revolución: la amenaza de plena restauración capitalista que vendría apoyada "suavemente" por Obama con el respaldo de los pro-capitalistas internos. El Artículo 3 de la Constitución de la República de Cuba, expresa: "Todos los ciudadanos tienen el derecho de combatir por todos los medios,…contra cualquiera que intente derribar el orden político, social y económico establecido por esta Constitución".
¡Viva el 50 Aniversario del triunfo de la Revolución!



La Habana 20 de diciembre de 2008. perucho1949@yahoo.es



*Riposta. Anglicismo de "riposte", usado en el boxeo, pelear a la riposta: reaccionar y responder inteligentemente según el ataque del contrario.

Leer más

martes, 23 de diciembre de 2008

50 años de la Revolución Cubana ¿Qué es la libertad?


¿Quién tiene menos libertad: el que no puede salir de su país pero tiene casa, comida, educación, salud...?¿O el que posee su pasaporte, pero carece de lo indispensable: techo, trabajo, escuela?


Cristina Castello Para Kaos en la Red


La indiferencia —contracara del amor— es ajena a la Revolución Cubana y a Fidel Castro. Ellos despiertan a Eros o a Tánatos, el edén o el infierno, el amor o el odio, según la visión de cada uno. Descubrir su esencia, es tarea ciclópea.
Más que conocer la historia, importa pensar en esa isla con sus luces y sombras; y también con un pueblo que tiene mística. Se trata de desaprender la mirada capitalista que —mal que nos pese a muchos— en mayor o menos medida, tenemos incorporada.Y de indagar la esencia misma de la libertad; de preguntarnos qué significa ser libres. ¿Lo somos cada uno de nosotros?
Todo el proceso revolucionario que hizo de Cuba un país socialista desde 1959, se conoce como Revolución Cubana. Precisamente, el primer día de 2009 es el 50º aniversario de su comienzo, cuando un grupo aglutinado en torno de Fidel Castro derrotó al dictador Fulgencio Batista (1952-1958), y tomó el Poder. Nombró Presidente al magistrado Manuel Urrutia, y Castro asumió como primer ministro hasta 1976, en que asumió la presidencia.
La revuelta se había iniciado con el asalto del Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 y, antes, Castro había llamado a la huelga general con la consigna «Revolución, sí; golpe de Estado, no».El desembarco del yate Granma en 1956, dio el impulso definitivo a la guerra. Ochenta y dos guerrilleros, entre ellos Ernesto «Che» Guevara, Camilo Cienfuegos y Raúl Castro, hicieron tierra aquel día.«¡Aquí estamos! /La palabra nos viene húmeda de los bosques, / y un sol enérgico nos amanece en las venas», les latían los versos de Nicolás Guillén.
Llevaban armas: querían derrocar a Batista, un asesino que sembró muerte, hambre y corrupción. Llevaban sueños, valores —esas semillas fundamentales para Fidel—, y se nutrían de los ideales del escritor, poeta y héroe nacional de Cuba, José Martí: «Ser cultos para ser libres».
Fidel se mantuvo en el cargo hasta 2006, cuando —a raíz de una seria afección intestinal— lo cedió su hermano Raúl. En 2008, éste fue elegido por el Parlamento, tras la renuncia de Fidel, quien hoy es el comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y el primer secretario del Partido Comunista.
Desde 1959, el «Comandante» —una de las personalidades más importantes que dio el siglo XX— sufrió más de 600 atentados contra su vida, y los Estados Unidos de Norteamérica no cesaron jamás los ataques contra la Isla. Hace 47 años le impusieron el bloqueo económico más cruel y prolongado que se haya conocido. Su objetivo fue destruir la Revolución Cubana «[…] a través del desencanto y el desaliento basados en la insatisfacción y las dificultades económicas […], negarle dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno […]».
Mientras tanto, acusan a Fidel de dictador. Pero, aun los opositores deben rendirse a la evidencia de que los índices de educación, salud y alimentación, a pesar del bloqueo y el aislamiento, colocan a la isla a la altura de los países desarrollados.
Terrorismo de Estado de los USA
El bloqueo es un componente fundamental de la política de terrorismo de estado de Norteamérica, que —sin piedad—afecta a la población toda, sin distinciones. Desde el triunfo de la Revolución, el Imperio se empeñó en derrotarla. Cometió centenares de atentados incluso en lugares públicos.
No bien Fidel tomó el Poder, hizo la reforma agraria, comenzó las transformaciones para la salud, e inició la alfabetización: el clamor por cultura de José Martí se hacía cierto en el pequeño país. «Tengo, vamos a ver, /que ya aprendí a leer, /a contar, tengo que ya aprendí a escribir y a pensar/y a reír» (Nicolás Guillén).
Cuando estaba en el corazón de la lucha por el desarrollo del pueblo, el 15 de abril de 1961 aviones estadounidenses disfrazados con insignias cubanas, atacaron tres aeropuertos y causaron la muerte de centenares de inocentes. Y a los dos días, USA se valió de mercenarios reclutados por la CIA en Nicaragua e invadió Bahía de los Cochinos, una de cuyas costas es Playa Girón.
Vestidos para matar, asolaron la isla,por tierra, mar y cielo, pero el gobierno cubano logró derrotarlos a las setenta y dos horas. En ese sitio, hoy existe un museo que recoge los detalles de aquel hecho histórico. Después de aquel asalto estadounidense, Cuba fortificó sus lazos con la entonces Unión Soviética y recibió su apoyo.
Los ataques continuaron, por cierto. En 1962 John F. Kennedy denunció la presencia de misiles nucleares soviéticos en Cuba, y la URSS retiró las armas mientras el presidente estadounidense prometió que las invasiones se suspenderían.
Pero las presiones y ataques siguieron, con los diferentes gobiernos del Norte. Cuando la URSS colapsó, después de la caída del Muro de Berlín, cesó la ayuda a sus amigos cubanos y la economía se desplomó violentamente. La isla seguía bloqueada y, ahora, otra vez en soledad.
¿Cómo Castro capea la tormenta del bloqueo? Según el escritor Gabriel García Márquez, puede hacerlo porque su visión de América latina en el futuro es la misma de Bolívar y Martí; porque ve a ésta como una comunidad integrada y autónoma, capaz de mover el destino del mundo.
Lo cierto es que la Revolución Cubana es «blanco o negro»: para la mayoría no parece existir el gris, que consistiría en aprender de lo bueno y rechazar lo que merezca objetarse. Aunque ya casi no se aplica, en Cuba existe la pena de muerte, que ha sido utilizada —con o sin legislación— por casi todos los países, para castigar crímenes o ideas, lo cual no absuelve a ninguno.
En marzo de 2003, el Gobierno encarceló a 75 opositores, mercenarios que recibían dinero de Estados Unidos para traicionar a la patria; y en abril, mientras ocurría un éxodo masivo de cubanos, se fusiló a tres secuestradores—«los tres principales, más activos y brutales jefes de los secuestradores de una lancha»—y el mundo bramó. La mirada ética, en la cual me incluyo, bramó por eso: porque no acepta la pena capital ni en la guerra ni en la paz, ni bajo ningún concepto.
De cualquier manera, cabe preguntarse por qué el mundo no tronó ni truena todos los días, cuando las muertes en Palestina, en el Líbano, en Irak, Afganistán...; muertes cuya responsabilidad es mayoritariamente de Georges W. Bush, «terrorista», en algunos casos aliado con el sionismo. Por qué no estalló con tantas masacres que produjo el Imperio, incluidas las de América latina.Por qué no brama cuando algunos países teóricamente civilizados de Europa actúan —cada vez más— como Estados policíacos que asesinan, torturan y encarcelan. Sin justicia ni moral.
Me parece que, en principio, hay dos razones, la primera de las cuales es de manual: la repulsión reaccionaria hacia las izquierdas. En cuanto al supuesto o verdadero progresismo, ¿no será que más se le exige a quien tiene más para dar? Todavía me resuenan las palabras de José Saramago, frente a los fusilamiento de 2003: «Hasta acá llegué con la Revolución Cubana» dijo entonces.
Pero... ¿quién es Fidel?
Quienes lo abominan, dicen que es un dictador, le enrostran torturas que él niega que hayan ocurrido, así como la falta de libertad de expresión, y critican la pena de muerte.
Para los especialistas y politólogos, Fidel es un gran estratega militar y un político que creó una política exterior propia de una potencia mundial. Y lo hizo con el pueblo, desde una isla que es 84 veces más pequeña que Norteamérica.
Según esa suerte de concursos absurdos que hacen algunos medios, en este caso el «Times», él ocupa el noveno lugar entre los barbudos del mundo. El puesto primero e inamovible es para Karl Marx; y los siguientes son para Rasputín y el actor inglés Brian Blessed, para Darwin, el padre de la Teoría de la Evolución y... La cuestión es que Jesucristo es el cuarto en esa competencia fútil.¡Qué carnaval!
Curiosamente, las primeras influencias ideológicas sobre Fidel, fueron los escritos de Primo de Rivera y la Falange española. Su papá era gallego y lo hizo estudiar en un colegio religioso. Su «guía espiritual», el jesuita español Armando Llorente, recordó que cantaban juntos el himno falangista «Cara al sol».
Después se diplomó como doctor en Derecho Civil y licenciado en Derecho Diplomático. Y pasaron los años.En 1958 y ante la interrogación de Llorente sobre si la revolución en marcha era de carácter comunista o humanista, Castro no dudó: «¡Padre, de dónde voy a sacar el comunismo si mi padre es más franquista que usted!». ¡Bueno!
Manos de bisabuelo, tiene 82 años, cabeza lúcida y alma saltarina, dijo a Oliver Stone, en el filme «Comandante», que gracias a no afeitarse ahorró muchos meses. Se lo acusa de «totalitario» y él sale al cruce y responde que lo es, porque tiene el apoyo de la «totalidad de la población»: tiene humor. Lo cierto es que se le hicieron miles de entrevistas, varios filmes, se escribieron libros, resultado de largas conversaciones; y se dice que le preguntaron todo: por la pena de muerte, por las supuestas torturas, por los fusilamientos, por las cárceles, pero... no es verdad.
Aparentemente nadie le preguntó directa y concretamente, con fechas, nombres, datos, testimonios, sobre los martirios de cada uno de quienes dicen haber sufrido las supuestas torturas; o sobre la falta de libertad de expresión, ola cárcel. Tampoco sobre la exclusión de muchos artistas, incluidos muchos escritores — disidentes, es cierto, y algunos, probados legionarios de los USA invasores; entre ellos Heriberto Padilla, Cabrera Infante, Reynaldo Arenas y Orlando Mediavilla. Es imposible leer o escuchar una repregunta...y claro que la personalidad de Castro es muy seductora y que esto no es fácil para todos. Pero si un periodista o escritor se hechiza, y no lo obliga con sus interrogaciones a responder concretamente… entonces,¿dónde está la verdad?
Fidel. Lee inglés pero no lo habla, nunca fue a un psiquiatra y lo atribuye a su confianza en sí mismo; cuenta que los dolores más grandes de su vida fueron la muerte de su mamá y la del «Che».Dejó de fumar para tener autoridad en el combate contra el tabaquismo, le gusta cocinar, hace gimnasia y practica natación regularmente; ama la ciencia, sueña con que sus científicos descubran la vacuna contra el cáncer; es paciente y disciplinado, y tiene una potente imaginación.
A fuerza de vivir, el hombre de La Habana sabe que aprender a descansar es tan importante como aprender a trabajar. Muy cultivado, es un lector empedernido de economía, historia, literatura y poesía. No escribe poemas, pero le gusta que sus textos tengan cadencia, cierta musicalidad poética.
Ya no tiene prejuicios con los homosexuales, es fanático de todas las películas de Chaplin, disfruta de Cantinflas y le gusta el trabajo de Gérard Depardieu. En la calle lo llaman por su nombre, lo tutean, lo contradicen: la gente se siente en familia con él. No es grandilocuente, sino de modales finos y enemigo del culto a la personalidad.Es austero, y en ninguna parte de la isla podrá verse una pintura o escultura suya, ni sellos postales, ni monedas: nada. La sobriedad es uno de sus sellos.
Y de su vida privada no habla, a diferencia del circo de intimidades que los políticos del mundo comenzaron a mostrar, sobre todo a partir de los ‘90. Su compañera desde hace treinta años es Dalia Soto del Valle, con quien tuvo cinco varones, cuyos nombres empiezan todos con la letra A. Se comenta que tiene por lo menos tres hijos más, pero el único que se conoce es Fidelito, fruto de su matrimonio con Mirta Díaz-Balart. Se niega a exhibirse, lo que no le impide reconocer algún añejo sueño con Sofía Loren o Brigitte Bardot.Sin embargo, muchos piensan que el gran amor de su vida fue Celia Sánchez, amiga y combatiente desde la lucha contra Fulgencio Batista. Fue la cara femenina de los ’60-’70 y murió en 1980. Es venerada por los cubanos.
¿Y ahora qué?
Cuba y su pueblo mítico, que tiene «esa sustancia conocida /con que amasamos una estrella». Pueblo renacido como tal a partir de la «Revolución Cubana», porque hasta entonces muchos habían claudicado frente a Washington. La isla era tan sólo una pequeña mancha en el mapa, donde las mafias hacían nido. Hoy, cuando en la mayoría de los países los seres humanos parecen huérfanos en medio de la multitud desabrigada, en la isla hay una mística de la fraternidad, y un gran amor por la patria.
Hay otra Cuba, es cierto: la de la mafia de Miami, donde los disidentes trabajan para el Imperio. Pero también... ¿por qué muchos quieren escapar?
Por otra parte, si pensamos con Simón Bolívar que «si un hombre es necesario para sostener el Estado, este Estado no deberá subsistir, y al fin no existirá», cabe preguntarse por qué Fidel no formó jóvenes para asegurar la continuidad cuando él ya no esté.
«Condenadme, no importa, La historia me absolverá», dijo Castro en el juicio del Moncada, el 16 de octubre de 1953. La opinión de cada uno es personal, a partir del interrogante: ¿qué es la libertad?
¿Son más libres los ciudadanos norteamericanos bajo el yugo del Imperio? Viven anestesiados por los hot-dogs y la gaseosa multinacional, y estrictamente vigilados en un país terrorista.
¿Quién tiene menos libertad: el que no puede salir de su país pero tiene casa, comida, educación, salud...?¿O el que posee su pasaporte, pero carece de lo indispensable: techo, trabajo, escuela? Recordemos que cuando se inició la Revolución, había un 30% de analfabetos y un 60% de analfabetos funcionales, mientras sólo un 10% tenía cierta cultura general; hoy el99,8% de su población está alfabetizada; y 67 universidades forman por año, gratuitamente, a 800 mil estudiantes. Hay un médico por cada grupo de 160 habitantes, y todo el servicio de salud —de la mejor calidad científica— es gratuito.
¿Son libres los inmigrantes que pueden salir de sus patrias para encontrar un lugar en el mundo... donde los matan o encarcelan?¿Son libres los cada vez más desempleados del planeta, o lo son los cubanos, pues saben que tienen trabajo?
¿Es libre el país más poderoso de la tierra, si está convirtiendo cada ciudad en cárcel y cada persona en sospechosa?¿Son libres los habitantes de un país que pregona la Justicia y no la ejerce? En una palabra, ¿qué es hoy la libertad?
El Gigante del Norte tiene cautivos desde hace diez años a los famosos Cinco cubanos Prisioneros del Imperio. Están acusados de espionaje — y condenados— sin pruebas, lo cual merece la reprobación del mundo y de los organismos internacionales involucrados en estos temas.Ahora se espera a Obama como al Mesías... pero —aunque lo fuera— son demasiados los milagros que lo aguardan.
Cuando Fidel Castro estudiaba, ávido de conocimiento, en una ocasión le prohibieron entrar a clase, a causa de su militancia política. Tenía 20 años.
Entonces, se fue a la playa, meditó y se acostó boca abajo, besando la arena. Después volvió, a pesar de saber que podían matarlo.
Aquel día lloró.
¿Quién llora en la isla hoy?

Leer más

domingo, 7 de diciembre de 2008

Abrir paso a las iniciativas, la participación y la libertad comprometida con el socialismo

Entrevista con Fernando Martínez Heredia a propósito de su más reciente libro El ejercicio de Pensar.


Diosnara Ortega* Para Kaos en la Red


La vida de los revolucionarios está seguida de largas luchas en las que casi nunca se llega a esa entonada lucha final. Cuando los enemigos contra los que se levantan las revoluciones perviven, entonces les está destinado un camino de conflictos y enfrentamientos a aquellos cuyo fin será siempre la libertad y la justicia humana. Fernando Martínez Heredia es uno de estos revolucionarios, también hereje, «diversionista ideológico» e incluso marxista. Todas estas caracterizaciones han sido utilizadas como insultos, allí donde no prima un modo revolucionario de pensar.
A propósito de su último libro El ejercicio de pensar, editado por el ICIC Juan Marinello y por Ruth Casa Editorial, Martínez Heredia nos convida a reflexionar en torno a su obra y el contexto en el que reaparece.
1.¿Qué sentido tiene El ejercicio de pensar en el contexto cubano actual?
Seguro que lo dices porque el ensayo El ejercicio de pensar se escribió en diciembre de 1966. Yo lo incluí en el libro por dos razones: la primera es personal, y si se quiere sentimental. Fue el primer artículo mío que se publicó y tuvo alguna importancia. Pero la segunda razón es la que responde tu pregunta: yo considero que el ejercicio de pensar es imprescindible como una característica humana.
Frente a todo lo que han repetido las formas simplificadoras del marxismo, por ejemplo, los que creían en la primacía de la mano sobre el cerebro, Carlos Marx decía en El Capital que las arañas y las abejas —estas estuvieron de moda por las capacidades que parecían tener— podían realizar actividades mucho más inteligentes que los operarios torpes, pero que aun el albañil menos capacitado tiene una superioridad sobre ellas: se representa en su mente el producto de su trabajo antes de comenzar a realizarlo.
Yendo más lejos, el ser humano que piensa es capaz de levantarse aún más sobre la condición animal, es capaz de sobreponerse a que su actuación se base solamente en la sobrevivencia y el egoísmo, en la sumisión a intereses que lo llevan a ser mezquino y negarles un lugar humano de vida a quienes no sean sus familiares y sus amigos. Esa posibilidad se ha visto de muchísimas formas, desde los que creen en el mejoramiento humano individual hasta los revolucionarios que son capaces de todo por la liberación de todas las personas. Ella exige un ejercicio de pensar que es superior al ejercicio del pensamiento corriente, porque es un ejercicio del pensar que tiene que violentar las estructuras mismas del pensamiento usual. Es decir, si uno se pone a ver con un poco más de profundidad lo que parece ser una majestad individual del pensar, se da cuenta de que la mayoría de los pensamientos están siendo guiados por la forma de dominación de la sociedad en que suceden. El individuo no es tan soberano como cree, ni mucho menos. Se somete a ese dominio de una manera u otra, muy a menudo independientemente de su voluntad. Por ejemplo, tratar de ser bueno —esa apelación moral tan bonita—, está contenida dentro de lo que puede pensar, y dentro de lo que a él no se le ocurriría pensar, dos conjuntos prefijados que lo norman y constriñen.
Por consiguiente, el pensamiento que quiera elevarse y ser realmente humano debe ser rebelde a las estructuras usuales de pensamiento. Y todavía más, tiene que empezar a identificar esas estructuras y ser rebelde a ellas de manera consciente.
Cuando Joaquín de Agüero liberó a sus pocos esclavos en Puerto Príncipe, en 1843, se pretendió que tenía una enfermedad mental. Hasta sus amigos lo tachaban de loco. Es decir, podía habérsele ocurrido lo que hizo, pero no podía hacerlo. Y si lo llevó a cabo, siendo un hombre “de posición”, es porque se había enfermado. Así llegamos a otro punto que es muy importante: el pensamiento tiene que corresponderse con la acción, el ejercicio de pensar tiene que estar relacionado con la acción. Tiene que romper varias cárceles. Primero, la estructura y el peso del pensamiento dominante, que responde a las cárceles de la dominación social, y que puede ser de lo más sutil del mundo, no tiene que ser brutal. Segundo, la de no ser consecuente con su propio ejercicio de pensar, flaqueza que aborta y ahoga tantas calidades humanas. Sólo liberándose de esas prisiones puede llegar a ser rebelde el pensamiento. Por eso he dicho alguna vez que la rebeldía es la adultez de la cultura.
El ejercicio de pensar tiene que corresponderse con una consecuencia activa. No quiero decir con esto que todo el que piensa está obligado a romper con las trabas y los dilemas que el desarrollo mismo de la humanidad le dio. Puede que una persona alcance a desarrollar su pensamiento por caminos de liberación y sea reacio a la actuación. Pero si no es consecuente moralmente, si no se enfrenta a las encrucijadas en las que es necesario actuar políticamente con soberanía y rebeldía del pensar, entonces resultará fallido su ejercicio del pensar. Como ves, este asunto se va complicando.
El ejercicio de pensar tiene su teatro más privilegiado en la revolución. En ellas aparecen pensamientos que nadie había soñado. Por ejemplo, cuando era muy jovencito yo leía mucho al más grande pensador cubano, José Martí, que decía: “la tierra es del que la trabaja”. Los compañeros míos de entonces también consideraban que el pensamiento de Martí era la guía superior. En cuanto triunfó la revolución, y antes también, estaban tratando de llevar a la práctica ese pensar. Pero en menos de dos años nos dimos cuenta de que teníamos que pensar mejor los problemas del mundo rural de Cuba. Era una realidad que gran parte de la gente que llamamos campesinos, que vivían en los campos y allí trabajaban, no estaban tan interesados en tener la propiedad de la tierra, sino en tener otras muchas cosas más: que nunca más hubiera represión, trabajar todo el año con salarios mejores, atención médica para sus familias, maestros para los niños. Cada vez querían más cosas, pero no exactamente lo que habíamos pensado nosotros, siguiendo un pensamiento revolucionario ya elaborado previamente. La cuestión se vuelve por tanto más compleja, porque exige que el pensamiento se revolucione a sí mismo una y otra vez. Sin dudas estamos hablando de un ejercicio difícil. Pero al mismo tiempo, sostengo que es un ejercicio imprescindible.
Se puede pensar el mejoramiento humano y el cambio de la sociedad sin salir del sistema capitalista, o pensarlo contra la dominación capitalista. No me referiré al primer caso, sino al nuestro, el que llamamos socialismo. En él es imprescindible no solamente la liquidación del poder del capitalismo y de sus sistemas político, represivo y de hegemonía, de las relaciones económicas de ese sistema como rectoras de la vida de la gente, de su modo de apropiación; es imprescindible que al mismo tiempo se vaya produciendo la expropiación del mundo espiritual, la expropiación cultural en el sentido inmaterial, de demolición de una cantidad de fortalezas de la sociedad de clases que están dentro de las personas. Es forzoso que se dé una aventura intelectual nunca antes soñada, una y otra vez, para que la transición socialista --es decir, el régimen revolucionario de tipo comunista que pretende en las condiciones reales del mundo cambiar de manera liberadora las relaciones sociales y las individualidades--, se prefigure de una manera muy superior a lo que ha sido, que se tengan intuiciones, razonamientos, que se haga normal debatir, que se discuta, que se convenza a la gente, que se conduzca y no que se domine de manera más o menos autoritaria. Es decir, que vayamos aprendiendo la liberación, y que se vaya enseñando la gente mutuamente, no unos a los otros solamente, sino mutuamente. Todo esto exige que el pensamiento tenga un lugar muy importante y creciente.
Entiendo que la posición acertada es la que privilegia la praxis, la creación consciente y cada vez más masiva de nuevas relaciones, instituciones y una nueva cultura. Entiendo que el centro del pensamiento del Che es que el factor subjetivo tiene que ser el fundamental en todo el proceso de la revolución, y comparto esa idea. Para poder desempeñar las tareas y los papeles que tiene delante de sí, el factor subjetivo está obligado a formar conciencia, y a hacer masiva esa conciencia. De ahí que el ejercicio de pensar no es una frase que quiere ser feliz, sino un deber muy grande. Le puse así a aquel artículo que escribí por las madrugadas cuando era muy joven, porque creía que en aquel momento en que estábamos eso era imprescindible. Hoy he cambiado un poco, ahora creo que en todos los momentos es imprescindible.
2. El 3 de julio del 2007, cuando expuso en el ISA sus diez rasgos del dogmatismo, se produjo una ovación. ¿Fue esa respuesta del público allí presente una reacción ante la vigencia de esas características dentro del pensamiento social cubano y del proyecto mismo?
Sin dudas sí, porque el problema de cómo sobreviven ciertas características negativas a lo que algunos con razón han dicho que son sus condiciones de existencia, es un problema sumamente importante. Por ejemplo, el racismo, los condicionamientos verdaderos del racismo en Cuba son del siglo XIX. El racismo fue un elemento cultural muy necesario para la dominación en el siglo XIX, cuando el modo de producción fue una gigantesca empresa que tenía en su núcleo fundamental a personas que eran propiedad de los patronos, los esclavos, y la clase dominante en lo económico renunció a ser clase nacional y a que el país fuera independiente, para no renunciar a la ganancia y a su posición de poder. El racismo fue elaborado e impuesto, porque en el siglo XIX, tan moderno como aquellos propietarios criollos, parecía imposible sostener que unas personas fueran inferiores a otras.
La desaparición de la esclavitud y la independencia nacional estuvieron profundamente ligados en Cuba. Las prácticas liberadoras y el desarrollo del abolicionismo revolucionario en la Guerra de los Diez Años, las ideas y la acción del Partido Revolucionario Cubano de Martí y el evento decisivo de la Revolución del 95, cuando el pueblo de Cuba en masa emprendió una guerra popular y arrostró un genocidio en que murió casi la quinta parte de la población, la ideología mambisa, republicana y de democratismo muy profundo, todo exigía que la política impulsara junto a la libertad personal y la república democrática, a la justicia y la igualdad. El racismo no tendría ningún asidero. Sin embargo, la guerra triunfó pero la revolución fue asfixiada, la república fue burguesa y neocolonial, y el complejo cultural que se ha creado y desarrollado a través de generaciones, y que comparten las personas, posee muy fuertes tendencia la permanencia y capacidades de resistencia. El racismo se recompuso y participó en la construcción social de raza y racismo de la república de la primera mitad del siglo XX. Sus discontinuidades y sus nexos respecto al racismo del XIX, el alcance y los límites del antirracismo postrevolucionario, son lecciones que están a nuestro alcance. Las experiencias históricas ayudan mucho.
El dogmatismo que combatíamos nosotros en los años sesenta tenía sus raíces en una inconsecuencia tremenda. La revolución cubana que triunfó en 1959 acabó con el capitalismo, pero desde el inicio tuvo que romper con lo que llamaban el socialismo. Por eso el Che escribe su diario, en Bolivia, el día 26 de julio: “rebelión contra las oligarquías y contra los dogmas revolucionarios.” En los años sesenta, Cuba era una herejía para la URSS y el movimiento internacional identificado con ella. Cuando nos enfrentábamos al dogmatismo en realidad nos oponíamos a aquellos que creían que tras la liberación del país había que aprender un nuevo sistema de dominación en nombre del socialismo. Es necesario tener esto en cuenta cuando recuperamos la memoria de las polémicas que en aquel tiempo se ventilaron en los terrenos de las bellas artes. No era sólo si Proust, Joyce y Kafka eran tres literatos que nadie debía leer, porque expresaban la decadencia del capitalismo, o si unas corrientes pictóricas eran “socialistas” y otras eran “burguesas”, si las películas italianas probablemente fueran de la burguesía también. Clasificar los gustos y ordenar qué se debe consumir y qué no, formaba parte de una ideología de obedecer y mandar, de clasificar y condenar, de legitimar una dominación sobre la sociedad. Hubiera sido la imposición de una nueva esclavitud en nombre de la liberación.
El dogmatismo se presentaba de una nueva manera, no de una forma brutal. Se presentaba bajo este argumento: “ahora al fin somos socialistas, e incluso somos marxistas-leninistas. Todo el que sea socialista y marxista-leninista debe creer en este nuevo dogma e imponérselo a los demás, y todo el tiempo imponérselo a sí mismo”.
Me interesa muchísimo el problema de la desgarradura terrible que se hicieron a sí mismos muchas personas que yo llamaría personas decentes, que fueron dogmáticas y que siguen siéndolo, puesto que por sus virtudes personales nos resulta todavía más difícil entender la malvada entraña del dogmatismo. La teoría política debería recoger, aunque fuera de una manera subalterna, la categoría ‘persona decente’. Al creer ellos que están prestando un servicio, hacen todavía más confuso el problema. Por esto me pareció necesario, el 3 de julio del 2007, al menos tratar de sintetizar y ofrecer alguna ayuda a los estudiosos y a los que actúan ahora, sintetizando diez rasgos que posee el dogmatismo, no sólo para combatirlo mejor, sino para comprenderlo y liquidarlo a fondo, entre todos, sin dejarle posibilidad de que renazca, porque renace una y otra vez. Si renace una y otra vez, no es posible pensar simplemente que sea como la hierba mala, hay que tratar de encontrar sus raíces sociales, sus raíces culturales, y relacionar el problema con otros problemas más generales de nuestro proceso de liberación, que se ha encontrado con sus fronteras y sus límites una y otra vez, económicas, políticas, internacionales, de amenazas por parte del imperialismo, de los daños provenientes de la imposición o la copia de rasgos del régimen soviético, de los males que hemos permitido, alentado o creado nosotros mismos, del riesgo constante de la formación de grupos con poder que expropien la revolución.
Necesitamos lo que Cintio Vitier definió hace quince años maravillosamente bien: resistencia y libertad. Solamente con resistencia no podemos defender la libertad. Claro, cuando uno dice resistencia y libertad enseguida aparece la justicia, porque sin justicia no es factible la libertad. Más vale que multipliquemos nuestras capacidades, y para multiplicar esas capacidades no sólo hay que acabar con el dogmatismo, hay que enterrarlo muy profundamente.
3. Un día lo escuché decir que “las ideas siempre tienen que ser superiores al medio en que se reproducen” ¿Podría un resurgimiento del pensamiento crítico revolucionario subvertir las estructuras desde las que se administran las ciencias sociales en Cuba hoy, o tendremos que esperar a que esas estructuras cambien mediante otros procesos y/o voluntades políticas?
Yo creo que peco mucho de optimista histórico, pero siempre me prevengo con un poco de pesimismo cotidiano. Opino que para que se logre lo que pides tiene que predominar el revolucionamiento. Cuba tiene un promedio tan alto de niveles escolares y técnicos que las estadísticas deben parecerles increíbles a muchos. Tiene un desarrollo de la conciencia política tan alto que resulta incomprensible para muchos en el mundo. Entonces uno se pregunta ¿cómo es posible que el pensamiento y las ciencias sociales no estén a la altura de todo eso? Ya una parte de nosotros hemos constatado que no lo están, pero persiste una inercia opuesta a cambiar la situación, reforzada por la incomprensión o la resistencia dentro de instituciones que debían favorecer su desarrollo. La fuerza de la conciencia política, y la formación especializada de por lo menos un millón de cubanos, debería ser más que suficiente para que se produjeran revolucionamientos del pensamiento y las ciencias sociales.
Por otra parte, el ámbito latinoamericano es el más dinámico en el desarrollo del pensamiento social en el mundo actual; no es famoso porque no es del primer mundo. En los primeros quince años que siguieron a 1959, América Latina tuvo una influencia decisiva entre los estímulos culturales externos de la revolución. En los últimos quince años las relaciones estatales con la región se han generalizado y fortalecido, y las relaciones económicas –que eran mínimas—han ido creciendo hasta alcanzar un peso fundamental en nuestras relaciones externas. Pero este nuevo auge es mucho más complejo y rico. Hace cuarenta años, Cuba se involucraba a fondo en los intentos revolucionarios de liberación del continente; hoy, decenas de miles de cubanos atienden la salud de una gran parte de los latinoamericanos, enseñan métodos para dejar de ser analfabetos y forman profesionales de sus países. Y la ola creciente de autonomía frente al imperialismo, los poderes populares, los movimientos populares combativos, la idea de un socialismo del siglo XXI, cuadro en el que Cuba tiene un papel relevante, alimenta los anhelos de renovar y desarrollar nuestro socialismo. Todo esto tiene que ser un acicate para el pensamiento cubano y facilitar que se recobre y avance. Me pregunto cómo es posible que todavía el pensamiento social latinoamericano avanzado y marxista sea bastante desconocido en Cuba.
No hay nada mejor para avanzar que reconocer los propios defectos. El joven Marx escribió una vez que la vergüenza es un sentimiento revolucionario. Si superamos la fase de reconocer los errores y avergonzarnos un poco, y actuamos, sin duda los logros y las potencialidades inmensas que ya tienen el pensamiento y las ciencias sociales cubanas serán un terreno más que suficiente. Alguien me diría de inmediato: “¿pero por qué no sucede? Y ahí viene otro problema. Hemos tenido una historia que no voy a sintetizar aquí, y que abordo a lo largo de todo El ejercicio de pensar. Prefiero remitirme al libro. Agrego solamente que las insuficiencias, los descalabros, los graves errores cometidos en el campo del pensamiento y las ciencias sociales, no pueden eternizarse por el temor de que detrás de su desarrollo sobrevenga la división entre nosotros, cuando ese peligro, que es real, podría venir del aumento del apoliticismo, de relaciones sociales que no son socialistas, del egoísmo que está relacionado con el dinero, con el afán de lucro, que han crecido y pugnan sordamente con la cultura de la solidaridad y la justicia social. Los enemigos del socialismo cubano, que no son pequeños ni son débiles, serían más débiles y más pequeños si desarrolláramos más el pensamiento y las ciencias sociales. Para mí, es necesario que se abra paso a las iniciativas, la participación y la libertad comprometida con el socialismo. Es necesario que se unan iniciativas y fuerzas, desde las estructuras y sobre todo desde la gente, que se unan.
4. ¿Cómo podemos entender las fisuras que nuestras ciencias sociales han continuado profundizando en relación con una tradición de marxismo liberador y nacional? ¿A qué procesos de poder o a qué tipos de poder responden estas fisuras?
Prefiero en este caso referirme a las vicisitudes del marxismo. Nosotros asumimos el marxismo desde una situación muy difícil, cuando parecía tener su centro y su legitimidad en la URSS. En realidad, el marxismo se arraiga en Cuba en los años de la Revolución del 30, el marxismo de Julio Antonio Mella, el de Mariátegui, el marxismo relacionado con el intento de liberar al país de Antonio Guiteras. Después hubo cubanos que mantuvieron la llama de un marxismo independiente, que concurre en la formación de las ideas del movimiento insurreccional del 26 de Julio, desde La historia me absolverá. En los años sesenta, el pensamiento vivió avances extraordinarios y batallas muy duras –trato estos temas en el libro--, y comenzó a echar las bases de una cultura propia de liberación. Esos logros, y sobre todo los problemas que planteó, constituyen una fuente muy valiosa para las tareas y los proyectos actuales.
En los años setenta se consumó la sujeción, el empobrecimiento y la dogmatización del pensamiento social. El marxismo fue subyugado y sometido a un subdesarrollo inducido. Esa situación entró en crisis con el Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas, en la segunda mitad de los ochenta, pero el proceso confrontó muchas dificultades, y perdió suelo ante la tremenda crisis desencadenada al inicio de los años noventa. No hubo tiempo ni condiciones suficientes para transformar un medio que incluía la formación de decenas de miles de personas para reproducir lo que llamaban marxismo-leninismo (fue una gran ofensa a Lenin llamarle marxismo-leninismo a la ideología que se impuso cuando los ideales de Lenin fueron abandonados). En medio de la caída simultánea de los niveles de calidad de la vida y del prestigio del socialismo, una gran parte de la población joven se alejó de todo el marxismo, no de una corriente u otra. Las estrategias de sobrevivencia de ciertos grupos excluían también al marxismo. A mí me sucedió algo muy interesante: después de tantos años de ser tenido por demasiado heterodoxo, comencé a ser visto como un ortodoxo, o más exactamente, como un bicho raro, por ser marxista. Entonces ser marxista empezaba a ser raro.
Afortunadamente ya no estamos en esa situación, y el marxismo ha recuperado algún terreno. Nuevas generaciones que no tienen que desaprender el marxismo-leninismo, porque nunca lo conocieron, y gente heroica de edades medianas estudian marxismo o se acercan a él. Pero estamos en una fase demasiado temprana, la influencia del marxismo como epistemología de las ciencias sociales es pequeñísima. Incluso hay personas capacitadas que sienten un poco de vergüenza de ser marxista, les parece que no va a estar bien y que no los van a considerar científicos serios.La influencia tan grande que goza hoy la ideología burguesa tiene un peso enorme en esta situación. El economicismo, que cuando yo era muy joven venía de Moscú, ahora viene de los centros intelectuales del capitalismo desarrollado, que ha convertido el individualismo en método y pretende que el conocimiento de las conductas en los procesos sociales se mida por el costo-beneficio. Después de los decretos sobre “el fin de” –paradigmas, metarrelatos, historia--, un economicismo vestido de universidad del primer mundo es exigido en muchos medios para alternar, y también para tener oportunidades de acceder a algunos gajes del mundo académico. Esta ideología es “democratizada” por la avalancha de productos masivos en los que los seres humanos se dividen entre los que tienen “éxito” y los que “fracasan”.
Tenemos por delante grandes batallas por librar. Una de ellas es la de asumir el marxismo.Si digo que es necesario asumirlo críticamente sería redundante, porque no se puede asumir nada importante si no es críticamente, pero en este caso me atrevo a insistir, por parecerme imprescindible. En cuanto uno se descuida vuelve a aparecer el marxismo dogmático. Por cierto, en muchos planteles dentro del sistema educacional cubano se sigue enseñando marxismo dogmático y se siguen utilizando libros de los que ya nadie debería acordarse. Lo único sano que pueden hacer los alumnos que sufren esa experiencia es olvidarla después de los exámenes. Desde varios ángulos, la asunción del marxismo es débil todavía, pero creo que va a tener una importancia creciente en la recuperación del pensamiento y la ciencia social en Cuba. El camino por recorrer es todavía muy largo, a pesar de que tenemos una cantidad de profesionales mayor que nunca antes, y una gran cantidad de monografías de excelente calidad.
5. ¿Cómo los intelectuales cubanos pueden ser militantes revolucionarios y comprometidos con la transición socialista hoy en Cuba?
La pregunta es difícil, porque la respuesta siempre es muy compleja. Me niego a responder con una suerte de catecismo; sería un error gravísimo, casi una estupidez. Pero tengo al menos la sensación de que está claro un requisito: actuar y pensar libremente. El pensamiento debe de ser más libre que otras actividades, tener menos condicionamientos. Tiene que ser más libre que sus condiciones de producción, debe ser superior a ellas. El pensamiento tiene que parecer a veces, incluso, incorrecto, y no puede tener miedo a cometer errores. A partir de ahí valdrá la pena, para trabajar por estar a la altura de un proyecto tan ambicioso como es la liberación de las personas y las sociedades.
7 de noviembre de 2008
*Socióloga
Instituto Cubano de Investigaciones Culturales Juan Marinello

Leer más